EL AMOR SIEMPRE REGRESA
Cap. 1: Recuerdos
Han pasado ya 5 años desde aquel día, cuando Shaoran se fue. Sakura recordaba su cara, sonrojada, mirándola mientras le daba el osito. Recordaba lo que sintió cuando tocó su mano, y cuando él de dijo que se volverían a ver. Pero habían pasado 5 años y Shaoran nunca había vuelto, ni le había llamado, ni le había escrito. Bueno, sí que se habían visto una sola vez, cuando Eriol les invitó a pasar las navidades en su casa de Inglaterra (os lo cuento más tarde). Sakura no había vuelto a saber nada de él desde entonces. Volvió a recordar las ganas que tuvo de lanzarse encima de él, de abrazarlo y pedirle llorando que no la dejara, que ella también le quería. Pero no se atrevió a hacerlo, y se maldecía por haber sido tan cobarde. Recordó que lloró. Lloró noches y noches en silencio, no dejaba que Kero entrase en la habitación cuando ella estaba para que no la viera llorar. Cuando estaba sola lloraba con "Shaoran-kun", el osito de Shaoran, en sus brazos. Siempre lo llevaba en todos los sitios excepto en la escuela. Y también con la carta "amor". La carta y el osito eran los únicos recuerdos que tenía Sakura de Shaoran. Recordó también que Tomoyo la había apoyado y animado mucho. Ella era realmente una buena amiga. Pero aun así, Sakura estaba siempre muy triste. Nunca quería salir, ni sonreía, y cuando lo hacía se le notaba mucho que lo forzaba. Sus ojos ni siquiera brillaban.
En medio de todos esos recuerdos, una voz devolvió a Sakura a la realidad.
- ¡¡¡¡¡¡¡SAKURA!!!!!!!!!!
- ¿Qué quieres Kero? ¿Qué pasa?- dijo Sakura volviendo a la realidad.
- ¿Qué qué pasa? ¡¡¡LLEVO MEDIA HORA GRITÁNDOTE AL OÍDO Y TU SIN ENTERARTE!!!!!!!!!!!
- ¡No grites Kero! ¡Papá está abajo y te va a oír!
- Tu padre se ha marchado hace un cuarto de hora.
- ¿Qué? ¿Y no me lo dijo?
- Te lo ha dicho, lo que pasa es que estabas soñando despierta otra vez y ni le has oído.
- ¿Tan distraída estaba?
- ¿En qué piensas cuando te pones así?
- En él.
- No entiendo como aún piensas en ése maldito mocoso. Nunca va a volver- dijo Kero poniendo cara de enfado. Entonces recordó que Tomoyo le había pedido que no mencionase nada de "el mocoso" ni nada de su ida, Sakura se ponía peor de lo que ya estaba. Recordó lo que pasó la última vez que criticó al mocoso. Sakura se pasó dos semanas sin hablarle y lloró muchísimo.
- Sakura, yo… Perdona. Yo no quería… No era mi intención…
Pero ya era tarde. Sakura bajó la cabeza y un par de lagrimas se le empezaron a resbalar por sus mejillas.
- Ya sé que no va a volver, ¡¡¡LO SÉ!!!- entonces empezó a llorar. – Pero no puedo quitármelo de la cabeza,¡¡¡¡ES IMPOSIBLE!!!! ¡¡¡¡¡¡¡YA NO SE QUÉ HACER!!!!!!!
Sakura sentía rabia. Rabia de no poder animarse, de no poder sonreír, de no poder dejar de pensar en él. Se tumbó en la cama llorando muy fuertemente. Kero decidió que era mejor dejarla sola, así que fue a llamar a Tomoyo.
- ¿Sí?
- Hola Tomoyo.
- Hola Kero. ¿Qué ha pasado algo?
- Es que se me ha escapado un comentario del mocoso sin querer y Sakura se ha puesto a gritar y a llorar.
- Kero, te he pedido miles de veces que delante de Sakura a Shaoran ¡ni lo menciones!
- Ya lo sé, pero ha sido sin querer.
- Piensa antes lo que vayas a decir, o si no mantén la boca cerrada.
- Ya lo intento. Pero es que cuando veo a Sakura tan decaída por culpa de ése mocoso me entra una rabia que me dan ganas de estrangularle si lo tuviera delante. Ése maldito mocoso…
- Pero debes controlarte Kero. De ésta forma haces sufrir más a la pobre Sakura. ¿Qué vas a hacer para que te perdone?
- Lo mismo de siempre. Suplicarle perdón a todas horas hasta que se canse y me perdone. Qué remedio…
- Ji, ji, ji… ¡Pues ya puedes empezar!
- Bueno, hasta luego Tomoyo.
- Adiós Kero.
Cuando Kero colgó, vio bajar a Sakura. Tenía los ojos hinchados y rojos de llorar.
- Sakura, lo siento mucho…- empezó Kero.
- No te preocupes Kero, no estoy enfadada contigo.
- ¿Me has perdonado?
- Sí, no quiero que te pases el día detrás de mí repitiendo lo mismo una y otra vez.
- ¡Sabía que funcionaría, mi técnica es infalible!
- Voy a ducharme.
