¡Hola a todos! Aquí vuelvo con una nueva historia… tanto tiempo de vacaciones hace que mi inspiración esté inquieta jejejejejeje
Bueno, todo esto pertenece a JK Rowling, a La Warner y a cualquiera que haya pagado los derechos…
¡Espero que os guste!
Aio!
Era una tranquila mañana de verano en la que los pajarillos cantaban, los árboles se mecían suavemente debido a la pequeña brisa, los niños chillaban mientras jugaban a pillar vigilados constantemente por sus padres... en fin, una mañana de lo más normal. Un grupo de niños, que habían decidido que jugar a la pelota sería más divertido que andar todo el día corriendo detrás de otro como un poseso, se encontraban en plena reunión...
Pero vamos a ver – decía una niña rubia - ¿Quién ha sido el que ha tirado la pelota tan fuerte?
¿Estás sorda o qué? – un niño moreno se acercó a ella con las manos levantadas en señal de desesperación; habían estado repitiendo esta escena como unas cuarenta veces... vale, es una exageración, pero la paciencia del niño le decía que probablemente sería verdad – Ha sido Peter...
Pues entonces – la niña no se quedaba atrás y se acercó a su amigo con una pose digamos... bastante amenazadora ¡a saber quién le había enseñado a comportarse así! – Que vaya él – dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
En eso estamos de acuerdo – concedió el otro amigo lentamente – Pero por si no te has dado cuenta el muy... – pareció pensarse muy bien la palabra que iba a escoger; después de todo él era un niño y su madre estaba a un par de pasos – asqueroso – meditó en silencio un momento... sí, esa era una buena descripción – se ha marchado corriendo como alma que lleva el diablo a su casa.
¡Pues vamos a buscarle! – exclamó la niña medio desesperada – lo que es justo es justo – frunció el ceño obstinadamente... si ella tenía razón no entendía por qué estaban todos en contra suya...
Vale – decidió el niño moreno – Su casa está un par de calles más abajo, tienes mi permiso – le sonrió; por fin había ganado.
Qué gracioso... – entrecerró los ojos... mala señal. Su amigo, sin quererlo por supuesto, retrocedió un pequeño paso. Normalmente los niños, muy valientes ellos, no huyen de una niña pero es que su amiga... daba miedo se mirase por donde se mirase. Cuando estaba segura de que tenía razón se transformaba completamente; pasaba de ser una niña educadita, simpática y tímida a ser una especie de dragón... sólo que sin echar humo – Bueno, si tan listo eres James – no le había dicho Jimmy... ¡tierra trágame! – y ya que pareces nuestro líder – los demás amiguitos, que de hecho no se habían metido en la pelea, retrocedieron hasta casi ir a abrazarse a sus madres - ¡Entonces irás tú!
¡Ni hablar!
¡Sí!
¡No puedes obligarme!
¡Sí que puedo!
¿Ah sí¡pues inténtalo!
Está bien – la niñita rubia bajó la cabeza en señal de rendición – Está bien – volvió a repetir – iré yo solita a recoger el balón, pasaré la calle y me enfrentaré al dueño de la casa... ¡qué le vamos a hacer! – se encogió de hombros resignada – Si no vuelvo en cinco minutos decidles a mi padre y a mi madre que les quiero mucho... – se dio la vuelta.
¿Elisabeth? – su amiguito moreno se había quedado mirándola extrañado... nunca pensó que se iba a dar por vencida tan pronto.
¡James! – esa era la voz enfadada de la madre del pequeño – te tengo dicho que no mandes a los demás a hacer lo que tienes que hacer tú – se acercó a él y se agachó para hablarle cara a cara - ¿no te da vergüenza dejar que ella tenga que ir a recoger un balón que ha perdido uno de tus amigos¡Ve ahora mismo! – le ordenó sin dejar espacio a ninguna replica.
Está bien mamá – inspiró fuertemente y se dirigió hacía aquella casa – No hace falta que vayas Lizzy – se paró al lado de su amiga – Ya voy yo.
¿Ves? Te dije que irías – sonrió y se alejó corriendo.
¿Qué? – se quedó observándola como si fuera a destrozarla con la mirada – No si mi padre ya me avisó que las chicas eran traidoras... – caminó hasta llegar a la puerta – Espero que no haya nadie – tocó un par de veces.
En el tiempo que los niños habían estado discutiendo como locos a ver quién era el valiente que iba a la casa en la que se les había perdido el balón, dos jóvenes hacían lo mismo, o casi, en el salón.
