Bueno, éste es el primer que escribo y publico. Fue hecho a pedido de una amiga.
Hay pocos fics de Brave 10 circulando por allí, y muchos menos en español así que, bueno, me animé a hacerlo.
Todos los personajes de la serie son excelentes pero digamos que mi obsesión es Yuri XD. La pareja no la escogí yo pero creo que, por el tipo de fic que es, va muy bien. A quien le gusta ver sufrir a Kamanosuke, bueno aquí hay algo de eso.
ADVERTENCIA: Yaoi / non-con / lemon *no menores de 18*
Era una mañana tranquila en el mercado de Ueda, abajo en el pueblo, hasta que un grupo de 4 personas llenó las calles de barullo.
"¡Mocosa de mierda! Yo lo vi primero, devuélvemelo" – gritaba kamanosuke, amenazando con su arma a Izanami, quien llevaba en las manos un sujetador de cabello muy bonito.
"Pero yo lo cogí primero así que es mio. ¿verdad Saizou?" El ninja ni le dirigió la mirada a alguno de los dos, aburrido y acostumbrado a las peleas entre estos dos niñatos. "¿qué fastidio!" pensaba Saziou mientras Kamanosuke perseguía a la sacerdotisa hasta que la atrapó con una de sus cadenas. Saizou pensaba intervenir entonces pero Seikai se le adelantó.
"¿¡Cómo te atreves a insultar y atacar a izanami!" gritó Seikai, quien rompió la cadena que aprisionada a la chica como si se tratase de un hilo.
"Tú no te metas monje idiota" dijo Kamanosuke, a la vez que intentaba clavar su hoz en el cuerpo de Seikai, quien se defendió. El pelirrojo no se dio cuenta de lo cerca que estaba del monje hasta que fue muy tarde y éste le propinó tremendo golpe en la cabeza con su mazo, noqueándolo en un instante. Saizou suspiró hastiado, ésta era una escena que se repetía con frecuencia.
"Mira lo que has hecho Seikai. Ahora tendremos que esperar a que despierte para regresar al castillo cuando ya deberíamos estar de regreso. Todos están esperando" exclamó Saizou. Habían salido a realizar unas compras de acuerdo a la lista de los víveres que les había proporcionado Rokuro.
"aw, y yo que quería sorprenderlos con unos ricos dumplings hechos en casa. Ahora no me va a alcanzar el tiempo" lloriqueaba Izanami, visiblemente fastidiada. Seikai no podía ver a su hermanita tan desilusionada.
"¿por qué no se adelantan ustedes, entonces? Yo me quedaré con el chico hasta que despierte y después les daremos el alcance. ¿qué te parece la idea Izanami?" el rostro de la chica se iluminó y comenzó a dar saltitos de felicidad. En voz baja y con un tono más serio le dijo a Saizou "Si me entero que te aprovechaste de Izanami mientras los he dejado solos, te vas a arrepentir ninja" Saizou no dijo nada pero pensaba en lo ridícula que sonaba la idea. Ya sólo quería largarse del lugar para dormir en el castillo.
La pareja de jóvenes se fueron alejando hasta desaparecer de su vista, así que Seikai tomó el cuerpo inmóvil de Kamanosuke y lo llevó a una casa abandonada que vio en las afueras del pueblo. Le quitó el abrigo y lo colocó sobre un viejo futón que se hallaba en el centro de la habitación antes de colocar el cuerpo inerte del pelirrojo sobre él. La última vez que pasó esto, el chico estuvo inconsciente por 40 minutos, y el golpe no fue tan fuerte como el de hoy día. Seikai se quedó a su lado esperando que despertase.
El monje no podía creer lo mucho que el chico le molestaba. Bueno, él molestaba a Izanami, dulce e inocente Izanami, así que era su deber de hermano defenderla. El hombre desvió la vista hacia Yuri y se quedó mirando su rostro.
"Es bastante bonito para ser hombre" pensaba Seikai. Viéndolo ahí dormido, con el rostro apacible, los cabellos sueltos enmarcando su rostro, la boca pequeña entreabierta, se veía tan inocente. Esa imagen no tenía nada en común con el enfurecido guerrero que acosaba a su hermana casi a diario. Seikai sintió un movimiento en su entrepierna.
"pero, qué?" Si bien sabía que era lo que le pasaba a su cuerpo, no tenía sentido que reaccionara así tan sólo por pensar en el muchachito que casi todos los días acababa con su paciencia. Dirigió de nuevo la vista hacia el joven.
