Resumen: Cuando Draco y Harry parecen haber caído en las redes del amor, seis chicas formarán una secreta y temporal asociación para descubrir quiénes son las responsables de haberles quitado al objeto de sus deseos. Sin embargo, sus apresuradas suposiciones las llevarán a descubrir el secreto mejor guardado de Hogwarts. DRARRY

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son propiedad de Rowling y Warner Bro.

Notas de autora: ¡Hola a todos! He vuelto con otra pequeña historia que comencé a escribir hace dos años atrás en mis escasos ratos libre. Antes que nada, quiero decirles que este fic está completo y consta de siete capítulos. Iré actualizando cuando termine de corregir cada capítulo.

Ahora sí, espero que lo disfruten.

Advertencia: esta historia no contiene character bashing de ningún modo. Sé que el primer capítulo puede prestarse a confusiones de este tipo, por eso quiero aclararlo de entrada.


D.R.A.R.R.Y.S Asociadas

Capítulo I. Medidas desesperadas, alianzas inimaginables y un plan en curso.

Esto no podía estar pasando. Nada de esto podía estarle ocurriendo. Todo debía ser un producto de su imaginación. ¡Sí, sin duda eso era! Su retorcida mente era la causante de todos sus males y le estaba haciendo ver cosas donde no existían, con el único y cruel propósito de intentar quitarle de a poco su cordura. Y aunque fervientemente trata de creer en esto, no consigue evitar que una parte de su conciencia se ría con cinismo ante sus inútiles intentos por eludir lo innegable.

¿Cómo es que esto pudo suceder? ¿Qué había ocurrido para que las cosas hubieran cambiado tan drásticamente y todo se pusiera de cabeza? ¿Por qué su feliz y perfecto futuro parece hacerse añicos de repente? Pero más importante aún, ¿quién era la responsable de todo ello?

Porque sí, estaba totalmente segura de que es una "ella" la culpable de esto; aquella que está logrando lo que ninguna otra en el pasado ha podido, apartarlo de su lado. Aun así, esto no hará que baje los brazos ni le ceda tan fácilmente el camino. Esa, por ahora, desconocida mujerzuela no lograría triunfar en su cometido. Definitivamente no iba a quitarle a quien será su futuro esposo. Y como que se llama Ginevra Molly Weasley que le hará arrepentirse del día en que decidió conquistar a Harry Potter.

Ginny se levanta hecha una furia del destartalado sofá en el que está sentada, completamente cansada de carcomerse los sesos intentando descubrir la identidad de la chica que está provocando que Harry tenga siempre una boba sonrisa en su rostro. Entendiendo que ya es hora de descruzar los brazos y presentar batalla, sale apresuradamente de la sala común y comienza a bajar las escaleras en busca de la única persona que podrá ayudarla en esto. A pesar de que ambas se odian mutuamente, sabe que las dos saldrán beneficiadas con ello si consiguen forjar una especie de alianza.

Recorre todo el castillo con atención, tratando de dar con la escurridiza joven en cuestión, mas no logra ubicarla por ningún lado. Cuando está a punto de darse por vencida y emprender sus pasos hacia la lechucería para enviarle una nota, es arrastrada con fuerza del cuello hacia el interior de un aula en desuso. Sin perder tiempo, saca la varita y la apunta al pecho de su atacante, con cientos de hechizos pugnando por salir de su boca al menor indicio de movimiento de su agresor.

─ ¿En serio? ¿Qué vas a hacerme, comadreja? ¿Lanzarme una maldición de Mocomúrcielagos?

Ginny frunce el ceño de inmediato al oír ese ladino comentario, proveniente de una más que molesta e irritante chica. Mentalmente le agradece a quien quiera que esté escuchando sus plegarias que sea justamente la persona que estaba buscando quien la haya "secuestrado".

─ ¿A qué juegas, Parkinson? ¿Cómo se te ocurre atacarme de esa forma? Tuviste suerte de que me contuviera lo suficiente como para no haberte hechizado.

─ Sí, claro. Lo que digas, Weasley. Mejor vayamos a lo que nos compete y saltémonos estas frívolas palabras que sólo pretenden amenizar, sin éxito alguno, este embarazoso intercambio.

