[CULPA]
Te extraño.
Apenas había puesto un pie dentro del departamento cuando el móvil sonó avisándole de su mensaje. Sintió el sabroso y conocido gusto del placer recorriéndole la médula en tanto lo leía y se apresuraba en responder. Aprovechando que su novia había salido un momento. Sonrió mientras le respondía con una cursileria tonta, de esas que la ponían de buen humor pese a que ninguno de los dos eran tan demostrativos.
—La cena ya está lista~
La amable y dulce voz resonó en su subconsciente y de inmediato deslizó el teléfono en la bolsa de su pantalón. Su novia apareció frente a él portando un plato con un sandwich. Sonriente y perfectamente arreglada como siempre. Se sentó a su lado, y fue instantáneo que se corriera hacia un lado para evitar su contacto.
—No tengo apetito —le dijo. Era cierto, había cenado con ella antes de llegar ahí.
La chica escondió la leve desilusión que oscureció su mirar ambarino. Apoyó el plato en la mesa y pareció distante. Él sintió que su móvil timbraba dentro de su pantalón y la ansiedad lo hizo presa. Miró de soslayo el perfil de la pelirroja y habló sin pensar.
—¿Porque no me traes un vaso con agua?
Ella pareció despertar, y sonrió animosa —Claro— se puso de pie y se alejó nuevamente a la cocina. El muchacho no pudo evitar mirarla de reojo; usaba unos legguins y una blusa acampanada, prendas que nuca le había visto en el guardarropa y que le sentaban muy bien.
Volvió la atención al móvil ¡No puedo creer que tengas un lado tan cursi y romántico! ¿De veras eres tú? Se carcajeó contestando afirmativamente a toda prisa. ¿Entonces ya estás donde Asuna? ¿Hablaste con ella...?
Se permitió suspirar suavemente en tanto el buen humor se evaporaba. La nombrada se encontraba frente a él con el solicitado vaso de agua. Silenciosa, sumisa como últimamente era. Callada. Extendió la mano para tomar la bebida y esta vez fue ella quien evitó el contacto con sus dedos. Viéndola con atención existían pequeñas arrugas en torno a sus ojos que antes no estaban, y su piel parecía más blanca aún. Sin embargo no podía negar que era la mujer más hermosa que había visto. Pero eso ya no parecía ser suficiente.
—¿Asuna?
—Parece que el trabajo te sobrepasa ¿verdad? —replicó ella inocentemente y volvió a sentarse a su lado en el sillón, lejos de él, como hubo hecho al principio —Tu móvil nunca deja de sonar cada vez que vienes a verme...
Eso le hizo sentir culpable. Guardó el aparato, ya luego respondería. Bebió el liquido con animosidad —¿Que tal tu día?—preguntó amable, tratando de hacer conversación.
—Almorcé con Shino —le dijo al pasar —Me dijo que está saliendo con alguien... y que cuando se hiciera oficial me lo presentaría...—lo observó de soslayo—¿Lo sabías?
Sintió que el tiempo se detenía en la profundidad de esos heridos ojos color ámbar, rió nerviosamente —¿P... porqué habría de saberlo?
—Eres su mejor amigo.
El silencio se extendió mientras él maldecía hacia su adentros. ¿Que pretendía contándole a Asuna cuándo él le juró que arreglaría todo, y que eso le llevaría un bien tiempo?
—Ella parecía muy feliz, y eso me alivia. Después de intentar tantas relaciones condenadas al fracaso en estos años, finalmente encuentra alguien a su medida... Sólo...
—¿Sólo?
La pelirroja deslizó las manos por sus rodillas en un gesto inocente, pero su postura era tensa —Parece que el tipo se encuentra metido en una relación enfermiza y no puede dejar a su novia, por más que ya no la ame… —sonrió con melancolía al decir eso último. Sus pupilas estaban fijas a las del escucha, que de pronto estaba blanco como un papel.
—N...No sé que decir... Yo no... no sabía nada..
