PRIMERA PARTE
Capítulo 1: La carta de Hogwarts
Julio, de Pre-Hogwarts
Escuche a Santana gritar mientras saltaba. El aire corría sobre mí, el viento soplaba en mis oídos, hasta que aterricé con un sonoro splash en el lago. El agua me rodeaba, presionando por todos lados, pero patalee hasta que subí a la superficie, riendo y quitando todo el cabello mojado de mi cara.
-t-tienes que entrar- grite a la chica que ah sido mi mejor amiga desde que tengo memoria. Ella me estaba mirando hacia abajo desde la orilla cubierta de hierba, sacudiendo la cabeza. Mis dientes castañeteaban por el frío del agua, pero no me importaba. La emoción del salto aún tenía adrenalina corriendo a través de mí.
-Britt, mi mamá me va a matar-, se quejó ella, mirando por encima del hombro antes de mirar otra vez hacia mí con nostalgia. Yo sabía que quería entrar, así que iba a ayudarla a hacer lo que ella quería. También sabía que en unas horas iba a mentirle a su madre y decirle que todo había sido idea de ella para que no me metiera en problemas. Nunca se lo pedía, pero ella decía que tenía que o su mamá pensaría que soy una mala influencia, o algo por el estilo. Me hacía sentir un poco culpable a veces, pero ella no pararía aunque se lo pidiera
-¡Santana vamos, E-está caliente!
¡-mentirosa!- contesto, pero ya se estaba quitando los zapatos con una emocionada, pero nerviosa sonrisa. Yo pateaba agua mientras la esperaba, y unos pocos segundos después se lanzo de la orilla acurrucada en una bala de cañón, salpicándome completamente de agua. Grite en shock (lo que fue una mala idea porque toda el agua entro en mi boca y me hizo atragantarme) pero para el momento en el que ella apareció de debajo del agua ya me había recuperado lo suficiente como para lanzarle agua. Ella esta temblando justo como yo. Julio no había producido el clima agradable que debería. Encima de nosotras había un gris y nubloso cielo, que anunciaba la próxima llegada de lluvia. Pero no importaba, ya estábamos mojadas.
-ha-ace f-frio- se quejo abrasándose a sí misma y moviendo sus pies para estar a flote, justo como yo lo hacía.
-solo tenemos que calentarnos- reí, mientras giraba la cabeza para ver a través del agua. – Mira, te reto a una carrera hacia aquel á –árbol… ¡fuera!- grite sin ninguna otra advertencia, nadando desesperadamente para obtener una ventaja.
-¡tramposa!- la escucho detrás de mí, mientras trata de alcanzarme pero yo sigo nadando hacia mi meta. Santana ah dicho que está bien ignorar algunas reglas de vez en cuando, así que realmente no se puede quejar. No importaba de todas formas, en cuestión de segundos ya estaba junto a mí, luego frente a mí. Jamás había ganado una carrera contra Santana, y aparentemente no lo haré, aun haciendo un poco de trampa. Ella estaba sentada sobre la rama del árbol que flotaba sobre el agua cuando la alcance, balanceando sus pies de atrás hacia adelante salpicando agua hacia mí.
-¡nadar contra ti es injusto!- jadee, impulsándome hacia la rama, luchando por sentarme en ella, una pierna a cada lado.
- la vida es injusta Britt-Britt- respondió sonriéndome dulcemente, mientras se acomodaba junto a mí. Trate de hacerme la enojada, pero al verla temblar me acerque a ella para envolver mis brazos alrededor de ella, sonriendo cuando se inclina hacia mí, recargando su cabeza en mi hombro.
-¿tu- tu carta de Hogwarts ah llegado ya?- pregunte en voz baja, algo nerviosa por la que podría ser su respuesta. Sin embargo ella solo se limito a suspirar y levantar su cabeza para poder mirarme correctamente.
