Regreso al pasado
Capítulo 1: El principio del fin.
- Te digo que no puede ser, Harry, las cosas no son así de simples. – murmuró cansinamente Hermione mientras se cepillaba el pelo y lo ataba con una coleta alta.
- ¿Y por qué no? No sería la primera vez, Hermione. – Harry deseaba estirarse de los pelos, estaba cansado de que su amiga no se pusiera de su parte.
Un golpe en la puerta interrumpió la conversación e hizo que ambos se giraran cuando una melena pelirroja asomó por la puerta.
- Chicos, no puedo entretener más a Ron, ¡se huele algo! Lo que tengáis que hablar tendréis que dejarlo para después porque mamá está sacando el pastel. –Ginny lanzó una larga mirada a su novio antes de irse y este tragó saliva. Por fin Hermione vio un punto débil y sonrió.
- ¿Y qué piensas hacer con Ginny cuando se olvide de que te quiere y salga con Michael Corner de nuevo, Harry? ¿O eso no entraba en tus planes?
Harry desvió la mirada de su amiga y la centró en una lámpara de aceite que ahora le parecía la mar de interesante.
- ¿Lo ves? No sabes lo que quieres, debes hacer una lista de los inconvenientes y…
- ¡Si sé lo que quiero! – gritó Harry enfocando toda su frustración a su amiga.
- No, no lo sabes…
Hermione apartó la mirada de su amigo, abrió la puerta y empezó a descender las escaleras del pasillo sin darse la vuelta. Harry escuchaba como un coro de voces cantaba Cumpleaños feliz a su mejor amigo pero él no tenía ganas de nada. Echaba de menos a Sirius Black, daría cualquier cosa por volver a verle y a pesar de que habían pasado unos años desde su muerte, todavía se culpaba por no haber utilizado el espejo que le dio a principio de curso. Si tan solo le hubiera hecho caso y hubiese abierto el paquete nada de lo que ocurrió habría pasado y él seguiría vivo. Harry bajó lentamente las escaleras y se asomó al pequeño comedor de los Señores Granger. Hermione parecía encantada de la buena relación que habían establecido los Weasley con sus padres, no podía quejarse. Arthur cada día interrogaba por un nuevo artilugio muggle al Señor Granger y éste encantado lo deleitaba con la historia del instrumento. Incluso hubo una vez que el Señor Granger pidió que Arthur lo acompañara a su clínica para que viera como trabajaba pero el Señor Weasley no tardó en salir vomitando tras ver cómo le arrancaba una muela a una niña de tan solo 10 años. Nunca más volvió a pisar la clínica y no volvió a preguntar sobre los instrumentos que utilizaba como dentista. Por otro lado la Señora Granger adoraba a Ron, le parecía un buen chico a pesar de sus múltiples torpezas. El primer día que Hermione lo presentó como su novio Ron se sentó en un sillón pero justo debajo estaba el mando del equipo de música que se encendió a todo volumen asustando al chico y haciendo que este lo destrozara con un solo movimiento de varita. Hermione se pasó el día riendo y las semanas siguientes no paraba de explicárselo a todo el que se cruzaba. George disfrutó esos días para gastarle bromas musicales a su hermano y éste no paraba de enrojecerse de la rabia.
Ginny le dedicó una cálida mirada para que se acercara para poder ver a su amigo de cerca que ahora abría los regalos con nerviosismo. Hermione fue la primera en darle el suyo, una agenda recordadora que murmuraba frases de Hermione recordándole sus quehaceres. Cuando llegaba el fin de semana se escuchaban frase divertidas de George, Ginny e incluso de Harry. Cuando Ron miró decepcionado la agenda, sonrió con falso agradecimiento y la abrió. En su interior debía haber algo escrito porque Hermione sonrió desviando la mirada y Ron se puso rojo como un tomate. En cualquier caso era el regalo que necesitaba puesto a que se había deshecho de la anterior agenda que le había regalado Hermione. Ginny se acercó a su hermano y puso sobre sus manos un ejemplar de Quidditch a través de los tiempos firmado por todos los jugadores de los Chudley Cannons. Ron se lanzó sobre su hermana, la abrazó y le dio varias vueltas en el aire para después lanzarse a abrazar a Harry con el mismo entusiasmo. Por un momento Harry pensó que se desmayaría pero pronto le soltó para seguir abriendo el resto de regalos.
