"LOVE STORY"
DÍA 1 ESTACIONES DEL AÑO
CAPITULO 1: UN DIA DE NOVIEMBRE
Nota inicial: HOLA HOLA HOLAAAAA
¿Cómo están, chicos? Yo espero que bien. ¡BIENVENIDOS A ESTA NUEVA SERIE-FIC! Me emociona muchísimo, porque será una serie de caps "entrelazados". Espero que lo disfruten.
¿Por qué hago esto? Verán:
Estoy en un grupo maravilloso, donde las fabulosas admins (Nana, Kellen, Axu y Ureshi) organizaron una bella actividad denominada "HIGUEL WEEK". Decidí participar en esto de forma individual con un escrito porque YOLO. Me daba muchísima pena, pero yo no me rajo.
Ahora sí… Esto va dedicado para ¡TODO EL FANDOM HIGUEL! Porque está lleno de personas maravillosas y creativas. ¡Espero ver el trabajo de todos los que están participando en ésta dinámica muy pronto!
COMENCEMOS…
Disclaimer: Los personajes de Big Hero 6 y Coco no me pertenecen; pertenecen a Disney y a sus respectivos creadores. Sólo los uso por afición y nada más.
NOTA: Miguel y Hiro ya tienen +20. Pero en las memorias del diario de Miguel tienen desde 16-18 hasta la actualidad (mayores a 20 años, pues) Contenido +13, palabras vulgares/altisonantes, situaciones graciosas, fluff en grandes cantidades. Nothing more.
NOTA 2 y SUGERENCIAS:
-Los capítulos no tienen "secuencia"… Todo está en el diario de Miguel, donde él cuenta sus experiencias con Hiro así como se le vienen a la mente.
-Miguel vivió con su familia en la CDMX, porque así lo quiero poner esta vez. O sea, se mudaron de Santa Cecilia a la CDMX por alguna razón xD
-Habrá dos tipos de narradores. El narrador omniscente y Miguel :p (narrador protagonista)
-Les sugiero que reproduzcan las siguientes canciones
"Un día de noviembre" de Leo Brouwer cover de Tatyana Ryzhkova
Invierno Porteño by Astor Piazzolla, performed by Stephanie Jones
Vivaldi - Las Cuatro Estaciones - Invierno, Allegro
Ahora sí… ¡A LEER!
CAPÍTULO 1: "UN DIA DE NOVIEMBRE"
"¿Les ha pasado? ¿Sienten que nunca van a encontrar a alguien con quien congeniar y de pronto, como si el universo los escuchara, ponen en su camino a una persona que hace sus días más llevaderos?
Eso fue lo que me sucedió a mí y a mi ahora esposo… éramos un par de idiotas inexpertos en el amor y en todo lo que conllevaba una relación seria.
Un par de idiotas que terminaron enamorados profundamente. ¿Cómo empezó todo?
—Vete a la verga, pendejo
—What the hell? You, fucking asshole!
Oh sí, un excelente comienzo… por eso adoro a Hiro Hamada"
….
Hiro leyó esto con una extraña nostalgia instalada en su corazón. Al parecer Miguel había estado escribiendo sus memorias en un pequeño diario que atesoraba en el fondo del armario. Lo estaba escribiendo en primera persona ¿Para qué? Eso daba igual ahora. Por un pequeño incidente mientras escombraba y seleccionaba la ropa de su marido, Hiro había encontrado ese diario.
El morocho se había esforzado por primera vez en el año de hacer la limpieza antes de que su esposo regresara de una larga gira.
Lo extrañaba a horrores, pero no podía pedirle que cancelara su gira y se quedara con él, después de todo, era el trabajo de su esposo. Siempre lo acompañaba a todos sus conciertos, pero por ésta ocasión, el laboratorio de robótica que el genio dirigía y algunos científicos se lo impidieron.
Seguramente Miguel llegaría cansado y por eso quería darle una buena impresión limpiando el pequeño departamento.
Además, Navidad estaba muy cerca, y debían preparar todo para visitar a la familia en Santa Cecilia, para después viajar a San Fransokyo nuevamente y pasar año nuevo con Tía Cass y los chicos de Big Hero.