-¿Crees que no te voy a decir en cuanto llegue?, no entiendo por qué estás tan preocupado, tu mamá es una bruja. Y toda su familia.-
-Pero mi papá no lo es y seguramente eso significa que sólo hay la mitad de probabilidades de que sea una bruja también. ¿Qué pasa si me tengo que quedar aquí mientras tú vas a Hogwarts sin mí? ¿Con quién voy a jugar entonces?-
-la sangre mágica no funciona así, ya te lo eh dicho antes- me lo ah dicho, muchas veces, pero por más que quisiera creerle aun me preocupaba. Me confundía por muchas cosas, pero entendía matemáticas y un padre mágico y un no mágico debe dar solo la mitad de probabilidades de que yo sea mágica también. –iremos a Hogwarts juntas, y estaremos en la misma casa y dormiremos junto a la otra todas las noche. Será como una pijamada todos los días- Fruncí el ceño, mirando hacia abajo en el árbol preocupada mientras me imaginaba largos días sin Santana. –Mira Britt, mírame- me dijo, levantando mi cabeza suavemente con dos dedos bajo mi barbilla. –si tu no entras a Hogwarts, entonces yo tampoco iré. Les escribiré una carta y les diré que si no te dejan entrar yo no iré. No te voy a dejar atrás ok?-
Asentí con la cabeza, sonriendo un poco, aunque no estaba segura de que ella realmente podía hacer eso. Ella me correspondió la sonrisa inclinándose hacia adelante para poder abrazarme más fuerte. El repentino movimiento me hiso perder el equilibrio y antes de que supiera que estaba pasando amas caíamos al agua otra vez.
….
La lechuza había estado llamando a mi ventana durante unos diez minutos, sin importarle que yo estuviera tratando de dormir ni de que era 8.30 y no había cerrado los ojos hasta pasada la medianoche. Un minuto estaba emocionado por Hogwarts, y el siguiente estaba aterrorizada de que podría no ir. Sin Santana a mi lado, diciéndome que estaría bien, era difícil de creer.
-Vete-, murmuré, entrecerrando los ojos a través de la penumbra de mi habitación. De repente, reconocí ese particular pájaro, caí de la cama y abrí la ventana con un gruñido. Pato, el águila búho que Santana había recibido como regalo de cumpleaños ese mismo año, salto inmediatamente de la ventana dejando caer la carta al suelo y picoteando un lado de mi cabeza cuando me incliné para recogerla. Nunca había sido un pájaro muy amable. La mayoría de los animales eran grandes oyentes, pero si tratabas de halar con Pato una cantidad decente de tiempo, el solamente se iba volando. Esta vez el estaba esperando, aunque se veía aburrido, lo que significaba que seguramente Santana le dijo que se quedara hasta que tuviera una respuesta. Con la luz ya encendida abrí la carta entrecerrando los ojos, tratando de que mis ojos se acostumbraran a la luz.
"¡es día de cartas!, iremos a Hogwarts, Britt! Mama dijo que podríamos ir a Diagon Alley esta tarde y tienes que venir, podemos comprar todas nuestras cosas juntas. Manda a Pato de vuelta con la hora. Mama me dijo que te dijera que tu familia también puede venir."
Santana x
Mi corazón latía rápidamente mientras miraba a la ventana, buscando desesperadamente alguna otra lechuza. Había tenido razón todo el tiempo. Había escuchado a Santana y a mi madre y me había hecho creer que todo estaría bien, pero el día ah llegado y no había ninguna carta de Hogwarts para mí.
-Mamá- grite, saliendo disparada de mi cuarto con lágrimas formándose en mis ojos mientras ajaba las escaleras. Esto no podía estar pasando, no, no podía. ¡Santana no podía dejarme! No podía recordar el tiempo en el que ella no vivía en la misma calle, y ¡ahora ella iría a aprender magia, mientras yo estaba estancada aquí! –Mamá- grite de nuevo, abriendo la puerta de la cocina de un golpe, casi golpeando a mi hermana pequeña, Chloe, en la cara. Lagrimas corrían por mi rostro mientras imaginaba la vida sin Santana. Mi madre levanto la cabeza de donde estaba untando una tostada, mirándome con sorpresa.