Estas palabras son dichas con un marcado aire de superioridad, aumentando el enfado que percibe crepitar en su interior la pecosa y pelirroja joven. En serio, ¿por qué los Slytherin tienen que ser tan sarcásticos todo el tiempo? Todavía no entiende cómo Harry puede soportar estar tanto tiempo junto a Malfoy, sin perder la paciencia y desear golpearlo en el proceso; porque si Parkinson es así de irritante, no quiere ni imaginarse cómo debe ser el rubio con sus famosas ironías y comentarios mordaces.

No, no se ha equivocado con lo anterior. Harry Potter y Draco Malfoy se han vuelto grandes amigos, lo cual es algo que aun nadie entiende bien cómo es que ocurrió. ¡Y eso que ya han pasado siete meses desde el inicio de su amistad! Pero es que el simple pensamiento es total y absolutamente ridículo en sí, porque ellos han sido enemigos desde el primer día en que se conocieron. Sin embargo, han sabido poner con gran facilidad sus diferencias a un lado, para pasar a dejar en el pasado todo resentimiento y empezar de cero.

Algunos agradecimientos de por medio, y una que otra disculpa murmurada entre dientes, fue lo único que estos dos necesitaron para poner un alto a su famosa y longeva rivalidad. Y contra todo pronóstico, la tregua no terminó en una educada y acordada indiferencia. No, eso hubiera sido algo sumamente normal y ordinario. Y como al parecer las palabras "normal y ordinario" no son algo con lo que ambos estén familiarizados, no tuvieron mejor idea que hacerse amigos. Grandes amigos. Prácticamente inseparables, si la apuras un poco.

Y eso es algo totalmente bizarro por donde se lo mire. Ginny no encuentra explicación alguna a que las cosas hayan resultado de esta forma. A pesar de que su cerebro aún no puede concebir el hecho de que se lleven tan bien, una parte de sí le susurra que es más que lógico el hecho de que los dos hayan terminado así. Después de todo, esa es la única coherente excusa a la que consigue llegar su mente para explicar la insana obsesión-persecución que se han prodigado el uno al otro durante siete benditos años.

Ginny sacude la cabeza al haberse perdido en pensamientos que nada tienen que ver con lo que le está quitando el sueño en estos momentos. Apartando de su mente la flamante amistad de Harry con su ex rival, posa sus marrones ojos en la atractiva chica frente a sí, a la vez que baja su varita y la guarda en uno de los bolsillos de su túnica.

─ Te he estado buscando, Parkinson.

─ ¡Oh, me halagas, comadreja! ¡En verdad! Pero me temo que tendré que rechazarte. Verás, yo no bateo para ese lado. ─ Deja salir con marcada burla y elevando una de sus comisuras en un gesto muy molesto.

─ ¡No te estaba buscando por eso! ¡Y yo tampoco bateo para ese lado, tonta!

─ ¡Merlín, es tan sencillo provocarlos a ustedes los Gryffindor! Ahora entiendo por qué Draco siempre tiene una gran sonrisa en su rostro cada vez que termina de verse con Potter. Sin duda debe sacar de sus casillas a nuestro salvador con extrema facilidad.

Ginny siente su sangre hervir ante la idea de que Malfoy esté haciendo enfadar a Harry a propósito, por el sólo hecho de reírsele en la cara. Aunque no dice nada y desestima de inmediato cualquier intención de cantarle unas cuantas verdades al rubio; porque comprende que, si la suposición de Pansy fuera correcta, Harry vendría a la sala común completamente cabreado luego de encontrarse con él. Y ella, más que nadie en el mundo, sabe que esto no es para nada así. Al igual que Malfoy, Harry también sonríe como si hubiera pasado el momento de su vida cada vez que regresa de verse con el Slytherin.

Y ese pensamiento es absolutamente escalofriante; porque no importa cuántos años pasen, jamás podrá acostumbrarse a la idea de que esos dos se lleven tan bien y se diviertan tanto juntos, ya sea planeando alguna que otra inofensiva broma para gastarle a su hermano Ron, jugando un amistoso partido de Quidditch o riendo por las cosas más estúpidas del mundo, como si hubieran sido amigos desde que nacieron.

