Diálogos: hitsukarin por siempre
Pensamientos: hitsukarin por siempre
Sueños/recuerdos: hitsukarin por siempre
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1-¿Has vuelto?
Blanco. En todas partes era blanco. El brillo deslumbrante de luz blanca cubrió las calles, las paredes, incluso el aire. En pocos segundos la luz blanca cegadora se desvaneció dando la bienvenida a un punto de vista de la ciudad. No era cualquier ciudad, esta ciudad era especial. Tenía una historia, una historia que muy poca gente conocía. Este lugar se llamaba la ciudad de Karakura.
Con cada paso que daba, su corazón latía más rápido y más rápido. Estaba ansioso. Aunque la ansiedad nunca fue parte de su personalidad, tuvo un sentimiento de impaciencia que trato de comérselo por dentro. Tenía que ir a alguna parte. Tenía que estar allí, para verla. Había sido un poco más de 5 años desde la última vez que fue al mundo humano, de 6 años para ser exactos.
¿Cómo fue todo? ¿Cómo se hace? La idea de que la volvería a ver a ella hizo que su corazón saltara de un latido. En un primer momento negó lo que él sentía por ella, pero cuanto más tiempo separados, más se enamoró de ella. Pronto cayó tan difícil para ella que cada minuto de su vida se sentía como el infierno como él continuó ir por la vida sin ella.
Pero ahora es diferente. Aquí es donde entra en acción. Pase lo que pase va a encontrarla. Él se dirigió a toda prisa a través del Parque de Karakura, y dio un giro. Cuando se volvió hacia su izquierda, se topó con otra persona.
-"Ah ... gomennasai"- dijo la persona a quien se topó. Se quedó congelado allí. No podía creer lo que está viendo. Ante de él, se puso de pie. A la persona que había estado buscando estaba ahi de pie delante de él, la carne y la sangre, la respiración la impidieron pedir disculpas a él.
Un pequeño grito ahogado se escapó de sus labios. Parece que ella también se sorprendió.
-"¿Toshiro? ¿Eres tú?"-
Los dos continuaron boquiabierto el uno al otro. Mucha gente se pasa por ellos, moviéndose hacia adelante, pero para ellos era como si el tiempo se había detenido. Frente a él estaba una chica, no una mujer joven. Nunca habría pensado que sería tan hermosa. Tomando en cada detalle de ella, respiró hondo y se ruborizó.
Después de lo que parecía años hablaba.
-"Q... ¿qué estás haciendo aquí? Quiero decir, no es que me importe es sólo... que ha sido bastante tiempo desde que has pasado aquí."- Ella dijo en voz baja mirando a otro lado de él, evitando sus ojos azules del mar que miraban igual de sorprendido por ella.
Él apartó la mirada con timidez buscando las palabras adecuadas para decirle a ella.
-"Yo ... vine a ver cómo están las cosas aquí-". Él dijo de mala gana. Aunque todo este tiempo todavía tiene dificultades para expresar sus emociones.
-"En realidad"- Sonaba más como una declaración en lugar de una pregunta.
-"Así que, ¿a dónde vas?"- le preguntó tratando de iluminar el estado de ánimo.
-"A ninguna parte la verdad."-
-"Um ... Ya veo, te gustaría pasar el tiempo conmigo tal vez ponerse al día en algunos momentos, ¿que dices? Esto es, si usted no está ocupada-."
-"No. Eso está bien."- Una sonrisa se extendía por su cara, ya que tanto caminó alrededor de Karakura.
No hay mucho que se habló entre ellos, pero no les importaba. El silencio era de oro, después de todo. Caminaron hacia el parque de nuevo y ambos se sentaron en un columpio mirando el mundo exterior antes que ellos. Ni una sola palabra que pasó entre ellos cuando se volvió para mirarla. En su mente, él estaba en shock total. En los últimos años, había sentido que la imagen de ella cuando ambos eran jóvenes había sido la única cosa que él nunca pensó que era hermosa. Ahora, él la miró, sorprendido, sin aliento de lo mucho más hermosa que se había convertido. Su cabello negro ahora caía por su espalda en forma de cascada, las curvas que llenan los lugares correctos dándole un aspecto más parecido a un mujer en vez de una niña de 16 años de edad, y su rostro, la expresión dulce y feroz que mostraron todos los signos de la juventud. Todo en ella le hipnotizado, haciéndole caer aún más para ella.
Ella se sienta allí sin el conocimiento de cómo se lo estaba afectando. Antes de que pudiera detenerse, le alargó la mano, apretando la suya. Sorprendido por el contacto repentino, ella trajo su cabeza y miró directamente a los ojos.
Ella no necesita que le explique a sus ojos lo explicó todo.
A continuación, le estrechó la mano dándole un suave apretón, pero no dejar ir. Para el resto del día se sentaron en los columpios en silencio la celebración de cada mano a otros.
En su mente, ella estaba gritando de alegría. El estaba finalmente de vuelta y esta vez ella no lo dejaría ir. Ahora no, no, nunca.