-cariño, ¿Qué pasa?- pregunto ella con preocupación. Apresurándose a abrazarme. Enterré mi cara en ella mientras trataba de explicar a través de mi llanto.
- S- Santana recibió su c-carta, pero yo no recibí la mía, ¡y-y ella me va a dejar para ira a Hogwarts!- sollocé, los padres de Santana no la dejarían quedarse solo por mí, eso lo sabía. Escuchando una risa levante mi cabeza para mirar a mi madre eh shock. ¿Cómo es que ella no entiende la seriedad de esto? -¡Mamá no soy mágica!- grité.
Se movió lo mejor que pudo conmigo aun abrazada a ella de tal manera que quedamos junto a la mesa de la cocina, de donde ella cogió un sobre y me lo dio.
-llego hace como media hora-
La mira en shock, limpiando mis mejillas -¿¡porque no me avisaste!?- pregunte tomando el sobre y desgarrándolo inmediatamente para revelar una carta oficial escrita a tinta verde.
Querida señorita Pierce
Tenemos el agrado de informarle que usted ha sido aceptada en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Se adjunta una lista de todos los libros y equipo necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza a más tardar el 31 de julio.
Le saluda atentamente,
Susan Sylvester
Directora Adjunta
Dándole vuelta a la página encontré otra hoja de pergamino enlistando todo lo que necesitaría para el año escolar. Sonriendo levante la vista y mire a mi madre viéndome con orgullo.
-Felicidades, Brittany-
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….
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Al momento en que terminamos de almorzar, corrí a mi cuarto para alistarme para nuestro paseo. Ya había ido a Diagon Alley antes, por supuesto, pero esta vez era diferente. Normalmente nunca íbamos en esta época del año porque siempre estaba lleno de gente, pero esta vez no teníamos opción ¡porque Santana y yo iríamos a Hogwarts! La emoción brotaba dentro de mí mientras agarraba mi abrigo, el dinero y la carta que había sido colocada cuidadosamente en mi buro, luego baje las escaleras corriendo.
-¡Estoy lista!- anuncie con una sonrisa, que fue disminuyendo cuando vi que nadie se había levantado aun de la mesa – ¡apúrense, se acabaran las mejores cosas!- gemí, saltando de un pie a otro. No me podía estar quieta, solamente estaba muy emocionada. Mi papa estaba en el trabajo, pero mi madre y Chloe irían.
-Brittany, quedamos de encontrarnos con los López hasta dentro de una hora. Tendrás que ser paciente- me dijo mi madre con severidad.
- si Britt, ¡paciencia!- elevó la voz Chloe. Le saque la lengua y me tire en la silla frente a ella, tocando una melodía en la mesa con mis dedos. Mis pies bailaban junto con el ritmo, mientras que miraba de mi madre a Chloe y de vuelta, esperando a que alguna de ellas hiciera algún movimiento. Mi madre dice que tengo tanta paciencia como un saltamontes con hiperactividad. Estaba bastante segura de que eso significaba que no tenía. Seguía inquieta, calmándome un poco cuando mi madre me levanto una ceja. Pero un minuto después volví a sentir la necesidad de moverme de nuevo. ¡Sentarme aquí a esperar era simplemente imposible!