¡Ya sé qué le voy a regalar! – gritó de repente un joven pelirrojo tirando un montón de revistas de catálogos - ¡entradas para la final de Quidditch!
Ronald – la chica que estaba al lado le llamó calmadamente – En serio... ¿no escuchas verdad? – el otro le miró como esperando un sermón – Ginny y Neville ya se han encargado de eso... tienen las entradas e incluso el medio de transporte así que... ¿cómo le vas a dar otras dos entradas más¿No querrás que te invite verdad? – entrecerró los ojos.
¡Qué va! Si no me hace falta... como le van a regalar dos entradas, lo más seguro es que me lleve a mí... no tiene novia ¿recuerdas Hermione?
Más o menos - ¿qué si lo recordaba¿qué si lo recordaba¡Por supuesto que sí¡si rompieron delante de ella! Al pobre Harry se le había ocurrido ir donde estaba ella para saludarla en plena cita y su novia se había enfadado. Total... sólo porque la abrazó y le dio un beso en la mejilla ¿eso era para estar celosa? Aunque tal vez tuviese algo que ver que estaban a punto de besarse cuando la vio... o que casi la tira del empujón que la metió para llegar hasta ella... no estaba segura. Además también tenía un recuerdo más bien... imborrable. La muy estúpida le había roto la chaqueta al ponerse a forcejear con ella. Ni que decir tiene que al final sí que acabó en el suelo. ¡Pero no fue por su culpa! Harry la quitó de encima suyo sin mucha delicadeza. Cada vez que lo recordaban se reían juntos. Siempre decía: "Tengo que buscarme una novia a la que no le importe que tenga una mejor amiga" y volvían a reírse. Ni que decir tiene que para él no había sido muy fácil conseguirlo. Veamos... había tenido unas... siete novias y todas ellas habían cortado con él por la relación tan especial que tenía con ella. En realidad debería estar orgullosa de ser la única chica a la que él ponía por encima de todos los demás ¿verdad?. Sí... le encantaba ser su centro de atención...
¿Hermione¿Hola? – Ron movía la mano delante de su cara de un lado a otro intentando despertar a su amiga del trance - ¿Estás bien? – preguntó preocupado; últimamente se iba a ese mundo particular suyo muy a menudo... empezaba a ser bastante molesto – Bueno, vale, cuando quieras regresar me avisas – se encogió de hombros y volvió a coger unos catálogos.
¿Decías? – acababa de darse cuenta de que su amigo le había estado diciendo algo. La verdad es que no le importaba mucho lo que le estuviese diciendo... cuando estaba en el mundo de Potterlandia le importaba muy poco lo que pasaba a su alrededor.
Nada – pasó otra hoja desesperado – entonces ¿qué narices le regalo?
Ese lenguaje Ronald...
¿Qué le pasa¿Es demasiado chabacano para ti?
La verdad es que sí
Perdone princesa...
Eres un poco cargante...
Mira quién fue a hablar...
Dejémoslo... hoy no me apetece discutir...
¿Y eso a qué se debe? – preguntó Ron con toda la intención de seguir discutiendo. Aunque nunca lo admitiría delante de ella, estas cosillas hacían que se relajase considerablemente.
A que si quieres relajarte será mejor que llames a Luna – respondió con toda la naturalidad del mundo mirando otro catálogo mágico.
Graciosa... – masculló a la vez que su cara adquiría un tono rojizo – No tengo la culpa de ser el único del trío lo suficientemente valiente como para tener novia...
¿Valiente? – le miró por encima de la página que tenía en ese momento - ¿A qué te refieres exactamente?
Bueno, ninguno de vosotros dos habéis tenido el valor suficiente como para declaraos a vuestras parejas...
Perdone señor valentía pero si mal no recuerdo fue Luna la que te pidió que vivieseis juntos ¿no?
¡Qué va! Fui yo quien se lo pidió... – mentía... mentía como un cosaco...
¡Es cierto! Se me olvidaba que ese día te hiciste un cambio de sexo y nos citaste en un restaurante mientras presenciábamos tu declaración... ¡qué tonta!
Piérdete... – contestó de mal humor bajando la vista a tiempo de no ver la enorme sonrisa de su amiga – Hablando de eso... ¿tú ya tienes el regalo para Harry?
Por supuesto...
¿Y qué es?
