Suspiré, hacía tantos años que los Cullen se habían ido…
-¿Dónde se han metido tu padre y tu hermano?
-No lo sé, creo que se fueron de pesca.
Salí a la puerta y miré al camino que iba al rio. Los vi a lo lejos, Jacob llevaba las cañas y una cesta llena de peces, parecía que la pesca les había ido bien, Suren caminaba con la mirada en el suelo dándole patadas a una piedra. Llevaba una camiseta de tirantes y la melena le caía en cascada a ambos lados de la cara, en ese momento tuve un flashback, vi a Jacob de joven y una sonrisa cubrió mi cara, era igual que su padre aunque aún no era tan grande como él ya estaba cerca, era impresionante lo que había crecido últimamente.
-Hola mi amor-Jacob se agachó para darme un beso
-¡Mi niño que grande que estás!-Abracé a Suren y le besé en la mejilla, la temperatura de su cuerpo era muy alta-Abrígate, estás por enfermar
-¡Mama! No soy un niño, y estoy perfectamente-dijo en tono arisco mientras me apartaba de él y se metía en casa, entré tras él y mire consternada a Jacob, quien me miró frunciendo los labios para después acercarse a mí coger mi mano y llevarme a la habitación.
-¿Qué ocurre Jacob?- le dije con los brazos en jarras y frunciendo el entrecejo.
-Bella, Suren es como yo. Hace unos días comenzó su conversión.
-Pero ya no hay vampiros por aquí…eso significa…han vuelto…-me olvide de cómo se respiraba, las lagrimas llegaron a mis ojos y Jacob me sujetó para que no me desmayara. A pesar de los años y de que llevaba una vida normal con Jacob, no había logrado olvidarle.
