¡Feliz 2012 chicos 8D! Aquí les vengo a publicar una historia, que la estaba escribiendo hace mucho, pero creo que era necesario subirla a para aclarar ciertas cosas de "El Código Maestro".

Esta es la precuela de mi anterior fic. Estoy a punto de terminarla, puesto que ya la había publicado en deviantART, así que para la facilidad de algunos de mis lectores, la subo aquí para que estén informados.

Esta historia no se centra en sí en Phineas y Ferb, sino en su psicología, en su pasado y una teoría sobre lo que sucedió con sus padres y por qué no están con la serie :D

A pesar que aquí me referiré más a mis OC's, irán apareciendo varias veces los personajes oficiales de la serie, como Monograma, Linda, Lawrence y al último, Phineas, Ferb y Candace.

Aún así pongo disclaimer: El universo de PnF no me pertenece, ni los personajes oficiales, sino a las brillantes mentes de Dan Povenmire y Jeff "Swampy" Marsh, a quienes se le agradece por crear Phineas y Ferb. Renata Abbott, Danny Flynn, Francine Bouvier y otros personajes son de mi propiedad. No vengo con el propósito de lucrar con estos fanfictions, sino de entretener.

Algún problema con su publicación en esta página, lo conversa conmigo.


La Última Misión

Capítulo I

En tiempos memorables, nadie ha podido escribir sobre las verdades ocultas. Los secretos han sido celosamente custodiados para que la historia nunca se sepa, de otro modo, nunca serían secretos, nunca habría una historia que contar sobre ellos, y la curiosidad del hombre común no existiría si no fuera por ellos, y toda aventura no sucedería de no comenzar un prólogo…

En resumen: Es un círculo vicioso. Sin curiosidad no existe el ser humano, así como la humanidad es generadora de curiosidad. Una paradoja sin solución…

¿Te has preguntado por qué Phineas es tan creativo…?

¿… O por qué Ferb es tan callado?

La pregunta correcta debería ser:

¿Los talentos son iguales a los dones? ¿Es algo que se pueda heredar? O como afirmaba el escritor Edgar Allan Poe: ¿La inspiración no es solo fruto de especulaciones, que las bellas artes y las ciencias ilustradas no son más que fruto de la racionalidad y la práctica?

Tal vez no tenga la respuesta concreta, solo Dios sabe, pero existe un origen, incluso se remonta desde muchos años antes, de aquél verano y varios más, previos a los hechos, anteriores hasta del nacimiento de ambos hermanos, la cual voy a contarles con cautela…


No sé con certeza los años, pero aproximo que pudieron haber sido unos 30 años, más o menos. Para entonces, la O.W.C.A. era una organización internacional (y lo sigue siendo), con la diferencia que en vez que trabajaran animales como agentes secretos, el arte del espionaje era llevado a cabo por seres humanos, entrenados desde corta edad, seleccionados de acuerdo a su ascendencia, quienes muchos de sus padres, abuelos y parientes cercanos habían trabajado para desempeñar aquella tarea, incluso con antepasados remontados a las Guerras Mundiales, la Época Victoriana, la Revolución Francesa o al Imperio Romano.

Una de los jóvenes que fueron destinados para aquella misión se llamaba Renata Abbott, de cabello verde azulado y ojos como los de un bosque frondoso. Sus padres habían sido agentes secretos que eran muy respetados por su lealtad a la organización. Lamentablemente, a los dos años de edad, ellos fallecieron en un accidente de tren, cuando este estalló producto de una bomba que habían instalado sus enemigos. Huérfana de pequeña, fue entregada al tutelaje de su abuelo, George Abbott, espía jubilado ya por su avanzada edad, a pesar de ser un anciano un poco frío y de corazón algo duro, desde el primer momento en que recibió a la pequeña Renata en sus brazos no pudo sentir más que un cariño especial por su nieta, a la cual siempre le dio un cuidado y amor paternal que pudo en parte llenar el espacio en la vida de la niña que correspondía a sus padres.

