No supo cómo paso. Un momento estaba todo tranquilo, iban ocultos y en silencio. Tenían lo que habían ido a buscar. Al siguiente había infectados y demonios por todos lados. De un segundo a otro hubo sangre, gritos. Era el líder, así que reacciono rápido, ordeno atacar mientras emprendían la retirada; los vehículos estaban cerca, sólo necesitaban alcanzarlos.

— ¡PODEMOS LLEGAR!

— ¡Cubran por la izquierda!

— ¡JAMES!

— ¡VAN A ALCANZARNOS!

— ¡NO! ¡NO!

— ¡VAMOS! ¡AHÍ VIENEN!

Pasos apresurados, todos gritando, balas volando. Así que no supo cómo ni cuándo paso. Al llegar, los que pudieron llegar, a los autos arrancaron aun disparando con desesperación a aquello que dejaban atrás. Aun gritaban, había heridos, había pérdidas.

— ¡Dean!

Todos siempre gritándole por algo. Lo ignoró. Otra vez. Una vez más.

— ¡Dean! ¡Castiel está sangrando mucho!

¿Qué? ¿Cómo y cuándo había pasado?

— ¡No deja de sangrar!

— Se ve muy pálido…

Eso no… ¿qué?

— ¿Cas?