Hola a todo el mundo!!

Bueno, creo que esta de más decirles que este es mi primer fic, asi es que espero que les guste y me dejen un Reviw con sus opiniones.

El fic va dedicado a mi amiga Vanesa, quien fue y sigue siendo mi inspiración.

Declaimer: Nada de esto me pertenece a mi sino a J. K. Rowling.

Capítulo 1

Frío, dolor, desesperación. A su alrededor sólo se oían murmullos de maldiciones seguidos de gritos desgarrantes. Mortífagos apuntando sus varitas hacia muggles, maldiciendo a los iniciados para demostrarles lo que deberían ser capaces de hacer. Miraba hacia su padre, quien, demostrando su maldad, le enviaba un cruciatus a un bebe de unos cuantos meses frente a su madre. Los gritos desesperados del niño, junto con los llantos y súplicas de la madre ayudaban a hacer del cuadro un lugar aún más horrible. Miraba a su alrededor buscando una buena víctima, pensando que tipo de hechizo podría ser bueno para su primera víctima. Draco sabía perfectamente lo que era el dolor. Sabía muy bien que se sentía y como soportarlo, su padre se había encargado de eso, pero nada ni nadie nunca lo hubiese podido preparar para lo que sintió luego de ver a esa criatura sufrir. El estúpido de Nott le había enviado un cruciatus. Su padre siempre le enseñó que el valor, el honor y la frialdad eran, ante todo, lo mas importante, sobre todo para un Malfoy. Pero ese dolor era mucho más de lo que se podía soportar. De nada te valían el honor y el valor mientras sentías como se te quemaban cada uno de los órganos del cuerpo, fuego consumiéndote las entrañas, el dolor que te causaba respirar. De nada te servían cuando sentías que con cada latido tu corazón disminuía su ritmo. Sus ganas de que todo terminara para poder demostrarle a Nott lo bien que se le daban las maldiciones creció aún más cuando notó que las rodillas le habían fallado y que caía al suelo preso del dolor para encontrarse con una fría nieve. No pudo más, y contra toda su voluntad soltó un pequeño gemido. Su padre se lo reprocharía. Él mismo se lo reprocharía, pero haría pagar a Nott. Nadie, absolutamente nadie se metía de esa manera con un Malfoy, y mucho menos con él. Repentinamente, todo terminó. El dolor cesó. Abrió los ojos, ¿en que momento los había cerrado?. Miró en dirección a Nott y lo vio retorciéndose en el piso. Buscó la varita causante de su caída. Ahí estaba su madre haciendo gritar a ese inútil por haber osado levantar la varita ante su hijo. Sonrió para sus adentros. Su madre nunca aceptaría que ya no era un bebe de 3 años, lo cual extrañamente lo tranquilizaba. Miró a su alrededor. La escena no había cambiado aún. Los mortífagos tenían un festín. Muerte, gritos, llantos, desesperación. Los sentimientos más apreciados por Lord Voldemort salían a relucir en momentos como estos. Su sed de venganza y de poder era demostrada. Que todos se enteraran de lo que harían a los que se resistían ante el poder de la oscuridad. Que todos se enteraran de cómo acabarían los indignos de aprender la nueva ley de la vida. Aquel era su mundo. El mundo al que acababa de ser introducido. El mundo que había elegido. Libraría a la tierra de muggles y sangres sucias. Se sentía orgulloso de poder ayudar con eso. Sabía muy bien que su presencia en aquel cerrado círculo era más que bien apreciada. Era hijo de uno de los mejores mortífagos y descendiente directo de vampiros por parte de madre. Tenía poder. Oh, si lo tenía. Y vaya que si lo sabría utilizar. Había logrado ponerse de pié y nuevamente lo inundaba ese aire de arrogancia y superioridad que tanto lo distinguían. Logró volver a respirar normalmente. No....no....no lograba respirar normalmente. Se ahogaba. ¿Una nueva maldición? Porque que él supiese, no habían maldiciones capaces de detener la respiración. Demonios!!! No lograba que sus pulmones respondiesen. Cayó nuevamente al piso de rodillas, con la mano derecha en la nieve y la otra en la garganta. No era capaz de emitir ningún sonido. Sentía como lentamente su corazón disminuía de ritmo. Los ojos le lloraban, los pulmones le sangraban, se retorcía en el piso. Sus movimientos se hicieron más lentos. Se golpeaba el pecho, esperando que eso lo dejase respirar, pero nada. Se acabó el movimiento. Sus manos se detuvieron. Su corazón se detenía. La vista se le hizo borrosa.... ya no veía.....vaya manera de morir....hizo el último intento de respirar...

