¡Hola a todos! ¡Cuánto tiempo sin publicar!
La verdad es que no había tenido ni ganas, ni tiempo de ponerme a escribir algo decente para mis queridos Sasuke y Sakura.
Tras terminal de leer el manga, incluyendo el Gaiden, mi fe en esta pareja se fue a la mierda…
No hubo explicaciones, no hubo sentimientos, no hubo nada… Apenas un par de frases que pretendían explicar todo lo ocurrido entre ellos y como habían terminado juntos (o medio juntos, porque al parecer él, está más fuera de la aldea que dentro) y con una hija…
Pero al final me he repuesto, y he decidido que si mi adorado, pero cruel, Masashi Kishimoto no me daba lo que yo necesitaba, yo misma lo escribiría.
Como la historia ha sido acabada (por poco que me guste) he decidido que, por ahora, lo mejor es… ¡Que viva el universo paralelo!
Bueno, y después de este testamento innecesario (que se lo es, pero necesitaba desahógame al respecto) os dejo con la historia.
Capítulo 1: Pasado, Presente y Futuro
Sakura Haruno a sus 18 años había vivido más que muchos, puede que demasiado.
Su vida no había sido precisamente fácil, pero era la que le había tocado vivir.
En ese momento, se encontraba de pie en el centro de la que había sido su habitación los últimos ocho años de su vida. Ese día se mudaba a la universidad, por fin, y quería estar segura de no estar olvidando nada. Al fin y al cabo, estaba bastante segura de que no volvería a pisar esa habitación en un futuro cercano.
Tras haber repasado todo por tercera vez, se sentó en la cama recordando cuanto le había costado llegar hasta aquel momento.
Sus padres habían muerto teniendo ella diez años y dejándola completamente sola. Su abuela Tsunade, a la que apenas había visto cinco veces en diez años, se había hecho cargo de ella.
La convivencia había sido complicada, dos personas que a pesar de ser familia no se conocían en absoluto, aprendiendo a vivir bajo el mismo techo, y claro, con problemas monetarios, ya que la pensión que cobraba la mujer no daba para mucho.
Sakura no había heredado prácticamente nada. La casa (hipotecada) se la quedo el banco, el choche (siniestro total tras el accidente que la arrebato a sus padres) había acabado hecho chatarra, y el poco dinero que sus padres tenían ahorrado, fue para su abuela. Que uso cada céntimo para los gastos de la muchacha.
Sakura estaba destrozada, procuro seguir con su vida, con sus amigos, se enamoró y le partieron el corazón. Entonces cambio de tercio y se dedicó a estudiar, a lograr becas, ocupar todo su tiempo con actividades extra escolares y aislarse de su dolor.
Empezó a trabajar a los 16 años, para que ella y su abuela, pudieran sobrevivir. Tsunade (que odiaba el termino abuela) no había trabajado en su vida. Solo tenía la pensión de viudedad que le había quedado tras morir su marido, un dinero que para uno estaba bien, pero para dos… Era imposible.
Su sueño era ser médico, había decidido serlo en el momento en que sus padres murieron. Quería evitar el sufrimiento que ella había vivido a todos los que pudiera.
La mejor universidad para estudiar medicina era la Universidad Konoha. Pero era también la más cara del país.
Sakura sabía que ni trabajando 24 horas al día podría pagarla. De modo que solo le quedaba una opción, conseguir una de las 5 becas completas que ofrecían cada año.
Eso, era mucho más fácil de decir, que de hacer. Para lograrlo tuvo que dedicar todo su tiempo a estudiar y trabajar durante 2 años.
Fue uno de los periodos más duros de su vida. Sin vida social, sin divertirse, sin hacer nada que no fuera estudiar y trabajar.
Al final lo había logrado, había logrado la beca completa. Y ahora, lo complicado, seria conservarla.
La famosa universidad, era famosa también, por poner mucho empeño en retirar las becas completas.
Exigían unas notas medias de 8.5 y una asistencia presencial del 90% lo que significaba que solo podías saltarte 18 días y medio.
