Sicariato
Pokémon
Un
nuevo Brete
por Kyonides
—¡Muchachos¿Qué se me
hicieron ustedes? Vean que ya es hora de que pulan sus
herramientas de trabajo.
—¿De veras¡Qué
maravilla! No tendré que piratear esta semana. ¿Y
qué acordaron?
—¿Por cuánto lo haremos
esta vez¡Decínos!
—Mae, esta vez va a ser
muy jugoso para nosotros... Solo debemos encargarnos de la
seguridad personal de un carajo que se hace llamar Athena.
—No,
suave¿cómo el de Caballeros del Zodíaco?
Ah, mae, pero esa era mujer...
—Vos callate, que no te
incumbe... Y de todos modos no estás tan perdido...
—¿Ah
vos viste esa fábula?
—No, idiota. Que nuestro
"cliente" en realidad si es una mujer, pero por un
enredo ahí ahora parece un carajo cualquiera. Así
es que si tienen ganas de pasarle la factura a algún
playo, esta es su oportunidad de oro.
—¿Cómo¿Es que después de toda esas varas de operarse o de
tratarse con hormonas, todavía anda ese bicharejo tras los
maes¡Qué hijue... más grande¡Cuenten
conmigo para resolver este dilema!
—¡Perfecto¿Y
vos¿Te animás después de lo que les
dije?
—¡Diay! A mí me vale lo que sean, yo
estoy acá para asegurarme de que todos mis graffittis
estén escritos al rojo vivo. Nada más me
importa.
—Caramba, entonces nos debe ir de lo mejor. Bueno,
más adelante les indico el lugar y la hora en la que
empezaremos "nuestro turno".
—OK, ahí nos
vemos.
—Compita, yo creo que no me caería mal rezarle
a la Virgencita para que nos auxilie en estos tiempos de
necesidad. Tal vez me baste con un par de velitas y unos diez
avemarías.
—Mae, no sea tan payaso. ¿Ahora me
va a decir "su merced" que cree en esas cosas? No puede
ser tan patético y a estas alturas... ¿Quién
le asegura a "su merced" que no va a caer incluso aquí
mismo?
—Ah, diay, solo decía yo que podía
ser... Uno nunca sabe... Ha habido gente que fueron salvadas por
calculadoras... ¡Y medallones! Tal vez si lo ando puesto
cuando salgamos nos traiga buena suerte.
—Más bien me
sorprende que los chapulines no lo hayan asaltado a usted. Solo
tenga cuidado de que una puñalada no nos permita a
nosotros verlo en las noticias de las siete.
En ese instante
sonó el timbre del celular de uno de ellos. Llevaba "con
gracia" el ritmo de Pasame la botella...
—Contestalo
vos. Yo no quiero hablar hoy con la doña, estoy demasiado
agüevado con esas varas de la choza. Por favor,
contestalo.
—Bueno, como querás... ¿Aló?
Ah¿qué me dice, jefe? Tan pronto le avisaron
cuándo iba a ser que nos llamó de prisa¿no?
—Mae,
no pegas una... Lo que sé es que no se les debe pasar el
noticiero de las siete. Supe que va a salir una cuestión
ahí de una rueda de prensa... Póngale mucho ojo,
bueno, oído a lo que diga el invitado principal. Eso nos
servirá de indicaciones para nuestro brete. Es más,
si me lo pueden apuntar todo, será mucho mejor. Eso era
todo, cuelgue ya.
—Oiga, ahora debemos ver las noticias para
obtener más información sobre nuestro
bretecito...
—Ah, mae¡qué tigra! Yo me iba a
comer como a esa hora... Pucha ahora voy a tener que pagar por el
transporte. ¡Cómo si me gustara desperdiciar la
plata de esa manera!
—Diay, dependiendo de lo que se pida,
puede que yo pueda colaborar con el transporte je,je,je.
Llegadas las siete de la noche, los dos sujetos,
uno malencarado y el otro con algo de sueño, se
propusieron ver el noticiero de principio a fin, pues su ingreso
extra dependería de eso. Para lograrlo, uno de ellos trajo
un televisor de baterías para colocarlo en alguna parte de
su centro de operaciones. Pocos minutos después la tan
esperada rueda de prensa fue anunciada por el presentador. Sin
miramientos pasaron del set a presentar las pautas
comerciales.
—¡Qué guevo...! Se tienen esa
maldita costumbre de anunciar esas porquerías justo
después de que avisan que pasarán lo que uno
necesita ver. Ya no me extrañaría que la vuelvan a
anunciar un par de veces más y lo tengan acá a uno
aguardando como imbécil que les dé la juepu... gana
de irse a cubrir ese evento como es debido. ¡Aborrezco los
noticieros de este país¡Son una basura
inmunda!
—Yo con costos me fijo en lo que dicen en plena
edición. Después de tantos años de tener que
soportar que mi familia pusiera todas los noticieros habidos y
por haber, desarrolle un sentimiento de desinterés
profundo sin que se me joda el hígado. Podrías
aprender lo mismo si te diera la gana. No creo que un cambio de
actitud como ese cueste tantísimo.
—Dejate de
cuentazos absurdos. Me importa más saber si quedaron más
papitas. ¿Hay o no?
—Pero si vos te tragaste, ni
siquiera te comiste esas mismas papas. ¿Cómo vas a
creer que sobraron? Vea que la grasa saturada de esas varas
mata.
—¡Qué madre! Se me acaban esas
porquerías, pero aún debo soportar que usted se
eche sus sermones inútiles. ¿Alguna vez le hice
caso para que siga con esa vara?
—Escuchar consejos
sabiondos no tiene nada de malo. Al revés, eso es lo más
sano para el cuerpo y la mente.
—Solo entiéndalo de
una vez, no me va a hipnotizar con esas varas ridículas.
No alcanzan el nivel de los dichos de ningún famoso o
ilustre. Dejar vivir es lo más sano para usted en este
momento.
—Ay no, eso...
—Callate. ¿No oye que me
importa eso un bledo?
—No, ya lo noté, pero... ¿No
es eso a lo que debemos ponerle atención?
—A ver...