Hiro estaba consciente de eso, sabía que debía continuar con su labor doméstica y retirar todas las bolsas de frituras y botes de helado esparcidos en la habitación.
Pero la curiosidad en su cuerpo incrementaba. Como todo buen hombre de ciencia, su curiosidad pudo más.
Comenzó a leer de nuevo.
….
"DE UNA ESTACIÓN A OTRA, ME ENAMORÓ"
-1) "Un día de noviembre" de Leo Brouwer cover de Tatyana Ryzhkova
Corría el mes de Noviembre… Un bello día de otoño, cuando las hojas se decoloraban y comenzaban a caer de los árboles, cuando el viento soplaba con fuerza y el cielo estaba casi nublado… todo sucedió.
El frio comenzaba a hacer estragos en mi cuerpo, apenas perceptible, pero sabía que se pondría peor.
Yo, Miguel Rivera, en ese entonces, un joven de 16 años, iba caminando tranquilamente en la ciudad de México.
Mi nueva preocupación se centraba en encontrar la calle Simón Bolivar para comprarle nuevas cuerdas a mi guitarra. Pero… me perdí. Ya sé, ya sé, estaba bien menso. No explicaré eso con detalle. Simplemente me perdí.
Estuve buscando HORAS y HORAS, hasta que por fin encontré la dichosa calle. Visité todas las tiendas y me compré al menos cinco juegos de cuerdas de buena marca. Al salir, pretendía ir al Zócalo para encontrarme con mi familia. Sin embargo, me di cuenta de algo excepcional. Un grupo de turistas pasó en frente de la tienda en la que me encontraba. Me quedé mirando a los turistas con detenimiento. AL parecer, eran chinos, por sus ojos rasgados y su manía por tomar fotos a lo loco… Sé que sonó bastante racista, pero mi impresión fue esa.
Ahí lo vi por primera vez, una tarde de otoño… ¿El día exacto? No recuerdo. Sólo sé que fue en Noviembre… Simplemente pasó así. Me quedé perdido en la mirada de un chico con pelo de estropajo, bastante delgado y al parecer muy gruñón, con piel pálida pero bonita, y ¡SUS HERMOSOS OJOS!, no había visto ojos tan bonitos como esos en toda mi vida, ni siquiera los de las niñas eran así… Esos bonitos ojos hicieron que me quedara prendado de ese chico.
Sabía que era turista. Y teniendo en mente eso, supuse que no los volvería a ver con facilidad por esa zona. Al menos me quería llevar un recuerdo de aquel chino bonito que había visto en las calles de la Ciudad de México. Saqué mi celular y le tomé una foto desde la entrada de la tienda.
Pero…
Bueno, él se había dado cuenta. Me lanzó una mirada tenebrosa. Desde ese día supe que ese chino tenía un carácter MUY DIFÍCIL de controlar…
Como sea, guardé el celular y me fui de ahí. Sin embargo, el chino bonito me alcanzó, jalando el gorro de mi sudadera favorita.
Me empezó a gritar un chingo de cosas en inglés. Yo le entendí muy poco, pero me calentó la sangre, porque me pedía que borrara la foto o si no me atacaría con no sé qué madres.
Yo le respondí con mi pobre inglés, que México era un país libre y que podía sacarle fotos a todo lo que yo quisiera.
Finalmente, nos terminamos mentando y partiendo la madre en público. Nos peleamos muy feo ese día… bueno, no tanto. Fue una pelea patética, donde nos caímos por idiotas y por no saber pelear adecuadamente.
Sí, me arrepiento de eso. Pero las cosas sucedieron así.
Después del horrible percance, tomamos nuestras pocas pertenencias y emprendimos caminos separados. Yo me dije a mi mismo
—"Sáquese a la chingada, borraré la pinche foto cuando llegue a mi casa"
No quería conservar una foto de un tipo que prácticamente me había golpeado. Sin embargo, cuando llegué, me di cuenta de que el teléfono que había tomado en medio de la pelea no era el mío…
Si no del pinche chino ese.
