*Mis notas de autor suelen ir a lo último de los capítulos, pero siendo que en esta ocasión serán algo largas y necesito decir algunas cosas antes de empezar con la historia, optare por dividirlas en dos partes y poner una aquí.
Esta es la tercera de una serie de historias que he creado bajo un formato inusual para la página FanFic (o al menos para la parte en el español). Todas ellas están ubicadas en la misma de mundo, pero ninguna de ellas esta conectadas entre sí (al menos no es su transcurso). Siguiendo el hecho de la historia tiene los aspectos de un videojuego, cada historia puede considerarse una partida distinta (o universo paralelo). Cada una tiene un inicio y desarrollo distinto, pero de todas formas están presentes eventos y elementos similares. Todas estas historias tienen el DxD Fantasy al comienzo para indicar este hecho. No piensen en ningún que estaré copiando y pegando las tramas. Si bien habrá similitudes, cada personaje hará su propia historia.
Para evitarme repetir explicaciones, la historia donde habrá más de estas será "A Dragon Freelancer", en dondeIssei es el protagonista. Siendo que DxD es la base de todo esto, considere que es el que tiene prioridad sobre otros protagonistas del emprendimiento. Por ello, si no han por allí, les sugiero que se tomen su tiempo y le den una leída.
Ahora antes de empezar, señalo algunas cosas sobre el protagonista, pues en esta ocasión se me hace raro que él se describa a sí mismo. Es un OC, pero su apariencia y personalidad están basadas en las de Paul/Shinji de Pokemon.
Edad actual: 17 años. Altura: 1,70 m. Tez más o menos morena, cabello purpura y ojos negros. Este no es el mismo Shinji de mis otras historias. Podría haberle dado otro nombre para evitar confusiones, pero tendría que hacer un Retcon para hacerlo. Por eso su nombre se queda igual.
DxD Fantasy - A Lie in the Underworld
No me pertenece Highschool DxD, ni ninguno de los personajes y elementos de otras fuentes presentes.
Capitulo 1 (S)
-Menos mal que te encuentro aquí afuera, Shinji-san. Rias-sama pronto va a….-dijo Kiba conforme se me acercaba, pero antes de que pudiera terminar lo que estaba diciendo, lo empuje contra la misma pared en la que yo estaba recargado para evitar que se siguiera acercando a la puerta que lo separaba de una muerte segura. Acto seguido le hice la señal para que se tapara los oídos y se pusiera a cubierto.
Sabiendo que pasaría en los próximos instantes, Kiba siguió mi consejo y oculto su rostro de la explosión que ocurrió segundos después. La puerta de la sala que usaba salió despedida por el pasillo y le siguió una bola de fuego que afortunadamente fue confinada en el salón por los hechizos protectores que estaban puestos allí.
Aquel fenómeno no estaba planeado, pero tampoco podía ser considerado como un accidente, ya que había pasado debido a mi mano. Combinar Dust de fuego, electricidad y oscuridad no es una buena idea. No importa la proporción en la que se usen. Un gran kaboom es el único resultado que se puede esperar de la mezcla de esos elementos tan volátiles.
Siendo que ya es la quinta explosión de esta semana, yo ya debería haber internalizado que es una idiotez seguir con pruebas como esta, pero mi terquedad me dice que solo así podre crear proyectiles con un efecto similar al del Poder de la Destrucción.
De cualquier forma, no creo que pueda seguir con mis pruebas el día de hoy, pues si Kiba ha venido a mi laboratorio, quiere decir que mi presencia es requerida por la "Ojou-sama". Por ello antes de que me diga algo al respecto, procedo a caminar hacia mi habitación para ponerme más presentable. El trabajo en el laboratorio siempre me deja hecho un asco y no es aceptable que me presente a la "Ojou-sama" con semejantes fachas.
Dado que la actual escena sea vuelto una molesta rutina, Kiba conoce bien que es lo que hare y vuelve con sus otros asuntos, entendiendo que he recibido su mensaje. No soy alguien de muchas palabras, pero soy algo sistemático con mis acciones, por lo que no es necesario que diga o haga mucho para que mis "compañeros" me entiendan.
Luego de un baño tomo lo que es mi "uniforme", que no es otra cosa que un de traje de mayordomo con mayor parafernalia. No solo tiene grabado el blasón del Clan Gremory en la espalda, sino que posee una banda de color rojo con bordes dorados que atraviesa el frente del conjunto. La intención de la pieza es contener las insignias que designan la posición de su portador. Siendo que solo soy uno de los súbditos de la "Ojou-sama", no tengo más que una medalla sencilla con una R grabada en su superficie. Sin embargo, si mostrara mayor valía para el clan, yo podría volverme capitán de las tropas que están a su servicio, ya que en la jerarquía del reino en el que me encuentro, aquellos están bajo el cuidado directo de alguno de las familias nobles tienen mayor posición que un ciudadano común.