Pucha, sí, que ni se les ocurra mostrar eso como una
maldita introducción al tema y corten para ir a cualquier
babosada. ¡Qué ni lo intenten!
—¡Buenas noches, estimados televidentes! Estamos aquí para llevarles a través de esta, la señal de su canal, lo que ocurre aquí, en el Auditorio de la Casa Presidencial que está ubicado en Zapote. Este es el preciso lugar donde se llevará a cabo esta importantísima rueda de prensa que dará el mismísimo Presidente de la República. Eso será cuando sean cerca de las ocho de la noche. Como pueden ver la seguridad fue reforzada para garantizar la seguridad de todos los asistentes y de la prensa en general...
—Esto mismo tiene que ser lo que el jefe ocupa
saber... Páseme papel y lápiz cuanto antes...
—Aquí
los tenés, mae.
—Así es como se trabaja, con
diligencia.—dijo el hombre rudo antes de mojar la punta del
lápiz.
—Diay, no está de más llamar ya
al jefe para comunicarle eso. ¿En dónde dejaste el
cel? No lo veo por ahí...
—Ay, mae, tan bien que
íbamos... Por ahí, busque por ahí... Tomá
esto ya.
—Je, je, je. Ahora sí puedo. je, je, je.
El
hombre tecleo el número de teléfono. Primero fue un
ocho, seguido de otro ocho y de un dos...
—¿Aló?
Aló con pollo... Jefe, le tenemos noticias. La vara está
así...
—Ya, resumí lo que dijeron.
—Como
le decía, jefe, eso va a ser a las ocho si el Presi no se
atrasa como es costumbre suya. Va a ser ahí no más,
en el auditorio de su casa. Ya avisaron que tienen más
efectivos apostados en la zona...
—OK, con eso me basta para
actuar. Es solo que no creo que debamos salir todos hacia ese
punto... Será mejor que yo sea el único que acuda a
la cita o llamaremos la atención y no estamos para
soportar balaceras inoportunas. Ustedes solo sigan viendo esa
vara por la tele y me cuentan si ven a alguien sospechoso que
pueda ser nuestra fuente, de información o de ingresos, me
da igual.
—Aro, lo haremos así. No hay inconveniente,
ahorita se lo digo a este mopri.
—Bueno, bueno, cuelgue
ya.
—Diay, compa, nos quedamos acá por hoy, je, je,
je.
—Si no... Ya se me dibuja una sonrisota en el cara...
Espérese y la verá pronto —se quejó el
hombre sin cambiar su apariencia seria.
En las inmediaciones de la Casa Presidencial, el
líder del grupo caminaba luego de abandonar
momentáneamente su auto unas cuantas cuadras atrás.
Meditaba en su situación actual. No le parecía que
no pudiera reconocer a su informante, pero si todo era hecho de
esa manera, se debería a que su cliente no tuvo otra
elección, todo sea por mantener la operación en
secreto. No perdería su plata fácil solo por no
contener unas cuantas palabras referentes al estilo de aquél.
Lo que del todo era malo sería que tuviese que adivinar de
quién se trataba mientras estaba al alcance de los
efectivos de la policía. De todos modos las oficiales
Jenny no fueron nunca sus mejores amigas. En un periodo de su
niñez comprobó lo poco confiables y entrometidas
que eran. Por aquel entonces lo enviaron seguido a la dirección
o a lugares peores. A partir de entonces, él nunca podía
vivir sin sentirse asfixiado por su semi omnipresencia. Estaba
bien convencido de que esta vez no dejaría que ellas
hicieran su carrera en las fuerzas policiacas con solo hundirlo a
él en el peor de los abismos. La cuestión era solo
de aprovechar el tiempo, no de divagar demasiado. Ellas no eran
poseedoras de su brillantez adquirida con los años.
De
pronto un hombre común pasó muy cerca de él,
que seguía pensando en su incómodo pasado, y
aparentó como que chocó inintencionalmente. Luego
solo hizo un simple gesto para indicar que le disculpara y
continuó su viaje al puesto de vigilancia y al interior de
los jardines de la Casa Presidencial sin voltear a ver a ningún
lado. Mientras tanto el jefe del grupo se quedó extrañado
y cambió de rumbo de forma repentina. Estaba seguro de que
ese corto encuentro con el desconocido no fue cosa meramente de
la casualidad, este líder jamás pudo creer ni un
poquito en eso. Era necesario alejarse para corroborar sus
sospechas. Por lo mismo cruzó la calle y simuló que
se dirigía al Barrio San Gerardo. Al ver lo solitario que
estaba todo por las casas ubicadas antes de ese barrio, comenzó
a revisar sus bolsillos de su gabardina y del lado derecho pudo
sacar una hoja que antes no estaba ahí. Era un papel muy
quebradizo, lo notó al ver que una punta había
caído al suelo. Lo abrió con cuidado, leyó
la nota con el debido detenimiento, la memorizó y copió
el contenido de la nota en su libreta diminuta de la que nunca
podría separarse. Arrancó la página de
inmediato, la enrolló de prisa y lo depositó en un
pequeño estuche cilíndrico casi
transparente.
—¡Vamos, Glion! Acércate y abre
tu pinza. Muy bien, sujétalo bien y entrégaselo a
los demás en el centro, que está en esa dirección.
No pierdas tiempo. Si tienes hambre, te darán alimento en
cuanto llegues ahí.
—¡Gliiion!
Desde ese
momento el jefe del equipo se desvió para ir por otro lado
al centro de Zapote y de ahí a montarse en su carro. En el
trayecto pudo reconocer cuán larga era la fila de autos en
esa vía principal. Se abrochó los botones de la
gabardina y trató de pasar lo más inadvertido que
le fuera posible.
—Bueno, señoras y señoras, se
inicia la sesión número diecinueve de la Liga
Pokémon en Tiquicia. Les recuerdo que la misma será
estrictamente confidencial y cualquier divulgación total o
parcial de los temas aquí divulgados ameritará una
sanción que puede incluir la suspensión del
respectivo gimnasio como de los títulos que los acreditan
como entrenadores pokemon de renombre. Una exclusión total
también puede ser considerada por los altos jerarcas de
esta Liga como el castigo adecuado para quien hable demás.