Maldije al chino y a todos los asiáticos del mundo. Porque eso no podía pasarme a mí…
Lo llamé a mi celular para decirle del error. Quedamos que al día siguiente nos veríamos en la Alameda Central, cerca de Bellas Artes, junto a la fuente de Venus, para devolvernos nuestros respectivos celulares...
Yo deseaba hacer eso de inmediato, pero ya era tarde. Como sea, nos dimos cita y hasta ahí quedó la cosa esa noche.
Casi…
En medio de mis deseos de obtener venganza por la pequeña golpiza que había sufrido, traté de descomponer el celular de ese extranjero. Pero me di cuenta de que su celular no tenía contraseña. ¡Eso era perfecto para mí!
AL menos, podía vengarme de él mandándole memes o haciéndole uno. Mi mente joven e inmadura trabajó de inmediato en eso. Comencé a ver las fotos de su galería…
Y AHÍ CAÍ RENDIDO.
Casi había olvidado la razón por la que me había golpeado; al ver sus fotos, me "fui de boca", porque la belleza de ese chino me volvió loco. No podía dejar de mirar su lindo rostro. En las fotos, estaba con personas desconocidas pero se veía feliz. Miré toda la galería... y confirmé mi propósito. Ese chino me gustaba. Así de fácil. En pocas horas, la belleza de Hiro me apendejó. ¡Y SUS OJOS, VIRGEN SANTA, SUS OJOS!
Para evitar que perdiera contacto con él, registré mi número en su celular y yo mismo mandé todas sus fotografías a mi Whatsapp. Quizá fui como una especie de acosador, pero debía y NECESITABA hablar con ese chino de nuevo. Sólo faltaban unas horas para eso.
Pensé y pensé muchísimo esa noche. ¿Cómo le podía hacer para no espantarlo y que terminara siendo mi novio?
Iba demasiado rápido, pero… Era un Rivera, y a los Rivera nos encantan las personas difíciles.
Pensé y pensé… no se me ocurría nada. Esa noche de otoño… fue bastante larga.
Al día siguiente, improvisé muchísimo. Llegué corriendo al lugar donde nos íbamos a encontrar. Lo vi sentado en la fuente, mirando para todos lados, preguntándose dónde estaba… La visión más hermosa que mis ojos pudieron ver. Hiro alzó la mirada y me vió.
Su cabello estaba siendo alborotado por el aire otoñal, las hojas de colores caían de los árboles, danzaban impulsadas por ese mismo viento que calaba, pero que al mismo tiempo se sentía agradable… las hojas que se enredaban en su cabello, finalmente caían a los costados, terminando su vida para dar paso a una nueva estación… embelleciendo el perfil de ese chico.
Traté de no verme tan obvio. Como excusa de mi comportamiento salvaje, le pedí disculpas y lo invité a tomar un café como compensación.
Hiro me miró extrañado y desconfiado, pero aceptó.
Una vez, dentro del café, comenzamos a hablar… Yo estaba que no cabía de felicidad. Prácticamente, Hiro había aceptado tener una cita improvisada conmigo. El traductor que llevó ayudó bastante para mantener una conversación fluida.
Me enteré de que él tenía 18 años, que era de una ciudad bien "pipirisnice" llamada San Fransokyo y que estaba ahí de vacaciones, pero se quedaría un año, más por fines académicos y de investigación que por otra cosa.
Me ofrecí a ser su guía en México para apoyarlo en lo que necesitara. Fue así como nos hicimos buenos amigos…
Mucho tiempo después, Hiro me explicó que yo le había gustado desde que me vio, pero que lo asusté mucho cuando le tomé la foto, pues había escuchado algo acerca de la trata de personas en mi país. Me dolió que tuviera un concepto tan feo de mi México, pero las cosas eran así de violentas en ese entonces…
Como sea, acepto encontrarse conmigo porque no le parecí tan malo, después de todo. Al parecer lo conquisté con mis encantos mexicanos… ¿O será que uno de mis golpes le acomodó las ideas? No lo sé…
Lo acompañé a su hotel, por ser caballeroso y porque si lo veían deambulando sólo, probablemente lo asaltarían.