Raro indudablemente, pero me es conveniente. Los Gremory tienen muchos detalles con aquellos que le sirven y aunque sé que mi madre me regañaría severamente por rebajarme a ser el sirviente de otros, no puedo evitar decir que termine en un lugar muy cómodo a pesar de mi actual dilema.
Cuando la "Ojou-sama" me requiere debo abandonar todos mis quehaceres inmediatamente y atender a su llamado, pero como ella respeta las cosas que hago, no me convoca con la misma regularidad que a sus otros siervos.
Dada la hora, pasadas las cuatro 4 pm, el punto de reunión no podía ser otro que la entrada de la mansión. La "Ojou-sama" a esta hora estaría llegando de la academia a la que asiste. Esta es exclusiva para los miembros de la alta clase, por lo que sirvientes como yo no tenemos acceso a ella. En lo particular yo no tengo quejas. Se aprende más con un día en una biblioteca de los Altos Elfos, que con un año en ese lugar. Como otros centros educativos de la nobleza, la finalidad de esa academia es más bien representar un sitio ideal para socializar que un centro de enseñanza.
No fui el primero en llegar al vestíbulo, pero tampoco fui el último. Antes que mis "compañeros", más de una docenas de criadas y mayordomos se formaron delante de las puertas de la mansión para darle el correcto recibimiento a la "Ojou-sama". Era una rutina que se repetía casi a diario con ella y con los otros dos dueños de la mansión. Normalmente me las salto, pero hoy no era uno de esos casos.
Lo bueno era que era un acto que era puntual y duraba poco tiempo. Apenas todos estuvieron formados, las enormes puertas de la mansión se abrieron y dejaron pasar a la "Ojou-sama", Rias Gremory.
Indudablemente la pelirroja era alguien a quien que encajaba en el estereotipo de princesa o dama de la aristocracia. No solo tenía un aire que lo indicaba, sino que su belleza lo respaldaba. Sin embargo, dado que ya tengo una historia con otras pelirrojas, sé muy bien como puede ser su carácter y opto por no darle mucha atención.
Acompañando a la "Ojou-sama" se encontraba Akeno Himejima, que si bien no asiste a las clases de su ama, siempre le acompaña a todas partes pues ella es algo así como su mano derecha. Ella porta un atuendo como el de la demás criadas, pero omite el cintillo y el delantal, teniendo en cambio los mismos accesorios que yo poseo.
-Buenas tardes, Ojou-sama. ¿Qué tal su día?-es el saludo que emitimos yo, Kiba y Koneko. Estoy seguro que ellos dos están tan poco interesados como yo, pero igual es nuestro compromiso hacer tal pregunta.
-Agobiante como es de costumbre-dijo Rias con un suspiro de fastidio. –Mejor vayamos a mi habitación. Una vez allí les contare todo.
En realidad no hay nada nuevo que contar. Siendo Rias es la hermana menor de unos de los cuatro gobernantes del reino, era natural que ella siempre sienta presión sobre sus hombros. Si no son los profesores los que le hacen preguntas y pruebas a granel a la expectativa de que ella demuestre una inteligencia y habilidad similar a la de su hermano, son sus compañeros varones los que la fastidian con sus cortejos, ya que ellos desean ganar una posición importante en el reino consiguiendo la mano de la Gremory.
Para su desgracia, Rias no le daba atención a ninguna de esas cosas. No solo aborrecia la idea de ser la palanca política de otro aristócrata, sino que ella no planeaba seguir los pasos de su hermano en el futuro inmediato. Su verdadero interés era otro asunto. Uno que afortunadamente era la razón de su convocatoria.
-En una semana serán los exámenes para Hunter de este trimestre-dijo la pelirroja una vez que se dio su acostumbrado baño post-escuela y se sentó a tomar una taza de té preparado por Himejima.
-¿Entonces ya llego el momento?-pregunto Kiba.
-No como tal. Como saben, mis padres solo me autorizaron a tomar el examen cuando yo tuviera 18 años y aun falta un poco para ello. Tengo que esperar al siguiente trimestre-explico la Gremory. -Sin embargo, no hay ningún impedimento para que tú, Koneko y Shinji hagan el examen en la fecha próxima.
-¿Por qué nosotros primero? ¿Acaso usted no es la primera interesada?
-Ciertamente lo soy, pero si todos hacemos la prueba al mismo tiempo es estadísticamente probable que nos veamos en el caso de que tengamos que eliminarnos entre nosotros para avanzar en ella. Siendo que quiero que todos ustedes sean Hunter, debemos evitar ese escenario.
-Ya veo.
