*Fic en inglés: AlfredJKwak
*Beta-reader del fic en inglés: Kirani56
*Traducción inglés-español: VonKellcsiis
*Disclaimer: Hetalia - Axis Powers y sus personajes pertenencen a Himaruya Hidekaz. Este fanfiction ("The Winged Lion", El león alado en español) pertenece a AlfredJKwak. ¡Aseguraos de echarle un vistazo a su cuenta, así como la de Kirani56, su beta-reader!
Era mediados de otoño. Venecia resplandecía bajo el sol del mediodía después de una mañana gris y lluviosa. Sus turbias aguas empezaron a brillar con tonos de azul oscuro y los canales estaban llenos ahora con góndolas y variadas embarcaciones pomposas, que pertenecían a ciudadanos pudientes.
El agua de la lluvia se reunía formando pequeños charcos en las calles adoquinadas por las que la gente paseaban de manera animada de camino al mercado, o a otros lugares, en el corazón de la ciudad. A pesar de que el cielo estaba despejado y el sol brillaba, seguía haciendo aún algo de frío. Ludwig avanzó fuera de la pequeña iglesia, en una de tantas plazas que aquella ciudad tenía, se arregló la capa larga y negra que llevaba sobre sus hombros y se puso de nuevo en la cabeza el sombrero con dos largas y preciosas plumas de faisán que tenía. Después de un largo y algo peligroso viaje desde el norte tenía que agradecerle a Dios que le hubiera permitido alcanzar su destino sano y salvo. Había entrado en la primera iglesia que había visto para expresar sus plegarias y su gratitud.
Llenó sus pulmones con el aire salado de la ciudad y echó un vistazo a su alrededor, aliviado de haber llegado finalmente a Venecia.
Pero en mitad de su regocijo, alguien gritó detrás de él.
Ludwig intentó mover la cabeza para ver qué era lo que estaba pasando pero era demasiado tarde. Sintió como alguien le empujaba repentinamente y con fuerza hacia un lado y pronto se vio derribado sobre el húmedo suelo de piedra. Sacudió la cabeza y se movió para ponerse de nuevo en pie, pero un peso se lo impedía. Un joven de cabellos color castaño estaba apoyado contra su pecho. El rubio volvió a sacudir la cabeza y se incorporó. Empujó por los hombros al desconocido que lo había arrollado y se topó con dos ojos color miel que lo contemplaban fijamente.
—Mi scusi, signore! -gritó el extraño, logrando ponerse en pie. Su mirada seguía clavada en la Ludwig. Le tendió la mano para ayudarle a levantarse pero este rechazó el gesto y se puso en pie por cuenta propia.
El culpable de su caída no era más que una rata callejera. Llevaba un par de botas desgastadas, unos pantalones lisos propios de un campesino, una camisa blanca y sencilla y una capa sobre sus hombros, que antes posiblemente había pertenecido a algún noble pero que ahora estaba manchada con... ¿colores? Ludwig entrecerró los ojos, mirando fijamente lo que él estaba seguro que eran manchas de pintura. A medida que se fijaba mejor en el joven, se dio cuenta de que no estaba tan sucio como había creído en un principio, aunque sus ropas, manos e incluso su cara estaban cubiertas de pequeñas gotas de colores y borrones. El joven se percató de que estaba siendo evaluado por la fría y afilada mirada de Ludwig. Se estremeció y soltó una vez más un "Scusi!" antes de empezar a correr y salir huyendo.
Ludwig fue sacado de sus propios pensamientos y sólo cuando vio al chico huir se le ocurrió comprobar una cosa.
—¡Al ladrón! -gritó, dándose cuenta de que no ya no había ninguna bolsa llena de monedas doradas colgando de su cintura-. ¡Deténganlo!
Pero la gente de la plaza lo miraba como si nada hubiera ocurrido; como si ninguno de ellos hubiera presenciado el robo.
—Debería tener más cuidado la próxima vez -le comentó un anciano que pasaba por allí cargado con cajones de madera-. Ahora está en Venecia.
Ludwig salió disparado en la dirección en la que el joven se había huido. Corría rápido, esquivando a la gente como mejor podía. "¿Cómo he podido ser tan estúpido?", pensó mientras intentaba darle alcance al ladrón. "¿Cómo es que no lo vi venir?".