-¡está bien, puedes irte ahora!- exclamo mi madre justo cuando abría mi boca para preguntar – pero mantente fuera del camino de la Sra. López hasta que sea hora de irnos ¿entiendes?-
-¡Sí mamá!- Grité por encima de mi hombro, ya fuera de la puerta. Corrí por la calle, tan rápido como me fue posible. A mitad de camino me di cuenta de que se me había olvidado ponerme los zapatos, pero ya sabía que mi mamá me los llevaría más tarde, así que no me molesté en detenerme. Mi corazón latía con fuerza y respiraba con dificultad por el tiempo en el que llegué a casa de Santana que era mucho más grande que la nuestra (mucho más grande que cualquiera de las casas de la calle, en realidad) y el jardín delantero estaba perfectamente organizado. Nuestro jardín tenía malas hierbas y juguetes y una puerta chirriante, pero siempre sentí que tenía que andar de puntillas a través de su jardín para no romper nada. Levante mi mano para llamar con firmeza a la puerta, reajustando mi abrigo bajo mi brazo asegurándome de que mi carta de Hogwarts siguiera a salvo. La puerta se abrió, y sonreí a la Sra. López. Estaba vestida tan elegantemente como su jardín, a pesar de que ella no trabajaba hoy. No podría recordar algún en que no la viera vistiendo ropa normal, ropa cómoda.
-Brittany, llegas temprano.- comento, no sonaba muy feliz, pero nunca lo hacía.
-mama dijo que podía ver a Santana, mientras prometiera no molestarte. Así que le prometí que no te molestaría, y no voy a preguntar cuando nos podemos ir- le asegure. Ella asintió dándome espacio para pasar con muy pocas ganas. Normalmente tengo que quitarme los zapatos antes de entrar a alguna parte en la casa de los López, pero como los había olvidado solamente me quite los calcetines sucios y los puse cuidadosamente en el suelo antes de subir corriendo las escaleras.
-¡Santana, estoy aquí!- Anuncié, abriendo la puerta sin golpear y saltando sobre la cama. Ella gritó de sorpresa y se cayó por el otro lado de la cama, aterrizando con un golpe muy fuerte en el suelo y me haciéndome estallar en un ataque de risa.
-¡Santana, tranquilas!- grito su madre desde el primer piso.
- ¡lo siento mama!- contestó subiendo de nuevo a la cama con una sonrisa y me atacó con un abrazo, sujetándome a la cama. -¡Te dije que no había nada de qué preocuparse!- -susurró con fiereza en mi oído.
-Tenías razón, siempre tienes razón-, le contesté alegremente, envolviendo mis brazos alrededor de ella y aspirando con fuerza su olor. Ella siempre olía muy rico, como las flores. Cuando le pregunte porque, ella solamente contesto que era el shampoo, pero estoy seguro de que debe ser ella por lo menos un poco. Mi shampoo no me hace oler tan rico.
Con Santana, la hora, que tuvimos que esperar pasó como si no hubiéramos tenido que esperar para nada. Siempre es así con ella. El tiempo parece no avanzar en absoluto, pero entonces veo el reloj y las horas han desaparecido. Al escuchar la voz de Chloe desde el piso de abajo, salte de la cama jalando a Santana conmigo.
-¡Están aquí, podemos irnos, podemos irnos!- -Exclamé, sólo esperando un momento para que recogiera sus cosas antes de jalarla del brazo. Ajamos corriendo por las escaleras juntas para encontrar a la señora López ya preparar el polvo floo y a mi madre y hermana de pie junto a la chimenea. El Hermano de Santana, Tony también estaba allí, murmurando en voz baja que él también quería ir a Hogwarts.
-Brittany, te he traído a tus zapatos-, mi madre dijo, entregándomelos. -Trata de no olvidarlos la próxima vez.-
Me los puse sin tener que preocuparme por mis calcetines (así tendría una escusa para volver luego) y tome el meñique que santana me ofrecía con el mío, apretándolo con emoción. Esto era. Iríamos por nuestra ropa, calderos, libros –varitas, el simple hecho de pensarlo me hacía temblar de emoción.
-recuerden que no se deben de soltar hasta que estén del otro lado- nos dijo mi madre, mirando preocupado como Santana tomó un puñado de polvo. Nos sonreímos la una a la otra. ¿Soltarnos? Eso nunca iba a suceder. Entré en la chimenea junto a Santana, contenta de que tenía una lo bastante grande para que pudiéramos viajar juntas, y cuando ella tiró el polvo al suelo gritamos juntas.