La crió como si fuera su propia hija, en la cabaña de troncos de roble que había construido hace muchos años en medio de un poblado rural, como si recordaba aquellos tiempos en que el padre de ella tenía su edad, lo que al recordarlo le daba un profundo dolor, porque su hijo había sido la viva imagen de su esposa, fallecida hace varios años, que no era agente y había sido víctima de una venganza de parte de unos mafiosos italianos, a los cuales pudo capturar, sin poder salvar a su amada mujer.

Ahora que había perdido a su único hijo, solo quedaba su adorada nieta a quién cuidar; sabía que algún día tendría que dejarla ir, para dedicarse a lo que muchos llaman "el negocio de la familia".

Antes que pasara aquél lejano día, trató de hacer que su infancia fuera lo más normal posible.

- ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaa! –llegó llorando un día a la casa la pequeña a los cinco años, restregando su manito contra su mejilla que la tenía sucia y bañada por las lágrimas.

- ¿Qué te sucedió, mi niña? –preguntó George al ver a Renata con su vestido empolvado –Ya mi Renny, no llores, solo cuéntame…

- Yo… yo… estaba… tratan… tratando de apr… aprender a andar… en bicicleta… –sollozaba entrecortadamente.

- ¿Y bien?

- Pues… pues… cho… choqué contra la… la cerca de la… la vecina… y… me caí en las flores… flores de su jardín…

- ¿Quieres decir que arruinaste las flores de la señorita Briggs? Eso es un poco malo...

- Dirás… ¡muy malo!

- Seh, lo sé, es una señora un tanto "perturbada", pero seguro que te perdonará si le pides disculpas…

- ¡¿PEDIRLE DISCULPAS? –gritó horrorizada.

- Tranquila, yo iré contigo, ya verás como todo se soluciona.

A pesar que el anciano mostraba un semblante de tranquilidad, en el fondo estaba tan preocupado como Renata. Nadie podía dirigirle una palabra a la vecina, ni siquiera un gesto de amabilidad siquiera. Pero era lo correcto, había que ofrecer una explicación, sino su chismosa bocota se abriría en calumnias en contra de George y la niña, como lo hacía contra toda generación que viniera antes que la suya…

Con la mano trémula, tocó la anticuada puerta de roble que daba al acceso de la oscura casa de la sombría mujer, quien apareció al momento de dar el primer golpe. Una figura robusta, con un rostro que mostraba que era una persona de mal genio. Renata sabía muy bien con quién se estaban enfrentando, pues existía una leyenda urbana que daba vueltas en la historia de la temida vecina del barrio, pues era viuda, y decían que ella misma había matado a su marido cuando tuvo la oportunidad, aunque nadie sabía cómo y cuándo, mas la forma de asesinato más famosa desde entonces era que lo había envenenado con arsénico, mientras le servía una taza de té para la cena, y luego de una serie de convulsiones, yació en menos de media hora en el suelo, sin vida y la mujer se las arregló para que todo pareciera un suicidio.

Cuando la pequeña Renata recordaba aquél rumor se le apretaba la garganta. ¿Y si la cruel anciana se atrevía a hacer lo mismo con ella o con abuelo? ¡No quería ni pensarlo! Así que al salir la señora, se ocultó debajo del abrigo del viejo, quien estaba igual de aterrado, aunque trataba de mantener la compostura.

- ¡¿QUÉ QUIERES, VIEJO DEL DEMONIO? –saludó la vecina con un insulto. El hombre no se molestó, todos estaban acostumbrados al trato ácido de ella.

- Solo venía con mi nieta a hablar con usted…

- ¿Hablar? ¿Y yo tengo tiempo para perderlo hablando con usted y su nieta malcriada?