Cuando se comieron la tarta que había preparado Molly Weasley con ayuda de las maravillosas recetas de la Señora Granger, Hermione ayudó a llevar todos los regalos a la habitación de invitados con ayuda de su varita. Ron se quedó mirando la pequeña montaña que le habían regalado sus amigos y no se dio cuenta de que Hermione seguía a su lado. Ésta lo abrazó por detrás y le dio un suave beso en la espalda.
- ¿Te ha gustado mi regalo?
- ¿Cuál de los dos? – dijo el pelirrojo emocionado mientras se daba la vuelta y la abrazaba sin apartar sus ojos de los castaños de ella.
- La agenda, por supuesto.
Los dos rieron y Ron sacó la pequeña nota que había escondida en el interior de la agenda y que él se había guardado en el bolsillo de su pantalón.
- "Vale por una…
- ¡Ron! –gritó la rubia dándole un codazo para que dejase de leer.
- ¿Qué? Tengo derecho a leerla. – Ron se rió y se desprendió del abrazo de la castaña mientras levantaba el brazo y volvía a leer – "Vale por una velada muy especial…
- ¡Ron!
- …Te quiere, Hermione"
Las mejillas de Hermione se ruborizaron y Ron se acercó patosamente hacia ella. A veces no sabía cómo debía actuar pero otras simplemente se dejaba llevar, y eso es lo que estaba haciendo exactamente en ese momento.
- Yo también te quiero, Hermione.
Lo dijo en un tono serio, sincero. El rostro de Ron se puso colorado en cuestión de segundos pero Hermione eso lo encontró adorable. Sin pensárselo demasiado enredó sus manos en su pelo rojizo y lo besó con ternura, como siempre hacia él. Ron se alejó de ella y fue soltándola pero sin dejar de mirarla a los ojos.
- Deberíamos bajar, mamá estará impacientándose, ya la conoces… -dijo el chico desviando la mirada algo azorado.
- Esta bien…
Hermione no pudo evitar sentirse algo decepcionada. Cada vez que tenían algo de intimidad siempre ocurría algo o había cualquier cosa más importante que ella. El chico salió de la habitación dejándola sola y ella le siguió resignada.
El resto de la comida fue agradable y divertida para todos. Ginny enseñaba a su padre unos nuevos calcetines de Escudo que había diseñado George para todos y que servían de escudo de la mayoría de hechizos y maleficios mientras Molly compartía con la Señora Granger una nueva receta mezclada con Whiskey puro de malta e Hidromiel.
Cuando se comenzó a hacer tarde poco a poco todos se fueron despidiendo para volver a sus hogares. Molly, Arthur, Bill y Fleur iban los primeros seguidos de Ron, Ginny y Harry. Hermione se había quedado atrás abrazando a sus padres con cariño. Harry aprovechó que su amigo estaba distraído para retrasarse y esperar a Hermione, que no tardó demasiado en alcanzarlo. Hermione no dijo nada y Harry tuvo que pensarse bien como sacar el tema con delicadeza antes de que su amiga echara a correr.
- Bonito regalo, Hermione. Sigo sin comprender como Ron se ha puesto colorado por un agenda.
Harry levantó una ceja y ambos se echaron a reír.
- Está bien, no he sido demasiado sutil. Pensé… ¡No sabía que se pondría así! ¡Qué vergüenza! –murmuró la chica sonrojándose y escondiendo el rostro en el hombro de Harry mientras caminaban.
- Hermione: Es Ron. – la chica levantó el rostro y volvieron a reír juntos.
Hubo un pequeño silencio y la castaña se aventuró a romperlo.
- Ron y yo habíamos pensado irnos un fin de semana a Brighton. Nos gustaría ver la playa nevada y habíamos pensado que sería más divertido si tú y Ginny nos acompañabais.
Harry se miró la punta de los zapatos intentando aclarar sus pensamientos. Por un lado la idea de pasar un fin de semana con sus amigos en la playa le resultaba fascinante. Necesitaba un descanso y ahora que la guerra había terminado tenían tiempo para disfrutarlo y retomar sus vidas cuando quisieran. Por una vez Hermione no estaba estresada por lo que debía hacer, ella también necesitaba un descanso. Pero por otro lado… Harry sabía que era lo que más deseaba hacer en este mundo y no había nadie que pudiera quitarle esa idea de la cabeza.
- Necesito que me des el giratiempo, Hermione–Harry la miró fijamente y esta frunció el ceño disgustada. – Mira, se que piensas que no sé lo que quiero pero esta decisión la tomé hace mucho tiempo, mucho antes incluso de vencer a Voldemort. – Hermione tragó saliva pero no dijo nada – No puedo obligarte a venir conmigo, tú tienes a Ron aquí así que dámelo y me iré yo solo.