-Diagon Alley!-
No entendía por qué mi madre nunca nos dejaba venir al Callejón Diagon cuando había mucha gente. Es increíble cuando hay mucha gente, incluso más de lo normal. Dondequiera que miraba había niños de Hogwarts y sus padres, con búhos volando por encima de sus cabezas e incluso uno o dos duendes luchando por avanzar entre la multitud. Toda la gente corriendo significaba que tenía que sostener la mano de Santana por completo en vez de solamente el dedo meñique como es costumbre, pero eso estaba bien. Por detrás oía gritar a mamá a dónde ir después, pero antes de que pudiera voltear y preguntarle que dijo, Santana estaba tirando de mi mano, llevándome a través de la multitud hacia donde un grupo de otros niños de nuestra edad estaban de pie. Inmediatamente reconocí a algunos de ellos de las fiestas navideñas anuales del ministerio a las que la Sra. López estaba invitada, y a las que Santana se rehusaba a ir sin mí. Puck y Quinn son a los que mejor conocía pero también estaba el muchacho muy alto llamado Finn, que a veces iba con Puck. Detrás de ellos había otros dos chicos que no conocía, pero que eran muy grandes y voluminosos y parecía que estaban matando insectos por diversión.
-Puck, ¿qué diablos le hiciste a tu cabello?- Santana exigió, mirando fijamente su parte afeitada cabeza. Ella me soltó la mano el momento en que salimos de la multitud, y me sentí triste por un momento antes de que ella volviera a enlazar nuestros meñiques.
Puck pasó una mano por la franja de cabello que aún permanecía en su lugar. -Se llama un mohawk, huh,- sonrió con orgullo. -Tengo que mostrarle a esos otros de primer año quien es el jefe.-
Incliné la cabeza, mirando el peinado extraño. Nunca había visto algo así antes. -pareces un tejón...- Pensé en voz alta, recordando el que entra en nuestro jardín algunas veces y tiene una raya blanca en su cabeza. Santana resopló de risa, y Puck parecía no estar seguro de si lo estaba insultando o no. Siempre recibo ese tipo de mirada de la gente cuando digo cualquier cosa que se me haya ocurrido al momento, pero Santana siempre dice que no debe de importarme lo que la demás gente piense.
-¿Qué es lo que esa chica trae puesto?- se escuchó otra voz. Me volví para ver a Quinn mirando al otro lado de la calle a una chica morena pequeña, de la mano de un hombre que debía ser su papá. Llevaba una larga, roja, y brillante muy brillante falda con una camisa a rayas negras y blancas.
-oh dios, parece de primero también…- contesto Santana rodando los ojos –Hufflepuff de seguro.-
-¡Puck, tienes que hablar con ella! ¡Ella es un tejón también! ¡Son como almas gemelas...!- Me entusiasmé, salte sobre las puntas de mis pies cuando gire hacia él. Dos personas empezando escuela el mismo año, con el mismo aspecto de tejón, en la misma calle al mismo tiempo, debe ser el destino. Mi sonrisa se desvaneció cuando los demás empezaron a reírse de lo que había dicho, todos menos Santana, quien les dedico su mirada asesina y apretó con más fuerza mi meñique.
-Ríete si quieres Puck, pero todos sabemos que no tienes el juego para conseguir a cualquier chica, ni siquiera esa-, soltó ella bruscamente. -Nos vemos, perdedores-, dijo mientras me jalaba de vuelta entre la multitud. Su mano volvió a encontrar la mía y la sostuvo correctamente, apretándome tranquilizadoramente. Mi incertidumbre por que se rieran de mi desvaneció al instante. No había entendido muy bien lo que Santana había dicho, (¿Qué juego tiene que tener Puck para conseguir una chica?) Pero eso no importaba.