Ginny hace una nota mental de más tarde investigar sobre cómo es que esto sea posible, pero primero debe enfocar su atención en el asunto que en verdad le preocupa y está convirtiéndose en una peligrosa amenaza para ella. No queriendo desviarse más del tema principal, ignora el comentario de Pansy y se arma de valor para dejar salir la propuesta que las llevará a descubrir la verdad.

─ Mira, Parkinson… como tú misma lo dijiste, mejor dejémonos de divagar y hablemos de lo que realmente importa. Estoy segura de que tú también lo has notado, ¿verdad? Así que, ¿qué es lo que vamos a hacer?

─ Si te refieres al hecho de que últimamente Draco y Potter parecen no poder dejar de sonreír y perderse en sus pensamientos por horas, junto a una boba sonrisa bailando en sus rostros… sí, lo he notado. E incluso antes de que tú lo hicieras, debo agregar.

─ Y si es así, entonces… supongo que ya sabes quiénes son las responsables, ¿no? ¿Y por qué aún no has hecho nada al respecto? ─ Responde cruzando los brazos por sobre su pecho y dirigiéndole una enfadada mirada.

─ ¿Crees que no intenté averiguar quién es la zorra que está tratando de conquistar a Draco? ¡No insultes mi astucia, Weasley! Por supuesto que lo hice, pero no dio resultado. Nada de lo que intenté sirvió para develar su identidad. Y estoy casi segura de que Draco tiene mucho que ver en ello, sólo yo sé de todo lo que él es capaz de hacer cuando quiere mantener algo oculto del resto de las personas. Y al parecer, no desea que se sepa quién es esa. Con lo cual me resulta el doble de difícil tratar de obtener información, sin que él se percate de mis intenciones, claro está.

─ Algo parecido ocurre conmigo y Harry. No importa cuántas veces le pregunte por qué todo el tiempo parece sonreír como si hubiera ingerido una alta dosis de Amortentia, siempre termina desviando la conversación o escabulléndose de ellas con absurdas excusas de algo relacionado con la sarcástica ocurrencia del día a la que llegó Malfoy.

─ Es obvio que se están viendo con alguien a escondidas y que ambos se encubren el uno al otro. Ahora lo que debemos hacer es descubrir quiénes son esas perras.

─ ¿Y cómo haremos eso? Ya hemos intentado de todo por nuestra cuenta y nada ha funcionado. ─ Deja salir con un poco de desesperación en su voz, teniendo pleno conocimiento de que a cada minuto que pierden hablando, es uno más que esas desconocidas jóvenes aprovechan para robarles a sus chicos.

─ No desesperes, comadreja. Ya se me ocurrió algo que sin duda surtirá efecto. Por desgracia, si queremos que en verdad dé resultado, no tendremos más opción que trabajar juntas y convencer a ciertas personas de que se unan en nuestra cacería.

─ ¿Qué es lo que tienes pensado hacer? ─ Pregunta con curiosidad, mientras frunce el ceño intentando averiguar qué es lo que pasa por la maquiavélica mente de la Slytherin. Pansy, por su parte, simplemente mantiene la vista fija en la puerta del aula, y extendiendo una perversa sonrisa en su rostro dice:

─ Ya lo verás, Weasley… ya lo verás.


Una semana completa pasa sin que Ginny tenga novedades de la otra chica. Antes de salir del aula en desuso y regresar a sus salas comunes, Pansy le dijo que iba a necesitar unos días para contactar a las personas que se unirían a su causa y contribuirían a desenmascarar a las que están intentando conquistar a sus futuros novios. Sin embargo, de eso ya ha pasado una semana entera y aun no tiene rastro alguno de la Slytherin.

¿Acaso había ocurrido algo y por eso no tenía noticias de ella? ¿Malfoy se habría percatado de las intenciones de su amiga y la habría forzado a detener su búsqueda? ¿O quizás había descubierto por sí sola la identidad de la persona que intentaba enamorar a Malfoy y se había encargado de ésta, importándole muy poco el hecho de que ella aún no tiene idea de quién es la que anda tras Harry?