Exigían también una conducta ejemplar, respetando las normas del código de conducta de la universidad. Seis faltas leves, y estas fuera. Tres faltas medias, y estas fuera. Y con una sola falta grave, estas fuera.
La joven había logrado también que la universidad le facilitara un apartamento, del que solo tenía que pagar la luz y el agua.
Tuvo que presentar tantos papeles, y hacer tantos tramites y viajes, que al final ya creía que no se lo darían.
Por supuesto, era uno de los más pequeños del edificio. En ese edificio, había cinco plantas, a dos apartamentos por planta, menos en las plantas dos y cinco, en las que había 3 apartamentos.
Esos dos apartamentos extra, eran los que se sorteaban entre los becados, apartamentos que eran muy pequeños, para que el vecino de enfrente solo tuviera que perder una habitación, y un trozo de salón.
La primera vez que había visto el piso, casi se había desmayado. Estaba sucio, oscuro, y era minúsculo. Pero tras tragarse la primera impresión, se había propuesto arreglarlo lo mejor posible. Algo que no hubiese sido posible sin sus mejores amigas.
Ino Yamanaka y Hinata Hyuga eran sus mejores amigas desde la infancia. Ellas, venían de familias adineradas, y por lo tanto pagarse la universidad, un piso y todos sus caprichos, era tan fácil como respirar.
Por supuesto se ofrecieron a ayudarla, a pagarle una parte de la universidad o cederle una porción de sus pagas. Pero ella y su orgullo, no podían permitirlo.
Lo que no pudo evitar, fue que contrataran a un equipo de limpieza que vacío el piso, lo limpio, renovó el baño y la cocina, y pinto toda la vivienda. Ni que compraran muebles, electrodomésticos, y toda la electrónica que ellas consideraban que era necesaria.
Y desde luego, no pudo evitar que una semana antes de su mudanza a la universidad, la secuestraran para llevarla de compras y renovarle todo el armario.
Sakura sonrió al recordar como se había enfadado cuando sus amigas la metieron en el coche a empujones, las dos veces.
La primera para llevarla a su renovado apartamento, una semana después de su primera visita.
Casi se desmayó al ver el piso. Reluciente, nuevo, luminoso y caro. Sin poder evitarlo, se puso a llorar al mismo tiempo que les gritaba a sus amigas que no deberían haberlo hecho, y las abrazaba agradecida.
La segunda, para llevarla de compras. Ella se resistió todo lo que pudo, y se negó a probarse nada en la primera tienda, y entonces la explosiva Ino la miro fijamente y le dijo "Puedes hacer esto por las buenas o por las malas. Por las buenas, te llevas lo que tú quieras hasta que creamos que es suficiente ropa. Por las malas, yo elijo tu ropa y te la meto en el apartamento porque tengo una copia de las llaves, ¿estamos?"
Sakura sabía lo que eso significaba, que su vieja ropa ya no existía, porque la rubia la había quemado toda, y que si no colaboraba su ropa solo serviría para cubrirle la menor cantidad de piel posible. De modo que decidió colaborar y comprar compulsivamente todo lo que le gustara hasta que sus amigas decidieran que era suficiente.
Cuando por fin terminaron tenía más ropa, zapatos, bolsos y otros accesorios de los que había tenido en toda su vida.
Era consciente de que tendría que buscar un trabajo para poder asumir sus gastos. Tsunade, que era una mujer precavida, había invertido la mitad del dinero recibido, y el día que supo que podría ir a la universidad, lo retiro y lo ingreso en la cuenta de la chica.
A pesar de que había aumentado, no tenía suficiente dinero para mantenerse los próximos cinco años de carrera. Así que no tenía más opciones.
Pero era algo en lo que prefería no pensar en aquel momento. Por ahora, solo importaba llenar el todo terreno (Hinata se lo regaló cuando se compró un coche nuevo teniendo el 4x4 apenas 6 meses) y llevar sus cosas al piso de la universidad.
Sakura había dedicado toda la mañana a la mudanza, y en esos momentos, salía del ascensor con la última de sus cajas, y un montón de libros apilados sobre ella.