Esa noche, me regresé a casa muy feliz. Estuve esperando el mensaje de Hiro toda la noche y a las 12:00 llegó… Era un simple "Buenas noches, Miguel".
Pero ese mensaje fue lo suficientemente hermoso, como para responderle de inmediato. Sentía una imperiosa necesidad de seguir recibiendo sus mensajes…
Y todo comenzó a ir de maravilla.
Rememorando cada momento, nuestra amistad alcanzó un límite. De una estación a otra, nuevos sentimientos surgieron sin poder evitarlo.
- 2) Invierno Porteño by Astor Piazzolla, performed by Stephanie Jones
Los árboles de la Alameda ya no tenían hojas. El cielo estaba completamente nublado. Ahora, se sentía un terrible frio que calaba hasta los huesos; yo tenía un abrigo para protegerme de ello, y Hiro tenía una chamarra un poco más ligera. Ese día era 24 de Diciembre, cuando Hiro y yo decidimos celebrar la Navidad con mi familia, ya que él había viajado sólo (sus amigos no habían viajado con él y sus compañeros de Universidad no contaban). Decidimos salir a dar una vuelta para despejarnos y ver el precioso árbol gigante que habían montado en el Zócalo.
Nos divertimos mucho, mientras yo cantaba algunos villancicos y Hiro hacía bailar su Megabot. Fuimos la sensación, al menos lo que restaba de esa noche. Obtuvimos dinero que los transeúntes nos daban por el espectáculo que les dimos, y con esa ganancia fuimos al Oxxo a comprar algunas frituras y panditas.
Nos sentamos a comer en la Alameda de Bellas Artes, mientras comentábamos alegremente la diferencia entre Santa Claus y Los Reyes Magos… Y se nos fue el tiempo.
Me quedé contemplando a Hiro por bastante tiempo, esos bonitos ojos me miraban de una manera similar… Y me envalentoné. Me acerqué un poco, lo suficiente para decirle:
—Te ves bonito, Hiro. Muy, pero muy bonito.
Ese día, jamás lo olvidaré. Porque Hiro Hamada, en medio del camellón, con un rubor en las mejillas, recibió un beso mío en la mejilla. Me disculpé de inmediato, había sido muy aventado…
Pero con las últimas campanadas del día 25 de Diciembre, mi actual esposo me dijo que me quería… y me devolvió el beso.
De una linda amistad, el amor llegó sin peguntar, sin pretenderlo. Fue espectacular.
Así comenzamos nuestro noviazgo. De una estación a otra. De otoño a invierno, nos enamoramos.
Dejamos pasar el tiempo, y pasamos miles de cosas juntos: Nuestro primer beso como novios, nuestra primera navidad, el primer 15 de Septiembre, nuestro primer viaje a Six Flags… todo ese año fue perfecto. Y cuando por fin nos percatamos de que no podíamos vivir el uno sin el otro…
Llegó el momento de irse. Hiro lloró bastante. Y yo estaba como María Magdalena… Me dolió ver partir a mi chinito, pero le prometí que nos volveríamos a encontrar.
Por eso me esforcé tanto para viajar a San Fransokyo y darle una sorpresa. Y no era para menos. Se alegró tanto al verme que se me tiró encima. Había conseguido los papeles como residente-universitario (sí, por ser chiquito, entré con 17 a la universidad).
Y comenzamos a vivir en San Fransokyo.
Ahora mismo, hace bastante frio. Creo que el invierno de aquí es peor que el de México… Ah, qué lindo. Hiro está dormido al lado mío, mientras yo supuestamente componía una canción.
A veces pienso que Hiro es como Bach, tiene cambios muy notorios… y no se puede mantener en una sola tonalidad, si no que pasa por todas las escalas posibles.
Eso y el invierno me recuerdan algo: Cada estación, llevaba consigo un cambio de humor en Hiro. Eso lo aprendí con el paso de los años. Podría hablar de lo irritante que es en primavera o de lo caliente que se pone en verano… Amo todas y cada una de sus facetas, pero me encanta en invierno.
