Chapter1: Reencuentro al estilo Muggle

Recordaba como hacía unos meses se encontraba Hogwarts. Deteriorado, destruido y triste. Luego de la guerra nada fue como antes. Siempre se esperaba que en algún momento hubiese un ataque de mortífagos o que desaparecieran personas. Pero ese tiempo había quedado atrás. El señor oscuro había sucumbido ante el niño que vivió.

El mundo mágico volvería a ser como antes, poco a poco, se reconstruiría.

Y él quería reconstruir su vida.

Luego del acto de su madre, de no delatar a Potter ante Lord Voldemort se habían zafado de una condena en Azkaban.

Su padre seguía igual de poco tolerante ante la sangre sucia, pero se mostraba menos egocéntrico. En cambio su madre, no dejaba escapar momento en el que pudiera mostrarle su cariño. Antes no era una mujer muy cariñosa, en cambio ahora, luego de haber pensado que había perdido a su hijo, aprovechaba cada segundo de su existencia para adorarlo.

Y él. A él nunca le importo la guerra. Si existían o no sangre sucias ¿a él que? La sangre sería igual de roja, aunque antes se reprimía ante su padre. Pero ya no. Las cosas habían cambiado demasiado, y ahora el podría vivir libremente.

Se mentiría a si mismo si dijese que no amaba el quidditch, y que su gran ambición siempre había sido ser buscador de una liga importante, pero tenía los pies sobre la tierra, y sabía que no tenía el talento necesario como para llegar a serlo. A si que se planteo, una y otra vez ¿Ahora que? ¿Qué haré con mi vida?

Aprovecharía ser un Malfoy, y estar lleno de dinero. Quería, antes de vivir una vida de adulto, cometer una locura.

-¿Draco? –Irrumpió su madre en su cuarto –Cariño, es la hora del té. Me gustaría que me acompañaras. Tal vez podríamos sentarnos en la pérgola del jardín trasero ¿Qué dices cielo?

Definitivamente su madre era la mejor madre del mundo. Era tan fina, tal delicada, tan hermosa. Los finos rasgos de su cara parecían los de una muñeca de porcelana antigua.

-Claro madre, bajo en un minuto.

Narcisa lo miró con aire maternal. Pocas veces tenía esos gestos, ya que ella era alguien más bien fría, aunque ahora se haya vuelto cariñosa.

-Draco, sabes que esto nos es difícil a todos –dijo mientras entraba en la habitación y se sentaba en la cama junto a su hijo –Pero debemos salir adelante. Dime hijo, ¿Qué es lo que te hace feliz?

Esa pregunta lo desarmó completamente. ¿Hace cuanto tiempo que no era feliz?

-Tal vez debas salir un poco de la rutina, y buscar algo nuevo que hacer –prosiguió Narcisa al ver que Draco no respondía

Y en un flash back, recordó un momento de su infancia.

-¡DRACO! ¿CÓMO TE ATREVES? –Chilló Pansy

Zabini y él morían de risa. Amaban ese juego muggle. "Puntaje o Prenda" en el que si elegían prenda, deberían realizar una acción que le impusieran sus amigos, o puntaje que deberían darle calificación por su belleza a cierta persona.

Blaise le pregunto a Draco por Pansy, y este dijo, diez negativo. Claro, en ese entonces, ni loco admitiría que su amiga era una linda morocha.

Habían pasado la tarde haciendo prendas extrañas. Fue entonces cuando Lucius los descubrió en una diversión muggle, por lo que los reprendió severamente.

Fue tal la cólera que le invadió a Draco en ese entonces que se dijo:

-Algún día podré hacer lo que quiera, y cuando ese momento llegué, me reiré en tu cara, queridisimo padre.

Luego fue olvidándose de aquella promesa que se hizo, debido al desprecio que le inculco Lucius a los hijos de muggles y a estos en sí.

-Draco, querido. ¿Estas aún ahí?

La mano de su madre agitándose frente a él hizo que notara que se había ausentado.

-Si madre, y ya tengo una respuesta. –Narcisa lo miro sorprendida, como si no entendiese bien de que hablaba su hijo –hace mucho tiempo que no soy feliz, y creo que después de tantos errores que cometí, quiero redimirme.

-¿Y como lo harás, Draco? –Preguntó su madre interesada por saber a donde quería llegar su hijo.

-Viajaré. Quiero conocer el mundo.

-¡Me parece bárbaro! –se alegró Narcisa

-Pero lo haré al estilo muggle. –Afirmo decido Draco

La sonrisa de Narcisa desapareció de un segundo a otro. ¿A que se refería con el estilo muggle? Justo cuando abría la boca para hablar su hijo la interrumpió.

-Se lo que me vas a decir. Que los muggles son despreciables, junto con todos sus artefactos, pero no impedirás que lo haga. Siempre quise conocer el mundo y a los muggles. Es la combinación perfecta. Es la combinación perfecta de ser y libre y feliz.

Ese fue el punto final de la conversación.

Más tarde se encontraba en el aeropuerto muggle, comprando un boleto (ya había cambiado unos cuantos galleons a dinero) para el avión del día siguiente. Empezaría por conocer Australia, ya que es uno de los lugares donde más criaturas mágicas hay, hasta algunas conocidas por los muggles también.

Astoria Greengrass, su novia actual, (Ya que con pansy quedaron en ser solo amigos) había insistido en ir con él, pero este se había negado, quería hacer su viaje solo.