-Además, si ustedes hacen la prueba primero, luego no tendremos que contenernos cuando tengamos nuestra propia prueba-dijo Himejima con una de sus usuales risitas que ocultaban su gran sadismo.
-¿Y en donde la haremos?
-Bien, espero que no les incomode ir a Neo-Tokio-dijo Rias. -A parte de ser una sede ideal para que hagan la prueba, quisiera que me consiguieran unas cosas ya que están de paso.
-Sera un placer hacerlo.
-En ese caso, quiero que en estos próximos días entrenen todo lo posible para refinar sus habilidades. Seria vergonzoso si mis súbditos no consiguieran sus licencias en el primer intento.
-No se preocupe, Rias-sama. Cuente con nuestra victoria.
-No le decepcionaremos-dijo Koneko.
-Es infame pensar que vamos a fallar-dije sin mayor entusiasmo. Si me interesa la prueba, pero no voy a demostrárselo a la "Ojou-sama".
-Si bien la prueba puede ser tomada desde los 10 años, eso no quiere decir que sea un juego de niños. A ella asisten soldados de todos los rangos y facciones. Ustedes cómo Demonios deben tener especial cuidado, pues nos sobran enemigos en el mundo humano y los exámenes no es una ocasión que nos exime de encontrarnos con ellos.
-Seremos cuidadosos-dijimos Koneko, Kiba y mi persona.
-Me alegra oírlo. Ahora vayamos al área de entrenamiento. Quiero tener una medida de su condición actual.
-De acuerdo-dijimos los tres para entonces proceder al sótano donde se encontraba su destino.
Mientras tanto puedo aclarar ciertos detalles. Tal como indico la "Ojou-sama", soy un Demonio. Kiba, Koneko, Himejima y Rias también lo son, aunque esta última es la única que un Demonio de sangre pura. Los demás en cambio somos lo que se denomina un Demonio Reencarnado. Originalmente éramos de otra raza, pero gracias a un artefacto aplicado por la "Ojou-sama" pasamos a ser ciudadanos "honorarios" del Inframundo.
Dicho artefacto es conocido como Evil Piece. Basta con hacer un simple y pequeño ritual para que tal objeto transmute el cuerpo y alma de cualquier ser en la de un Demonio. No importa cual fuese su origen.
Su propósito principal es permitir que los nobles del Inframundo puedan conseguir súbditos más interesantes y poderosos de los que podrían conseguir en sus propias tierras. Si bien los Demonios Puros suelen ser muy orgullosos con su raza, ellos reconocen que hay cosas que no pueden hacer y por tal motivo desarrollaron un método que les permitiera darles mayor diversidad a sus ejércitos que anteriormente solo estaban compuestos por Demonios Menores.
Duendecillos, murciélagos, ojos volares, gárgolas, etc. Con solo imaginar cualquiera de esas criaturas con una apariencia demoniaca es suficiente para darse una idea de que es un Demonio Menor. De acuerdo a su variedad pueden o no ser capaces de dar una buena pelea. En todo caso, la fuerza de tales criaturas viene de su número. Un mago o caballero bien entrenado tiene un valor mayor que uno de ellos, por lo que a los Demonios les resulta más conveniente hacer que tales sujetos se vuelvan Demonios Reencarnados que entrenar o fortalecer a sus lacayos desechables.
Los motivos por los que una persona acepte ser convertida en un Demonio Reencarnado por la mano de un Demonio de sangre pura son extremadamente diversos. Hay quienes no dudan en hacer a un lado su humanidad por algo de poder, otros desean una mayor longevidad y otros cuantos no tiene problemas con asociarse con los seres de la oscuridad, pero más importante, están aquellos que simplemente no tienen otra opción. Infortunadamente, yo me encuentro en el último de los casos.
Por jugar cosas que no debía, termine en el Inframundo. En pleno corazón de su ciudad capital, Lilith. El Inframundo permite el paso de visitantes a su territorio, pero hay sitios que están completamente fuera del alcance para todos aquellos no sean Demonios. Lilith, siendo la ciudad joya del reino, es la primera en la lista de aquellos sitios.
Por tal razón me vi abrumado por el ataque de decenas de Demonios Menores que querían liquidarme al verme como amenaza para la seguridad de la ciudad. Lo malo para ellos fue que yo tenía el poder suficiente para defenderme de las primeras huestes.
No obstante, eventualmente me vi acorralado por más de 100 de aquellas criaturas. Todavía me quedaban trucos bajo la manga, pero fui sorprendido por el hecho de que todos mis enemigos fueron eliminados de un solo golpe. Basto un resplandor carmesí para que la totalidad de mis enemigos fueran reducidos a la nada, sin dejar rastro alguno de su existencia.
Pensé que me estaría enfrentado a un algún guardia de mayor rango que quiso tomar el asunto con sus propias manos, pero ese no era el caso. Fue el mismísimo regente de aquella ciudad quien decidió darme la bienvenida a su nada humilde morada, Sirzchs Lucifer.
