Sombras y Susurros

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Disclaimer: Naruto no me pertenece.

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Alzo la vista y la clavo en el cielo, conto hasta tres en silencio y antes de siquiera pensarlo salto hacía el siguiente árbol, girando en el camino y lanzado sus armas en un tiro afinado. Se apoyo contra el tronco del árbol al tiempo que un kunai pasaba volando a pocos centimetros de donde un segundo antes había estado su cabeza. Salto hacía arriba, hasta la rama del árbol siguiente y procuro esconderse, saltando otros tantos y dejandose caer sutilemente en el suelo, entre los arbustos.

Su respiración lo traicionaba, estaba agitada y le dolía respirar.

Le dolía moverse, en realidad. Sus musculos agarrotados por el trabajo ardían, pero los obligo a trabajar. Llevó sus manos hasta la parte de atrás de su cintura para tomar otros kunais y los conto mentalmente. Le quedaban seis y nada de energia. Estaba, basicamente, muerto. Sentía que se desmayaría, pero se había decidido a luchar hasta el último aliento.

Penso que era una forma llena de honor para morir, pero que un ninja muerto seguia siendo un ninja muerto más. Con o sin honor, moriría.

Sus compañeros fallecidos yacían desplegados por el suelo, inertes, en sus respectivas manchas de sangre y lodo. Fuertes dolores en su pierna derecha le confirmaron una lesión más grave de la que esperaba y le pidió perdón en una plegaria rápida al dios de turno por las muertes llevadas a cabo y sus misiones fallidas. Por esa, sobre todo.

Sus instintos eran más fuertes que su mente, por eso salto cuando pasos le indicaron una rápida corrida hasta su escondite. Miro a su enemigo cuando en medio de un salto chocaron y solo lo kunais evitaron una muerte segura. Su hombro se quejo, pero poco importaba. Si iba a morir procuraria no dejar a sus enemigos salir con vida o al menos, ilesos.

Cayo, derrapando en el suelo pero le fallaron las piernas y cayo de rodillas, el barro. Maldijo, impotente y cuando estaba a punto de morir, su enemigo se detuvo. Para burlarse de él y su falta de poder, pero no se dejaría humillar. Se levanto, como pudo y decidio morir de pie. Sosteniendole la mirada a su enemigo, que yacia en la rama del árbol más proximo, lo observo sostener un arma en su mano derecha.

Shikaku se supo indefenso, sin más armas, chackra o siquiera refuerzos. Un miembro del clan Yamanaka, en reemplazo de su fiel amigo, había sido el último en morir antes que él. Y otros dos anteriormente, entre ellos le dolía la muerte de la que había sido su prima.

Acepto la muerte dignamente y, nuevamente, pidio perdon por su pecados. No creía en dios, pero espero que este se compadeciera de las almas de sus compañeros. No era tan vanidoso como para pedir por la suya sabiendo todas las muertes que cargaba.

Shikaku iba a morir, a manos de su principal agresor cuando este sin advertirlo pronto se vio obligado a saltar hacía atrás por un par de armas punzantes que iban dirigidas a él. Sin pensarlo dos veces, Shikaku salto a los árboles, ocultandose.

¿Los refuerzos habrían llegado tan pronto? ¿Por que no los había escuchado venir?

Al sentir a alguien pararse frente a él y no matarlo de forma automatica supo que había sido así. Espero, para que mentir, algo más prometedor. Era solo un refuerzo y era una mujer. Eso no era un problema, habían kunoichis eficientes, claro. Pero la chica parecía varios años más joven que él y la reconocio a la segunda mirada.

Yoshino Ishine, almacenadora de chackra.

Gimio para sus adentros de dolor cuando ella puso su mano en el único trozo de piel al descubierto, la union de su cuello y su cabeza, con fuerza y un golpe de chackra metiendose en su sistema lo reavivo. Era la primera vez que experimentaba una transfucion de chackra por la que los Ishine eran famosos. Podían no solo almacenar una gran cantidad de chackra, sino que purificarla hasta la neutralidad y transferirla a cualquier ninja.

Una habilidad apreciada.

Entre ambos y con toda la energía recobrada, mataron a los últimos dos agresores. Yoshino se encargo del suyo sin aparente dificultad. Era joven, lo sabía, pero no por ello inutil.

Otros dos refuerzos llegaron un minuto luego.