Al llegar a la altura de su puerta, pudo oír como la puerta de enfrente se abría y como una exhalación alguien salía. No le dio tiempo a frenar ni apartase, por lo que alguien chocó con la caja que sujetaba. Ella perdió el equilibrio y cayó de culo al suelo. Trato de sujetar la caja, los libros, algo, pero todo termino en el suelo.
- Joder – escupió la chica con fastidio, al ver el desastre, mientras se sentaba en el suelo y miraba los libros.
- ¿Pero qué diablos ha pasado? – al mirar hacia esa voz profunda y extremadamente atractiva, todo su cuerpo se tensó. Ahí estaba el causante de su accidente. Alto, si no llegaba al metro noventa poco le faltaba, de espalda ancha, brazos y manos grandes, con la piel apenas bronceada, y una cara que parecía esculpida en piedra. Al levantar la vista hacia ella, los dos obres negros que dominaban su cara, la absorbieron por completo, aun y así la media sonrisa que se formó en su boca antes de abrirla le resulto extrañamente familiar - ¿Estas bien?
- Yo… - "Madre del amor hermoso" pensó la chica. "Vale, hormonas mías, calmaos." Entonces su vista reparo en la bolsa de deporte medio abierta en el suelo, y en el equipamiento de rugby, y sobre todo en la pegatina que rezaba quarterback de los Shinobis. "Genial, es el quarterback de los Shinobis de Konoha, señoras desactívense, no juega en nuestra liga" y recuperando la compostura, se levantó de un saltito y se palmeo las caderas – creo que sí, parece que estoy entera. ¿Y tú? Eso ha sido agresión con caja pesada.
- Estoy bien – contesto el chico dejando de sobarse la frente, para pasarse la mano por el pelo, negro azabache que le caía desordenado. Ni largo, ni corto. – Perdona, es que no te he visto.
- Era difícil verme, estaba escondida tras la caja asesina – mientras le contestaba, Sakura inspeccionaba la caja, que estaba rota. Levantarla era imposible.
- Así que tú eres la becada – empezó el azabache. Al ver la cara de sorpresa de ella continuo – ya sabes, el mini-piso. Son para los que tienen beca completa.
- Correcto. Soy la becada.
- Y puedo preguntar ¿Qué carrera?
- Medicina – contesto Sakura mientras empezaba a recoger los libros.
- Yo Ingeniería bioquímica – siguió el chico – y dime ¿Ya has decidido que otra beca vas a solicitar? Te recomiendo las animadoras, son las que mejores ayudas reciben.
- Tengo una beca completa, no puedo recibir ninguna suplementaria
- Claro que puedes – le dijo el chico por fin empezando a recoger sus cosas – mientras no sea de la universidad. Las becas deportivas las dan desde el centro de atletas estatal.
- ¿En serio? Vaya, entonces tendré que planteármelo. Pero ¿Animadora? No jodas. Yo no doy el tipo.
- ¿Y eso por qué? – pregunto el chico alzando una ceja.
- A la vista está ¿No crees? – Sakura se señaló a si misma para darle énfasis. – las animadoras son altas, rubias, delgadas, guapas a rabiar y tetonas. Como he dicho yo no doy el tipo – sentencio la joven, y el azabache estallo en carcajadas.
- No aquí – dijo a duras penas – aquí son atletas. Las hay de todas las formas y maneras, aunque si, se puede decir que son todas guapas. Creo que estás pensando en pompones y gritos, aquí eso no se usa.
- Bueno, sigo sin dar el tipo.
- Venga ya, por las piernas que estoy viendo, estas en forma.
- Pero no soy guapa – dijo Sakura llanamente. Abrió la puerta de su apartamento y arrastró la caja al interior, sin darse cuenta de que le había colocado el culo, a un palmo de la cara a su vecino. Se volvió sonrojada, solo para ver que el azabache había girado la cara.
- ¿Le pasa algo a tus espejos? – pregunto aun sin mírala.
- No
- ¿Y a tus ojos?
- Tengo la vista perfecta gracias.