¡Sí, sin duda eso debía ser! Esa rastrera serpiente ya había obtenido lo que quería y no se había molestado en siquiera decirle que la dejaría sola en su infructífera búsqueda. ¿Cómo pudo ser tan tonta de creer que podía confiar en ella? Es más que obvio que Parkinson la abandonaría a su suerte a la menor oportunidad. ¡Qué estúpida había sido por poner su fe en ella!

Tan ensimismada está despotricando contra cierta traicionera Slytherin, que no advierte la figura que se encuentra escondida detrás de una armadura. Sólo se percata de ello cuando siente que alguien la jala bruscamente hacia el interior de un aula vacía. Lo primero que atina a hacer es sacar su varita, pero ésta se encuentra atrapada entre uno de los pliegues de su túnica, lo cual le imposibilita acceder a ella.

─ ¿Qué demonios crees que…?

─ ¡Qué modales, Weasley! ¿Acaso tu madre nunca te enseñó que no es digno de una dama maldecir de esa forma?

Reconoce de inmediato ese sarcástico tono, y aunque jamás vaya a admitirlo en voz alta, sólo puede sentirse aliviada de ver frente a sus ojos a nada más y nada menos que Pansy Parkinson. Sin decir nada, da un paso hacia atrás para soltarse del agarre de la otra chica y la observa con los labios apretados en un enfadado gesto.

─ Se te está haciendo una mala costumbre eso de jalarme de la túnica. ¿Acaso no puedes simplemente pedirme que hablemos en un lugar a solas, como cualquier otra persona normal lo haría?

─ ¡Oh, vamos! Tu rostro expresa perfectamente el infinito alivio que sientes por verme. Creíste que te había dejado a tu suerte, ¿verdad? Y después dicen que los Slytherins somos los prejuiciosos… ¡cuánta hipocresía!

Ginny se sonroja furiosamente al ser descubierta in fraganti y la maliciosa sonrisa de Pansy se incrementa ante la clara confirmación a sus suposiciones. Cruzándose de brazos y lanzándole una irritada mirada, Weasley le pregunta con marcado enfado tiñendo su tono:

─ No finjas inocencia, Parkinson, porque eso es algo que no te sienta para nada bien. De todos modos, ¿qué es lo que quieres?

─ Afloja tu túnica, querida. No hay necesidad de que te sulfures. Además, traigo conmigo cierto plan del que seguramente te interesará ser partícipe.

─ Supongo que esto tiene algo que ver con nuestro problema en común, ¿cierto?

─ ¿Y sobre qué otra cosa podría ser? ─ Responde con un poco de irritación, mas no se explaya en dejar salir nuevos comentarios sarcásticos. Como si no hubiera sido interrumpida por una más que obvia pregunta, reanuda su explicación. ─ Ahora escucha con mucha atención lo que haremos, porque no volveré a repetirlo. La única forma de descubrir las identidades de esas zorras, sin que Draco ni Potter se percaten de nuestras intenciones, es a través de esto.

Pansy saca del bolsillo derecho de su túnica un trozo de pergamino y se lo extiende a la chica frente a sí. Ginny lo toma con suspicacia entre sus manos y ve que en él sólo hay escrita una sigla con una puntiaguda caligrafía en tinta negra que supone pertenece a la chica frente a sí. A pesar de que la lee una y otra vez, no puede hallarle ningún significado y está absolutamente segura de jamás haberla visto u oído en otro lado antes.

¿Acaso será alguna forma de conjurar un hechizo de magia negra y por ello no tiene constancia de la misma? ¿O quizás Parkinson sólo se está burlando de ella? Cansada de intentar adivinar el significado de esa extraña sigla, levanta la vista del pergamino y la posa en la muchacha frente a ella, la cual tiene una inquietante sonrisa dibujada en su rostro.

─ ¿Qué es D.R.A.R.R.Y.S?

─ Eso, mi querida socia, es lo que nos llevará a lograr nuestro cometido.