No te importa – respondió tranquilamente.
Sí que me importa.
No, que va.
Venga... no te cuesta nada...
No me da la gana.
¡Hermione!
¡Ronald!
¡Hermione Jane Granger dime lo que es!
¡No quiero Ronald Billius Weasly!
¡Tú ganas! – refunfuñó un par de minutos por lo bajo intentando que su amiga no se enterase de las barbaridades que estaba diciendo – Venga... dímelo...
¿Para qué quieres saberlo?
¡Pues para saberlo¡También es mi mejor amigo!
Vamos, que quieres estar enterado de todo lo que le van a regalar ¿no? Más o menos como una maruja...
¿Una qué?
Déjalo... no me quedan fuerzas para explicarte lo que es... Está bien, te lo diré.
¡Genial¿Qué es?
Esto – le enseñó una túnica negra muy elegante.
Ah... qué bonito... – siguió mirando los catálogos, de todas formas podría encontrar un regalo mejor que el de ella con los ojos cerrados. La verdad es que quería saber qué le iba a regalar porque todos los años los regalos de Hermione opacaban a todos los demás. Siempre eran ideales y perfectos para él. Incluso los regalos de sus novias quedaban a la altura del betún. Pero este año iba a ser diferente ¡él iba a encontrar el mejor regalo! Por fin iba a ganar de una vez este estúpido concurso...
¿No te gusta?
Claro que sí... sólo que no veo a Harry saltando de alegría por una túnica... él ya tiene muchas...
Pero no como esta – sonrió ella – En realidad creo que sólo hay otra como esta en todo el mundo y me ha costado mucho encontrarla...
¿Ya te las estás dando de importante? – preguntó bastante molesto – Eso es una túnica negra y, que yo sepa, hay montones de ellas en las tiendas...
Ya te he dicho que no
Vale¿qué tiene de especial?
¿Recuerdas la capa de invisibilidad?
Claro - ¿cómo no iba a recordarla? En su batalla contra Vol... Vol... ¡al carajo¿por qué ni siquiera lograba pensar en su nombre? Estúpida tradición miedica... ¡Está bien! El día de la última batalla contra quién-tú-y-yo-y-toda-la-comunidad-mágica-y-media-muggle-conocemos utilizaron la capa de invisibilidad que le habían regalado a Harry. Por supuesto sólo pudieron utilizarla su propietario y Hermione porque... bueno, él ya no cabía ni encogiéndose como un ovillo. En fin, bendito encantamiento desilusionador conjurado perfectamente por la bruja más inteligente del colegio (por mucho que le fastidiase reconocerlo claro). El caso es que se acercaron al valle de Godric porque allí estaba el asqueroso. Se había instalado en el cementerio de atrás... no podía esconderse en una zona residencial o aunque sea en un sitio más... luminoso... ¡no! Tenía que ser en un cementerio ¡y en frente de las tumbas de los padres de Harry¿Por qué ningún malo que se precie entiende que si mosquea mucho al bueno éste, en lugar de darle una paliza mediana como se supone que tiene que ocurrir, le dará la mayor que se haya visto jamás? En fin, basta de reflexiones estúpidas... El caso es que antes de llegar hasta el-que-está-muerto-pero-todos-seguimos-temiendo-decir-su-nombre-vete-tú-a-saber-por-qué Lucius, siempre tan amable él, les descubrió. Entonces Harry se enfrentó a un dilema: proteger su capa de invisibilidad y dejar que Hermione se las apañase como pudiese o salvarla a ella y pasar de la capa como de Crabble. Ni que decir tiene que eligió la segunda y la capa quedó chamuscadilla. Siempre sintió su pérdida y desde entonces Hermione se le quedó ese rastro de culpa. Sí, ya... ella se puso en medio de la maldición asesina que el-que-nos-hemos-cansado-de-no-nombrar le dirigió a Harry. Y es cierto que le salvó la vida y él estará eternamente en deuda con ella pero... esa es una espinita que se le quedó clavada a ella... ¡un momento! Me acabo de dar cuenta de una cosa... ¿Por qué narices ella se puso en medio? Nunca me había parado a pensarlo... ¿Es posible que ella...? No... qué tontería...
¿Ron te pasa algo? Tienes una cara de tonto que no puedes con ella... ¿Ron? – Se acercó y le sacudió despacio. Al ver que no reaccionaba lo hizo más fuerte.