Tímidamente, la pequeña sacó la cabeza de su escondite, alzando un poco la vista para ver qué gestos hacía la mujer, pero se solo verla se asustó y volvió a ocultar su rostro bajo la capucha.

- Lo que sucede es que Renata, hace un rato anduvo en bicicleta por la vecindad, y en eso perdió el equilibrio y cayó sobre su cultivo de rosas…

- ¡¿MIS FLORES? ¡Oh, mis amadas flores! –inmediatamente, corrió donde estaban sus tan queridas rosas. Ahí estaban, aplastadas y lacias, marchitas y apenas se podían levantar. Era obvio que se habían metido en un gran problema -¡Tú! –dijo apuntando contra la niña que estaba en estado de shock -¡Tú, me las pagarás caro, mocosa! ¡Por lo que le hiciste a mis amadas rosas!

- Pero señora, solo fue un accidente, no fue su culpa –la defendió George.

Dando una mueca de disgusto, se apartó de la chica, quien dejó un suspiro de alivio.

- Tal vez esté tu abuelo, por ahora, pero él no siempre estará contigo para que te defienda –le murmuró al oído, con palabras tan frías y crueles que la atormentaron durante todo el día.

La nieve caía sin fin sobre el blanco suelo de la vieja Inglaterra, donde vivían Renata y el abuelo George. Se acercaba la Navidad. La noche luego de la reprimenda de la vecina, los copos volaban por el cielo nublado y oscuro, suavemente y derritiéndose de a poco como mantequilla en pan. La pequeña niña observaba el hermoso paisaje desde la buhardilla, pero no podía sacarse de la mente lo que le había dicho la señora Briggs, ella sabía que su abuelo un día partiría, pero lo que no tenía en mente, era que la primera que se iría sería ella.

- ¿Te sientes bien, Renny? –se sentó a su lado el abuelo.

Renata no contestó, pero él sabía que cuándo no contestaba sus preguntas, era porque no le quería mentir diciéndole que no, cuando en el fondo sí le sucedía algo.

- ¡Mira qué hermosos pajarillos! –se admiraba él, invitando a la chiquilla a contemplar un nido de azulejos que se acurrucaban en un pino de follaje frondoso. Eran los padres y los polluelos, que a pesar del frío inclemente, enseñaban a volar a las crías, y estas batían las alas, para primero planear con torpeza y luego volaban con si estuvieran hechos para ello, y lo estaban -¿Sabes? Después de que aprenden a volar significa que ya es hora que ellos se cuiden solos y formen su propia familia, vivir nuevas aventuras, ¿entiendes?

Tampoco el comentario fue digno de respuesta de parte de la pequeña. Su mente estaba turbada como para hablar, ella solo mantenía su mirada fija al vacío de la nieve.

- Para tu sorpresa, tú eres como uno de esos azulejos.

La niña miró con confusión el semblante iluminado del anciano. Estaba claro que no había comprendido la comparación hecha.

- Como verás, los niños crecen cada día, aprenden cosas nuevas, como los pajarillos al emprender vuelo, es cuando llega la hora y deben partir del hogar, aunque sean muy jóvenes para ello, tarde o temprano deberán enfrentar el mundo real, pues es su destino desde la creación de Dios, hasta el fin de este mundo…

Renata apoyó su barbilla contra las rodillas, con las pupilas llorosas. George la tomó de los hombros y acercó la chiquita cabeza contra su regazo. La niña comenzó a gemir sutilmente, sin contener el llanto, el hombre le acariciaba los cabellos con suavidad.

- No llores, mi pequeña Renny. De todos modos te lo aseguro, que la primera que partirá serás tú, y no yo.

A pesar de haber oído las palabras de su abuelo, ella no comprendió a qué se refería en específico.

Al haberse cumplido otros cinco años, Renata supo lo que había querido decir…


La pequeña creció sana y fuerte. Aparte de que cada día se volvía tan hermosa como una flor de primavera, era bastante inteligente, amorosa y talentosa. Sabía tocar varios instrumentos, en especial la guitarra y el saxofón, al cual dedicaba horas y horas de sus tardes libres para tocar bellas melodías, lo que ponía orgulloso al abuelo.

