Dark Priincess: ¡Hola! Y bueno... aquí lanzo mi primer (bueno, primero según se vea, porque en realidad, primero, primero, no es) fic, humorístico, que tenía pensado desde hace un montón y que hoy me ha dado la vena de publicar, xdd.
Inu: Ya era hora... Aunque os recomiendo que no lo leáis. -hace una pausa para alejarse un poco de mi. -Entre nosotros... -murmura- el guión es un mier...
D. P.: ¿Perdona? ¿Has dicho algo, Inu?
Inu: ¡No, nada, nada! -irgiéndose de golpe.
D.P.: Hum... -observándolo acusadoramente. -Más te vale... Bueno, como iba: La historia trata en que Inuyasha decide quedarse con Kikyo...
Inu: ¡Bien! -me interrumpe.
D.P.: Cállate. -mirada asesina.
Inu me mira asustado.
D.P.: Ejem... Como iba diciendo: decide que se queda con ella, y todos están en el pozo despidiendo a Kagome, y da la casualidad de que por allí aparecen Kouga y Ayame. Y sin saber porqué, un gran viento los engulle a todos dentro del pozo, los envía a la era de Kagome y de allí no puden salir. ¿Está bien, no?
Inu: No...
D.P.: Tú te callas. -amenazadoramente.
Inu: Ui... que miedo me das... -sarcástico.
D.P.: ¿A no? ¿No te doy miedo? Muy bien. ¡Kagome! -la llamo.
Kag: Dígame.
D.P.: Di la palabra favorita de Inuyasha... -sonrio malévolamente.
Inu: No... Kagome... por favor... -suplica.
Kag: Lo siento, aquí manda Dark priincess...
D.P.: Juasjuasjuas... -en mi rostro se dibuja una perfecta sonrisa de arrogancia.
Kag: ¡Siéntate!
Inu: ARGH! -se estampa contra el suelo.
D.P.: Muy bien, dejemos a éste comer tierra y comencemos con el fic.
Kag: Princess...
D.P.: Dime.
Kag: Te dejas algo...
D.P.: ¿El qué...? Ah, vale, ya sé, sí... Los personajes de ésta historia no me pertenecen (son de la excelentísima Rumiko Takahashi; estoy en intentos de sobornarla para que me ceda a cierto perro y cierto lobo...), lo único mío aquí es la historia, y, por supuesto, ésto lo hago sin ánimos de lucro. -hago un gesto pensativo- ¡Ah! Otra cosa más:
Instrucciones:
-conversaciones de los personajes-
-"pensamientos"-
flash backs
(comentarios míos)
D.P.: Ahora sí, que empiece la obra.
(Se escucha al público cantando: ¡Que empiece ya, que el público se va, le gente se marea y el público se mea! xd)
***
Capítulo 1.
Era un día oscuro en el Sengoku; el cielo estaba nublado y la tristeza estaba presente en los rostros de las personas que había junto al pozo devorahuesos...
-Flash Back-
Salía del pozo devorahuesos revosante de felicidaad. Había hablado con su familia y todos estaban de acuerdo con ella.
A lo lejos, en el bosque donde se encontraba el Goshimboku vió que, sobre dicho árbol, irridiaba una intesa luz. Alrededor, había como unas extrañas cintas revoloteando en el aire.
Curioseada, fue hacia allí, viendo cada vez con más claridad aquellas cintas. Parecían... Efectivamente, eran los gusanos voladores caza almas. Inuyasha estaba allí, y no esta solo, Kikyo estaba con él. Silenciosamente se escondió tras un árbol cercano a ellos y los espió.
-Kikyo... -susurró estrechándola más entre sus brazos. -Ahora que Naraku a muerto y tenemos en nuestras manos la Shikon no tama tu y yo podemos estar juntos. Cásate conmigo. (Dish)
-Inuyasha... -susurró con pesar. La respuesta la soprendió, y la ilusionó, incluso, pero aún así concluyó con melancolia: -No pude ser...