¡Oye¡Para ya! – le grito una vez salió de su mundo particular
Pues lo que te estaba explicando... esta túnica tiene la virtud única de poder ser utilizada como una capa de invisibilidad. Su tejido es completamente igual y los bolsillos que tiene dentro son como... pozos sin fondo. Puede meter casi cualquier cosa y luego, con sólo pensar en algo, aparece instantáneamente en su mano ¿genial verdad? – por fin se iba a resarcir de la pérdida de la capa de invisibilidad en la batalla final... no era igual que la que perteneció a su padre pero algo era algo ¿no?
¡Ya sé lo que le voy a regalar! – gritó sonriente sin haber escuchado ni una sola palabra de lo que le había dicho Hermione.
¿Ah sí? – Total... ya estaba más que acostumbrada a que él pasara de ella así que no le dio importancia.
Sí
¿Se puede saber qué es?
Por supuesto, es – en ese momento llamaron a la puerta – ahora te lo digo.
Por favor, que no me abra el tipo raro, por favor que no me abra el tipo raro – normalmente ningún niño se quería acercar a esa casa; por eso Peter había huido como alma que lleva el diablo al ver dónde caía la pelota. La primera vez que escuchó una cosa rara de esta casa había sido una historia que tenía que ser mentira a la fuerza... o eso pensaba en aquel momento. La historia básicamente contaba que un día unos niños perdieron una pelota en el jardín de esa casa; hasta ahí todo normal, vale. Lo raro pasó después cuando fueron a recogerla. Un par de niños se aventuraron, muy valientes ellos, a llamar y a pedir disculpas. Ya tenían ensayado el discurso y todo; la verdad es que ninguno de ellos tenía mucha puntería y por eso habían tenido que llamar a las casa de medio barrio... pero eso ahora no interesa mucho. A lo que íbamos... los dos chicos llamaron a la puerta y les abrió una chica castaña bastante bonita y muy simpática. Ella se ofreció a ir a por el balón pero Charlie, el más "galante" de los dos chicos, decidió que no era justo que una chica tan bonita tuviese que recorrerse toda la casa por un fallo suyo. Así que entró, pasando olímpicamente de los gritos que daba la chica. Lo que vio en el salón le dejó a cuadros. Dos piernas andaban solas por el salón mientras buscaban la parte de arriba de su cuerpo. Totalmente cegado por el miedo el niño apenas pudo soltar un pequeño gritito; a su lado se encontraba el medio cuerpo de un chico pelirrojo que no hacía más que decir algo parecido a "¡no te preocupes chico esto es sólo un truco de magia¡Harry¡Ayuda¡no he podido aparecerme bien y he perdido la mitad del cuerpo¡Harry!" Así que, después de ese capítulo, la casita completamente blanca con un cuidado jardín de atrás, quedó totalmente vetado por la comunidad infantil del barrio. Todo esto pasó de moda hasta que, en Halloween, otros dos niños se acercaron a la casa. Algunos dicen que eran los más valientes y otros que se perdieron... nos inclinamos a pensar que fue lo segundo. Esperaban que les abriese la puerta un chico disfrazado pero lo que se encontraron hizo que se les helase la sangre... ¡era un dragón auténtico que escupía llamas! Y esta vez no era ninguna leyenda porque él pasaba por la calle junto a su hermanita y Lizzy ¡menudo susto que se llevaron! Todos corriendo como locos mientras se oía un grito, algo que no olvidarían en mucho tiempo... "¡Ronald¿qué demonios crees que estás haciendo¡Has asustado a medio vecindario!". Desde entonces nadie quería ni oír hablar de ese tal... Ronald... Por eso rogaba una y mil veces para que le abriese esa chica tan bonita que era muy amable y amiga de su madre... ¡Por favor!
¿Quién eres y qué quieres? - ¡es el pelirrojo¡es el pelirrojo! - ¿Hola? – preguntó al ver que no respondía - ¿eres sordo o mudo? – se agachó a su altura y le sonrió, pero el niño se agazapó aún más.
Eh... - ¿y el valor que se supone tenía? Socorro... ¿dónde está superman cuando se le necesita? Seguramente haciendo la colada... ¡mamá!
¿Dónde vas? – el pequeño estaba dando unos pasos atrás - ¡Hermione¿algún chico de tu barrio es sordo o mudo? – se volvió al salón.
Eh... – venga piernas... ¡no me falléis ahora! Tengo que salir, tengo que salir...
