Por que me parece rematadamente increible que lo mejor que haya escrito en mi vida sea acerca de un sujeto que no soportaba.
Ahora resulta que lo adoro tanto que quiero hacerle un adefesio de homenaje, algo así
esto me convierte en tsundere lamentable pero bueno
Oh si querido lector hablo de Yamamoto, lo detestaba y no saben hasta que punto ha sido blanco de mi ira el pobre beisbolista. He despotricado injustamente contra él, lo admito, ahora me remonto y pienso que fui una histerica estupida, digamos que busco resarcirme un poco...
Contaré brevemente la historia de estos one shots, solo quería profundizar un poco en el personaje, explorar sus matices y divagar un poco la verdad ni yo sé si lo lees y te gusta genial, si no, eres libre de dejarme un review y mandarme al diablo mucho.
No se cuantos serán, creo que cuatro o cinco, el cuarto tardará en llegar y entonces diré si el quinto va o no va.
Advertencias: Angst. TYL.
Disclaimer: La serie definitivamente no es mia.
...
Aquella tarde-noche como otras muchas anteriormente, siguiendo su disciplina dedicaba el tiempo en perfeccionar la técnica de su espada. Afuera las nubes ensombrecían un cielo a punto de caer un sol que ya no se veía; eran turbias, grisáceas que habían comenzado a tronar sin embargo el guardián de la lluvia no las veía, su pequeño claustro diario en el dojo del cuartel Vongola no podía darse cuenta de que, para cualquiera pesimista o no, aquello era el vaticinio de que algo había sucedido o estaba por suceder.
Pero no para él, siempre estaba despreocupado y mantenía un pensamiento positivo aun en las situaciones mas azarosas tenia una sonrisa y unas palabras de animo para levantar la moral sosteniendo al equipo ya fuese beisbol, fuese la "familia" y eso no había cambiado a pesar de los años pero si su concepto de mafia; ahora tenia esclarecido que aquello no era un simple juego de niños. Cosas horrendas sucedían en el crimen organizado y mas aun en la época que transcurrían ante la constante amenaza Millefiore la situación era funesta y vivir el día a día se convertía en algo impredecible. Byakuran podía ser terriblemente sanguinario e inicuo. Sin embargo el risueño Yamamoto era el mismo, era la amable lluvia apaciguando un cielo tempestuoso, no se dejaba perturbar por ello pero tampoco menguar en su oposición apoyando a su capo con su implacable espada en todo momento, indiscutiblemente.
Aun con ello, por muy jovial y distraído que fuera no podía negar que la expresión que traía Tsuna al encontrarlo a su salida del entrenamiento no pasaba desapercibida como muy grave y formal contagiándole lo mismo en el contacto visual el cual le negó segundos mas tarde dejándolo confuso e intranquilo. Su voz sonó firme aunque apenas logro escucharla en susurro, haciéndole sostener una promesa de calma antes de proseguir…Lo miro entonces con extrañeza y, luego, sus parpados se abrieron enormemente.
Se oyó un trueno a lo lejos. En esas horas la lluvia caía furiosa, copiosamente y chocaba contra la ventana produciendo un repiqueteo continuado en medio del silencio sepulcral que reinaba en el pasillo. Parecía un instante suspendido en el tiempo, tan estático, tan solemne y tan irreal como hubieran querido ambos que fuera; sin embargo no, no lo era.
La verdad se le estaba clavando como un helado puñal en el pecho.
Yamamoto estaba quebrado, ni rastro había de su sonrisa, tampoco había mirada que pudiera descifrarse pues su semblante se había ensombrecido y mantuvo la cabeza agachada apretando por debajo las los puños y el mango de Shigure Kintoki en uno de ellos.
El dolor esabismal, inconmensurable, insondable…
-Yamamoto…-La apagada voz del Capo Vongola, susurro, no es escuchada el guardián de la lluvia se precipitaba a la tristeza, de esta a la desesperación…
…¿Por qué? Donde...
¿¡Quien!
A pesar de lo compungido que estaba continuo con los detalles, Tsuna, adelantando una mano en para…que su guardián supiera que estaba allí ya que no había nada en ese mundo que pudiera decirse para mitigar la desolación de perder a un ser querido. Guardo un mudo respeto y pésame al terminar de hablar.
Como siempre cuando el ser humano experimenta infortunios se pregunta el "porque" de estos, la mente se niega asimilar razones lógicas e ingenuamente sigue refutando los injustos designios mismos de la vida. ¿Por qué tenia que pasarle eso a su padre? ¿Por qué, si el no tenia nada que ver con Vongola, la mafia, ni nada? ¡Por que tuvieron que ir contra el! Yamamoto no es diferente por muchos años que hayan pasado, se echara el peso encima, sabe que la culpa es suya completamente, tenia que haber estado allí para protegerlo, tenia que haber estado allí para salvarlo, tenia que haber estado allí para morir él, tenia que…
No eran, no fueron, no podrán ser nunca jamás.
