Bueno este es mi primer fan fic de Hellsing y se que los personajes no quedaron caracterizados fielmente, pero jejeje en un primer intento espero que no sean tan duros…

Regalo Nocturno

Capitulo 1

"Llegadas inesperadas"

Era una noche despejada y clara. La luna, estaba instalada en el cielo en toda su magnificencia rodeada de estrellas que la iluminaban con un fulgor vanidoso, dándole el aspecto de una reina resguardada por sus súbditos en todo su esplendor.

Desde los ventanales de su oficina, sentada cómodamente en su sillón, Sir Integra Fairbrook Wingates Hellsing, observaba el espectáculo con interés científico.

-Extraño episodio, para estar en verano…- dijo inexpresiva, mientras acomodaba sus lentes-…despejado como en primavera y tan helado como en invierno. Demasiado engañoso para mi gusto…- murmuro antes de voltearse.

Ya algo más despejada devolvió su atención hacía la gran cantidad de asuntos que solicitaban resolución inmediata. Ella, debido a su cargo tenía que lidiar con una cantidad monumental de obligaciones diplomáticas y papeleo, pero si algo había aprendido en todos esos años de trabajo era que prefería lidiar mil veces con un trozo de papel que con algún estupido aristócrata descerebrado con aíres de sabelotodo. La imagen de los integrantes de la mesa redonda vino a su mente. -¿Cuan idiotas podían llegar a ser esos hombres?- pensó para si con la exasperación pintada en el rostro.

Cerró los ojos y contó hasta diez, no valía la pena amargarse la vida a causa de esos payasos. Así, que espantando todos los fantasmas del enojo, centro su atención en el informe frente a ella.

- Jonh O'connel…- murmuro leyendo concienzudamente, necesitaba seleccionar con urgencia un nuevo teniente para la sexta división. Y como muchas otras veces le había ocurrido se zambullo por entero al trabajo, desconectándose de cualquier otro pensamiento.

Durante media hora solo se escuchó el tic-tac del reloj y el rasgar de la pluma en el papel. De pronto el silencio fue roto con estrépito, a causa del timbre. Frunció los labios y desvió la vista de su actividad. "Ya irá Walter" pensó mientras devolvía su atención al documento que sostenía en sus manos.

No había pasado ni treinta segundos-…¡¡¡RINNGGGG!!!…- volvió a sonar nuevamente. Y por segunda vez fue roto el silencio por ese burdo sonido. Alzo la vista, molesta por tantas interrupciones, que perturbaban su trabajo. Observo la hora en reloj de su mesa… ¡Pero a quien se le podía ocurrir fastidiar a la 1:55 de la madrugada! Nuevamente el sonido del timbre resonó en toda la casa. ¡Pero donde demonios estaba Walter, que no atendía la endiablada puerta!

-¡Walter! – llamó la mujer con voz molesta, mientras se dirigía hacía la salida del despacho.

Saco la cabeza hacía el pasillo y con su voz autoritaria volvió a llamar- ¡Walter donde demon…! – No pudo concluir la frase, cuando recordó - ¡Oh, Rayos! – maldijo en voz alta, cerrando los ojos cansada.

Lo había olvidado, hoy, se encontraba sola en la mansión…

-Por todos los demonios del infierno…-gruño por lo bajo, de muy mal humor.

La servidumbre tenía su día libre y no regresarían hasta mañana a las 10:00 am; Seras Victoria y Alucard se encontraba en servicio y Walter había sido requerido para capitanear justamente la división que se encontraba sin líder.

Su mayordomo mostró reticente ante la posibilidad de dejarla sola, estando convaleciente de un grave ataque. Era poco sensato (siendo las palabras textuales del hombre) dejarla sin ninguna compañía, cuando aún sus fuerzas no estaban completamente repuestas. Fue tal su negativa que a Integra no le quedo otra opción que hacer valer todo el pesó de su autoridad, para que este accediera a regañadientes.

RIIIINNNGGG….RRIIINNNGGGG

Y otra vez el condenado aparato del infierno, volvió a cortar sus pensamientos. Cuando Walter regresara le haría sacar inmediatamente el trasto. Con ese pensamiento comenzó a caminar hacía la entrada.

Iba a la mitad de la escalera, saco el arma que siempre llevaba con ella y la dejo en el bolsillo de su saco. A mano por si se presentara cualquier tipo de imprevisto con colmillos. Era poco probable, pero no imposible.