Ya siendo Renata una chica de 10 años, ella y su abuelo se encontraban aquella tarde de verano en el salón de estar frente a la chimenea y ella tocando su adorado saxofón a una dulce sinfonía, como acostumbraban cada día. Allí conversaban de lo que harían al día siguiente, cuando un automóvil negro se estacionó en el jardín delantero y salieron de él tres hombres, dos vestidos de negro y el restante usaba un traje a cuadrilles marrones y fondo beige, mostraba un aire elegante, de superioridad y su facha inspiraba intriga de parte de la niña, pero George, por lo que se leía en su rostro, sabía muy bien a lo que venía, así que tomó firmemente de la mano de su nieta.

Aquél hombre de traje golpeó la puerta con decisión. El abuelo titubeó unos minutos en abrir, mientras todavía tocaban y Renata presentía el temor de George. Finalmente, este se levantó y abrió la puerta de madera.

- ¿Qué es lo que quiere? –preguntó en un tono despectivo.

- ¿Así le hablas a tu mejor amigo, George?

El anciano lo miró de pies a cabeza, y luego de mucho tiempo de inspeccionar al hombre, su mueca de disgusto se transformó a una de alegría.

- ¡William! ¡Oh, tantos años sin verte! –decía al momento en que lo abrazó efusivamente.

- ¡Jeje, vamos, ya no tenemos 10 años! Bien a lo que venía; tú sabes a lo que vengo…

Al igual que antes, la sonrisa volvió a convertirse en tristeza. George bajó la cabeza, posando su mirada sobre su querida nieta, quien se aferraba firmemente a su pierna.

- Pero… William… solo tiene 10 años… ¿no es muy joven para…?

- No, no lo es, George. Tampoco lo éramos nosotros. Si pudimos ella también lo hará… Sé que es un momento difícil. También lo fue para mí cuándo tuve que dejar partir a mis hijos, pero no es una decisión que nosotros debemos tomar. Es la marca con la que nacimos, y no podemos ir en contra de ello.

George no quería soltar a Renata. La pequeña peliverdeazulada sentía como su corazón latía a mil por hora. Todavía no estaba consciente de este momento crucial en su vida.

- Si te sirve de consuelo… yo soy profesor en la Academia de Londres. Allí nada le hará falta a la niña, estará bajo mi protección. ¿Qué dices?

Al final, dando un suspiro, el anciano soltó la manito de la chiquilla y asintió con pesar en su corazón. William se sacó los guantes que usaba en ese momento y arrugándolos con sus manos, dijo:

- Tiene 10 minutos para recoger sus cosas. Ella tiene que partir esta noche…


Las luces del vehículo se podían distinguir en las carreteras que había por las praderas de la vieja Inglaterra. Renata iba en la parte trasera, con la mirada perdida en el cielo negruzco del paisaje. Con las estrellas luminosas y destellantes, parecían compadecer a la niña, que con los ojos cristalinos y húmedos contaba sus penas. En el auto conducía uno de los hombres de negro y de copiloto su compañero, y junto a la chica estaba William. En ningún momentos se cruzaron las miradas ni las palabras.

Renata pensaba en lo que había sucedido antes de subir al auto, cuando preparaba su equipaje…

Flashback de Renata

"La pequeña ordenaba sus ropas y pertenencias en la maleta, rápidamente. Aún no entendía lo que pasaba, solo sabía que tenía que obedecer las órdenes de su abuelo. Cuando mil preguntas cruzaban por su joven mente, se abrió la puerta del dormitorio y apareció George. Era el momento de decirle toda la verdad.

- Renny, quiero hablar una cosa contigo…

- ¿Pero no podríamos hablar después?

Con los labios temblorosos, apenas pudo contestar claramente.