Con eso en claro, pasamos a la discusión de los temas por
los que esta noche nos hemos reunido en nuestro cuartel secreto.
Señorita Secretaria de la Liga, sírvase anunciar
tales puntos de discusión.
—Muchas Gracias, señor
Presidente de la Liga. Los temas por tocarse hoy en la presente
convocatoria son:
"Las presentaciones de los informes
anuales de los Líderes de Gimnasio"
"La
entrega oficial del reconocimiento al esfuerzo del actual Campéon
de la Liga": Esto se debe a que él ha retenido el
título durante estos dos años".
"Revisión
de nuevas solicitudes para la apertura y reconocimiento de nuevos
gimnasios Pokemon."
Eso era mágico, en verdad. La Secretaria de la Liga había conseguido quitar el insomnio que llevaba días atormentando al prometedor líder de gimnasio, Kyonides. Eran a penas las seis y quince minutos de la noche y ya no había una sola razón para no querer dormir en una cómoda, acolchonada cama. Tampoco para pasar noches en vela debido a alguna preocupación, pero finalmente esa voz de Jigglypuff mezzosoprano ya lo hacía bostezar al menos tres veces seguidas luego de cada movimiento que él realizaba para mantenerse atento. Luego del inicio del adormecimiento, a Kyonides ya ni le importaba el que ella de pronto inflara la carota y se dispusiera a pintarrajearle el rostro. Esos colores de payaso ante la ejecución de su pena de muerte eran más saludables que atragantarse con mil nervesas nocivas y noqueadoras. El otro líder, Hugo de Isla San Lucas, trataba de darle ánimos para manternerse despierto por medio de sus codazos dirigidos con precisión a las costillas. Sin embargo, esa fábrica de bostezos y alucinaciones estaba muy lejos de tener que cerrar por falta de materia prima, pues esta sobreabunda y casi tenía carácter de discurso político. La luz fluorescente y blanquecina servía para reafirmar esas creencias, alguno que otro asistente también se animaba a bostezar como señal de cuán lento progresaban en las discusiones, por no haber empezado aún.
—Tengan cuidado... Que si se descuidan, les zafa la tapa a su micrófono plumón y les deja la cara como la de un payaso tenebroso...
Los asistentes se quedaron extrañados ante la inverosímil afirmación del no muy conciente Kyonides.
Finalmente, la Secretaria, ícono del
aburrimiento, terminaba de leer el último punto de la
agenda pokemon.
"Revisión del status de los
actuales líderes de gimnasio y la respectiva votación
de los miembros"
"Tan solo podía ser un
espejismo...", decía Kyonides para sí mismo al
verla sentarse en su milagrosa silla vengadora de los afligidos
noctámbulos. Lastimosamente era el turno de él para
"divertir" a la audiencia con su reporte anual de
actividades y se lo tomó muy en serio, no le hizo falta la
menor formalidad.
—¡Buenas noches! Luego de esa
minuciosa declaración de los puntos incluidos en esa
agenda milenaria, de la que me sorprende que no haya provocado un
solo estornudo a su lectora favorita luego de la caída de
toneladas de polvo de estrellas difuntas, doy paso a la entrega
de mi reporte. Como es costumbre nuestra, he de citar los nombres
de aquellos entrenadores que me retaran y se llevaran una
medalla, la infame Neosthenos, la inalcanzable estrella del
firmamento que solo es vista desde un punto en el otro
hemisferio. ¿Qué no quieren que sea tan detallado
como lo exige ese reglamento que parece escrito en la época
de la colonia española¿Me dicen que ya están
cansados de viajar en burro habiendo autos cuyos frenos parecen
de juguete al ir a esas altas velocidades en los piques? Pues se
los resumiré con gusto gracias a su beneplácito,
estimado público...
La junta directiva de la Liga local era la que estaba a punto de estallar del nerviosismo de saber la causa por la que Kyonides no se apegaba al protocolo, aquel que lo estipulaba todo de la manera más sabia y justa.
—...Da la casualidad que no podía hacerlos
jetear, pues de las casi doscientas setenta batallas solo puedo
darles el nombre de un solo entrenador que logró
obtenerla. Eso sí les aclaro que era el colmo que no la
consiguiese luego de tres enfrentamientos de la alta calidad que
solo yo puedo brindar a los retadores. El nombre de ese niño
es... Ash Ketchum de Pueblo Paleta en la región de Kanto.
Debo reconocerle a ese guabero que fue persistente y que no se
retiró cabizbajo, aún si sabía que podía
obtener la medalla que le faltara en algún otro gimnasio
de dudosa reputación. Sepan que no lo digo por ustedes,
queridísimos colegas tan encomiables, pero sabrán
que no los conozco muy bien a todos. Sin más, me despido
de ustedes.
—Diay, ahora que me toca presentarles los
resultados obtenidos en mi gimnasio, en la isla de los hombres
solos y más de un espectro amistoso de por ahí,
seguiré esta nueva tradición de ser consciso en
extremo. Aunque les parezca rudo, aquí les va esto. Le
entregué mi medalla a dos personas solamente. Y ya han
oído hablar de una de ellas, se trata siempre de ese
carajillo impetuoso de Ash Ketchup, no, suave, Ketchum. Si desean
conocer el otro nombre y su forma de entrenar y enfrentarse en
batalla, pueden echarse este rollo de hojas inservibles, restos
mortales de algún árbol inocente, y roncar hasta el
amanecer. Fue un gusto entretenerlos, muchachos. ¡Sigan por
el sendero del Nuzleaf pasado de verde, locos!
—¡Qué
dicha saber que se mantiene alejado de aquellos brebajes
chamánicos!
—¡Aaaro, loco! Es solo que a veces
los compas queman ese "incienso" tan aromático
que uno no puede apartarse de ahí y tiene que quedarse a
hablar paja y dejar que vuele el tiempo. Uno no puede hacer nada
más que eso.
—Solo tenga cuidado, que volar por
entre las nubes es algo harto engañoso o sobremanera
confuso y no hay nada peor que eso...