En el piso inferior, se dirigió con paso enérgico hacía la puerta. Estando frente a la estructura de madera, sujeto fuertemente con una mano la pistola que cargaba con ella, mientras giraba el pomo de la puerta. Se detuvo dos segundos con la mano el la manija preparándose y luego abrió, dando una muestra de agilidad abrió puerta y apunto.

Quedando frente a frente a… nada.

En el exterior de la casa Hellsing solo había quietud y silencio.

Desconfiada de la imagen que se presentaba ante ella escudriño el paisaje con avidez, y visible tensión, pero no encontró nada más aparte de algunas hojas traviesas que jugueteaban con la brisa.

-Extraño…- murmuro nada convencida, mientras seguía observando a su alrededor alerta y sin bajar el arma. Pasaron unos segundos de tensión palpable – Me niego a aceptar que de verdad me excedo con el trabajo…- murmuro, mientras bajaba la pistola.

De pronto unos suaves balbuceos se hicieron oír en sus nobles oídos.

-¿Pero que diablos fue eso? – exclamo. Volteando la cabeza hacía la fuente del sonido que provenía nada más y nada menos que de un bulto acunado sobre unos matorrales bajos, que adornaban el jardín exterior de la casa. Integra con evidente desconfianza se dirigió hacía el paquete. Con cautela se agacho junto a este, par ver de una vez por todas que rayos era lo que se movía.

Lo que vio dentro, le dejo sin palabras…

-Un…bebe- dijo ahogadamente. Se esperaba cualquier cosa, desde un mini vampiro psicópata hasta alguna versión de Chucky programada para matarla. Pero nunca, se imagino que el bulto, podía ser un niño.

-Dejan una criatura abandonada en mi puerta, justo el día que estoy… sola- dijo frotándose las sienes, pero es que le tenían manía o era la simple ironía del destino que la castigaba por tener dos vampiros bajo su control.

El pequeño comenzó a reír, mientras balbuceaba y estiraba los bracitos hacía ella. La rubia alzó una ceja incrédula.

- Al menos alguien se divierte…- dijo fríamente. El niño río otra vez y volvió a estirar los brazos hacía ella. Integra percatándose del gesto, comenzó a negar con la cabeza. Ella podía dispararle a un blanco en movimiento sin fallar; podía intimidar a cuanto mortal se le cruzara por delante con solo una mirada; era capaz de dirigir una organización encargada del exterminio de vampiros sin ni siquiera despeinarse; podía controlar al vampiro más poderoso del que se haya tenido registros y la lista podía continuar. Pero nunca, jamás se sentiría capaz de cargar a un bebe.

-¡Oh, no, no, no! – Dijo nerviosa – Ni siquiera lo pienses niño…- El pequeño siguió alzando su manos hacía ella, pero ahora unas muecas se hicieron presente en su carita. Integra se desespero, preguntándose en ¿como diablos se toma a un bebe?

Al ver el pequeño, que la mujer no se decidía a cargarlo, como gesto automático comenzó a hacer pucheros. Sir Integra, no le quedo más opción que cargarlo. No fuera a ser que pusiese a chillar. Porque, si no podía lidiar con un bebe sonriente, daba por sentado que mucho menos podría con un gritando.

Con una notoria inexperiencia y bastante dificultad, alzo al niño en brazos. Lo sentía blando entre sus manos. Cuando lo tuvo apoyado en ella, el bebe se acomodo por si solo en sus brazos. Integral al ver al pequeño tranquilamente bien ubicado, suspiro con alivio. Después de todo no había sido tan difícil.

Una fría brisa soplo de pronto moviendo sus rubios cabellos, alertando nuevamente sus sentidos. Y revisando por última vez el entorno se adentro a la casa con un nuevo y pequeño acompañante.

Otra vez en el vestíbulo, Sir Hellsing camino rauda hacía la biblioteca. El lugar más confortable de la casa.

Al llegar a su destino, traspaso las enormes puertas. Notándose al instante un cambio en la temperatura, evidentemente más calido que el tibio vestíbulo y el helado exterior.

Tranquilamente, se acerco a unos de las butacas frente al fuego. Acomodándose en el más cercano. Ahora, que se encontraba en un sitio apropiado, se dio el trabajo de observar a la criatura que descansaba pasivamente contra ella, mirándola con curiosidad.