Despertó aspirando fuertemente, dándose cuenta aliviado de donde estaba.

Maldito sueño.

Se sentó en la cama mientas se ponía una mano en la frente, descubriéndose todo sudado. Sueño del demonio.

Maldición, maldición, maldición!- murmuró mientras se golpeaba la frente con el puño derecho.

No entendía como demonios seguía teniendo ese estúpido sueño. Después de todo, su iniciación había sido hace mas de un año. No tendría porque tener recuerdos de ella, y mucho menos sueños. Lo hacían parecer débil. Y él no era débil, y tampoco deseaba aparentarlo.

necesito una ducha-. Se levantó de la cama y se dirigió hacia la puerta que conducía al baño que compartía con el otro premio anual.- sólo espero que a Granger no se le ocurra tomar una ahora-.

Al otro lado del cuarto de baño, Hermione Granger despertaba aspirando fuerte y desesperadamente. No lo creía. ¿Porqué tenía ella que presenciar ese tipo de atrocidades?. ¿Por que compartía sueños con ese inútil?.¿Porque le dolía a ella que el no respirara?. Era como si le falta el aire a ella misma. Maldito sueño, maldito Malfoy, maldita su mente por preocuparse de que el maldito narcista no respirara. Aunque no lo demostrara abiertamente, realmente le dolía que el Slytherin no pudiera respirar. Si a ella la desesperaba la sensación, a el debía mantenerlo al borde de la locura. Lo que realmente no entendía era porque compartía ese sueño con él. Después de todo, ella nunca había sido parte de una matanza como esa. Y aunque no había muy bien que era, de lo que si estaba segura era de que estaba comandada por Voldemort. Después de todo, ¿quien podría ser capaz de autorizar la tortura de un bebe?, y esa era una de las cosas que mas tenía grabada en la mente, y lo peor era que, aparentemente Malfoy estaba encantado con la crueldad de su progenitor, algo que a ella no le cuadraba para nada. Lo peor de todo era lo seguido que debía aguantar esa crueldad, ya que el rubio tenía ese sueño por lo menos tres veces por semana. Y las consecuencias del sueñecito no eran del todo buenas. Dolor de cabeza, mareos, dificultad para respirar.

sé que Malfoy se va a molestar por esto, pero creo que yo también voy a necesitar una ducha- después de todo, era él quien se bañaba después de despertar de sus sueños. Ella lo sabía porque, además de compartir baño y que se escuchaba todo de una pieza a otra, los sueños los tenían ambos al mismo tiempo, algo que Malfoy no sabía y que Hermione nunca había hecho ápice de querer comentar. A él no le gustaba ser visto como un ser débil y a ella no le gustaba el echo de compartir algo con Malfoy, mucho menos un sueño.

Se levantó de la cama cuando escuchó como Malfoy salía de la ducha. Atravesó la habitación a oscuras, sabiendo de memoria donde poner cada pie mientras avanzaba. Al abrir la puerta que la dirigía al cuarto de baño vio algo que nunca habría esperado ver.

Ahí estaba Draco Malfoy, con una toalla negra alrededor de sus angostas caderas, el cabello rubio platino goteando agua sobre sus amplios hombros, mostrando su perfecta espalda y sus musculosos brazos y abdomen, en una pose algo preocupante. Tenía la cabeza apoyada en la puerta que conducía a su habitación y la mano izquierda puesta en la manilla de la misma, con los ojos cerrados y el seño fruncido. Si, realmente preocupante. Malfoy no era del tipo que exteriorizaba sus sentimientos o preocupaciones, sino mas bien del tipo frío y duro. Bueno, eso por lo menos frente al mundo. Y lo que estaba haciendo lo hacía justamente por que no tenía ni idea de que ella estaba allí.

De repente levanto el brazo derecho y haciendo la mano un puño la dirijió directamente hacia la pared del baño al mismo tiempo que habló:

Maldición! Que crees que estas mirando Granger?