-¿Pero por qué no?- reprochó como un niño pequeño.
Kikyo suspiró. -Sabes que te quiero, daría mi vida por ti... En realidad, ya lo he echo. Pero... son demasiadas cosas las que nos separan.
-¿Cuáles? -estaba exasperado, harto de que ella siempre impusiese algo cada vez que el nombraba la idea de estar juntos para siempre.
-Hum... No acabaría nunca si te los digese todos... pero, piénsalo: yo ya no soy humana; soy el resultado de un hechizo echo con cenizas, barro y almas... También estan tus amigos, y esa chiquilla...
-¿Pero es que no entiendes qué lo más importante para mí eres tú? -insistió exaperado. -No me importa de qué estés echa. Mis amigos son mis amigos y no pasan de ahí, ellos no tiene nada que ver con ésto. Y Kagome...-hizo una pausa para pensárselo. - Ella es...
-No hace falta que me des explicaciones... -susurró suavemente, acariciándole la mejilla.
-Pero yo quiero dártelas, y Kagome solo es una amiga. Sí, es más importante que los demás porque fue mi primera compañera de viaje a la que le debo mucho, pero nada más. Eso no interfiere entre tu y yo.
-"No me entiendes..." -pensó Kikyo sintiéndose idiota al intentar hacer comprender algo a ese tozudo hanyou.
-Además, Kagome ya no tiene nada que hacer aquí. Me dijo que cuando hubiésemos recuperado la perla y matado a Naraku ella volvería a su época. -un olor familiar invadió las fosas nasales del semidemonio. Un olor de agua con sal mezclado con un aroma que le encantaba, pero que en esos momentos le hizo temblar de pies a cabeza.
La adolescente del futuro salió corriendo de allí; no quería oír más. Todas sus ilusiones, sus esperanzas, se fueron más rápido de lo que vinieron; su corazón se rompió en pedazos. Era una tonta; pensar que minutos atrás iba ha decirle la noticia más importante para ella: que se iba a quedar con él en esa época, para siempre, separándose de su familia, de sus amigos, de su vida... todo por él. Y va, y se encuentra con la declaración del siglo...
-Kagome... -susurró el hanyou después de afinar su oído y escuchar las fuertes pisadas de la chica al alejarse.
-¡Ve con ella, Inuyasha! -exigió la miko no-muerta.
-¿Qué? -preguntó incrédulo.
-¡Corre!- insistió empujándolo.
-Va-vale... -y salió corriendo, persiguiendo el rastro del aroma de Kagome.
Corría, corría como si de ello dependiera su vida.
-Soy una idiota...- sus pies se enredaron con unas raízes del suelo, tropezó y chocó de morros contra el pozo- Ah! -sollózó. - Y encima ¡torpe!... -se sobó la nariz, se arrodilló y terminó por taparse la cara al completo y empezar a llorar desconsoladamente.
-¿¡Kagome!? -gritó Inuyasha, acercándose.
Al llegar al lugar y verla de aquella manera se le partió el alma.
-¿Inu... Yasha...? -murmuró levantándose y mirándolo.
Se miraron durante largos minutos en silencio; un silencio incómodo que Inuyasha rompió.
-Kagome...
-No. -le cortó -No digas nada, ya está todo dicho... -finalizó cogiendo su enorme mochila amarilla, que había dejado junto al pozo, con claras intenciones de irse.
-¿Ya te vas? Si acabas de llegar. -interrumpió. -"Que idiota soy... sé de sobra que nos ha visto..."
-Sí. Mañana volveré para despedirme de todos...
-¿Qué? ¿Por qué?