Ni siquiera se molestó por decirles adiós a Crabbe y a Goyle. A Blaise y Theodore les envió una carta, pero de Daphne y Astoria junto con su madre lo despidieron en la mansión.

Lucius por su parte, se mostraba ofendido al hecho de que su hijo quiera pasar tiempo entre muggles, por lo que ni le saludo. Cosa que no afecto en absoluto al rubio.

Llego al aeropuerto por medio de aparición y se dijo que desde ese momento, solo usaría magia para momentos de extrema necesidad.

Se dirigió a la plataforma, y luego de un rato de espera, entro al avión.

Los asientos eran más que cómodos. Se sentó mirando por la ventanilla. Para ser un "artefacto muggle" no estaba nada mal. Todo lo contrario. Si desde ahora todas sus aventuras tendrían aquella comodidad, no encontraba sentido a que llamen a los muggles "sucios y asquerosos".

La voz de la azafata lo sacó de sus pensamientos.

-Disculpe señor, pero no quedan más lugares, le voy a pedir por favor que retire el bolso del asiento, que una señorita desea sentarse.

-¿La señorita en cuestión, no tiene otro lugar donde sentarse? –preguntó exasperado, quería estar solo.

-Lamento decir que no, asi que le vuelvo a pedir que retire su bolso.

A regañadientes colocó su bolso en el compartimiento y la azafata esbozó una sonrisa y se retiro.

Justo donde ella estaba apareció una muchacha de unos 18 ó 19 años, con cabello castaño y rizado hasta la mitad de la espalda y ojos marrones que desprendían calidez.

Quedó estupefacto. Si que el tiempo la había favorecido, estaba muy linda.

Un momento, ¿Qué hacía ÉL pensando que ELLA estaba linda? Se odiaban con cada fibra de su ser.

La muchacha se sentó sin siquiera mirar a su compañero, no había notado que el hombre que tenía alado era nada mas y nada menos que Draco Malfoy.

La indiferencia de la castaña le exaspero en grandes medidas.

-Asi que después de tanto tiempo Granger.

Hermione abrió los ojos como platos, hasta el momento no se había dado cuenta que se trataba de su compañero de Hogwarts, aquel que le hizo la vida imposible muchisimas veces, bajo el pretexto que lo merecía por ser "sangre sucia"

-¿Qué haces en un avión hacía Australia Malfoy? –preguntó con un tono de desprecio y sorpresa.

-Atentaré contra los muggles, haré explotar este avión cuando se encuentre en el aire y justo dos segundos antes que esto suceda, habré desaparecido en tierra firme –ironizó.

Su compañera soltó un bufido de exasperación, decidida a ignorarle totalmente.

Un silencio incomodo los invadió, Draco ansioso por romperlo contestó.

-Siempre quise conocer el mundo, y ¿Por qué no hacerlo a lo muggle?

Hermione no sabía si estaba sorprendida por que Malfoy le había dicho que quería viajar a lo muggle, o por que le había respondido.

-¿Y tú?

-¿Yo que? –le espetó Granger, dispuesta a defenderse ante algún insulto del muchacho, pero eso no sucedió.

-¿Y tú que haces en un avión hacía Australia Granger?

Ahora también le preguntaba por lo que ella hacia o no, ¿Realmente le interesaba? ¿O preguntaba por cortesía? Malfoy no conocía de cortesía y dudaba que le importase lo que hace una sangre sucia. Realmente estaba raro

-¿Te importa lo que hace o no una sang...?-Fue interrumpida

-No me vengas con eso. Si me siguiesen importando los perjuicios de la sangre no estaría montado a un artefacto muggle. Tal vez me desagrades por que eres amiga de Potter y Weasley, pero les debo la vida, asi que responde lo que te pregunte.

Hermione esta totalmente sorprendida. Draco Malfoy sin perjuicios a los impuros y agradecido hacia Harry y Ron no era algo que se veía todos los días, por lo que decidió contestar.

-Mis padres están allí viviendo. No saben que existo, o mejor dicho no me recuerdan. Antes de la guerra les borre todo recuerdo sobre mí, para que estuviesen a salvo.

La bruja pudo ver como en los ojos grises de su compañero se formaba una expresión parecida a… ¿Comprensión? Imposible, era Draco Malfoy.

-¿Por qué no te acompañan Potter y Weasley? –pregunto extrañado al percatarse que estaba sola.

-Bueno, este...es que yo... –titubeo, y soltó un suspiro –Harry está con Ginny, jamás permitiría que él me acompañara dejándola sola, ya que perdieron mucho tiempo de compañía y ron...- su voz se quebró.

Draco no sabía que hacer. Realmente no le interesaba como se encontraban Potter o los Weasley, él le pregunto por ella.

Aunque entonces cayó en cuenta, que Weasley siempre había estado babeando detrás de Hermione. Sintió una profunda ira al ver que la muchacha no quería seguir hablando.

-¿Y ron? ¿Tú y ron qué? –preguntó con desprecio.

-Ron quiso quedarse en la Madriguera, eso es todo. –puntualizó, sin entender porque estuvo a punto de contarle lo que realimente sucedía.

El rubio notó que Granger mentía, pero no tenía por que contestarle, por lo que no siguió indagando, a pesar que tenía una pregunta para hacerle, que le estaba quemando la garganta, si no lo preguntaba explotaría, pero aguanto. No tenía la suficiente confianza.

Aún.