Era un varón, que no superaba los cinco meses. Tenía unos cuantos atisbos de cabellera negra y unos grandes ojos de un color gris metálico, su piel era pálida y suave. Integra no había tenido mucha cercanía con infantes, pero lejos de todos los niños que había visto este era el más mono.

A sir Hellsing se le escapo una sonrisa y el bebe movió sus bracitos contento.

-Y bien pequeño…- dijo tomando una de de sus pequeñas manos –…Y ahora que se supone que voy a hacer contigo…- murmuro. El niño volvió a manotear feliz.

-Parece que no te caigo del todo mal…- le comentó. Este en respuesta soltó una risita. – Eres más valiente que varios de mis hombres, en un futuro serías un buen elemente para la organización…- le siguió hablando. Aún no podía creer que una criatura tan pequeña fuera tan fascinante y valiente, es decir, sabía que el era solo un infante, pero las pocas veces en las que tuvo contacto con niños estos sin motivo aparente se habían puesto a llorar escandalosamente, hasta que eran sacados de su presencia. Algo nada bueno para alguien que en un futuro no muy lejano tendría que transformarse en madre (quisiera o no). A esta horrible situación había que agregarle las burlas de Alucard que para desgracia de ella se había enterado de estos pequeños incidentes. Lógicamente los utilizó como armas, para fastidiarla.

Mejor era apartar esos molestos recuerdos. Así que antes que su genio se descompusiera, empezó a revisar al niño. Con cuidado desenvolvió las mantas. Dentro del enredo encontró un biberón tibio y algunos pañales.

-Esto nos sacara de apuros por esta noche…- le dijo al pequeño, mientras tomaba la mamila tibia y la dejaba en una mesita lateral. El infante en si se encontraba seco y en perfectas condiciones.

La rubia dejo al bebe recostado en el sofá, para sacarse el saco, la corbata y los guantes. Ya más cómoda, volvió a coger al recién nacido en sus brazos y tomando la misma posición frente al fuego.

Pasaron unos cuantos minutos, en los cuales ella no pudo despegar la vista del pequeño individuo. Y de pronto se percato, que una extraña ternura la invadía el alma. Algo que nunca antes había sentido. Era algo calido y confortable. Toda su vida había pensado que ella no estaba hecha para ser madre y al tomar la organización esa parte tan intrínseca en las mujeres fue echada totalmente a un lado. Pero ahora, eso que jamás pensó en llegar a sentir se estaba haciendo presente de una manera tan intensa que la sorprendía. Por primera vez en años tenía la libertad de sentirse mujer.

El niño bostezo y se llevo sus manitos a los ojos. Y por segunda vez esa noche, la reina del hielo regalo otra sonrisa sincera. Espectáculo inédito del cual nadie sería testigo… para su suerte y alivio.

Integra de forma automática arrullo al niño contra si. El pequeño se aferro a su blusa y emitió un balbuceo entre sueños. La rubia en un segundo acto inconciente comenzó tararear a media voz la misma melodía que le entonaba su padre cuando era niña…

Imaginando de que ella era realmente la madre del niño y que existía un lazo sanguíneo irrompible entre ellos.


El sonido de un disparo retumbo en toda la manzana, y luego el ruido seco que produjo un cuerpo al desplomarse. Saliendo de una callejuela vacía y oscura, se puede ver una figura alta vestida completamente de rojo caminando con toda calma, mientras guardaba su arma dentro del abrigo con una mueca de satisfacción.

Alucard chasqueo la lengua con desprecio y se dirigió hacía los camiones de Hellsing, ubicados a unos metros de distancia. Walter le esperaba fuera con su porte aristocrático de siempre.

- Alucard, informe – dijo seriamente, fijando sus ojos en los rojos de él.

El vampiro sonrió con desdén.

-Destruido –dijo con voz oscura y baja, acompañado de un brillo opaco en sus orbes carmesí.

El mayordomo asintió de forma afirmativa y bacilo levemente al voltearse para dirigirse al camión. Alucard no pasando por alto el leve gesto lo detuvo antes de que abriera la puerta.

-Walter – el aludido lo miro por encima del hombro- Mi amo esta en la mansión no es así.

-Sí…- dijo desconforme girándose enteramente, frunciendo el ceño- No me ha agradado en lo absoluto tener que dejar a Sir Integra sin ninguna protección en la casa, más aún cuando esta convaleciente, pero estan terca - concluyo derrotado. El mayordomo estaba convencido que no había existido un Hellsing más tozudo que ella, ni siquiera su difunto padre. ¡Y por todos los cielos! podía llegar a ser un verdadero dolor de cabeza al querer razonar con ella cuando algo no le parecía.