¡James! – exclamó Hermione cuando salió a ver qué es lo que estaba pasando - ¿qué haces aquí?
¿Yo? Er... la pelota... jardín... atrás... – di algo coherente, di algo coherente.
¡Ah! Se os ha perdido la pelota en mi jardín ¿verdad? – el pobre niño asintió aún muerto de miedo – Espera y ahora te la traigo – no iba a entrar ahí ni por todo el oro del mundo ¡no estando ese pelirrojo!
Oye chaval... ¿quieres un caramelo? - ¡otra vez el pelirrojo¿pero no se había ido?
No... gracias...
¡Sabes hablar!
¡Hola! – de repente había aparecido un chico moreno más bajito que el pelirrojo... ¿de dónde había salido?
¿Harry? – el pelirrojo había dado tal bote que, de haber podido, se hubiese subido a la lámpara - ¿qué haces aquí?
Pues visitando a mi mejor amiga – sonrió... parece bastante amable - ¿tú qué estás haciendo aquí? – por cómo le ha mirado seguro que se pelean.
Ligando con Hermione ¿tú que crees?
Aquí está la pelota... ¿Harry¿Qué estás haciendo aquí?
Interrumpiendo a Ron para que no ligue contigo.
¿Qué? Esto... Espera un momento – se acercó al niño – Aquí tienes la pelota James, ya puedes ir a jugar.
Gracias.
¡Espera¿Te llamas James? – aquel chico, Harry, se había acercado a él y se había agachado.
¡Sí!
¿Te gusta el nombre?
¡Me encanta! Además... mi padre quería llamarme Vincent... ¿te imaginas? – no sabía por qué pero ese chico le caía muy bien.
Sí, definitivamente James es mucho mejor nombre... ¿sabes? Yo también me llamo así
¿En serio?
Sí, como mi papá...
¡Vaya! Oye... ¿vienes mucho a esta casa?
A veces... ¿por qué?
Te gustaría... ¿te gustaría venir mañana a jugar a la pelota con mis amigos?
Claro ¿puede venir Hermione también?
Por supuesto – su vecina sonreía... ¿o se le estaba cayendo la baba? No estaba muy seguro... aún era un niño.
¡Oye! – el pelirrojo parecía enfadado - ¿y yo no puedo ir?
¡No! – corrió todo lo que pudo hasta llegar a donde le esperaban sus amigos. Rápidamente les contó todo y los niños, casi histéricos, se acercaron a abrazar a sus madres. Ellas, muy pacientes, acordaron no volver a dejar que ellos jugaran a la pelota... siempre les quedaría pillar ¿no?
¿Pero qué les pasa a los críos de este vecindario conmigo? No lo entiendo... – Ron cerró la puerta tras él.
¿Crees que tendrá algo que ver con el episodio de la aparición de la mitad de tus extremidades en un lugar y de la otra mitad en otro? – respondió Harry mientras Hermione les dirigía a la cocina para tomar algo - ¿o lo de traer un dragón vivo para Halloween? – fingió pensar – No lo tengo muy claro...
¡Pero qué gracioso que es mi amigo! – se sentó de un golpe en una silla – ¿y tú a qué has venido? Se supone que habíamos quedado dentro de media hora en el Caldero Chorreante...
Ya te lo he dicho... he venido a buscar a Hermione – la nombrada se quedó parada por la impresión ¡venía a buscarla a ella! – No me apetecía ir solo y venía a preguntarle si no le importaría que fuésemos juntos – sonrió - ¿Vienes conmigo? – la miró directamente.
¡Claro! Espera que cojo mi abrigo – se dirigía a la puerta de la cocina cuando un ruidito gutural la paró - ¿Qué ha sido eso? – se dio la vuelta.
Sólo he carraspeado – dijo el pelirrojo.
¿Eso era un carraspeo? – preguntó ella medio asustada – será mejor que te revise un medi mago Ron...
Muy graciosa... – dirigió sus ojos a la sala en la que aún se encontraban varias pilas de catálogos mágicos - ¿No se te olvida algo? – preguntó intentando sonar casual.
¿Algo? – Harry miraba a sus dos amigos intentando averiguar de qué diablos estaban hablando – No que yo sepa...
Hermione – pareció canturrear Ron - ¿seguro que no se te olvida nada? – disimuladamente intentó señalar a su amigo moreno. Hay que aclarar que sólo lo intentó porque conseguir lo que se dice conseguir pues... hay que responder que no.