En invierno, Hiro es completamente… feliz. Es una de las mejores épocas, una época donde los árboles ya no tienen hojas, los animales siguen hibernando y los rastros del frío comienzan a hacerse más notorios... Una época que Hiro ama… casi.
Hace unos años, el día 21 de Enero, debía acompañarme a un concierto que se daría en el Auditorio de San Fransokyo donde la orquesta sinfónica de Viena se presentaría por primera vez... Y el concierto era "Las cuatro estaciones" de Vivaldi.
— ¡Hiro!—dije— ¡Ya levántate! ¡Es hora de...
—Vete a la mierda—el japoamericano me lanzó una almohada que dirigida a mi cara.
Estaba furioso por la actitud poco cordial con la que el amor de mi vida me trató. Jalé las sabanas que cubrían ese delgado cuerpo para obligarlo a levantarse.
—¡Vamos!—insistí—Deja tu pinche flojeritis aguditis y empieza a arreglarte! ¡La presentación empieza a las 8:00 y son las 7:00! Solo a ti se te ocurre dormirte a estas horas
—¡Deja de molestarme!—de nuevo empezó una lucha por detener las sabanas
—¡Lo prometiste!
—Me retracto
—¡No seas necio!
—Dale mi boleto a alguien más
Lo miré muy mal. Pero ya conocía a mi novio. Sabía que su difícil carácter le impedía salir de la comodidad de su cama, que se había desvelado anoche con un proyecto que terminó en desastre y con una imperiosa necesidad de conseguir otro espacio de trabajo que no fuera la sala.
Era la segunda vez en el mes que cambiábamos de sillón... Pero eso no justificaba la falta de compromiso de mi chico de ojitos rasgados
—Pero yo quiero ir contigo—Comenzaba a impacientarse, pues yo ya estaba completamente preparado para la ocasión, con mi traje planchado y aromatizado desde hace horas. Sólo faltaba cambiarme.
—Yo no quiero ir—Hiro lo dijo con sinceridad. A él no le gustaba la música clásica. No le gustaba para nada, pero ante la insistencia de su testarudo novio (o sea, yo), terminó aceptando. Yo adoraba ese tipo de música, pero a Hiro le desagradaba… En fin, pedía imposibles.
—Vamos Hiro...
—Me niego
En medio de mi desesperación, jalé las sábanas con más fuerza. Descubrí el cuerpo de Hiro completamente y lo cargué en mi hombro como si fuera un costal de papas, obligando al japonés a despejarse completamente.
—¡Imbécil! Bájame ahora mismo
Lo llevé hasta el baño, mientras seguía regañándolo.
—Hiro, no toleraré que no cumplas una promesa. Vamos a ir, quieras o no.
Abrí la llave de la regadera para que se diera un baño. Prácticamente, lo desvestí y lo obligué a bañarse.
Muy renuentemente, salimos corriendo. Con boletos en mano, llegamos cinco minutos antes de la función.
La orquesta ya estaba preparándose, tomamos nuestros asientos correspondientes cuando dieron la tercera llamada.
El concierto fue ESPECTACULAR. Se me enchina la piel al recordar todo… lástima que mi chinito de quedó dormido…
- 3) Vivaldi - Las Cuatro Estaciones - Invierno, Allegro
Al despertar, estaban tocando el segundo Allegro del Concierto 4 en fa menor, de la opera 8… para los cuates, el segundo Allegro de El invierno, la cuarta y última estación.
Hiro se removió de su asiento, bostezando completamente y recargándose en mi hombro para escuchar los últimos minutos de un concierto de más de una hora.
—Creo que te queda a la perfección, más cuando vas corriendo, no desayunas porque se te hace tarde, y al final no alcanzas tu primera clase.
Hiro me miró somnoliento y me enseñó el dedo de en medio. El sonido del violín lo alertó. Tocaban más rápido y….
Se terminó. Esa noche, llevé cargando a Hiro al coche… Fue una velada perfecta… una velada de invierno.