"Es lo más lindo que he visto en mucho tiempo. ¿cómo no lo noté antes?" pensaba el monje mientras extendía la mano para tocar la mejilla de Yuri "tan suave". Siguió acariciando la mejilla, el tatuaje que adornaba su ojo izquierdo, apartando unas mechas rojas en el camino. "su cabello es tan sedoso y de un color tan extraño. Exótico" Hacía mucho tiempo que no se había detenido para apreciar la belleza de otros, completamente concentrado en su entrenamiento, no había mantenido ningún tipo de relación con nadie. No sabía lo mucho que había deseado tal contacto. Su mano descendió hasta los labios entreabiertos, rozándolos apenas. Sintió la respiración suave en su palma. "Se parece tanto a una chica. Sus labios son tan suaves y húmedos".
Seikai volvió a sentir como su entrepierna crecía y formaba un bulto dentro de su pantalón. Luego de tan largo tiempo de abstinencia no podía resistir sus instintos primarios. Sabiendo que Yuri no despertaría ni con un terremoto hasta dentro de media hora al menos, acercó su rostro al del chico, aspirando su aroma. "Huele a rosas, ningún chico debería oler tan bien." Viendo tan de cerca esos provocadores labios no pudo resistirse más y besó casi tímidamente a Kamanosuke. Sin embargo, al ver que no había respuesta del joven dormido, esto le dio más valor y comenzó a lamer, chupar y degustar esos dulces labios. "Esto se siente tan bien, como los de una mujer". Su lengua cobró vida propia e invadió el interior de la boca de Kamanosuke, explorando cada rincón. Una vez satisfecho, se alejó de Yuri respirando agitadamente.
"Eso se sintió tan bien. Demasiado bien-arg! Está muy apretado y caliente aquí" el bulto en su entrepierna purgaba por salir, así que bajó el frente de sus pantalones para dejarlo libre. Yuri no movió ni un músculo, así que Seikai decidió explorar un poco más. Abrió el top de Kamanosuke, revelando su pálido y plano pecho. Notó los rosados pezones, muy diferentes a los de una mujer pero igual de provocadores. Cogió uno de ellos entre sus dedos, apretándolo un poco repetidamente. Esto hizo que Kamanosuke dejase salir un suave gemido de su boca y Seikai notó como el pezón se endureció al mismo tiempo entre sus dedos. Otra cosa que sintió fue el palpitar de su propia erección. Tomó el otro pezón entre sus labios y, al igual que como haría si se tratase de un caramelo, empezó a lamerlo y chuparlo rítmicamente. Esto consiguió sacar más gemidos suaves de Kamanosuke que sólo conseguían excitar más al monje. Con su mano libre, cogió su propio miembro endurecido y comenzó a masturbarse mientras succionaba el pezón.
"Necesito más. Este chico sabe delicioso" Fijando su mirada ahora en los pantalones de Yuri, notó lo reveladores que eran. Escasamente cubrían la parte inferior de su cuerpo, dejando ver su vientre plano, la cintura delgada, y la curva de sus caderas. "Un hombre no debería tener esta figura" pensó maliciosamente. Otro detalle de los pantalones era que tenía dos zippers que bajaban hasta casi la altura de las rodillas. "fácil acceso" Nunca antes Seikai había pensado eso al ver al chico corriendo por todos lados con esa indumentaria.
Dejó de masturbarse y usó esa mano en cambio para bajar lentamente el zipper del lado derecho en su totalidad, dejando expuesto el blanco y largo muslo del muchacho. Lo frotó varias veces, masajeándolo y sintiendo su suavidad con cada roce. Luego descendió hasta ahí para besar el interior del muslo. Las piernas de Yuri instintivamente se abrieron un poco, dando mejor acceso a Seikai para besuquear y succionar lascivamente el interior del suave muslo. "Por Kami! La tengo tan dura que voy a estallar" pensaba el monje mientras se deleitaba con los sonidos que emitía Yuri.
Otra vez su mirada se posó en los deliciosos labios del chico. Su boca entreabierta era tan invitadora…. Sus instintos y lujuria se impusieron por sobre su razón. De improviso se quitó el polo y los pantalones que llevaba, revelando en toda su magnitud su erección. Seikai era un hombre grande y su miembro era proporcional a su gran tamaño, incluso un poco más grande ahora que estaba completamente erecto.