Después de estos discursos emotivos y bien delineados y planificados, todo se volvió lento gracias a los demás líderes que por una clase de mieditis aguda no sabían cómo hacer para que los reglamentos no se volviesen un estorbo a la hora de brindar esa importantísima, valiosísima información. Como el tiempo no tenía la menor prisa, hasta un Torkoal podía lucirse como un gran atleta de las triatlones y volver antes de realizarse la votación final.
—¡Mirá qué cosas de la vida¿No
es este el desagradable pokemon del jefe? Ese que le cuadra
atacarnos como si ni supiera que hemos trabajado juntos, lado a
lado, frente al peligro inminente..
—Dejate de varas. ¡Qué
nos va a interesar esos bicharejos desgraciados, invasores de
este país del trópico que vivía sumido en la
blanca paz y un sol brillante!
—Vamos, vamos. Este
"bicharejo" no habría llegado acá por
casualidad, no creo que busque que lo encierren en las cochinas
pokebolas, esas malditas jaulas tecnologicamente
avanzadas...
—Ya, olvidate de tus becerradas idealistas, que
para eso no nos pagan. Ah, y vea qué es el asunto con ese
engendro de la noche maldita para terminar con esto de una vez
por todas. ¿Ya sabe qué es la vara¿Sí?
—Como
si no supieras que estas criaturas cavernícolas no son muy
amistosas... Creo que ya estoy abriendo la pinza... Bueno, acá
tengo un estuchito de los del jefe y veamos qué trae esta
vez... Ahora es capaz él de hacernos analizar un polvo o
una droga experimental, je, je, je.
—¡Qué no
soñés! Nuestra labor no es la de ser un pendejo
encerrado entre cuatro pareduchas de mier... Estamos para salir
corriendo como esas asquerosas y escandalosas Poochyenas tras
nuestras presas ingenuas.
—Sí, te entendí,
pero de todas maneras no vamos a hacer lo que me imaginaba...
Nuestra labor ahora es averiguar el sitio exacto donde está
ubicado el gimnasio de esa/ese Athena, el paradero actual de
ella/ello y comunicarle cómo vamos a ejecutar... Nuestra
magna misión, todo sea por tener suficiente plata a fin de
mes para "sobrevivir", ja, ja, ja. ¡Qué
brutos más vendidos somos nosotros¡Casi me da pena
todo esto!
—Avíseme cuando le dé pena por
completo y me encargo de curársela con el cálido
toque de mi revólver modificado a mi gusto, je, je, je.
¡Qué ganas tengo de estrenarlo en batalla campal!
Con una sola se irá a pasear al mundo subterráneo
de Hades todo aquel que se me atraviese y lloriquee como
maricota.
—Ya veo... Deberás alegrarte por esto, acá
dice que debemos encontrarla en menos de una semana contando a
partir de ahora. Además, el jefe se comunicará con
nosotros al pasar dieciocho horas exactas.
—Maldito hijue...
¿Qué no le dá el maní que tiene en la
jupa para conseguirse un ave que lleve los mensajes más
rápido que este condenado chupasangre, hijo de Vlad el
empalador? Yo tendría que ser quien empale a ese malnacido
bicho de mier...
—No jodás vos, ya porque vas a
dormir unos minutos menos te ponés a quejarte y maldecir a
tus propios compinches. Más bien deberías ponerte a
madrugar y empezar a ayunar para que todo salga de lo
mejorcito.
—¡Va jalando! Ni me mencionés de
nuevo a esa virgenzucha de los cielos desplomados o quien caerá
a tierra serás vos de fijo y antes de que cante el gallo.
¡Ni una sola vez más!
—Como sea... Suave...
¿Nosotros tenemos comida para este pokemon en el refri? Yo
no trajé ni a mis propios pokemon...
—No seas tan
caballo... Pues déle de su comida y jódase si no le
pareció adecuada para ese malparto, ese esperpento con
complejo de radar.
—Bueno, creo que el hambre que tenía
esta criaturita ya quedó en el
pasado.
—¡Gliooon!
—¡Maldito miserable¿Cómo se atrevió a agarrar de la mía
para alimentar a esa bestia demoniaca de ultratumba? Ahora vos
vas a invitar el desayuno y el almuerzo mientras estemos en plena
misión. ¡Cuidado con olvidarlo y hacerse el loco!
Esto no se me va a olvidar a mí. Tenga por seguro de aquí
a la eternidad, más finita en su caso.
—Pura hablada
la suya, ya verá que en cuanto tome prestados los frutos
de los árboles que nos topemos de camino, se le baja la
chicha que se tiene ahorita.
—Ya le he dicho que soñar
es perjudicial para SU salud...
—¿Sabe qué? No
tengo inconveniente, me voy a rulear cuanto antes. Espero que sea
el sueño más reparador que haya experimentado. Solo
no se le olvide dejar a Glion de guardia y despiértelo si
pretende dormirse.
—Te voy a levantar a vos para que te
encargués de eso, grandísimo vago. Y si insistís
en que no irás, te quemaré con las colillas de
cigarrillos hasta que lo hagás aunque sea de mala gana.
—Es hora de que se analice la nueva solicitud de un
experimentado entrenador Pokemon que desea ser nuestro más
ferviente colaborador en la educación de los jóvenes
entrenadores que se inician en nuestro amado país. Hemos
de informarles con gran alegría que su nombre es Gio...
Disculpen, permítanme colocarme mis lentes. Como les decía
el nombre de tan elogiado entrenador es Giancarlo Poveda de la
zona de Tilarán. Sabemos de muy buena fuente que es un
genial maestro de pokemon de tipo tierra que son muy resistentes
a los embates de los fuertes vientos que azotan la región
y la refrescan de buena gana. Este señor ha de ser
considerado una gran adición a nuestro equipo de trabajo,
que tan arduamente se entrena con sus preciados pokemon para
darle las lecciones más adecuadas a los retadores novatos
y permitirles crecer con sabiduría y gracia
sobreabundantes.