La mirada de Ginny viaja del pergamino que aún permanece en sus manos, a la alarmante mirada que se refleja en los verdes ojos de la Slytherin; al mismo tiempo, un escalofrío la asalta y recorre todo su cuerpo, dejándole una desagradable sensación en su pecho. Y mientras Parkinson comienza su explicación con un presuntuoso tono, se pregunta por primera vez si haberse enfrascado en una alianza con ella no fue un gran error.


¡Es una total y completa locura! Algo sumamente demente, irracional y hasta cierto punto perverso, pero a la vez, la única forma viable de obtener lo que ambas quieren. Por más vueltas que le dio en su mente y trató de convencerse de que algo saldría mal, no pudo hacer más que aceptar formar parte de este delirante plan de inmediato.

Ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que intentó encontrar una forma de hallar un error en él, algo que le demostrara a la otra chica que no debían ponerlo en funcionamiento. Sin embargo, como buena Slytherin que es, Parkinson puso en práctica toda su astucia para idear un plan perfecto y sin fallas posibles. Por lo que a Ginny no le quedó más remedio que admitir, a regañadientes, su derrota y acatarse a lo estipulado.

No obstante, aún hay algo que la inquieta sobremanera de esta maquinación. Y a pesar de que Pansy asegura que no hay nada de lo que deban preocuparse, no puede reprimir la molesta sensación que asalta sus entrañas y remueve todo en su interior, provocando que un sudor frío la recorra por completo.

─ ¡Oh, por Salazar bendito, Weasley! Ya tranquilízate, ¿quieres? Todo saldrá justo y como lo planeé.

─ ¿Estás completamente segura de que esto no se volverá en nuestra contra? Porque sabes lo que involucrarnos con ellas significa. ¿Qué tal si retienen para sí mismas ciertas cosas? ¿O si simplemente nos mienten y proveen de falsas informaciones? ¿Cómo puedes estar tan segura de confiar en que no nos traicionarán al final, para ser ellas quienes se queden con Harry y Malfoy?

─ ¡Relájate, Weasley! ¿Crees que en verdad pondría en práctica este plan si supiera que alguna de ellas representaría una posible amenaza para nosotras? Y aunque así fuera, no tienen ni la más mínima posibilidad de que Draco o Potter caigan en sus redes, ya que ambos las han desechado en el pasado.

─ Pero si ese fuera el caso… entonces nosotras dos tampoco tendríamos que tener alguna posibilidad. ─ Responde Ginny con algo de desesperación, retorciendo sus manos en un nervioso movimiento.

─ Nuestra situación es muy distinta a la de ellas, Weasley. Por mi parte, Draco terminó conmigo cuando el Señor Tenebroso le encomendó esa horrible misión. Y por lo que has dicho, Potter te dejó cuando iba a buscar la manera de derrotar al Señor Oscuro. Por lo tanto, como claramente puedes ver, ambos no querían terminar con nosotras. Sólo lo hicieron porque tenían mayores preocupaciones que atender y no querían ponernos en peligro por las tareas que debían cumplir.

Ginny parece un poco más calma ante las palabras de Pansy y siente cómo su ritmo cardíaco se desacelera paulatinamente. Sin embargo, la tranquilidad no dura demasiado, porque un perturbador pensamiento se cuela en su mente.

─ Y si es así, ¿entonces por qué Harry aún no me ha pedido que reanudemos nuestra relación? ¿Y por qué Malfoy no te lo ha pedido a ti?

─ ¿En serio no ves el motivo por el que no han vuelto con nosotras? ¡Eres más tonta de lo que creí! ¡Es obvio que esas dos perras con las que se están viendo son las responsables! Y ya deja de pensar tanto, que no se te da bien. Sólo limítate a seguir con nuestro plan y verás que todo saldrá bien, Weasley.

─ Mmm… sólo espero que estés en lo cierto.

De repente, la puerta del aula abandonada en la que se encuentran se abre con un chirriante sonido y ambas chicas detienen de inmediato la conversación. Por ella, entran cuatro chicas portando serias expresiones en sus femeninos rostros. Una vez que ingresan, una de ellas cierra con delicadeza la puerta, y es entonces, cuando todas dan los pasos que les restan hasta el escritorio en el cual Pansy y Ginny están sentadas.