Cuando él se presento no me asombre en lo absoluto, pero sí lo hizo el hecho de que adivinara cuál era la naturaleza de mi ser. Sin siquiera darme la oportunidad de usar alguna habilidad insigne, el supo de donde venían la dos partes de mi sangre mezclada.
Su oferta fue rápida y directa, quería que me convirtiera en uno de los siervos de hermana menor. Ella quería volverse aventurera, o algo así, y necesitaba compañeros con habilidades peculiares para su travesía. Dado que tuve la capacidad de "infiltrarme" en su reino y lidiar con sus guardias, termine tomando su atención.
Mi orgullo decía que dijera que no en el acto, pero mi sentido común puso un pie primero y me indico que la demostración inicial de Sirzch no era otra cosa que lo que me esperaba si rechazaba la proposición. Siendo que mi madre me enseño que no estaba mal inclinarse ante un falso gobernante, siempre y cuando se tuviese listo un cuchillo para apuñalarle por la espalda, decidí atender a su oferta y servir a Rias….por el momento.
Luego del incidente, casi inmediatamente pase a ocupar el puesto en el sequito de la Ojou-sama. Todas las Evil Piece no son iguales. Existen varias clases que se acomodan de acuerdo a las habilidades de los seres que son reencarnados con ellas. Yo recibí la pieza de Bishop, la cual potencia enormemente mi poder mágico, permitiéndome hacer proezas que antes me dejaban agotado con solo pensarlas.
Sin embargo, es necesario aclarar que aun con ese aumento de poder yo no soy rival para alguien como Sirzchs. El es un monstruo que sin duda alguna puede pararse al lado de un dios.
De momento puedo afirmar que soy más fuerte que cualquiera de mis compañeros de sequito, incluyendo incluso a mi "ama" Rias, pero no puedo hacer nada contra aquellos que están al servicio de Sirzchs. Ellos tienen sus propios meritos y no puedo tomarlos a la ligera.
Por tal razón, a lo largo del año que he permanecido como Demonio he limitado mis acciones a solo aprender y atender a los designios de la pelirroja Gremory. Estoy en una situación que puede considerarse benigna para mi persona, por lo que toda actitud que implique agresividad, soberbia y rebeldía de parte de mi ha tenido que ser dejada a un lado, a favor de hacer más apacible mi estancia en el Inframundo.
La verdad es que no tengo queja de ellas. He disfrutado más mi vida en la mansión Gremory que toda la que he tenido en mi verdadero hogar. A pesar de que todavía tengo una libertad limitada, mis talentos tienen una mayor utilidad en este mundo que en el otro. Por eso opto por no pifiarla y seguir adelante con las peticiones que se me hacen.
No soy un obseso de la aventura como Sparky, pero si me gustan los emprendimientos que me lleven a aprender nuevas cosas. Mi madre como maestra no sirve, en el sentido de que no me ha enseñado nada de su magia. Ella es partidaria de que tengo que aprender todo por mi mismo o de lo contrario el esfuerzo no es mío. Por ello es que soy completamente partidario de la meta de Rias y hago lo posible para ayudarle. En un objetivo que al final nos conviene a ambos.
Aun no he tenido la oportunidad de visitar el Midgard de este mundo, pero por lo que he leído, ya puedo darme la idea de que es un sitio muy interesante. Estoy seguramente que Sparky sufriría si se enterara de en donde estoy. Seguramente también querría estar en este mundo. Sin embargo lo mejor es no tenerlo por aquí cerca. El no solo tiende a llevarse la atención de los demás, sino que su presencia también significaría que su hermana esta cerca. Si Kushina se topara con Rias, inevitablemente la sangre correría.
En fin. Lo mejor es que deje mis pensamientos por ahora. Ya llegamos al campo de entrenamiento de la "Ojou-sama" y es propio mostrarle lo que ella quiere. No hay razón para decepcionarle.
Y hasta aquí dejo este capítulo.
Sé que su principal cuestionamiento será porque estoy usando al cansino sequito de Rias habiendo otras opciones. La razón es que en al menos una de las historias de DxD Fantasy debía hacer uso de ella y opte por usar mi OC en este caso. Otros personajes tendrían otras libertades.
En todo caso es bueno que sepan que no me guiare por las novelas para la trama. A lo mucho tocare lo necesario para resolver los problemas que tienen los otros sirvientes de Rias. Además contrario a los otros casos de DxD Fantasy, esta historia no será harem.
Comento que para hacer dinámica la historia alternare de vez en cuando los puntos de vista de los personajes principales. Una S y una R serán el indicativo de cual personaje lleva la batuta. Si es Shinji o es Rias.
Sin más que decir. Me despido por ahora.