—¡Claro! Si no, que me vean a mí,
que me la paso luchando durante tres cuartas partes del año
a todo vapor para arrollar con mil toneladas del más
misterioso metal a aquellos que no han aprendido aún que
con orgullo, envidia, indecisión y miedo no podrán
enfrentar los retos de esta vida ingrata. De otra manera ellos
jamás lograrían transformar su entorno en el
paraíso que ellos deseen crear ni verán el día
en que hagan arder con furia la llama de la victoria imperiosa
sobre todo elemento y todos sus enemigos, naturales o
preternaturales. Con el honor que me brinda el intenso sudor de
mi frente, les agradezco por ese elogio, que por más que
lo hayan tenido que revestir para que los demás no se
desanimaran, no deja de ser su más sincera felicitación
por mi larga y encomiable labor en mi gimnasio.
La inadvertida
intromisión de Kyonides no dejó de causar algún
nivel de molestia entre los miembros de la directiva, pero se
abstuvieron de seguir por la extraña senda serpenteante
que él les había revelado tan recientemente.
—Solo
me pregunto por qué de pronto aceptan a este Giovannoti de
tan buena manera y sin exigir todos los requisitos usuales... No
quiero creer que se están suavizando... O peor aún,
que se estén saltando con todo y cuerdita los
procedimientos establecidos en la primera asamblea. ¿Qué
dirán de ustedes? De seguro creerán todos que han
optado por perseguir el objetivo de mi ejemplar propuesta de
modernización de la Liga. No sabía yo que de pronto
yo fuera tan influyente acá. ¿O será posible
que haya otra motivación detrás de sus caras
sonrientes, tratadas hace poco en la silla de algún
ortodoncista en el extranjero?
—Usted no ha entendido bien
que él ya trae muy buenas recomendaciones y de seguro
pasará las pruebas que se le apliquen después.
—Ese
es mi punto más importante. Se saltan ese paso solo por
estar muy bien recomendado y los creo capaces de no aplicar
ninguna de esas pruebas, es más, ni siquiera enviarían
al inspector a realizarlas.
—Como podrán ver todos,
incluso usted, Kyonides, solo falta que se realice esta votación
para definir pronto el futuro de este gran entrenador
experimentado. No podemos olvidar toda la documentación
que respalda su candidatura y siendo nosotros miembros de una
liga nueva, no podemos dejar pasar esta gran oportunidad solo por
una inesperada solicitud de mayor formalidad presentada por usted
justo cuando es la hora de procesar esto. No veo el menor
inconveniente en que podamos hacer esto de forma expedita.
—Yo
insto a los demás líderes de gimnasio a que no se
dejen llevar por estos traficantes de influencias y solicito que
se los deponga y se lleve a cabo una nueva votación para
eligir a los futuros miembros de la directiva en el menor tiempo
posible. No podemos permitir que siendo nosotros
experimentadísimos entrenadores que hemos ganado varios
campeonatos pokemon, este se nos cole de esta manera tan
indignante y sobretodo porque él de fijo no ha sudado ni
una gota de sudor por ese nombramiento.
—A mí me
parece que él está en lo cierto. Esto es como una
gran ola y si nos confiamos, nos va a aplastar y dejar
inconcientes. Después quiero verlos preguntando cómo
pudo pasarnos semejante cosa sin que nos percataramos de la
llegada de tan grandes males a nuestro suelo.
—Yo no estoy
en contra de que hayan más opciones para los jóvenes
retadores, pero tengo mis reservas en lo referente a este
nombramiento...
Sin un pronunciamiento oficial, las deliberaciones dieron
comienzo de forma abrupta y acalorada. Kyonides y Hugo pronto
unieron fuerzas para obtener la mayor cantidad de votos en contra
de esa sugerencia que olía a mandato dictatorial.
Entretanto los miembros de la junta directiva buscaron confirmar
los votos que obtendrían y conseguir al menos uno más
para asegurar el nombramiento de su candidato. Kyonides no dejaba
de ver con enojo cómo parecía que el presidente
estaba por demás seguro del triunfo sobre los detractores
inquietos. Dejó de caer la arena del reloj y se procedió
a realizar la polémica votación.
—Bueno,
señores, doy inicio a esta votación, la cual se
dará por finalizada en cuanto se proclame al nuevo líder
de gimnasio por mayoría simple o por haber
abstenciones...
—Ni lo sueñe, maldito vendido. Yo sé
que usted en sus adentros grita siempre que eso es "corrupto"
en vez de decir que es correcto.
—A ver, calma, por favor,
miembros de esta liga alcen sus manos si están de acuerdo
con aceptar el nombramiento del nuevo líder de gimnasio,
don Giancarlo. Quiero que por favor la alcen bien en alto para
que no queden dudas al respecto. No teman que hemos comprobado
que hay quorum y podemos hacer esto sin el menor atraso.
En
esos momentos siete miembros, de los cuales seis eran de la
directiva, votaron a favor de esa candidatura vitalicia. El
presidente de la junta siguió insistiendo, mas no había
cosa que pudiera cambiar ese resultado parcial y solo le restaba
esperar que sí hubiese votos "en blanco".
—Ya
déjese de pantomimas y procedamos a votar en contra, que
ya solo eso nos falta para saldar cuentas con ustedes y darle
feliz término a su más novedosa corruptela.
¿Quiénes se oponen por completo a que se nos
imponga la voluntad de los miembros de la junta? A ver¿cuántos
somos¿Nueve¿No hay ni uno más? Perfecto,
se fue directo al demonio esa patraña electoral.
El
señor Poveda se quedó mirando fijamente al
presidente y a la secretaria buscando explicaciones lo bastante
contundentes para que algún día pudiese aceptar que
no le tocaba ser líder aún. Ambos volteaban a ver a
todo mundo no pudiendo creer que se les revirtiera la cantidad de
votos para terminar siendo en su contra. A pesar de tan
desastrosa campaña, el presidente aún tenía
una última súplica a los líderes de
gimnasio.
—No quería tener que mencionar que otra
buena razón para que se lo elija como nuevo lider, es que
a leguas pueden ver que es muy típico de Athena, la líder
de la región de Patarra, el ausentarse una noche como la
de hoy, cuando se tomarán grandes decisiones que pueden
favorecer el crecimiento de nuestra liga. No sabemos si él
o ella pueda seguir interesada en retener su título de
líder, ni siquiera se ha dignado a comparecer y
entregarnos el reporte anual de su gimnasio, el cual fue
conseguido de manera poco habitual, si me permiten
decirlo...