Durante unos momentos se extiende un tenso aire en la amplia habitación, aunque nadie dice nada. Un aburrido bufido escapa de los labios de Pansy al ver las desconfiadas muecas en los rostros de cada una de las presentes. Alzando una estilizada ceja, y utilizando un autoritario tono, Parkinson intenta comenzar con su actuación. No obstante, es interrumpida por una de las recién llegadas.

─ Muy bien, recibimos su lechuza. Ahora díganos qué es eso tan urgente y de lo que están seguras de que nos interesará formar parte.

─ ¿Quién te crees que eres patética niña cursi para hablarnos con esa altanería?

─ Parkinson…

Ginny se apresura a tomar del brazo a Pansy, antes de que ésta le lance una maldición a la tonta muchacha frente a ellas. Sin darle el tiempo a que reanuden su pelea, la pelirroja toma la palabra y comienza a explicar el motivo de esta extraña reunión.

─ Antes de que los hechizos comiencen a volar por doquier, primero dejen que les expliquemos el motivo por el que estamos reunidas. Y voy a pedirles que no nos interrumpan hasta que terminemos de contar todo. ─ Cuando cada una de ellas asiente en acuerdo, Ginny hace un pequeño gesto hacia Pansy para que reanude su previa explicación. ─ Pansy, si haces el favor de continuar.

─ Bien. Como estoy segura de que sabrán, algunas de ustedes tienen algo en común con Weasley, mientras que Astoria y yo tenemos algo que nos relaciona. Chang, Patil, Vane y Weasley, ustedes han estado, de una forma u otra, involucradas sentimentalmente con Potter. Mientras que Astoria y yo lo hemos estamos con Draco. ─ Pansy hace una pausa para que todas asimilen lo dicho, y cuando vuelven a asentir en mutuo acuerdo, prosigue. ─ Ahora bien, estoy segura de que la gran mayoría de ustedes daría lo que sea por hacer que el objeto de sus deseos les preste atención, pero lamento informarles que ya hay dos, por ahora no identificadas, mujeres que ya han conseguido enredar en sus redes a Draco y Potter.

Los gritos y exclamaciones de asombro no se hacen esperar ante esta declaración. Todas las jóvenes comienzan un apresurado parloteo, en el cual sólo pueden oírse teorías escandalizadas y algo desesperadas. Parkinson las deja discutir un poco entre ellas para que la idea se instale en sus cerebros, sonriendo internamente al haberlas atrapado a todas en esta cuidadosa tela de araña que ha ideado. Unos minutos después capta de nuevo su atención con un pequeño carraspeo. Todas dejan de hablar y vuelven a posar la mirada en ella.

─ Sí, así es. Hay dos mujeres que se nos han adelantado. Weasley y yo hemos intentado averiguar por nuestra cuenta quiénes son, mas no lo hemos conseguido. Al parecer, Draco y Potter están trabajando juntos para encubrirse mutuamente, y así mantener sus identidades en secreto.

─ ¡NO! ¡No es justo! ¿Cómo es posible que alguien me haya robado a mí Harry? ─ Deja salir con un chirriante chillido una muchacha con el cabello crespo.

─ ¿Y desde cuando es tú Harry, Vane? Que yo sepa, él te ha rechazado de mil y un formas distintas. ─ Le responde otra de las presentes con un resoplido que claramente expresa su diversión.

─ Cho tiene razón, Romilda. Podrías escribir un libro sobre cómo no enamorar a Harry Potter en unos pocos pasos. ─ Parvati se suma a la burla con un ingenioso comentario que hace reír a todas, menos a Vane.

─ ¿Y tú por qué estás aquí, Parvati? Ni siquiera deseas estar con Harry.

Pansy se alarma al escuchar esto, ya que la idea no es que comiencen a perder aliadas antes de poner en marcha el plan. Con otro carraspeo, vuelve a captar la atención de todas y retoma su interrumpida explicación, antes de que a alguna se le ocurra hacer otra comprometedora pregunta.