-Mmm…interesante- murmuro con una sonrisa afectada, llena de regocijo – Bien, si ves a la chica policía dile por favor que se alimente como corresponde…

-Se lo diré…y tú ¿podrías?

Alucard sonrió de medio lado –Por supuesto Walter…

-Gracias…- fue lo último que alcanzó a escuchar el nosferathus antes de desvanecerse en la nada.

El hombre mayor se quedo un segundo detenido, hasta que unos apresurados pasos se escucharon detrás de él.

-¡Señor Walter! – exclamo con la respiración entrecortada por la carrera. El aludido se volteo a ver a la joven vampiresa - ¿Dónde se dirigía mi amo?

-A casa señorita Victoria…- fue la fugaz respuesta, que le dio antes de entrar al camión dejando a una aturdida Seras Victoria atrás de él.

-Amo…- murmuro pesarosa y con una extraña mirada melancólica. Alzo lentamente la vista hacía el cielo, y este había adquirido un extraño color carmesí.


El enorme vestíbulo de la familia Hellsing, se encontraba totalmente a oscuras, vació y silencioso. Hasta que una alta sombra comenzó a materializarse en el centro de este. Alucard afino sus sentidos para ubicar la presencia de su amo, pero cual fue su sorpresa al notar que no podía detectar la presencia de su amo. Algo había en el ambiente que le impedía percibir donde se encontraba ella.

-Vaya, vaya…-murmuro mostrando su mueca dentuda. Mientras se desvanecía y aparecía fuera del despacho de Integra. Y como fuera su costumbre entro sin llamar y sin usar la puerta. Él sabía de antemano que su amo le echaría una buena bronca por semejante atrevimiento, pero ¿que más daba? Después de todo le encantaba verla rabiar. Se enorgullecía en ser el único "ser viviente", metafóricamente hablando, que tenía la capacidad de cabrear a la legendaria doncella de hierro.

Alucard sonrío afectado y abrió la puerta de la oficina.

Tremenda sorpresa se llevó cuando encontró el lugar completamente vació. Los papeles estaban ordenados, como si ella hubiese estado trabajando recientemente. Su aroma estaba por todo el lugar. No hacía mucho rato que había salido.

Volvió al pasillo, pero no quito la mirada de la puerta, preguntándose a donde rayos podía estar su amo. Se volteo hacía las escalera, y en ese instante fue cuando su oído capto una suave y hermosa melodía. Alucard afino su audición y se deleito con el sonido unos segundos. Luego no pensándolo dos veces comenzó seguirlo, con el firme propósito de ubicar el origen de tan encantadora melodía.

Avanzo por los pasillos veloz, hipnotizado por lo que sus oídos escuchaban. Debía encontrar la fuente como fuera. Después de doblar un par de intersecciones sus pasos le dirigieron hacía la entrada de la biblioteca.

Alucard sonrió con júbilo, mientras escondido entre las sombras pudo vislumbrar que sus dos objetivos respondían a una misma persona. Además de descubrir que, o más bien quien, interfería con sus sentidos.

Transformándose en sombra se movió hacía el rincón más sombrío del cuarto, ocultando totalmente su presencia y así poder observar que hacía su amo. Integra totalmente ajena al hecho de ser observada, arrullaba con toda tranquilidad al bebe, mientras tarareaba. El niño estaba aferrado a ella y roncaba levemente.

Estaba viendo lo que él creía o era algún tipo de visión surrealista. Aún incrédulo se saco sus lentes, para comprobar que no era algún tipo de alucinación o simplemente un sueño loco. Luego de un momento, no le quedo más remedio que convencerse que su amo, sí tenía un infante en sus brazos que no solo no lloraba, sino que además de esto ella le estaba cantando. Extraña manera de enterarse de semejante talento oculto de Sir Integra. El rey de la no vida sonrió de medio lado.

Vaya que se divertiría esta noche…


Bien jejeje este es el capitulo uno de mi primera mini serie de Hellsing. Como ya dije en un inicio soy una novata en esto aún y espero que sean misericordiosos…jejeje. Me despido hasta el próximo capitulo…

Pd¡Dejen review!

Brisa Black