—Eso usted no lo puede comprobar con papeles y
otras pruebas así que no me parece que se la juzgue de esa
manera. Tampoco hemos dado tiempo suficiente para que nos indique
el motivo de su ausencia.
—En eso sí que estoy de
acuerdo con Hugo. Estaríamos saltándonos los
procedimientos como hace poco lo hicieron al no entregar ni un
papel para facilitar el posterior conteo de votos.
—Estimados
líderes y miembros de la junta, con pena en el alma por
este desprecio inmerecido por este grandioso hombre de mil
batallas pokemon, doy por finalizada la votación y se
declara nula la solicitud del aspirantes, el señor
Giancarlo Poveda de Tilarán. Ahora escuchemos, por favor,
a nuestro invitado de esta noche quien nos trae una propuesta de
mucho interés para todos nosotros. Él es el joven
Jeffrey Rivera de la Universidad en San Pedro y con entusiasmo
nos iluminará con respecto a lo que podemos hacer por
nuestras bellas comunidades. Adelante, por favor.
—Muchas
gracias al señor presidente de esta junta por el tiempo
que me ha brindado...
—No sea tan impertinente y deje de
vanagloriar a ese poco de corruptos reencarnados en víboras
malditas.
—Bueno, no se a qué se deba ese comentario,
pero lo que sí sé es que vengo a mostrarles cuáles
serían las eventuales ventajas de realizar desde ya los
trabajos comunales en las distintas regiones donde ustedes
habitan. Queremos hacerles ver que ustedes, todos ustedes, pueden
hacer más por sus cantones y creemos que esta será
la propuesta más viable para favorecer el desarrollo de
los mismos en un mediano plazo e incrementar así el PIB de
nuestra nación...
—¡Déjense de habladas
hediondas¿Cómo se le ocurre que vamos a realizar
un trabajo comunal¿Nosotros, los líderes de
gimnasio? Está usted más loco que un gallo
cacareando aún antes de la medianoche. No ve que nosotros
no tenemos tiempo para estar en casa disfrutando con nuestras
familias de las alegrías de esta vida y esto ocurre
durante periodos muy prolongados. ¿De dónde espera
que saquemos energía para hacer de nuestros días
unos de veinticinco o veintiseis horas diarias?
—Nosotros
hemos calculado bien el tiempo que esto tomaría al querer
implementarlo y diagnosticamos que sí es factible el que
ustedes incorporen en sus agendas estas actividades...
—¡Va
jalando¿Cómo es que dice que "diagnosticaron"
tal cosa tan imprudente¿No ven que nosotros somos parte
del sector privado? En ningún momento pedimos que el
gobierno nos ayudara con financiamiento de ninguna clase. Estoy
completamente seguro de que la Fedefutbol no los aceptarían
semejante absurdo y que no les habrían escuchado en una
reunión preliminar ni particular. Entonces¿por
qué vienen acá a hacer tan feo?
—Disculpe si
se siente ofendido por la propuesta, pero estamos velando por la
mejoría de nuestro país...
—Que ya le dije que
no nos venga a aturdir con sus mentiras. Ustedes los de la
Universidad son unos picados, empezaron por sugerir al gobierno
que apoyara una medida para imponerles a los estudiantes de
universidades privadas, lo oyó bien, privadas y algo caras
que realizaran un TCU solo porque a ustedes les duele en el alma
no poder ir directo a trabajar en las empresas y a no tener que
dedicar tanto tiempo a esos trabajos comunitarios. Ahora nos
viene a decir que nosotros somos su siguiente objetivo. Se nota
que no tienen nada que hacer. Es más, si vino en
representación de la federación de estudiantes,
mándeles a decir que se lo pueden meter por donde quieran,
que eso no va a pasar. No nos van a obligar unos mequetrefes tan
limpios a hacer el trabajo que ustedes no les da la gana de
continuarlos.
—Mae, yo si soy estudiante de la Universidad y
sinceramente no dispongo primero de tiempo y segundo de voluntad
de hacer más que el mismo TCU que exige la misma para
graduarme. No veo por qué yo tenga que hacer el doble de
trabajo y no me parece el que la federación pueda estar
apoyándolos.
—Es más, pasemoa de una sola vez
a la votación de esta propuesta. ¿Quién me
sigue para echarle toneladas de tierra encima a este proyecto
insulso en demasía?
En esta ocasión todos los
miembros presentes excepto cuatro de la junta directiva dijeron
un rotundo no a la propuesta del estudiante universitario, quien
no esperó más tiempo ni solicitó una
reconsideración antes de que saliera de la sala de la
central de la Liga Pokemon. Al Presidente ya su cara se le quería
desfigurar por completo luego de tal seguidilla de fracasos
irreversibles en una sola velada tan nefasta como ninguna otra.
La Secretaria tan solo procedió a cumplir con sus
obligaciones de reportar estos resultados bien adversos.
—¡Qué
bruto es! Ya porque le concedieron el privilegio de recibir una
educación subvencionada por el estado, cree que ya es
dueño de medio mundo y que puede venir a hacer acá
lo que le dé la regaladísima gana. No puedo creer
que ahí sean todos unos impetuosos mocosos engañados.
No me extrañaría verlo quejándose al
realizar el trabajo comunal, grandísimo pendejo.
—Diay,
mae, no todo mundo aguanta tanto como uno y se ponen a lloriquear
y a birrear hasta caer casi muertos en la calle de la
Amargura.
—Ese es el único precio que deben pagar por
no haber ejército ni tener que enfrentar los temores y
demás consecuencias del servicio militar y se ponen a
exigirles a quienes deben ver de dónde sacan la plata para
pagar todo lo que las privadas les exigen a cambio de una
educación similar a la de ellos. ¿De dónde
sacarían que tienen tiempo para estar perdiéndolo
en cosas que no les conciernen¿Quieren hacerlos perder
sus empleos?
Cerca de la medianoche finalizó la reunión de la cuestionable Liga Pokemon de Tiquicia, Kyonides no planeaba ir a descansar aún. El ataque de hambre empeoró con la salida de la central.
—Bueno, mae, yo ya jalo para la choza. Creo que usted
debería hacer lo mismo.