El joven giró velozmente y se adentró en un pequeño callejón, y el Ludwig le siguió rápidamente. Entonces el ladrón se detuvo, se inclinó y puso ambas manos sobre sus rodillas. El rubio podía ver cómo sus hombros y pecho se movían arriba y abajo mientras intentaba recuperar el aliento.
—No debiste haberme seguido... -escuchó decir al castaño en un susurro quedo.
—¡Y un cuerno, rata asquerosa! -respondió con rabia.
—Lárgate...
Ludwig tuvo que esforzarse para poder escuchar esa contestación.
—Vaya, vaya -una voz diferente provenía esta vez de una de las oscuras esquinas de aquel callejón-. ¡Menudo botín nos has traído hoy!
Ludwig giró la cabeza en dirección a donde había escuchado la voz y se fijó en una silueta que salía de la oscuridad.
—¡Un extranjero! -continuó la sombra, con su alegre tono resonando en la calle. Aquello no le daba muy buena espina al alemán y la cabeza le comenzó a dar vueltas.
El ladrón le entregó la bolsa de monedas al nuevo desconocido, que estaba junto a él, y unas cuantas sombras más emergieron de las otras oscuras esquinas. Ludwig se puso tenso. ¡Era una trampa!
"Dios mío... He sobrevivido durante todo el viaje desde el norte hasta Venecia ¡sólo para morir apaleado nada más llegar!", pensó.
Los bandidos intercambiaron unas cuantas palabras murmuradas entre ellos, que el rubio no alcanzó a oír hasta que el que parecía ser el líder de aquellas siluetas alzó la voz.
—¡Danos todo lo que tengas y te dejaremos vivir!
Ludwig sentía que un sudor frío le recorría la frente. Contuvo la respiración y cerró ambas manos en puños.
—Dejad que se marche.
Todas las miradas estaban ahora fijas en el joven que había empujado a Ludwig y le había robado.
—Ya tenemos bastante con su bolsa de monedas -sonrió débilmente al alemán, como si se estuviera disculpando-. Además, no deberíamos tener más problemas con los guardias.
Los bandidos empezaron a murmurar de nuevo, dejando a Ludwig en un estado de shock y miedo.
—De acuerdo -respondió la silueta-. Huye. ¡Lárgate antes de que cambie de opinión!
Ludwig no era un cobarde, para nada. No le temía a las duelos. Con mucho gusto habría aceptado el enfrentamiento y les habría derrotado con facilidad a todos y cada uno de ellos. Pero aquello no era un duelo y las normas propias de ese combate no se aplicaban para aquellas ratas callejeras sin modales. No se lo tuvieron que repetir una segunda vez.
—¡Me las pagaréis! ¡Todos vosotros! -les gritó con rabia, echando un último vistazo al ladrón antes de escapar de aquella angosta calle.
Cuando desapareció, la silueta emergió de las sombras, mostrando un cuerpo delgado y cabello castaño. Era casi idéntico al joven que había robado a Ludwig a excepción de un rizo que sobresalía en la dirección opuesta.
—Has hecho un buen trabajo, fratello -dijo, dándole palmadas en uno de los hombros al ladrón, que aún se encontraba inclinado sobre sí mismo.
—Recuérdamelo, Lovino, ¿por qué hacemos esto? -le pidió el joven.
—¡Qué pregunta más estúpida! -sus labios se curvaron, formando una sonrisa ruin-. ¡Pues porque es divertido, claro!
Continuará...
Mi scusi signore! = ¡Lo siento, señor!
Scusi! = ¡Lo siento!
fratello = hermano.
Nota del autor original: Gracias a Kirani56 por corregir mis fallos gramaticales y mis frases extrañas. Estoy tan agradecidX y me siento tan afortunadX de tenerte como amiga y beta-reader de mis tonterías.
*Nota del traductor: Aquí os traigo mi primera traducción y mi aporte después de años y años de inactividad. ¡Espero que sea de vuestro agrado y recordad que los escritores se alimentan de reviews!
Si os queréis dirigir al autor original, poned (AlfredJKwak) antes del mensaje. Si es un mensaje para mí (lo cual me haría tremendamente feliz, la verdad~ Soy un escritor sencillo de contentar) poned (Sve) antes del mensaje.
¡Cada lunes traduciré los reviews y se los haré llegar a AlfredJKwak y los viernes os haré saber su respuesta! Aunque, claro, esto también depende de lo que tarde el autor en responder. ¡Saludos! ʕ •ᴥ•ʔ