—Quizás debas aconsejarle— le sonrió encogiéndose de hombros —Que si realmente lo ama, luche por su amor... es lo que le dije. El amor de verdad siempre debe triunfar... ¿cierto Kazuto?
No tuvo corazón para responder eso. La pelirroja se quedó en silencio, y luego como si no hubiera ocurrido nada agarró el sandwich que había llevado para él y tras arrancar un pedazo se lo llevó a la boca —Realmente odio la comida picante —comentó con sequedad.
Era la primera vez que ella mencionaba algo como tal. La observó fijo, sorprendido; de pronto le parecía una completa desconocida. Allí degustando con pasmosa calma uno de sus sandwichs favoritos. Tan pálida, etérea y resuelta.
—¿Desde cuándo no te gusta la comida picante? —le preguntó luchando por mantener un hilo cuerdo de conversación.
—Desde siempre, al parecer nunca lo notaste ¿cierto?
[Golpe bajo.
Culpa]
¿Cuándo había dejado de prestar atención a los detalles de esa pelirroja de la que siempre se jactó de conocer como la palma de su mano?
—Creo que estoy algo distraído... el modelo robótico que estamos implementando para Yui absorbe toda mi atención...
—Lo supuse, por eso ya casi no puedes pasar tiempo conmigo —sonrió cerrando los ojos. Tenía pestañas largas y oscuras. Nunca lo había notado.
—Lo siento… —No dejaba de sentir culpa. ¿En que momento se malogró tanto aquella situación?
—Duerme conmigo.
El muchacho volteó a verla sorprendido y ruborizado por sus palabras. Pero ella lo recibió con una sonrisa húmeda y una expresión que él nunca olvidaría.
—No como algo físico —añadió con suavidad—Te pido que te tumbes a mi lado en el colchón... o que al menos esperes a que me duerma antes de marcharte...
—Asuna...
—Antes de ser mi novio eras mi mejor amigo ¿recuerdas? —dijo en un susurro —Sería genial poder volver a esas épocas... dónde el corazón dolía menos...
—¿Porque dices algo semejante...? —trató de restarle importancia al asunto.
—Quizás porque estoy harta de los silencios a medias. Siempre parece que tienes algo que decir pero nunca sueltas palabra.
Ahí estaba lo que esperó por meses, esa abertura donde podría poner un punto final a algo que a su criterio ya estaba muerto. Lo que su amante u amiga esperó por largos, largos, meses.
—Sí, tengo algo que decirte —dijo envalentonado.
—Bien, dímelo —la pelirroja se giró mostrándole toda su atención.
Él sintió la adrenalina subiendo en forma de palabras por su garganta. El torrente de verdades, desgarros y disculpas, que como una explosión quedó anegado en su lengua.
No podía.
[¿No
quería?]
Asuna era una pieza de frágil cristal, y él una punta de acero destinada a destruir todo lo que tocaba. Llevaba tiempo haciéndola añicos...
—Vamos a dormir… —reviró en su mejor tono esquivo mientras le revolvía el cabello. Gesto que en semanas no tenía con ella —Mañana hablaremos.
Ella le miró con duda —¿Mañana?
—Sí.
Kazuto sabía que el mañana, o al menos ese mañana nunca llegaría.
Ella lo sabía a la perfección, pero así como él prefería callar.
Hacía tiempo que quería hacer algo KiriNon, pero la idea salió al revés de lo que pretendía. No quería que Asuna sufra, ni tampoco poner a Shino como la tercera en discordia… pero al parecer mi mente no puede imaginarlo de otra forma. Por supuesto, Kirito, como en todos los fics triangulo que he leído, anda de despreocupado por la vida importándole un comino lo que el mudo piense.
Tal vez haga un long fic de esto, ya veremos de momento solo lo dejo en one shot.
'Lo que tú quieres' está retrasado, quizas deba desligarme de las ideas kirinon antes de pensar enteramente en el kiriasu.