-¡Santana ven aquí!- se escucho una voz proveniente de nuestra derecha. Volteamos al mismo tiempo para encontrarnos con la Sra. López mirándonos severamente desde la puerta de Ollivanders. Le envié una sonrisa de emoción a Santana, quien me contesto de la misma manera, y corrimos juntas a la tienda de varitas. –saben que no deben de separarse chicas, tenemos muchas cosas que hacer. Brittany, tu madre estará aquí pronto, pero tengo el dinero para comprar tu varita- la Sra. López me dijo y nos hizo entrar en la fila. Estaba un poco triste de que mi madre no estaría aquí para verme probar varitas, pero rápidamente me distraje al ver pilas y pilas de cajas de varitas, encima de mi cabeza y a lo largo de todo el pasillo. Uno de los trabajadores de la tienda se acercó, se veía un poco estresado. Y casi al instante Santana ya tenía una varita en la mano probándola. Mire emocionada, pero nada paso. La siguiente fue más emocionante (al momento en que toco su mano se escucho un gran "bang" y de inmediato apareció humo).
- ¡eso fue increíble, deberías quedarte con esa!- exclame colgándome de su brazo y mirando la varita, que fue arrancada de su mano al instante por el asistente que ahora estaba nervioso. Otro asistente se acerco y por más que quería ver a Santana, eran mi turno para probar varitas.
Una silla rota, un olor desagradable y una planta muerta mas tarde, estábamos pagando en el mostrador nuestras nuevas varitas que ambas sosteníamos con fuerza en nuestras manos. La de Santana era de doce pulgadas con centro de espinas de dragón, y la mía era de cedro, once pulgadas con centro de pelo de unicornio. Deseaba que mi madre se diera prisa. Quería probar mi varita y empezar a hacer conjuros de los libros que habíamos comprado antes. Y mi deseo se volvió realidad, tan pronto como salimos de la tienda ahí estaba Chloe saltando en la banqueta con Tony, y mi mama junto a ellos con una gran jaula en las manos y una enorme sonrisa en el rostro.
-Te tengo un regalo de despedida Brittany – dijo levantando la jaula lo suficiente para que yo pudiera ver dentro de ella. Dos grandes ojos amarillos me miraban rodeados de un brillante pelo amarillo y una nariz rosada.
-¡Gracias, gracias, gracias! -Grité, saltando para envolver mis brazos alrededor de su cuello. Había estado esperando una mascota durante tanto tiempo, desde que Santana tiene a Pato y nuestro viejo gato había muerto, ¡y ahora yo tenía mi propio gato! ¡Probablemente podría incluso entrenarlo para llevarme las cartas como los búhos! La solté y me puse de rodillas metiendo un dedo a través de la malla para acariciar las suaves orejas del gato. De repente todo cayó sobre mí de un solo golpe. Iría a Hogwarts, tendría que estar lejos de mama, papa y Chloe. Sin embargo antes de que tuviera la oportunidad de entristecerme Santana estaba arrodillada junto a mí, envolviendo mis hombros con su brazo mientras miraba a mi nuevo gato y me susurro al oído.
-Tú y yo en Hogwarts Britt, será increíble.-
Author's note: (bueno de echo traductora jajá) bueno eh aquí yo de nuevo con una nueva historia que seguramente no terminare hasta dentro de unos cuantos meses si no es que años jajá, se que muchas dirán "dios, pero como se atreve si aun tiene otras dos historias por terminar" pues sí, me atreví jajá pero chicas ¡por favor no me odien! Esta historia de verdad lo vale, ¡si no, no me estaría aventurando a traducirla! La autora es una chica inglesa con una excelente redacción y que sabe hacerte llorar con sus palabras, ella se llama (o al menos en Fanfiction here) Laura Fantasía, esta historia me tuvo atrapada por varios meses ¡si no es que tal vez hasta un año! Y para ser sincera es mi favorita de todas las que eh leído sin importar el fandom, así que por favor denle una oportunidad (¿si?) les prometo no se arrepentirán (y si es que me nos dan una oportunidad no se desesperen con la tardanza pues cada capítulo tiene como mínimo 3000 palabras :s) y bueno sin más ¡espero leernos pronto!