- Pues el golpe te habrá afectado – dicho esto, se levantó, agarro la bolsa de deporte y el último libro que permanecía en el suelo, ya que Sakura había estado recogiéndolos mientras hablaban. Se acerco a la chica y le puso el libro en el montón de sus manos – Si que das el tipo. Nos vemos doctora.
- Nos vemos ingeniero – contesto azorada.
Sakura entro en el piso, empujo la puerta con el pie, y soltó los libros en la primera superficie practicable que encontró. Se sentó en el sofá y cerró los ojos, iban a ser unos días horribles.
El azabache había estado entrenando toda la tarde con el equipo. Estaba dolorido, a pesar de la ducha caliente que se había dado en el vestuario, sabía que necesitaría otra al llegar a casa.
- Sasuke - el azabache se giró al oír su nombre y vio a Shikamaru.
- ¿No sabes que esto es solo para jugadores?
- Durante los partidos atontado - contesto su amigo.
- ¿Qué quieres Shika? Estoy muy cansado.
- Bueno, como sabes nos quedan cuatro días de libertad. Luego empecerán las clases. En tres días, son las pruebas de admisión, ya sabes que Naruto se ha apuntado para el equipo.
- Sí, será un buen defensa - comento el chico mientras se vestía.
- Probablemente - comento Shikamaru distraído - La cosa es que hemos quedado todos en la cuarta noche para celebrar las admisiones o ahogar las penas.
- ¿Todos?
- Ya sabes, Naruto y Hinata, Tenten y Neji, Ino y yo mismo, y tú y Sakura.
- ¿Sakura? - Pregunto Sasuke alzando una ceja.
- Sakura Haruno - contesto su amigo - ya sabes, la tercera integrante del trio infernal.
- Si lo sé, pero ¿Esta aquí?
- Claro, han venido las tres, como prometieron.
- Lo último que recuerdo de ella, es que me perseguía a todos lados, siempre con mi nombre en la boca, intentando llamar mi atención - comento el azabache – Después dejo de venir cuando yo estaba. Y luego deje de oír hablar de ella.
- La chica ha estado ocupada por así decirlo. Perdió a sus padres en un accidente a los 10 años. Su abuela se ocupó de ella, tuvo que trabajar desde los 16 años y estudiar como una loca para obtener becas. Cuando no trabajaba, estudiaba y así ha logrado venir aquí. No creo que la veamos mucho, mantener su beca le costara lo suyo y además seguro que busca curro para sus gastos. Pero Ino dijo que la traería a la cena, aunque tuviera que arrastrarla de su precioso pelo.
- Así que tiene el pelo bonito - dijo el chico sarcástico – Me entere del accidente de sus padres, fue poco después del de los míos. Aunque apenas si he sabido nada de ella, de hecho, no nos hemos visto en diez años.
- Puede que, porque siempre la llamabas molestia, y cuando dejo de venir nunca preguntaste por ella. Tú hiciste todo lo que estaba en tu mano para alejarla - dijo Shika llanamente – y su pelo, no es feo, ni ella tampoco, pero lo del pelo son palabras textuales de Ino.
- Está bien - dijo Sasuke cansando - Iré.
- Genial - y dicho esto su amigo se fue.
Sasuke termino de vestirse y se acercó a su bolsa, sin darse cuenta, se encontró sonriendo y recordando el encontronazo con su nueva vecina.
*FLASHBACK*
Sasuke había discutido con su hermano Itachi, de nuevo.
Desde que sus padres habían muerto en un accidente de avión, teniendo él 12 años, Itachi se había ocupado de todo.
Su abuelo y su padre eran abogados, igual que su hermano. Y claro, se esperaba que él también lo fuera. Pero esos no eran sus planes. Él quería ser ingeniero bioquímico, así que empezó a ahorrar dinero de sus pagas y a prepararlo todo.
Al cumplir los 17 anuncio que iba a ir a Konoha a estudiar ingeniería bioquímica, y el infierno se desato.
Su hermano y él tuvieron una gran discusión, una de las muchas que vendrían. Pero al final su hermano, vencido, decidió dejarlo marchar.