¿Tiene algo que ver conmigo? – se señaló Harry.
No, que va... ¿cómo puedes pensar eso? – se intentó defender Ron; como siempre no lo logró... ni siquiera se acercó.
Acabas de señalarme...
No es cierto
¡Claro que sí!
¡No te he señalado!
¡Me has señalado con los ojos!
¡Qué no!
¡Ah! – en medio de la discusión Hermione acababa de darse cuenta de a que se refería su amigo pelirrojo - ¡Claro! – y, ni corta ni perezosa, se acercó a Harry y le estampó un beso en la mejilla dejando a los dos chicos estupefactos – La tradición ¿verdad? – siempre que entraba Harry en su casa ella le recibía con un beso en la mejilla pero como esta vez se habían entretenido con James pues no lo había podido hacer.
Eh... – Ron no sabía cómo reaccionar ¿qué demonios le pasaba a Hermione? Últimamente cuando Harry estaba cerca se volvía más tonta que Umbridge en sus malos tiempos – el salón – siguió directamente – está hecho un desastre... ya sabes lo de la aparición que he hecho... – alzó una ceja, realmente esperaba que lo entendiese.
¿Aparición¿salón? - ¿de qué le estaba hablando? No se había aparecido en el salón... ¡los catálogos! Tenía que recogerlos. Aprovechando que Harry había encontrado que el suelo era la mar de interesante hizo un movimiento bastante bien disimulado con su varita para recogerlos. Vale, en honor a la verdad, diremos que fue casi una chapuza porque, cuando intentó sacar la varita, tiró un azucarero que tenía encima de la mesa. Pero, como Harry seguía mirando las baldosas, no se dio ni cuenta y todo salió bien - ¡Ya lo recuerdo¡Ronald me las vas a pagar! – simuló abalanzarse sobre su amigo pelirrojo pero lo único que consiguió fue resbalarse con un poco de agua que se le había caído al lavar los platos. El resultado fue Hermione sentada en el suelo con el trasero mojado, Ron riéndose como un loco y Harry examinando minuciosamente la pintura del techo.
¡Harry deja de mirar al techo! – le reprochó Hermione mientras intentaba ponerse en pie - ¡que no es la Capilla Sixtina!
¿Qué? – Por fin se había dado cuenta de que estaba en la cocina de su amiga y de que ella estaba tirada en el suelo. En menos de un segundo ya estaba ayudándole a levantarse mientras que Ron parecía que iba a explotar de tanto reírse – Perdona... ¿estás bien? – le sonrió con preocupación ¿quién podría enfadarse con él?
Sí, perfectamente – lo único que podía hacer era sonreírle ¿Por qué se tenía que quedar con cara de idiota cada vez que le sonreía? Se supone que esa etapa ya había pasado... ¡ella era toda una mujer de veinticuatro años¡Por Merlín! Ya no era una quinceañera que babeaba por sus amigos... - ¿Nos vamos?
¿No tenías que limpiar el salón? – preguntó de repente Harry – Si quieres te ayudo y así terminamos antes - ¡y otra vez esa sonrisa marca Potter¡Merlín ayúdame!
No tranquilo... yo... esto... Ronald se encargará de todo... – y se encaminó a la puerta para poder coger su abrigo - ¿Nos vamos? – sus dos amigos asintieron y se fueron al Callejón Diagón.
¿No va a venir Luna? – preguntó Hermione una vez llegaron a las Tres Escobas; como ya estaban los tres juntos no tenía sentido el ir al Caldero Chorreante.
Hoy no puede venir – respondió Ron y tomó un trago de cerveza de mantequilla.
¡Vaya! Entonces tendremos el inmenso honor de contar con tu compañía esta vez – sonrió Harry – siempre que venís juntos es como si no estuvieseis.
Lo mismo digo cuando vienes con alguna de tus novias – contestó simplemente Ron – O cuando Hermione... esto... no espera, si nunca ha traído a ninguno de sus novios...
Cuando traje a Terry casi le haces la prueba de los mortifagos Ron... así que he decidido no traer a ninguno más – respondió simplemente ella.
Eso no es una respuesta... – farfulló el pelirrojo – Seguro que es porque no tienes a ninguno y no quieres traerlo.
¡Claro que tengo novios!
¿Ah sí¿y cuántos han sido? Déjame pensar... han sido dos: Terry y Viktor.