…
Hiro Interrumpió su lectura al percatarse de que la puerta de la entrada se abría.
Unos pesados pasos se escucharon en el pasillo.
Un joven moreno y atractivo atravesaba la puerta con una pesada maleta, un estuche de guitarra y un sombrero de charro color rojo.
—Hiro—El mexicano alzó un poco la voz—Estoy en casa
Ni lerdo ni perezoso, Hiro Hamada fue corriendo hacia el living, quitándose el pañuelo que tenía en la cabeza y arreglando sus ropas. Debía verse presentable para su esposo.
—¡Miguel!—Hiro casi se cae al derrapar bajando las escaleras.
El mexicano lo recibió con una sonrisa, dejo si equipaje en el suelo y extendió los brazos para abrazar a su adorado chinito, a quien tanto había extrañado.
Pero Hiro quería hacerlo rabiar un poco. Después de todo, no había peleado con él desde hace dos meses, asi que se acercó a él y tomó su maleta para llevarla al cuarto principal.
—¿Cómo te fue en el viaje?—preguntó Hiro.
Miguel se quedó con los brazos estirados, sólo atinó a cerrar los y los puños en esa posición y bajar sus extremidades antes de que "se engarrotaran".
—Me fue bien…
Miguel de verdad esperaba un recibimiento completamente diferente. Pero era mucho pedir para Hiro, después de todo, jamás se dejaban de sorprender entre ambos.
Después de unos minutos de fingida calma, Hiro le reclamó:
—Hey…
—¿Qué sucede?
—Bésame como si me hubieras extrañado—dijo Hiro con una cara muy sugerente.
Miguel sonrió, porque entendió la referencia. Al parecer, Hiro habia visto una excelente película sin él…
Como sea, Miguel extendió los brazos nuevamente.
Hiro calculo el espacio y se apresuró a saltar a los brazos de su amado, enredando sus piernas en la cintura del mexicano.
Un profundo y ansioso beso fue lo que recibió Miguel al recibir a su esposo.
—Te extrañé, idiota—decía Hiro mientras lo volvía a besar.
—Yo más, mi pinche chino hermoso—Miguel lo llevó a horcadas hasta el sillón más cercano.
Quizá era esa necesidad de sentir la piel del otro, la necesidad de escuchar su nombre en boca del otro, la necesidad de volver a estar juntos.
Hiro quería preguntarle acerca del diario. Lo deseaba, deseaba que Miguel le leyera todas esas aventuras que pasaron juntos. Todas esas aventuras que eran como pequeños detalles en su gran historia de amor.
Pero más deseaba disfrutar de la compañía y del calor del cuerpo amado.
Esa sería una larga noche. Como aquella noche de otoño… Como aquel día de noviembre…
FIN DEL CAP 1/DÍA 1
Nota de la autora:
Ah, pensé que no lo terminaría. Pero por fin está aquí. ¡LA HIGUEL WEEK COMENZÓOOOOOOO! lml
¿Qué tal? ¿Les gustó?
Bueno, explicaciones rápidas: El diario de Miguel esta todo revuelto, por eso algunas cosas no parecen tener continuidad. Pero quise escribir un fanfic así para la Higuel Week y pues YOLO.
Espero que les guste la idea x'D si no, pues sorry not sorry.
Serán 7 caps, con muchas aventuras de éstos dos. Este cap es esencialmente introductorio y nos explican cómo se conocieron (asdfghjkl me encanta escribir sus mil y un formas de conocerse 3 creo que ya lo notaron :p). Espero que se vaya entendiendo más o menos la estructura de este fic :D
¡Perdonen las faltas de redacción y de ortografía! Las corregiré en cuanto tenga tiempo.
¡OTRA COSA! Me tomaré el tiempo para responder sus comentarios en este y otros fics, amores míos. Porque mi aplicación está fallando y agggghhhh XD ME DESESPERO,por favor, ténganme paciencia x'D, les responderé pronto :3
¡LOS QUIERO MUCHO! Atte: Only Darkness