Le advirtió que no iba a ponérselo fácil. Le pagaría la carrera, y le daría el doble del alquiler de su piso, para pagar alquiler, comida y facturas. Pero nada más.
Sasuke sabía que no sería fácil, pero le dio igual. Al llegar a la universidad, descubrió que si entraba en el equipo le darían una beca deportiva que le ayudaría a vivir bien. Así que lo hizo, y por eso, era el quarterback y capitán del equipo.
Pero esa mañana Itachi le había llamado, para ver si por un casual, un poco de cordura había entrado en su cabeza y había cambiado de carrera. Al ver que no, habían vuelto a discutir, e Itachi le había vuelto a venir con el discurso de la familia.
Pasada media hora Sasuke le había soltado que podía meterse el bufete por donde mejor le entrara y le había colgado.
Aún quedaba una hora para el primer entreno del equipo, pero el azabache necesitaba salir de allí. Cogió su bolsa sin molestarse ni en cerrarla y salió de su piso como una exhalación.
Cerro la puerta dando un portazo y se giró para ir al ascensor, lo siguiente que vio fue una caja, que le golpeo directamente en la cabeza, haciendo que perdiera el equilibrio.
- Joder – Sasuke se sobaba la cabeza mientras oía a la chica soltar el taco.
- ¿Pero qué diablos ha pasado? – Pregunto el chico, entonces miro a la chica. Esperaba verla sonrojada y tratando de recoger sus cosas mientras balbuceaba. Eso era lo que solían hacer las chicas en su presencia. Pero esta no. Solo se sentó en el suelo con cara de fastidio y miro los libros en el suelo - ¿Estas bien?
- Yo… - Vaya, tiene una cara bonita. Y ahí estaba el sonrojo. No era mucho, pero estaba. Era alta, como ¿un metro setenta y algo? Iba vestida con unos pantaloncitos realmente cortos y una camiseta de tirantes negra, cubierta con una camiseta de manga corta blanca y muy ancha y larga. Sus facciones eran finas, y sus labios carnosos, y esos dos orbes jade que tenía por ojos lo miraban directamente. Su pelo era liso y largo hasta media espalda, y de un extraño color rosa pálido que le recordaba a una niña a la que conoció y en la que no había pensado en mucho tiempo. La muchacha se levantó de un saltito y se palmeo las caderas – creo que sí, parece que estoy entera. ¿Y tú? Eso ha sido agresión con caja pesada.
- Estoy bien – El azabache se pasó la mano por el pelo, esperando que eso la distrajera lo suficiente para no ver que se había alterado. "Atractiva y con humor" pienso antes de decirle – Perdona, es que no te he visto.
- Era difícil verme, estaba escondida tras la caja asesina – mientras le contestaba, la chica inspeccionaba la caja, que estaba rota. Levantarla era imposible.
- Así que tú eres la becada – Sasuke vio la cara de sorpresa de ella y continuo – ya sabes, el mini-piso. Son para los que tienen beca completa.
- Correcto. Soy la becada.
- Y puedo preguntar ¿Qué carrera?
- Medicina.
- Yo Ingeniería bioquímica – Mientras lo decía, se dio cuenta de que ella no le había preguntado, estaba más interesada en mirar el suelo al parecer. "Medicina" pensó "Es lista, para una beca de medicina hacen falta unas notas de la hostia" – y dime ¿Ya has decidido que otra beca vas a solicitar? Te recomiendo las animadoras, son las que mejores ayudas reciben.
- Tengo una beca completa, no puedo recibir ninguna suplementaria
- Claro que puedes. Mientras no sea de la universidad. Las becas deportivas las dan desde el centro de atletismo estatal.
- ¿En serio? Vaya, entonces tendré que planteármelo. Pero ¿Animadora? No jodas. Yo no doy el tipo.
- ¿Y eso por qué? – pregunto el chico alzando una ceja, y mirándola de arriba a abajo realmente sorprendido.
- A la vista está ¿No crees? – la joven se señaló a si misma para darle énfasis. – las animadoras son altas, rubias, delgadas, guapas a rabiar y tetonas. Como he dicho yo no doy el tipo – sentencio la joven. Sasuke no puedo evitarlo y estallo en carcajadas.
