Una pequeña tontería que se me ocurrió, del tipo de tonterías que te sacan una sonrisa, y como está demostrado que reirse hace bien... tomenlo como mi pequeña contribución al bienestar colectivo ;)

Igualmente, Quela, no me olvido de tu regalo de no - cumpleaños, lo estoy puliendo ;)

Aclaración: ¿Todavía hace falta que explique que si fuera Hart Hanson o si Bones me perteneciera la séptima temporada ya hubiera empezado? Esta espera no ayuda a mi stress ni a mis uñas...

Por esos ojos

- No te gustará – advirtió el agente Seeley Booth a la persona parada frente a él, que lo miraba con una seriedad inusitada en ella.

- Sí me gustará – rebatió con seguridad-.

- Probablemente te aburras - intentó razonar el agente - Es una exposición sobre armas, y a ti no te gustan las armas.

- Pero tú vas a estar allí y eso me gusta. Quiero ir contigo – sonrió, ladeando la cabeza.

El agente miró aquellos ojos azules, la forma en que su dueña inclinaba la cabeza para asegurarle que quería acompañarlo y no pudo resistirse. Es que en realidad, nunca había podido resistirse a aquella mirada desde que la viera por primera vez, ese color azul, tan intenso, tan profundo.

Ella sabía poner una mirada tierna para convencerlo, pero también imprimir a sus ojos una seguridad que hacía que el agente supiera que no tenía más opción que acceder. E incluso en ocasiones, sus ojos sabían echar chispas de enojo y de indignación.

- Escúchame, linda, ¿Estás completamente segura? – repreguntó con su mejor sonrisa, la que tantas cosas había logrado con las mujeres.

Pero no recordó a tiempo que ella era la excepción.

Ella solo puso sus manos en su cintura, al tiempo que asentía entusiastamente, sus ojos brillando, y una sonrisa que superaba con creces a la del agente.

- De acuerdo, de acuerdo – el agente abría los brazos en señal de rendición – Te llev…

No pudo continuar porque inmediatamente dos brazos menudos rodearon su cintura y la cabeza llena de rizos castaños de su hija de 9 años se le clavó en el estómago.

- ¡Gracias, gracias, gracias, papi! – exclamaba la niña, le encantaban esas salidas con su padre.

- Y al regreso, ¿podemos pasar por el Diner? Mami nunca me lleva a comer tarta… - preguntó la pequeña, levantando su mirada y haciendo un ligero puchero, sin dejar de abrazarlo.

Su padre miró otra vez esos ojitos azules, iguales a los de su madre, y supo que estaba en problemas.

El era un soldado, todo un hombre hecho y derecho, valiente, había enfrentado el peligro muchas veces sin dudarlo ni por un segundo.

Pero esa mujercita de menos de metro y medio… simplemente podía con él en un pestañeo.

Después de todo, no es tan terrible. Ya tendré que resistirme cuando quiera salir con chicos – pensó encogiéndose de hombros mientras se agachaba para recibir un sonoro beso de su niña.


La hija de Brennan tiene que ser todo un carácter, ¿no creen? Y si este hombre fue capaz de morir por la madre cuando eran "sólo compañeros", ¿Qué no haría entonces por su niña?

¡Espero que les haya gustado!

Besos

Ana