— Todo ha terminado — Yoshino informo, ayudando a Shikaku a sentarse en el suelo.

— ¿Cual es tu estado de salud? — Consulto Tai Inuzuka.

— Sin peligro de muerte, un par de costillas quebradas, hombro dislocado y torcedura de tobilo, quiza se me desgarro un musculo.

— ¿Los demás...? — Consulto un miembro del clan Hyuuga.

Shikaku nego con la cabeza.

— Emboscada — Se limitó a decir.

Yoshino atendió a sus heridas y él aprovecho la oportunidad para verla bien sin la mascarilla protectora. Tenía razón con que era más joven con él, dos o tres, era delgada pero fuerte. Su rostro no poseía la belleza obvia que muchas otras jovenes presumían. Era una belleza particular, rara, con sus enormes ojos oscuros, su nariz pequeña y sus labios carnosos. Una frente algo más amplia de lo conveniente, pensó, pero en general era decente.

— Que estes herido no quiere decir que puedas observarme como si fuera ganado — Mascullo ella, causandole un poco de dolor punzante en el hombro tratandose.

— No era mi intensión onfenderte — Se disculpo — ¿Ishine?

Yoshino asintió.

— Almacenadora de chackra, especialista en busqueda y combate a corta distancia ¿Algo más que necesites saber de mi? — Pregunto, acida.

Bueno, una belleza particular con un caracter conciderablemente malo.

— Disculpa mi atrevimiento — Pidió, de nuevo, sin creerlo realmente necesario.— ¿Esta eso muy mal? — Pregunto el hombre, echando la cabeza hacía atrás.

— Dislocado es poco para lo que esta tu hombro — Explico — Pero no soy medica, tendrás que esperar para un parte medico más satisfactorio.

Él asintio y miro a los dos ninjas que inspecionaban todo.

— ¿Inuzuka e Hyuuga?

Yoshino asintió.

— Lo son.

— ¿Siempre eres tan cortante? — Pregunto, algo molesto.

Ella lo fulmino con la mirada.

— Estamos en territorio inseguro, solo estoy tensa — Mascullo.

— Tensa y cortante — Agrego.

Ella se encogio de hombros, dando por terminado el tratamiento basico que sabía.

— Tendrás que esperar hasta el hospital, lo lamento, hasta aquí llego yo — Shikaku asintió y miro al rededor, solo para cerrar los ojos.

Yoshino entendio su luto y se alejo de él. Había tratado de entretenerlo un poco, aunque fallando. Había tratado de no ser obvia, pero había estado demaciado nerviosa para no ser cortante. Entendia, a la perfeccion, lo que era perder a tu equipo y ser la única sobreviviente. Tapo los cuerpos de sus compatriotas y rezo un par de plegarias. Se repartieron los cuerpos entre ellos, porque estaban lo bastante cerca para cargarlos hasta sus familiares, y ella se volvio al Nara.

Había conversado solo en dos ocaciones con el de forma superficial. Deseo, por un momento, que su primera conversación tan larga no fuese estando en luto. Respetuosa, le dio su tiempo y partieron tan pronto como se pudo. Una mision fallida siempre era tragica. Y uno siempre esperaba que nadie conocido o amado muriese. Ver morir a alguien era horrible, no poder defenderlo era aún peor.

Yoshino fue a su lado, no supo si para hacerle compañía o para cuidar que no se desmayase. Ella no le hablo en el camino y Shikaku le agradecio en silencio. Miro a la joven a la que cargaba y cerro los ojos con pesadez.

Shikami Nara.

Susurro unas palabras en honor a la chica y decidio que él pagaria el velorio. Ella le había salvado la vida, después de todo, y él no pudo salvarla, sino verla morir. Mascullo y Yoshino estaba atenta a él. Adelante, mucho después, se vieron las puertas de la aldea. La Ishine se sintió aliviada, él, abrumado.

Esas puertas significaban dos cosas: volver a casa, y afrontar la realidad.

Nunca deseo tanto no volver. No, al menos, con la esposa de su primo muerta.

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Ok, esto tendrá que esperar un buen rato para que lo continue. Quiero decir, tengo dos historias a medias por terminar, una y media, diria. Pero bueno, quería subirlo porque hace rato que lo tengo en mi cabeza y hay tan pocos fics de esta pareja. Supongo que me gusta y ya. ;)