-No quiero ser un estorbo... -dijo de espaldas a él. No quería que la viera con el rostro tan demacrado por las lágrimas. -Tienes razón... -comenzó de nuevo, con la voz temblorosa. -Yo misma te dije que cuando todo terminase mi marcharía... para siempre... -otra vez sintió los ojos escocerle en desmesura: las lágrimas se agalopaban en ellos, incesantes en su intento de traspasar la muralla de sus parpados y rodar libres por sus mejillas. -Hasta mañana. -y saltó al pozo.
-Fin del flash back-
Después de un prolongado silencio, Kagome se dispuso a hacer lo que todos esperaban y que menos deseaban: despedirse.
-Sango... -la abrazó fuertemente. -Eres como mi hermana, te voy a extrañar... Nunca me olvides ¿vale? Yo no lo aré... -sintió como su amiga sollozaba silenciosamente en su hombro. -Te quiero mucho. -Se separó de su amiga, viendo, así, su rostro empapado en lágrimas. Le sonrió. Miró a su hombro, donde estaba Kirara, mirádola con sus dos colitas bajas; la acarició.
Se acercó a Miroku. -Monje... -lo miró los ojos. -Me alegro de haberte conocido. Un monje muy peculiar... pervertido... -no sirvió de mucho el adjetivo para levantar los ánimos, ya que ése era su propósito. -Pero buena persona... que siempre está dispuesto a ayudar al prógimo. -le ofreció amistosamente su mano. Él la tomó y ambos las balancearon mirándose a los ojos. -Cuida de Sango como si de eso dependiera tu vida, ¿eh? -dijo seriamente.
El monje asintió.
No le dio tiempo a voltear del todo cuando ya tenía en sus brazos a Shippo llorando como nunca lo vio llorar.
-Kagome ¿Por qué te vas? ¡No te vallas! -rogó con la voz quebrada del llanto.
-Mi vida... -las lágrimas comenzaron a caer libremente por sus mejillas. -Yo ya no tengo nada que hacer aquí. Ya cumplí mi misión. Ahora, en éste lugar, solo estorbo... -murmuró con melancolia y un toque de rabia.
-No digas eso... -el coraje se notaba en las facciones inocentes del kitsune. -Tu aún tienes cosas aquí, no eres un estorbo.
-Mi pequeño Shippo... -lo acunó más entre sus brazos. -Eres como mi própio bebé... -le besó la frente. -Me encantaría quedarme aquí con vosotros y contigo... pero no puedo, aquí ya no sirvo de nada.
-Ésto es culpa tuya, ¿verdad, Inuyasha? -le gritó enfadado al hanyou, mirándolo con rabia y reproche. -Kagome, quédate, por favor... -suplicó.
-No... -concluyó suavemente acompañando su negación con la cabeza, girándola levemente de derecha a izquierda.
-¡Te odio, Inuyasha! -gritó el pequeño, saltándo de los brazos de Kagome al suelo y saliendo corriendo lejos del grupo.
Kagome se arrodilló en el suelo llorando. Intetó ahogar los sollozos, pero la tarea se le estaba haciendo más complicada de lo que pensaba- Shippo...
-Kagome, no te vallas... -imploró un destrozado Inuyasha, agazapándose junto a ella y acariciándole la espalda.
-No me hagas repetírtelo, por favor... -pidió levantándose y alejándose del chico.
La imagen del rostro de Kagome demacrado por las lágrimas caló hondo en el pecho del semidemonio. Pero toda esa tristeza se convirtió en rabia el oler el desgradable aroma a lobo de Kouga.
-Kagome, querida, ¿Por qué lloras? -de la nada, apareció el joven hombre lobo agarrándo las manos de la morena.
-Ko-Kouga... -murmuró soprendida.
-Tú, lobo sarnoso, ¡quita tus apestosas manos de Kagome!- otra vez.
La escenita de celos de siempre entre esos dos. ¿Es qué no eran capaces de dejar de pelear ni un momento? ¿Ni siquiera ahora que Kagome se estaba despidiendo definitivamente?
-Inuyasha, siéntate. -momentos después el chico se estampaba contra el suelo.