Suavemente acomodó la cabeza de Yuri y posicionó su falo cerca a los rosados labios. Con sus rodillas a ambos lados de la cabeza del pelirrojo, se le hizo más sencillo descender hasta su boca. Con una mano abrió un poco más la boca de Yuri y muy lentamente introdujo su miembro en la caliente cavidad detrás de esos carnosos labios.
"Arg! Hump-¡!" fue todo lo que pudo pronunciar Seikai una vez dentro de la boca del muchacho. Se pudo contener lo suficiente como para no simplemente embestir su boca con violencia y así despertar al bello durmiente. Con un ritmo lento pero constante, sintió como su pene se llenaba de la saliva del muchachito mientras su lengua, dientes y paladar rozaban su sensible piel. Otra cosa más comenzó a llenar la boca de Yuri: el grueso pene comenzó a emitir un fluido semi-lechoso. "Mierda! Ya falta poco para que me venga" pensó agraviado Seikai, pues no quería que este delicioso placer terminase tan pronto. Él sabía que no era un tipo atractivo para las chicas, y mucho menos para las más lindas, así tal vez nunca tendría otra oportunidad para tener sexo con una criatura tan hermosa, aunque fuera hombre. Si no se fijaba en algunos pequeños detalles, podría jurar que estaba cogiéndose a una hermosa mujer.
Sacó su miembro de la boca de Kamanosuke, dejando un rastro de pre-semen en sus labios y comisura "se ve tan sexy con eso chorreándole por la boca". El recuerdo de la cara sonrosada, largas pestañas adornando esos ojos cerrados, labios carnosos rodeando su pene, mientras invadía la boca del muchachito, casi hace que se venga en ese momento, pero se contuvo. Bajó el otro zipper del pantalón de Kamanosuke y se deshizo de la pieza de ropa, dejando expuesta toda su zona inferior. Sin pensarlo mucho, volteó al muchacho para tener mejor acceso a su trasero. "¡Que culo más delicioso! Nunca lo he hecho con un hombre pero debe ser lo mismo que con una chica, por aquí atrás. Aunque ninguna con las que he estado se veían así de buena" pensaba Seikai mientras masajeaba, apretaba y apartaba las nalgas del chico para tener una mejor vista del ano.
"Es tan pequeño" dijo en voz baja a la vez que mirada el estrecho orificio en comparación con su propio miembro enrojecido e hinchado "Ya no aguanto más. Tendrá que ser de una vez" pensó finalmente el monje. Tomó a Yuri por las caderas y las cogió con fuerza. Posicionó su miembro entre las redondas nalgas y encima del orificio, apretando un poco. Un suave quejido de disconfort escapó de los labios del pelirrojo. "Ya no importa si despierta. No puedo detenerme". En un solo movimiento violento atrajo hacia sí el cuerpo de Yuri por las caderas a la vez que movía su propio cuerpo hacia adelante en una fuerte embestida que hizo que el enorme miembro de Seikai se entierre hasta el fondo en el cuerpo de Yuri. El chiquillo gritó de dolor tan fuerte que de no haberse encontrado en una parte aislada del pueblo, se habría escuchado hasta la calle.
Yuri despertó sobresaltado debido al insoportable dolor. Sentía que iba a partirse en dos. "AAHHH! GRah! –nhg!ngh!- ¡qué está pasan—AAHH!". Las violentas arremetidas contra su frágil cuerpo le impedían pensar y hablar con claridad. Aún aturdido por el golpe y por haber recién despertado, volteó un poco el rostro y lo que vió le heló la sangre. Seikai, ese hombre grande, horrible y odioso, estaba desnudo detrás de él, violentando su culo, con una expresión de puro placer, lujuria y desenfreno en su rostro.
Yuri, a pesar del dolor, intentó levantarse para zafarse del hombre pero Seikai fue más rápido. Cegado por el placer, no podía dejar esto a medias. Sujetó con ambas manos a Yuri por los hombros para pegarlo al suelo y también para tener mejor agarre para sus embestidas. Luego recostó su cuerpo sobre la espalda de Yuri hasta pegar su cara a la altura de la oreja izquierda del jovencito. "Un poco más" dijo el monje entre jadeos mientras embestía con mayor violencia, con estocadas grandes y rápidas, el joven y pequeño culo del menor. Yuri podía sentir el aliento de Seikai en su oreja, en su mejilla; podía oír sus gemidos roncos de cerca; podía sentir el sudoroso y viscoso cuerpo del mayor frotarse contra el suyo. Todo eso le causaba asco pero el monje lo tenía completamente dominado, sin poder defenderse. Yuri no pudo hacer otra cosa más que quedarse inmóvil y esperar a que todo termine pronto. Tampoco podía gritar más a pesar de que aún le dolía, pues el peso del musculoso monje estaba aplastándolo hasta casi sofocarlo. Sólo pequeños gimoteos involuntarios escapaban de sus labios.