Bueno Casanova... no todos tenemos ese magnetismo animal que tú destilas a raudales... – contestó con ironía la castaña a la vez que se tomaba de un trago su cerveza.
¿Vais a empezar a discutir? – preguntó aburrido Harry – Porque si es así me voy a la barra e intento hablar con esa morena que no hace más que mirar hacía aquí...
¡No! – gritaron Ron y Hermione a la vez.
¿Por qué no? – les miró confundido... ¡era la primera vez en trece años que les veía estar de acuerdo en algo¡y además habían hablado a la vez! Esto es como un cometa... sólo pasa una vez cada cien años.
Porque esta tarde tenemos que ser sólo los tres – contestó tranquilamente Ron, aunque internamente aún no podía creer que ellos dos hubiesen hablado a la vez y estuviesen de acuerdo. – Ya sabes una tradición...
¡Pero si tú traes a Luna! – protestó Harry – Y yo a veces he traído a alguna de mis novias... – y esos días se convertían en recuerdos imborrables... ver a las novias de su mejor amigo atrayendo a cualquiera que quiera conocer al Elegido y dárselas de importante por... digamos... compartir la cama con él pues... no era algo agradable de recordar. Aunque él les jurase y perjurase que exageraban, a todos se les quedaba la imagen (o mejor dicho, la imaginación realizaba la labor) y después de que cortasen ellas siempre tenían a un par de cientos de tíos completamente encantados de poder estar con ellas. Bueno... por lo menos no se sentirían solas ¿no?
Ya pero ellas tienen el título oficial de novia – debatió Hermione – y esa chica sólo sería una conocida
Eh... - ¿qué iba a poder responder a eso? Pues absolutamente nada – Tienes razón... escucharé cómo discutís... – dijo con resignación apoyando su cabeza en su mano derecha.
Me estás ofendiendo – Ron intentó parecer herido, aunque en el fondo sabía perfectamente que tenía razón. Si se escribiese un libro acerca de su relación y este tuviera cien páginas, noventa y nueve y media estaría llena de sus discusiones – Bueno¿qué hacemos hoy? – será mejor cambiar de tema... los ojos de Hermione comenzaban a lanzar chispas.
¿Qué os parece si pasamos por la tienda de Quidditch? Tengo que comprarme un par de guantes para el próximo entrenamiento – propuso Harry. Después de salir de Hogwarts los tres amigos se habían convertido en aurores muy cualificados. En tiempos de guerra no tenían tiempo ni para pasar una noche tranquila en casa pero en tiempos de paz, como ahora mismo, Harry y Ron se concentraban en su deporte favorito mientras que Hermione estudiaba la carrera de medi magia... teniendo a toda la comunidad de mortifagos persiguiéndolos consideró que esa rama sería bastante interesante.
¡Sí! – exclamó entusiasmado Ron – creo que yo también aprovecharé para comprarme un par de protecciones extra... la última vez que jugamos casi me mato...
Por distraerte mirando el vestido de Luna – rió Harry.
¡No fue por eso! – esas fueron sus palabras pero el color peligrosamente rojo de su cara indicaba todo lo contrario.
¿Hermione tú tienes algo que comprar? – preguntó de repente Harry después de que él y Ron dejasen de reírse.
¿Qué? – mientras ellos habían estado discutiendo ella había vuelto a viajar a Potterlandia... Merlín... esta vez estaba imaginando unas cosas... ¡y en un lugar público! Normalmente le pasaba cuando estaba sola en su casa pero... últimamente le pasaba en cualquier sitio. Todavía recordaba ese día en el que casi se le escapa un mortifago al quedarse mirando cómo Harry se movía esquivando los ataques...
¿Sigues con nosotros? – preguntó lentamente Ron.
¡Sí! – respondió casi gritando sobresaltando a sus dos amigos – tengo que comprar un par de libros...
Muy bien – dijo Harry medio asustado – después de ir a la tienda de Quidditch, iremos a la librería ¿Vale? Ahora vuelvo tengo que ir a un sitio... – se levantó de la silla y se dirigió a los baños.
Oye... ¿te cuento el regalo que le voy a hacer a Harry? – Ron aprovechó que su amigo se había ido.
Claro – Hermione se acercó más a él para que no tuviese que levantar mucho la voz por si acaso.
La novia perfecta – anunció como si cualquier cosa. Hermione sintió en ese momento que su alma abandonaba su cuerpo ¿La novia perfecta?