- S-sería mejor que… que lo hiciéramos ahora…

Deteniendo su tarea, Renata se sentó en su cama y a su lado hizo lo mismo el anciano.

- Querida, no te quiero seguir mintiendo, pero… debo decirte que tú eres hija de agentes secretos…

La niña no supo cómo reaccionar, si sorprendida, triste o feliz, porque siempre había sido una verdadera fanática de películas, novelas y series de espías, que trataban de personas que se dedicaban a este arte tan extraño, pero curioso.

- … Hace muchos años, tus padres fueron a una misión a Italia. Les habían encomendado detener y capturar una mafia que controlaba el narcotráfico al sur de Roma –de pronto, sus ojos comenzaron a derramar lágrimas –A las dos semanas, recibí una carta de la O.W.C.A., la organización a la que trabajan… ellos habían sido asesinados en un tren, producto de una bomba instalada en los rieles…

Al igual que su abuelo, Renata sentía como las tibias lágrimas corrían por sus mejillas. No era por la forma en la que habían muerto sus padres, ella sabía que habían fallecido, aunque no sabía que habían sido agentes.

- ¿Y tú…?

- Yo ya me había retirado de la agencia hace muchos años… mi deber era cuidar de ti, y lo hice, aunque siempre supe que un día te alejarían de mi lado –y comenzó a reír, no de alegría, sino de burla hacia sí mismo, por estarse engañando todo ese tiempo –Mi pequeña… es el momento. Tú irás a estudiar a la Academia, una escuela para agentes secretos, así como lo hicieron tus padres, tu abuelo y los padres de tu abuelo. Esta es una maldición, la tienes en las venas, vives para servir, para arriesgar tu vida, pero te aseguro que aceptando esta decisión se es más feliz, que fingir ser alguien 'normal', alguien que verdaderamente no eres…"

Fin del flashback

- ¿Te sucede algo, niña?

Era William, quien había dado la primera palabra. Notaba que Renata estaba muy deprimida, pues que fuera arrebatada de un día para otro de los brazos de su abuelo, el ser que había amado durante los últimos 10 años, era un verdadero trauma.

La chica no respondió. Estaba sentida y sentía un profundo rencor contra el desconocido; había decidido que trataría de ignorar como pudiera al hombre.

Pero William era muy astuto como para no darse cuenta del plan. Así que decidió seguirle la corriente durante un rato.

- ¿Has ido a Londres? –volvió a preguntar.

Renata negó moviendo las mechas de colgaban de su cabeza.

- ¡Oh! Te alegrará que ahora lo conozcas. El Big Ben, la Abadía de Westminster, el London Eye, Picadilli Circus… En fin… es una hermosa ciudad. Quién sabe si te conviertes en una gran espía y llegues a proteger a la reina… -viendo que la pequeña aún no se inmutaba a emitir un sonido, se deslizó por el asiento hasta su lado –Jeje, la misma cara puse cuando tenía tu edad. También me revelaron que era de familia espía como tú, antes nunca lo habían hecho. No tienes por qué sentirte mal, allí conocerás muchos amigos, como tu abuelo y yo. Existen muchos riesgos en esta vocación, pero es por eso que los entrenamos para que lleguen a dominar las disciplinas, paso a pasito…

- ¿Podré volver a ver a mi abuelo otra vez? –dijo al fin Renata, mostrando aquellos grandes ojos brillantes.

William no podía responder esa pregunta. Sentía que en la garganta se le atascaba un trozo de manzana, algo le apretaba. Recordaba que luego de haber ingresado a la Academia, nunca más pudo ver el suave y cálido rostro de su tan amada madre.

- Este… si quieres puedo darte una oportunidad para hacerlo… -mintió.

Renata solo atinó a sonreír levemente y regresó su vista a los campos ingleses…

Continuará...


Actualización: El próximo lunes, si Dios quiere.

Espero reviews :D