Mientras Sakura estaba en la ducha, Kero celebró su perdón comiéndose un enorme pastel de fresa, hecho por Sakura, que ya sabía cocinar muy bien. Se comió el pastel en sólo tres bocados y, muy feliz, se puso a leer una revista nueva.
Cuando se la hubo terminado, fue cuando Sakura salió del baño. Había cambiado mucho en 5 años. Ahora era una adolescente muy bonita. Tenía un bonito y delgado cuerpo (Sakura apenas comía, no notaba el sabor), su cara era más fina. El cabello lo tenía más largo, lo llevaba por debajo de los hombros. Además, era casi tan alta como su hermano. La verdad es que era una chica muy guapa. Ahora ya no llevaba vestidos ni faldas como cuando era pequeña. Ahora llevaba jerséis y pantalones modernos. Menos en la escuela, que llevan sus uniformes.
Ya se había secado el pelo y se disponía a subir a la habitación cuando sonó el teléfono.
- ¿Sí? Casa de los Kinomoto.
- Hola Sakura.
- Hola Tomoyo. ¿Qué tal?
- Bien. ¿Queréis venir esta tarde a mi casa? Tengo una receta nueva de un pastel que a Kero le encantaría.
- Hoy no Tomoyo. Quizás mañana.
- ¿Por qué?
- Es que hoy no tengo ganas de salir.
- Tu nunca tienes ganas de salir, Sakura. Además, pobre Kero, piensa en él. Debes salir un poco.
- Está bien, de acuerdo. Lo hago sólo por Kero.
- ¿Te va bien a las 3?
- Vale. Hasta las 3, Tomoyo.
- Adiós Sakura.
Después de comer sola porque su padre estaba en una excavación y Touya estaba de vacaciones con Yukito en la playa (era verano) además que ya no vivía con ellos. Su padre no iba a volver hasta dentro de un par de semanas por lo menos, Sakura se vistió con un jersey de lana rojo granate y unos pantalones ajustados y acampanados al final y con Kero fueron a casa de Tomoyo, que estaba muy contenta de que Sakura se animara a salir de casa. Tomoyo se había cambiado de casa, ahora tenía una enorme mansión (más grande que la otra) y estaba más cerca de la casa de Sakura. La verdad es que Tomoyo no había cambiado mucho. Tenía rasgos de mujer al igual que Sakura, y el pelo algo más corto y recogido siempre con una cola o una trenza. Pero ni había cambiado ni pensaba cambiar.
Se pasaron la tarde preparando un pastel de chocolate (a Kero se le caía la baba con sólo mirar los ingredientes) y se la comieron para merendar. Sakura hasta pareció que dibujaba una pequeña sonrisa en sus labios. Luego Tomoyo abrió un cajón lleno de fotos. Los tres empezaron a mirarlas y se lo pasaban bien recordando su antigua escuela, excursiones…
- Mira ésta. Aquí estamos todos en la playa. ¡Qué bien que lo pasamos!- dijo Tomoyo.
- Y ésta, cuando fuimos a esquiar- dijo Sakura.
De pronto, Sakura se paró. Tenía una foto en la mano y se la quedó mirando fijamente.
Esa foto ni siquiera sabia que se la habían hecho. Recordó cuando fue.
Fue la última vez que vio a Shaoran. Eriol invitó a Sakura, a Kero y a Tomoyo a pasar las navidades a Inglaterra. Cuando fueron también se encontraron a Shaoran, tan sorprendido como ellas de verse (Eriol había planeado el reencuentro para que Sakura declara su amor por Shaoran). Recordó que tubo muchas oportunidades para decírselo, pero nunca se atrevió. Y por nochebuena, ese día sí que lo recordaba mucho. Ella le compró un regalo; un collar de plata con un corazón, y dentro del corazón la palabra "love"(amor para quien no lo sepa). Shaoran se puso realmente tan rojo como el papel de regalo y más aún cuando le dijeron que era el regalo de Sakura, y cuando le dio un beso de agradecimiento (según Eriol, eso es típico en Inglaterra, y como estaban allí, se tenía que respetar las tradiciones) casi se desmaya y le da un infarto (no exagero, de verdad).
Shaoran también tenía un regalo para Sakura. Éste le regaló una pulsera de oro con el nombre de Sakura grabado. Y Sakura tubo que darle el besito a Shaoran. Total, que los dos acabaron tan rojos que se podía freír un huevo en sus mejillas (creo que incluso una parrillada, ^U^).
Fuera de los recuerdos, Sakura miró la pulsera (nunca se la había quitado) y sonrió. Tomoyo y Kero se quedaron boquiabiertos, realmente hacía años que Sakura no sonreía de verdad.
- Sakura, ¿te ocurre algo?- dijo Kero.
- Tomoyo, ¿me puedo quedar esta foto?- dijo Sakura, sonriendo.
Tomoyo y Kero miraron la foto. Ahora comprendían el porqué de ese cambio.
- Claro que te la puedes quedar, Sakura. No tienes ninguna foto de él y ésta ha quedado muy bonita.
- ¡Gracias tomoyo!- Sakura se abalanzó a su amiga, dándole un abrazo que casi la asfixia.