- ¿Es que no entiendes nada, Harry? – el tono de voz de Hermione iba subiendo mediante hablaba – ¡No se trata de eso! Aunque yo no vaya salvando a Sirius cambiarás el Presente, todo esto que ves no existirá.
- ¿Eso significa que vienes? –preguntó Harry empezando a sonreír.
- ¡ESO SIGNIFICA QUE ERES IDIOTA!
El grito de Hermione hizo que tanto Ron como Ginny se giraran. Parecieron dudar de si debían acercarse pero Ron había aprendido que cuando Hermione se enfadaba era mejor darle su espacio y salir por piernas así que cogió a su hermana del brazo y tiró de ella hacia adelante.
- Hermione, no te lo pediría si tuviese otra opción. Ni siquiera hay más giratiempos desde la Batalla en el Departamento de Misterios. ¡No sé que más hacer!
- ¡Pues no hagas nada! –Hermione estaba cabreándose más así que ralentizó el paso para poder hablar más tranquilos. – ¿Tan difícil es para ti Harry Potter dejar de socorrer a todo el mundo? ¡Todos hemos perdido a alguien, maldita sea! ¿Has visto a George intentando retroceder el tiempo para ir a salvar a su hermano?
La muerte de Fred era uno de los temas tabús que habían en las reuniones familiares, sobre todo si estaba Molly delante. Tanto a Harry como a Hermione les incomodaba hablar de eso así que el chico no dijo nada, simplemente apretó los dientes y desvió la mirada.
- ¿Sabes que, Hermione? Puede ser que yo no lo haya superado igual que ellos porque Sirius era la única familia que me quedaba.
Los dos se quedaron en silencio y Hermione suspiró resignada.
- No quiero perderle, Harry. –dijo la castaña señalando a Ron con la cabeza- Le quiero mucho y ahora las cosas empiezan a ir bien entre nosotros… ya no discutimos tanto…
Harry iba a decirle que últimamente discutían igual que siempre pero no quiso meter cizaña. Sabía que si Ron se enteraba de esto él mismo cogería el giratiempo y lo destrozaría.
- Hermione, en ese curso Ron ya estaba enamorado de ti. No lo perderás.
Harry sabía que no debía decirle eso pero era cierto que en aquel año su amigo se fijaba demasiado en ella y eso la tranquilizaría. Si alguien era capaz de enamorar a Ron Weasley esa era Hermione. Sin duda el comentario de su amigo pareció tranquilizarla porque se quedó pensativa e incluso se le dibujó una pequeña sonrisa que intentó ocultar.
- Ron nunca me habla de eso. Es muy…
- ¿Reservado? – le ayudó su amigo y ambos sonrieron.
- Está bien, Harry. Mañana iré a tu casa sobre las 11, intenta que Ginny no esté, por favor.
Harry asintió y escucharon como Ron les gritaba para que se acercaran y coger el traslador juntos.
- Harry, -dijo la chica cogiéndolo del brazo – despídete de Ginny por si acaso.
Harry no entendía del todo lo que significaba pero no quiso preguntar. Los dos se juntaron con el resto de los Weasley y les hicieron un hueco para que se agarraran.
-3…2…1… -contaba Arthur para que se prepararan todos.
- ¿Qué mosca le ha picado a Hermione? –preguntó el pelirrojo pero en ese mismo instante todos tocaron el traslador y todo su mundo empezó a dar vueltas haciendo que el estómago de Harry se retorciera de mareo.
FIN DEL PRIMER CAPÍTULO
¡Ho Ho Ho! ¡Feliz Navidad!
Empieza una historia de amor y desamor en la que los protagonistas cambian y se transforman...
Y para los que amáis los Dramione, ¡No os preocupéis! También estamos preparando algo grande sobre ellos... Pero ahora no les toca ser los protagonistas, al menos no a Draco de momento.
RECOMENDACIÓN:
Para una sorpresa que os tengo preparada necesito que hagáis una cosa por mí. Este año para navidad hemos pensado escribir sobre un clásico de amor que os encantará, y ese es ¡PETER PAN!. Queremos mostraros una parte de la historia que nadie jamás ha contado y que el primer amor Nunca Jamás se olvida. Así que a los que os interese leer esta historia, por favor, os recomiendo ver la película Peter Pan: La gran aventura (2003).
Y de momento eso es todo por hoy... ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
¡Hasta pronto!
