Vale, y comienzan los fics de una de las parejas que más me motivan, ilusionan, inspiran... ¡ay!, es que son tan distintos.... la noche y el día, el bien y el mal.... y los dos son endiabladamente inteligentes.... hummm me encanta esta pareja.

Por todo ello le agradezco a Johanne Rowling el haberlos creado, y aunque siento que al final de los libros, sus parejas me decepcionarán.... no me importa, al menos tenemos la oportunidad de expresar lo que nosotros desearíamos. Por todo eso le dedico esta historia a esa gran mujer, que nunca la leerá y que probablemente preferiría que yo no la hubiese escrito, pero que de cualquier forma no puede evitar que la adore....

Ya no me lío mas. Es obvio, que esto es un Draco/ Herms, con ligero D/G y Hm/H, pero solo al final. El principio es dulce, muy dulce... ¡y es que estoy en una fase romanticona! En fin, espero que guste...

¡Casi se me olvida! Tranquila, Diel, el fic de Sirius está por llegar... por llegar...
¿TE CONOZCO?

Draco miró a la izquierda y a la derecha antes de echar a correr.

Papá y mamá dormían, y él tenía los bolsillos llenos de monedas muggles.

Caminó un poco por la arena húmeda de la playa, disfrutando el golpeteo suave de las olas en sus pequeños pies. El sol picaba con fuerza, y realmente era de agradecer el hechizo que su madre había puesto sobre el para que el sol no quemase su delicada piel.

Recogió una hermosa concha del agua. Tenía matices verdes nacarados, y era especialmente suave.

Guardó la concha en el bolsillo del pantalón y notó allí las monedas muggles y recordándole el motivo por el que había dejado la protección de la sombrilla

Se puso a caminar de nuevo, pero esta vez hacia el puesto de helados que había cerca. No había mucha gente, pero después de todo tampoco había muchas personas en la playa.

Había algunos adultos sentados en la barra, y una niña pequeña que miraba la lista de helados dubitativa.

Draco la reconoció enseguida. Era la hija del matrimonio que estaba cerca de ellos. Papá los había mirado con desprecio desde que habían llegado, y Draco sabía perfectamente la razón: eran muggles.

Draco se situó a su lado con aire de superioridad, y la niña lo examinó de arriba abajo curiosa.

-Hola. Te he visto cuando llegaste.

Draco miró de reojo los ojos marrones, dulces y grandes de la niña. Era muy morena, un efecto que el sol nunca producía en él. También su cabello era marrón, y tenía un aspecto esponjoso. Alborotado, habría dicho mamá.

La niña vestía un bañador rojo, un color que realmente desagradaba a Draco. Pero, por algún motivo a ella le sentaba bien.

Draco sonrió ligeramente.

-Hola. ¿También vas a comprar?- preguntó.

La niña asintió, enseñándole una moneda grande y plateada.

-¿Sabes como funcionan estas monedas?-preguntó Draco- Es que yo no consigo entenderlas-

La niña frunció el ceño

-¿Cuántos años tienes?- preguntó, extrañada.

-Cinco, ¿porqué?

-Yo también.... ¿y no sabes como se usan las monedas?

Draco se molestó

-¡Sé como funcionan "mis" monedas! Esto es dinero muggle y papá nunca me ha enseñado a manejarlo.

-¿Dinero muggle? ¿Qué pasa? ¿Eres extranjero? ¿Y que es eso de "muggle"?

-Es una historia muuuuy larga. ¿Quieres ayudarme?

-Sí, claro... ¿qué helado quieres?

Draco señaló el más grande, mostrándole las monedas a la niña. Ella alzó las cejas, sorprendida.

-¡Wow!, cuantas.... Mira, necesitas éstas.

Draco sonrió y cogió las monedas que la niña había señalado y se encaminó al mostrador. De pronto dio la vuelta, hacia la dudosa niña.

-¿Y tú? ¿Qué helado vas a tomar? Uno como el mío, ¿no?

-Hummm.... no, no me llega- murmuró la niña, mirando su moneda tristemente.

Draco miró el puñado que le sobraba, y luego a la niña.

-¿Te llegará con esto?- preguntó, tendiéndole todas las monedas, de las que la niña cogió una.

-Me llega con ésta-dijo, sonriendo esplendorosamente. Draco se convenció de que aquella sonrisa valía mucho más que la moneda, por muy muggle que la niña fuese.

Los dos niños caminaban por el agua, con sus helados en las manos. Draco estaba algo colorado.

-Tus papás deben ser muy ricos... tienen que serlo, para haberte dado tanto dinero.

-¡Claro que lo son! Somos Malfoy, los Malfoy son ricos...

-¡Oh!...-musitó la niña- a propósito, ¿cómo te llamas?

