Rachel le sonrió a Kurt mientras, metía su mano en su elegante bolso. Era su fiesta de graduación y todo el mundo estaba más que emocionado. El último año había sido bueno, pero muy fatigante y largo.

-New York nos espera, querida – dijo el muchacho sonriendo felizmente.

Rachel asintió sin borrar la sonrisa de la cara, pero frunciendo levemente al sentir un pequeño papel en el bolso. Miró a Kurt un poco desconcertada, pero este ya miraba hacia otro lado moviendo los hombros al compás de la música.

Sacó el papel y se quedó de piedra al ver que era un pequeño sobrecito con un contenido un poco pesado en su interior.

-Kurt – susurró sorprendida, tocándole la mano.

El la miró e hizo una seña de curiosidad. Ella levantó el sobre confundida. Tenía su nombre y parecía tener un libro de pequeño tamaño.

-¿Qué es eso? – preguntó Kurt en su oído, para luego mirarla extrañado.

Ella frunció nuevamente el ceño y negó con la cabeza en señal de extrañeza. Miro detenidamente el sobre y se decidió por salir de la fiesta con Kurt pisándole los talones.

-Rachel, ¿Qué es? – preguntó nuevamente el castaño.

Rachel abrió el sobre y miró extrañada a su amigo, quien también le devolvió la mirada de la misma manera.

Extrajo del sobre un pequeño cuaderno de no más de 15 cm. y una especie de nota. ¿Qué rayos? Miró el cuaderno, mientras Kurt le quitaba la nota.

-"Espero que lo leas y me perdones" – leyó Kurt, captando la mirada de la morena.

-¿Qué dijiste?

-Aquí dice: "Espero que lo leas y me perdones" – dijo él-. No tiene firma y tiene de posdata: "Léelo, es urgente".

Le puso el papel frente a los ojos y ella lo leyó rápidamente con expresión perpleja.

Quien sea que le haya dejado el sobre en el bolso, le quería dejar un mensaje.

-¡Léelo! – dijo Kurt-. No pierdas nada.

-¿Y si es una amenaza de muerte? – preguntó ella, nerviosa.

Kurt rodó los ojos.

-Con más razón, así podremos detener esa amenaza y tal vez conseguirte guardaespaldas – replicó calmadamente.

Rachel resopló y miró el cuaderno nuevamente. Tal vez Kurt tuviera razón, no perdía nada con abrirlo y echar un vistazo.


Miraba por la ventana del auto de su padre, con expresión angustiada.

Iba de camino al aeropuerto y se arrepentía de haber dejado su "diario" en manos de su amor secreto.

Suspiró audiblemente y su madre se volteó ligeramente para observarla.

-¿Nerviosa, cielo?

Ella miró a su madre sorprendida y le mando una sonrisa cansada.

-Estoy bien, ma. Solo un poco cansada, tal vez haber salido tan apresuradamente de la fiesta y venir aquí, fue un poco apresurado.

-Si quieres podemos devolvernos, cariño – replicó su padre.

-Estoy bien, papá. En serio, no hay necesidad de devolverse. Ya compramos el pasaje y ya me esperan para mañana.

Lo cierto es que sí podía devolverse y descansar en su casa aquella noche, pero corría el riesgo de ser encontrada por Rachel y que esta le reclamara por el cuaderno y; de paso ganarse el odio permanente de ella y lo peor de todo…: Su silencio e ignorancia.

-Debemos continuar – dijo mirando nuevamente por la ventana.

Todavía llevaba el vestuario de la fiesta, un vestido ceñido al cuerpo y los tacones. Su pelo iba suelto. Todo estaba planeado así. Llevar el cuaderno hasta el bolso de Rachel, sin que esta la viera y se diera cuenta, era el primer paso. El segundo era llamar a su padre y pedirle que la recogiera, sin que nadie la viera salir de allí. El tercero era más sencillo todavía, irse al aeropuerto y tomar el siguiente vuelo a Toronto, lugar donde estudiaría sin que se enteraran nadie más que su familia.

Luego de despedirse de su familia y encontrar su asiento en el avión, pudo respirar tranquila. Tal vez poner ese cuaderno era muy arriesgado, pero debía decirle a Rachel después de tanto tiempo lo que sentía, y como no podía decirle, simplemente le escribió todos sus sentimientos por ella y cada acontecimiento del último año.

Sí que la acción era arriesgada, pero ella era una cobarde, por no plantarle cara.

Se pasó la mano por la cara y suspiró. Desaparecer de la vida de la chica era, sin duda alguna, una opción genial, pero también egoísta.

Pero nunca estaba mal, de vez en cuando, hacerse un poco egoísta.

Bueno, debo decir que Glee y sus personajes no me pertenecen. Son de FOX y Ryan Murphy. La historia es totalmente mía.

¿Qué opinan? ¿La sigo o la dejo en One-Shot?

¡OPINEN!