-¡Toma, chucho pulgoso! -se burló el lobo.
-Kouga, tu no metas vaza. -regañó Kagome. Se sentía como la ama de ambos. -Estoy a punto de irme para siempre y lo último que quiero es veros pelear. Por favor, parad.
-¿Qué? ¿Cómo que te vas para siempre? -preguntó preocupado y soprendido el lobo. -¿Qué le has echo, bestia? -gruñó refiriéndose al hanyou, que apenas aún se recuperaba del golpe.
-Tsk... -fue el único sonido que salió de los labios del aludido.
-¡Kouga! -gritó Ayame apareciendo por allí.
-Otra vez... -murmuró con pesadez el lobo. Cosa que no pasó desapercibida por Kagome. - Ayame, ¡déjame ya en paz!
-Tenemos que volver a las montañas del norte y casarnos ¿Es que va a tener que bajar toda la manada a repetírtelo, o que? -preguntó histérica y agitada, se notaba la paliza que se había dado para perseguir al veloz Kouga.
-No me voy a casar contigo. Yo ya tengo una mujer, y esa es Kagome. -concluyó agarrándo de la cintura a la aludida y atrayéndola a él.
La morena se soprendió al ver que Inuyasha no hacia nada. Aún así no se quedó quieta:
-Kouga, yo no soy tu mujer. Y no seas así con Ayame ¿No ves que ella te quiere? -quitó la mano del lobo de su cintura y fue a abrazar a Ayame que estaba comenzando a llorar. -Ya... tranquila. Sé, perfectamente, como te siente. Yo también...
Pero no pudo terminar su frase. Un viento fuertísmo comenzó a envolverlos. Se creó un remolino, un mini huracán proviniente del pozo que los campturó a todos. Una intensa luz roasada, también proviniente del pozo, los cegó, y la fuerza de ese huracán los engulló hacia dentro del pozo.
Apartadas de la zona de los echos, dos sacedortisas observaban los sucedido.
-Esperemos que salga bien... -dijo una de ellas. Era una anciana, bajita, de pelo blanco y con la espalda jorobada.
-Sí, espremos... -la siguió la otra sacerdotisa; joven, bella y esbelta.
Ambas se fueron hacia la aldea esperando que todo saliese bien.
***
Dark Priincess: Y hasta aquí el primer cap :D
Inu: uuuuh... que malo...
D.P.: Siento decepcionarte, cariño, pero tu opinión... no cuenta. -sonrisa de triunfo. -Tu solo obeces el guión y nada más. Y ahora, por favor, cállate, ¿si? Gracias. -me aclaro la garganta.- Bueno, espero que os haya gustado. Algunas os estaréis preguntando: "¿Y dónde está el humor que dijo ésta al principio que habría?" Sí... eh... bueno, a ver, dije que habría humor, y lo habrá, pero a partir de los caps siguientes. Sé que éste ha sido un poco triste al principio (pero si no fuese así no podría desarroyar bien la historia), pero os aseguro al 110% (y no va en coña) que os partiréis de risa con éste fic. Palabra de honor.
Inu: No le hagáis caso... Va fumada...
D.P.: Tú cállate. -le doy un colleja. - Bueno, solo me queda decir que, por favor, OS LO SUPLICO, OS LO IMPLORO, OS LO RUEGO, OS LO PIDO DE RODILLAS SI HACE FALTA, dejad un review; da igual si es para decirme que quereis que lo siga, si es para decirme que nos os gusta o si es, simplemente, para mandame a la mierda a mi o a la historia, pero por favor, mandadlo para cualquier tipo de cosa. Ah... y la ortografía... perdonadme si hay faltas, pero es que no tengo el corrector (y el word tampoco, utilizo el wordpad ¬¬) y claro, tengo que hacerlo a boleo y releerlo un montón de veces.
Muchas gracias a todas/os, besos!!!
Att: Dark priinces