-Draco- contestó el niño, orgulloso.

-¿Draco? Significa dragón, ¿no?

-Sí. Seguro que no te gusta. A nadie le gusta, pero a mí sí.

-A mí también. Es muy original, creo que puedo estar segura de que nunca conoceré a otro Dragón.

-Seguro.... ¿te gustan los dragones?

-Supongo que sí... si hubiese visto alguno. Pero no creo que esos sea posible.

-Hum... supongo que no. ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?

-Te vas a reir. El mío tampoco es un nombre muy normal.

-No me reiré. Te lo prometo.

-Esta bien... Hermione. Sí, ya se que es un nombre horrible.

-¡No es horrible! Es original, y muy bonito. Es el femenino de Hermes, que era el portador de sabiduría y conocimiento entre los dioses y los hombres...

La niña miró a Draco llena de admiración.

-Eres... la primera persona que conozco que sabe eso.

-De todos, modos, si no te gusta, puedo llamarte de otro modo... ¿cómo te llaman tus amigos?

-No tengo, pero supongo que si los tuviese me llamarían Herms, me gusta cómo suena.

Draco sonrió, tocando ligeramente el brazo de Herms.

-Entonces yo te llamaré Herms.

Herms y Draco se habían sentado en las rocas, observando el mar batiente a sus pies.

-¿Me vas a explicar lo de "muggle"?- preguntó la niña. Draco miró el horizonte, pensativo.

-Es como... nosotros llamamos a la gente que no puede hacer magia.

Herms no pareció sorprendida, simplemente miró el mar, como Draco.

-Entonces, tú eres... ¿una especie de brujo?

-Mago. Los chicos somos magos, las chicas, brujas.

-Bruja...-susurró Hermione- ¿ y hay muchos como tú?

-Bastantes.

-Y yo no puedo ser bruja porque...

-Porque tus padres no los son. Bueno, también están los "otros"

-¿Quiénes?- preguntó ella, interesada.

-Los hijos de muggles que pueden hacer magia. Papá los llama "sangre sucia" y los desprecia mucho más que a los muggles. No me gustaría que fueses una "sangre sucia"

-¿Porqué los desprecia?

-Dice que no son dignos... pero la verdad es que los "sangre sucia" suelen ser mas poderosos que los magos de sangre limpia. Solo hay que ver a Lily Potter...

Hermione miró de nuevo sus pies. Eso no era nada justo.

-¿Quién es Lily Potter?- preguntó

-Una bruja muy poderosa, que dio su vida por su hijo hace algún tiempo... quizás algun dia te cuente toda la historia, pero es que es demasiado larga.

-Y ella era una... sangre sucia.

-Ahá.

-Pues a mí me gustaría serlo también.

-¿Porqué?- preguntó Draco, sorprendido- Te perseguirían, no te dejarían en paz...

-Pero podría demostrar que valgo lo mismo que los demás y podría hacer magia... eso tiene que ser fabuloso.

Draco no contestó. La verdad es que en el fondo él sí querría que ella fuese bruja... aunque solo fuese una "sangre sucia".

-¿Tu puedes hacer magia?- preguntó la niña de improvisto.

-No, no de momento. Cuando cumpla 11 años, me enviarán a un colegio, y al salir ya podré hacer hacer magia sin problemas.

-Será divertido.

-Mucho- confirmó el niño.

-Me gustaría poder ir.

-A mi también me gustaría que fueses- susurró Draco, finalmente. Levantó el rostro y se encontró con la mirada marrón de Herms, que sonreía radiantemente de nuevo. Draco sonrió y buscó algo en el bolsillo de los pantalones cortos, encontrando la hermosa concha nacarda, que Herms contempló maravillada.

-Toma. Quiero que la guardes, para que me recuerdes. Quien sabe, quizá algún día nos reencontremos.

La niña tomó la concha con sus manos, mirándola tristemente.

-Yo no tengo nada que darte... a no ser...

Hermione sonrió radiantemente y Draco consideró la cuenta mucho más que pagada, pero ella hizo algo más. Se inclinó hacia él y besó suavemente sus labios. Los labios de la niña, en contraste con los de Draco, eran cálidos. Y de pronto, el niño sintió que el rubor corría hasta sus mejillas.

-¡HERMIONE!, ¡NOS VAMOS!- gritaba la señora Granger desde la orilla.

La niña se puso en pie, y tras dedicarle una última sonrisa a Draco, corrió hasta su madre apretando la concha en su manito.

Draco se quedó mirando los últimos rayos dorados que se metían tras el mar, hasta que su padre le llamó. Nunca la olvidaría. Nunca.

*****Continuará*****

Bueno.... ¿ que tal el primer capítulo? Espero sus sugerencias y preguntas. Hasta el próximo:

Iremione