- No aquí – dijo a duras penas – aquí son atletas. Las hay de todas las formas y maneras, aunque si, se puede decir que son todas guapas. Creo que estás pensando en pompones y gritos, aquí eso no se usa.
- Bueno, sigo sin dar el tipo.
- Venga ya, por las piernas que estoy viendo, estas en forma.
- Pero no soy guapa – dijo la chica. entonces Abrió la puerta y arrastró la caja al interior, sin darse cuenta de que le había colocado el culo a un palmo de la cara a Sasuke. El chico se sonrojó ante esa visión, "Eso sí que es un culo" pensó mientras giraba la cara y preguntaba - ¿Le pasa algo a tus espejos?
- No
- ¿Y a tus ojos?
- Tengo la vista perfecta gracias.
- Pues el golpe te habrá afectado – dicho esto, se levantó, agarro la bolsa de deporte y el último libro que permanecía en el suelo. Se acercó y le puso el libro en el montón de sus manos y le susurro – sí que das el tipo - y tras guiñarle un ojo añadió - Nos vemos doctora.
- Nos vemos ingeniero.
Sasuke entro en el ascensor aun distraído. Iba a ser interesante tener a esa chica por vecina.
*FIN FLASHBACK*
Sakura había comprobado el tema de las becas deportivas, y descubierto que era cierto que podía obtener una. De modo que estudio sus opciones. De los deportes becados, solo el atletismo, el voleibol y las animadoras tenían becas lo suficientemente altas como para no necesitar trabajar.
Atletismo quedaba descartado, no quería tener que muscular tanto sus piernas ni pasarse horas y horas corriendo sin llegar a ningún lado.
Voleibol, los horarios de entrenamiento eran brutales y además los uniformes no podían ser considerados ropa.
Solo le quedaban las animadoras, ella era una buena atleta, tenía agilidad, velocidad y había estado en el equipo de gimnasia rítmica 3 años. Pero no sabía si sería capaz de ponerse esos uniformes y dar saltitos mientras gritaba consignas de animo a un grupo de brutos que corría tratando de lograr un touchdown. Aunque claro, su vecino decía que eso no era lo que hacían. Pero entonces ¿Que hacían?
Paso horas pensando en ello hasta que Ino la llamo, y al comentarle sus dudas, la rubia le dijo que tenía que hacerlo. Hinata y ella se apuntaron también y juntas hicieron las pruebas. Para sorpresa de Sakura, era cierto que no gritaban agitando los pompones. Eran auténticas atletas, bailaban coreografías de lo más complicadas y animaban al personal en los partidos. Eso animo mucho a Sakura, ella adoraba bailar y la música, así que lo dio todo en la prueba. Tenten, actual capitana de las animadoras parecía muy satisfecha con ellas, pero claro era la novia de Neji, el mejor amigo de Shikamaru, el novio de Ino. Así que Sakura no estaba muy segura de nada.
Pero a la mañana siguiente al cercarse a ver las listas, Ino, Hinata y ella misma estaban las primeras en la lista de admisiones.
- ¡Si! - Exclamo Sakura.
- ¡Bien! - Grito Ino mientras ella y Hinata la abrazaban.
- Ya no tendrás que trabajar Sakura - dijo Hinata emocionada.
- No, solo estudiar como una loca y entrenar 3 días a la semana con las animadoras. Bailar en los partidos una vez al mes e ir a las competiciones de las animadoras.
- Venga ya, eso no es tan malo - dijo Ino - además estarás preciosa con los uniformes.
- Ahora ¡A preparase para la fiesta! - Exclamo Hinata. Y antes de que pudiera reaccionar, la habían arrastrado a por los uniformes y a la peluquería.
A las siete de la tarde estaba de vuelta en su casa, con el pelo lavado y secado en la peluquería. La habían maquillado, con un maquillaje suave y discreto y habían hecho un tratamiento corporal completo.
Sakura había prometido arreglarse, así que se fue a su minúscula habitación y abrió el armario.