La desesperación se convirtió en odio, el odio…se volvió ira y esta lo embargo todo, lo abarco todo, hirvió en su sangre y cegó su juicio. Quien quita una vida a otro... Alguien así no merece existir ¿Quien tiene derecho a arrebatarle la vida a una persona inocente? Un espadachín tiene la templanza de detener su hoja a un centímetro de degollar, es la línea que lo separa de ser un samurai diestro a un vulgar asesino, eso le había enseñado su padre, esa era su política a la hora de blandir su fiel katana contra alguien, no matar, aun si fuera lo estrictamente necesario el odiaba eso y odiaba a los que lo hacían…y ahora uno de ellos arrebataba a su progenitor.
¿Realmente se merece desaparecer alguien capaz de causar semejante barbarie?
La respuesta es si
Con los datos que le había dado su capo, desoyendo sus llamados nerviosos que resonaron en ese abandonado pasillo del cuartel y alertaron al resto de los guardianes que se asomaron a ver como cruzaba como una exhalación Yamamoto a paso enérgico la distancia que le separaba del dojo a la salida exponiéndose a la copiosa lluvia y, de allí, salió corriendo. Si bien la distancia era larga, el suelo resbalaba y con aquel kimono que se tornaba pesado cuanta mas agua se impregnaba en el apenas tenia consciencia de su cuerpo como para sentir cansancio o abatimiento. El cielo tronaba nuevamente acompañando el fugaz chapoteo que dejaban sus pasos a medida que se acercaba a lo que antaño fue su hogar y el famoso restaurante de sushi el cual quedo reducido a escombros, como todo el distrito Namimori tras la llegada de Millefiore.
Allí lo encontró. El traje característico, el arma que le apunto, y las palabras ufanas que uso lo delataron como tal y su mano de se desplazo rápidamente a la empuñadura de la espada sin mediar ni una sola oración, tan solo una mirada de rencor absoluto que nunca antes había mostrado el guardian de la lluvia. Aquel desafortunado soldado Black Spell se estremeció y, posteriormente volvió ha hacerlo con la afilada hoja de metal atravesándole el vientre y saliendo por la espalda.
Shigure Kintoki se mostraba aterradora y letal obrando para lo que estaba concebida voraz e inicua, sin mesura ni técnica; la Katana probaba la carne de forma incomparable y su maestro la sangre humana derramada. Ni piedad ni miramiento alguno, tampoco control de su propia consciencia.
"Asesino…"
Se acordaba del rostro del ser querido y el arrepentimiento detrás de cada estocada, el cual lo hacia sentir un monstruo, se sustituía por una cólera renovada, desbordante e incontenible cuyo momentáneo alivio parecía estar únicamente cuando sentía su espada darse con el limite de la carne y sobrepasarlo; traspasándolo una y otra vez casi sin pestañear mientras sentía en su rostro salpicarle algo que no era agua…
"Porque…"
El dolor no se iba, corría por sus venas y lo envenenaba impulsándolo a seguir, tratando de mitigarlo y, a la vez tratando de transmitir que tanto lo estaba sufriendo a su contrincante…
No.
A su victima
-¿¡Por que lo hiciste!- Rasgo el aire, con su grito, sesgadamente la exquisita hoja produciendo un silbido mortal que se apago al llegar al cuerpo siguiéndole un lapso silencioso de suspenso. Un instante de pecaminosa satisfacción. Dos pesos golpearon el pasto haciéndolo crujir y todo ceso tan deprisa y atrozmente como había comenzado salvo por que, al final, una única figura se hallaba erguida bajo la lluvia abundante contemplando su obra con la misma ausencia de la situación como quien despierta de un trance tras mirar por mucho tiempo algo y desenfoca. Creía ver un espejismo grotesco pero era una realidad contundente, abrumadora y aplastante, asfixiándolo.
Ese que le causo tanto sufrimiento se había convertido en dos pedazos de ser humano y regaba su asqueroso interior en el suelo y, a pesar de ello seguía allí ese tormento, continuaba doliéndole y oprimiéndole en el pecho, y de alguna forma sabia que todo iba a acabar así.
Sin embargo no pudo evitar hacer lo que hizo y volverse alguien como el, unasesino.
Por la katana se deslizo una gota de sangre cuando se clavo en el suelo y Yamamoto se hinco sobre una rodilla sin fuerzas ni moral para mantenerse más erguido
Y mientras tanto la lluvia seguía inalterable, limpiando y llevándoselo todo…salvo la culpa, la tristeza y la angustia.
...