Unos minutos más tarde, unas violentas estocadas finales más y el monje se vino dentro de Kamanosuke. El menor sintió como un líquido espeso y caliente llenaba sus entrañas, y se deslizaba por fuera de su ano a lo largo de su muslo. Podía imaginar que no sólo era semen, sino también un poco de su sangre. El monigote no lo había preparado siquiera antes de violentarlo de esa manera. Mientras el gigante recobraba el aliento descansando sobre Yuri como si tratase de un mueble, Kamanosuke se dio cuenta que algo viscoso y de un sabor salado llenaba su boca. "Ese hijo de puta se quiso venir en mi boca! Qué asco!" pensó el muchacho a la vez que sentía movimiento en su espalda.
Seikai se incorporó rápidamente, ya satisfecho, y salió del cuerpo de Kamanosuke sin ningún cuidado, ya reflexionando en lo que había hecho e imaginando en lo que se iba a venir. No había pensado, cuando comenzó a abusar de Yuri, en qué pasaría una vez que el chico despertase. Yuri se incorporó lenta y dolorosamente hasta quedar sentado un poco de costado (el trasero le dolía horrores), sin mirar al grandulón. Seikai no sabía que decir así que se limpió lo mejor que pudo rápidamente y se puso los pantalones y el polo para enfrentar al chico de mejor manera. Yuri no tenía con qué cubrirse, su abrigo esta bajo él, lleno de fluidos (la sangre era suya pero lo demás era de Seikai), inutilizable, y sus pantalones estaban fuera de su alcance. Seikai al notar esto, tomó una toalla que encontró por ahí y los pantalones de Yuri, y se los alcanzó. Yuri le miró con furia y se los arrebató en un instante.
No sabía que decir, estaba tan molesto y asqueado que sólo quería largarse de ahí. "¡Ese horrendo y desagradable hombre! Sus manos sobre mi, gozando con mi - MIERDA, desde cuándo es que me ve de esa manera! ¡HIJO DE PUTA! Cómo osa tocarme siquiera! Meter su-su—argh!" pensaba furioso Yuri, mientras luchaba por parecer fuerte frente a este monigote. Se limpió lo mejor que pudo, se puso los pantalones, se cerró el top (notó el chupetón en su pezón derecho pero lo ignoró) y arregló su cabello en una coleta.
En ese corto tiempo en que se vestía pensó en lo que iba a hacer. Si se decidía por matar a Seikai, Sanada lo botaría de Ueda y ya no podría estar cerca de Saizou para retarle. Retomaría su vida de antes, si es que Sanada no se volvía avezado y decidía mandar a matarlo por su insurrección. Si contaba lo que este pervertido le había hecho para exigir su castigo, los demás lo tacharían de débil y lo verían como un bicho raro (al menos más raro que hasta el momento); Saizou se burlaría de él, le llamarían chica y comenzarían a tratarlo como una, o aún peor, no harían nada tan sólo decirle que él se la buscó pues era un pervertido. Nadie se llevaba bien con él, todos se pondrían del lado de Seikai, de eso estaba seguro. Aducirían que Yuri, siendo el pervertido que decían era, sedujo al pobre monje. IDIOTAS. Así que sólo quedaba un camino.
"TÚ" Seikai levantó la vista para encarar la furiosa mirada del pelirrojo. "No quiero escuchar ni una sola palabra de lo que pasó aquí pues NADA PASÓ, ENTENDISTE? Si me entero que le has contado a alguien o si vuelves a intentar algo así conmigo TE MATO, ESTÁ CLARO?" exclamó Yuri con una voz helada. Seikai sólo atinó a mover la cabeza afirmativamente antes que Kamanosuke cogiera su arruinado abrigo, lo metiera en una bolsa y saliera del lugar. Había ido mejor de lo que esperaba.
A partir de ese día Kamanosuke evitó al monje como a la plaga, pero nadie salvo Jinpachi se dio cuenta. Seikai por su parte no dejaba de recordar lo sucedido –aunque no hablase de ello-, las imágenes plagaban incluso sus sueños. Es así que no podía evitar mirar a Yuri de cuando en cuando, a veces más de lo debido, lo que incomodaba al chiquillo. A pesar de eso, los días transcurrieron normalmente en Ueda.