─ Creo que nos estamos desviando del tema. ¿Podrían hacer el favor de cerrar sus bocas por más de dos minutos y dejarme terminar de explicarles? ─ Ninguna atina a decir nada y observan con atención a Pansy, esperando a que hable. ─ Muy bien, ahora que todas están en pleno conocimiento de la situación, procederé a explicarles cómo haremos para descubrir a esas perras. La mejor forma es realizando constantes vigilancias sobre Draco y Potter. Estamos convencidas de que se encubren entre ellos, por lo cual no debería ser algo imposible que las nombren en alguna de sus conversaciones cuando creen que nadie los está escuchando. Desgraciadamente, Weasley y yo no podemos encargarnos nosotras solas de esto, ya que ambos se darían cuenta de nuestras intenciones. Y es allí donde ustedes entran en juego. Entre las seis podremos organizarnos para asegurarnos de que siempre haya alguien distinta cerca de los lugares en que Draco y Potter se encuentren, consiguiendo así, escuchar a escondidas sus conversaciones.

─ Pansy, ¿puedo hacerte una pregunta? ─ Cuestiona Astoria con un suave e inocente tono que para nada se corresponde con el astuto y letal brillo que se aprecia en sus ojos. Cuando Pansy le cede la palabra, ella la observa por unos segundos y finalmente se decide a hablar. ─ ¿Cómo podemos estar seguras de confiar entre nosotras? ¿Qué no todas estamos aquí por un mismo propósito? ¿Cómo podemos asegurarnos de que no terminaremos traicionándonos para obtener lo que queremos?

─ Entiendo tu preocupación, querida. Créeme que yo también lo pensé en su momento, pero traicionarnos entre nosotras es justamente lo que esas dos zorras están esperando. Hacer eso sólo les libraría el paso con mayor facilidad. De comenzar a traicionarnos las unas a las otras, sólo les proveeríamos el eliminar la amenaza que representamos para ellas. Lo mejor que podemos hacer es unirnos para derrocar a este enemigo en común. Y una vez hecho esto, podremos traicionarnos todo lo que queramos. Pero por ahora, la vía más factible de accionar es forjar una temporal alianza.

Durante unos momentos no se escucha ni un sonido, todas están demasiado concentradas en tratar de asimilar estas palabras. Ceños fruncidos, muecas molestas y algún que otro labio mordido no se hacen esperar, demostrando con ello la gran lucha interna que se está llevando a cabo en cada una de sus mentes. Pansy casi puede saltar de alegría al distinguir determinación y aprobación en sus miradas. Su plan no podría haber salido mejor.

─ Entonces… ¿tenemos una alianza?

Pregunta innecesariamente la morena Slytherin, sabiendo de antemano cuál será la respuesta. Las seis chicas presentes se miran entre ellas una última vez, confirmando con ello que ya han tomado una decisión. Astoria da un paso hacia adelante, y con un serio tono dice:

─ Hasta que nos deshagamos de esas dos perras, considérennos dentro de esta alianza temporal.

─ ¡Perfecto! Es un placer tenerlas dentro de D.R.A.R.R.Y.S.

─ ¿Qué significa D.R.A.R.R.Y.S? ─ Pregunta Parvati con desconcierto.

─ Como le dije a Weasley antes, esto es lo que nos llevará a lograr nuestro cometido.

Pansy les extiende el pergamino donde está escrita esa extraña sigla, sólo que ahora es posible apreciarse en ella el significado de cada una de las palabras que la componen. Y por los rostros de todas las jóvenes presentes sólo se distingue una perversa e inquietante sonrisa.

Despechadas

Reunidas

Aprenderán

Rompedoras de

Relaciones

Y las

Sacrificarán


oOoOoOo

Aclaraciones dentro del fic: Cho Chang completó sus estudios en Hogwarts en el sexto año de Harry, al igual que en los libros. Ella no está aquí como estudiante, pero no digo más porque sabremos el motivo más adelante.

Notas finales: sé que deben estarse preguntando: ¿Y mi Drarry? ¿Dónde está mi Drarry? Bueno, no desesperen. En el próximo tendremos nuestro tan querido Drarry, pero en verdad era necesario este capítulo para que se entienda de dónde sale esta alianza.

Ahora sí, gracias por leer. Espero que les haya gustado el primer capítulo de esta historia. Nos leemos en el próximo.