—No lo creo, después
de caer bajo los influjos de la Lilliana "Jigglypuff"
Salazar se me espantó el sueño por completo. Más
bien voy a ver si algún local de comida basura está
abierto a estas horas para jamar algo y luego ver si duermo o veo
tele por cable.
—Ah, mae, todavía tengo que pedirle
que me haga un favor... Présteme un rojo o un tiburcio
para el taxi, es que por tener que monchar afuera todos estos
días que permanecí acá. Vea, yo se los pago
el viernes o el sábado que me depositen lo de esta
quincena.
—Bueno, bueno, ahí le doy mil para que se
la juegue con eso.
—Muchas gracias, compita. Va a ver que se
los regreso este mismo finde.
—Mae, eso aún no lo
sé... No me extrañaría que me volviera a
pedir prestado porque los entrenadores no se animaran a retarlo
en esa isla de los hombres solititos.
—Bah, mae, eso solo
son varas de la temporada que a penas empieza, pero va a ver cómo
con el nuevo año se van a desocupar los entrenadores y ya
no será tan complicado encontrar a quien estafar.
—Diay,
eso espero¿no? De otra manera usted me va a forzar a
abrir una cuenta bancaria solo para hacerle transferencias.
—No,
no, mae, tranquilo. Eso después de este mismo fin de
semana lo arreglo todo y no lo voy a estar incomodando con eso de
las platas a cada ratito.
—OK, como usted diga. De todos
modos ya me lo esperaba, de otra manera no habría estado
de acuerdo conmigo en nada de lo que hice en la asamblea de hoy.
¡Adiós!
—Ve, mae, yo sabía que no me iba
a fallar y que estaba presto a hacerme el prestamito. Bueno, lo
dejo irse. ¡Adiós!
El líder de gimnasio de San Pedro se montó
rápido en su carro modelo 2001 y lo encendió luego
de un par de intentos. Solo espero que no le diera por fallarle
por primera vez a esas altas horas de la noche. Al cabo de un
rato se fue sin problemas e iba por la pista del sector de Los
Yoses. Ahí bajó la velocidad hasta no superar los
diez kilómetros por hora y se fijó si la pizzería
o la sanguchera permanecían abiertas, pero se llevó
una ligera decepción cuando solo vio que ya habían
bajado las cortinas de metal. Se detuvo en el semáforo y
pensó en el bar de esa zona, pero le tenía temor a
comprobar el rumor de que a las bocas les agregaban ingredientes
"farmacéuticos" que le alteraban los sentidos a
los comensales. De un momento a otro le vino a la apesadumbrada
mente el recuerdo de ver la hamburguesería de las tortas
de telita con las luces prendidas en otra oportunidad. Trataría
de llegar a tiempo y pedir varias piezas de pollo en vez de una
diminuta hamburguesa.
—Debería estar alegre de que
acá si me pueden vender comida... Pero por algún
oscuro motivo no me es posible... ¡Hey¿Qué
está haciendo usted por acá, en la banca de la
parada de bus?
—Diay no me ve acá no más,
fumándome un "Mal boro".
—¿Uno? Dirá
que se está echando una cajetilla solamente... Aún
así insisto, no esperaba toparme con la "Fumarola"
de Patarrá frente a una hamburguesería de cuarta
como esta.
—Como podrá ver vine aquí igual que
usted a desnutrirme por comer una de las big de este restaurante.
Hace no mucho me llamó Hugo que estuvo con usted y todos
los demás en la reunión. De paso mencionó
superficialmente que entre usted y él se pusieron a
defenderme ante las aseveraciones seriamente cuestionables del
presidente de la junta. ¿Para qué se puso usted en
ese plan¿Desde cuándo le pedí a nadie que
me defienda ante esos mequetrefes¡Cómo si usted
fuera un noble caballero de la brillante armadura, que
recientemente mandó a pintar! Creí que usted, en
especial usted, me conocía mejor. Si que le gusta ir a
perder su tiempo.
—Y así es, mi mínimamente
estimada Athenucha. Lo que le faltó a Hugo por decir fue
que poco me importa si fui a perder el tiempo, como lo acaba de
asegurar, o si se trató de usted o si le pasaba a otro.
Solo se trataba de una nada sorprendente coincidencia gracias a
que usted no tiende a asistir a esas reuniones que a veces son
más deprimentes que un velorio. Hablando de eso, dígame¿a dónde fue usted esta noche? Porque es un hecho
que usted no vendría hasta acá para fumar y pedir
que la lleve un taxista hasta el trasero del mundo y ese la
entuque cobrándole tan caro como si le hubiese llevado a
Marte o Júpiter.
—Primero, dudo que le interese
acompañarme a un evento teatral en el pleno centro de la
capital...
—¿Lo duda? Debería darlo por un
hecho. No soporto ver a la gente que bota plumas por todo lado.
—Y segundo... Eso me hacía lucir más culta
que todos esos brutos cavernícolas como usted mismo que
van a esas reunioncitas de mier... a rajar sobre cuántas
victorias tuvieron en este año.
—Se equivoca, Hugo y
yo tratamos de amenizar la polémica velada al solo resumir
nuestros resultados en una sola frase, la de cuántas veces
entregamos las medallas, y de ahí no pasó a más...
Hasta que los lelos de los otros líderes les entró
el pánico escénico y se apegaron como perros
falderos a las reglas de sus amos de la elitista junta directiva.
Eso sí, le advierto una cosa. Aunque en esta ocasión
usted se libró de perder el status de líder frente
a un desconocido entrenador que posee unas dudosas o incluso
inexistentes credenciales, este no estará contento hasta
quitar a alguien de en medio... Y no es un secreto que usted es
la primera candidata a irse si no se presenta nunca en la
central...
—Usted se me parece a una gallina cacareando del
pánico que le produce el sonido del paso de un zorro por
los exteriores de su gallinero. Y eso me recuerda que siempre
tengo que recordarle que debe dirigirse a mí como a él
y no como a ella. De otra manera de qué me sirve haberme
operado si usted se la pasa espantándome a mis potenciales
víctimas al tratarme como a una doña que luce como
una plancha de frente y por detrás. Yo ya soy todo un
zorro.