Tras tres vistazos rápidos se dio cuenta de que no tenía mucha ropa específicamente de fiesta. Apenas si había comprado ropa para salir, cosa que a Ino la puso frenética el día que fueron de compras. Pero es que ella no podría salir mucho, por lo que no quería intentarlo. Sakura sabía muy bien lo que le ocurría en cuanto entraba en el mundo de la fiesta y la diversión, que no podía parar.
Finalmente se decidió, había prometido arreglarse y eso haría.
Se dio una ducha rápida, se colocó unas braguitas y un sujetador negros y se plantó frente al armario.
Podía hacerlo, estaba segura. Tampoco podía ser tan difícil encontrar algo bonito que ponerse.
Se puso un pantalón de ropa negro, que apenas llegaba a medio muslo. Una camiseta de tirantes plateada que brillaba con la luz y llegaba hasta medio culo, y unos botines con la punta y el talón abiertos de piel negra con unos adornos plateados en los laterales.
Lo bueno de ir a la peluquería, era que su pelo, habitualmente lacio, obtenía forma y volumen unas horas. Así que lo recogió en un semi moño con un pasador de plata con forma de pequeñas flores.
Se coloco su reloj y escogió una pulsera de plata formada por muchas pequeñas pulseras que ocupaba medio antebrazo y se puso unos pendientes que eran una pluma de plata bastante larga.
Para rematar el conjunto, escogió un colgante también de plata muy discreto. Una simple cadena de plata corta con circulo en su centro.
Al terminar se miró en el espejo y sonrío. "Nada mal" pensó para ella misma.
Apenas había tenido tiempo para sentarse en el sofá cuando solo el timbre.
Abrió la puerta y se encontró cara a cara con sus amigas.
Ino estaba radiante, como siempre. Su amiga media un metro setenta y siete, apenas dos centímetros más que ella. Y estaba llena de curvas femeninas. Caderas, pecho, piernas tonificadas y bonitas, y una cara de ángel que escondía el demonio que en realidad era. Sus grandes ojos azules la miraban sorprendida, con su rubia cabellera recogida en una larga coleta lateral. Iba vestida con un pantalón falda lila, y un top que apenas llegaba a la altura del ombligo, de tirantes y completamente negro. Sus pies estaban enfundados en unas preciosas sandalias negras con un tacón de unos ocho centímetros, y no llevaba joya alguna.
A su lado, estaba Hinata, un metro sesenta de puro nervio. Sus caderas eran anchas y sus pechos grandes, sus grandes ojos blancos repasaban a su amiga de arriba a abajo. Llevaba el pelo negro azabache recogido en una trenza. Se había puesto un vestido corto y azul, que apenas le llegaba a medio muslo y unas sandalias planas negras, conjuntado con un colgante de piedras grandes y una pulsera de cuero negro.
- Estas increíble - le dijo Ino con sorpresa - casi pareces la de antes.
- Prometí que me arreglaría ¿no? - contesto la chica con fastidio.
- Y realmente lo has hecho - dijo Hinata - y ahora vámonos que nos están esperando.
Las tres jóvenes se dirigieron al ascensor, para asistir a una cena que Sakura pensaba que iba a ser terrible. Las parejitas amorosas y ella tratando de no vomitar.
No recordaba cuando sus dos mejores amigas se habían vuelto así. Solían reírse juntas de las parejas que estaban todo el día babeándose y ahora, ellas mismas estaban así.
Pero no podía culparlas, ella había tenido que alejarse para lograr llegar a la universidad. Y sus amigas se habían centrado en sus novios.
Y lo peor era que Sakura se sentía culpable, porque no podría cumplir con sus amigas los planes que habían hecho de pequeñas.
La universidad para ella se reduciría a estudiar si quería mantener su beca.
Sakura andaba sin levantar la vista del suelo, con su cabeza dado vueltas sin parar, sobre todo asqueada por tener que estar allí, con esas tres parejas que no pararían de comerse la boca, y Sasuke, al que no veía desde que tenía ocho años, y del que había estado enamorada en su infancia, logrando solo su desprecio.
Un plan, sencillamente genial…