—Diay, yo siempre me pregunté el por qué
no se le ocurrió ponerse unos buenos implantes de senos en
vez de gastarse toda la plata en tratamientos hormonales y cambio
de género. Además alguien tiene que estar al tanto
de sus fechorías. Si yo no supiera lo mañosa que es
usted, la apestosa zorrillo hembra, cuando ve que la visita un
retador un poco ingenuo, que no espera ni anticipa ninguno de sus
pedófilos avances, no me vería en la penosa
necesidad de cantar que usted no es lo que parece. Además,
yo sé muy bien que a usted le vale si algo es blanco o
negro, alto o bajo. De eso me aprovecho para molestarla todo lo
que pueda. Si usted fuera distinta, no me atrevería a
maltratarla de palabra al mejor estilo suyo, pero ya que usted es
tan indiferente... Hay que aprovecharse de ello y no dejar de
sacar a relucir todo trapo sucio, incluso no se le puede escapar
a uno cuanta frase o comentario mordaz se le ocurra en el preciso
momento... No crea, a veces se vuelve tan divertido el pagarle a
usted con la misma moneda que es difícil saber cuándo
hay que detenerse.
—Gran cosa¿por qué me he
de preocupar? Como si yo no pudiera jugármela solo y
retener el título aún a la distancia. Lo de sus
comentarios mordaces, qué le puedo decir si no es que les
falta que los pulan más.
—Ya la igularé en
eso, pero... No me diga que ahora puede manipular el humo de su
tabaco... Esto ya empieza a ponerse raro, el ojo, que se los
quiere ver todo, ya desea enviar a sus legiones fumígenas
para que les organicen "una bella y amena emboscada".
No, ya en un plan más en serio, debo decirle que esta vez
se trata de un extranjero y va a llenar los bolsillos de los
dirigentes para que de una u otra forma sea él quien se
quede con su gimnasio... (Usted no podrá corromperlo, ese
es de los que solo se fijan en el dinero y el poder.) Y el hecho
de que usted se adueñara de parte del parque, que abarca
muchas de esas cuevas de por allá, no ayuda mucho a la
hora de defender su caso. A parte de eso, esa carajilla llamada
Misty, la que parece discípula suya por lo planitica y
peleonera que es, interpuso dos quejas ante esos desgraciados.
Una fue porque usted le denegó el permiso de ingresar a
sus instalaciones en un inicio y la otra se debió a que le
pareció que usted se aprovechaba ilegalmente de la cortina
de humo que producen usted y sus pokemon fumadores durante
cualquier batalla que allá se realice.
—¿Ve
ahora que tenía buenos motivos para negarle la admisión
a esa mocosa care...?—preguntó Athena sin darle la
debida entonación a sus palabras—. Es más, solo
me atrevería a faltar a mi código personal por
aceptarla a ella de discípula, si ella acepta de una buena
vez esto que le voy a decir. Si no ella usa un habano encendido
por su servidor o a ese huevo del mismísimo demonio para
satisfacer sus más oscuros placeres, verá con toda
la frustración del mundo que se va a quedar sola. Esto
sería más que nada por ver cómo le voy a ir
quitando a todos y a cada uno de sus amigos y pretendientes y no
estaré contenta hasta que sean unos platanazos y sean
incapaces de fijar la mirada en esa mocosa psicótica.
—Eh,
creo que esto ahora si está de horror... Si quiere se
escribe un guión para la siguiente entrega de la
horripilante saga de la Bruja de "Blersh" intitulada:
"La cueva del monstruo"... Ah, no discúlpeme, se
me olvidó que usted es liguista. No se preocupe, solo fue
un lapsus. No quise confundirla con una de las integrantes de la
ultra, pero si gusta, puede hacer el papel de la bruja...
—Sí,
cómo no. ¿No me ve con la hijuep... camiseta morada
puesta? Bah, nunca me atrevería a hacerle propaganda a
favor de esa lagartija desnutrida—comentó Athena
mientras dejaba caer la colilla de cigarrillo y encendía
otro—. Sin que se le peguen a Vergara como a un grifo para
sacarle el dinero como agua, esos malnacidos del Sapri no ganan
un campeonato. Si va a insistir en tocar el tema de ese
equipucho, lo dejo que hable del Paté. Ahí sí
que yo no me opongo a que lo llene de laureles. Por él si
me convierto en chamán.
—No, para nada. Difiero por
completo. Ese "patas torcidas" no tiene buenos
antecedentes en los camerinos. Ha circulado el rumor de que
alguien que trabajaba en ese estadio vio en cierta ocasión
a ese y a un periodista deportivo justo en ese sector.
—¡Qué
maldito perro tan mal agradecido! Le doy el chance de que vea lo
atractivo de vivir esas innovadoras experiencias y usted solo se
va por la tangente hablando de los rumores. ¿Cuáles
rumores? Si eso está más claro que el agua.
—¡Qué
espanto! Ya un pajarazo fue a representar al país en el
exterior. Por cierto, creo que olvidaba algo. Ya que usted
mencionó antes algo sobre la mala nutrición, he de
despedirme antes de que se añeje más el pollo que
debo pedir porque me llegó el turno de engañar al
estómago. Solo espero que sea tan fácil de vacilar
como a los aficionados al balompié y que usted no me
provoque una mayor sensación de asco en
la panza. Vea que no es bueno vomitar con eso vacío.
—Pero qué está diciendo, si eso es de lo
más...
—Sí, sí, sí, sí,
como sea que usted quiera verlo. Recuerde que no comparto nada
más que el rancharme de lo asqueado que esos temas me
dejan el estómago. Estoy seguro de que lo hizo a propósito
para echarme de su presencia. Bueno, mejor me retiro antes de que
me ranche hoy también. "Sin su permiso".
—Aro,
como siempre. Avíseme cuando sepa algo más íntimo
del Paté que seré todo oídos. Vea que eso sí
se lo digo a propósito.
—¡Ya cállese,
vieja asquerosa!—consiguió decir Kyonides antes de tener
que tapar la boca con su mano.
—¡Venga, cálleme
en persona! Usted sabe cómo puede hacerlo...
—A punta
de patadas o balazos dirá...
