Disclaimer:Nada de aquí me pertenece, todo es de la reina Rowling.
Nota: "Este fic participa en el reto "Olores de Amortentia" del foro Amor de Tercera Generación."
"Rosas".
Pociones a primera hora.
No es que él, Scorpius Malfoy fuese malo en aquella materia, pero luego de oler la poción del día: el Amortentia, dudó de su excelencia en ella…¿Rosas, pergamino y fresias? ¡Su mejor amigo Zabini se había reído horas de él por eso!
A pesar de la excelente nota que obtuvo, no se pudo dejar de preguntar el porqué había olido tan peculiares olores en la peligrosa poción. Se mordió el labio al pensar en la chica que llamaba su atención, la hija de Hermione y Ron Weasley, Rose.
Suspiró mientras la observaba caminar junto a su mejor amigo, Albus Potter. Hoy la veía más bonita que nunca; su piel blanca y pecosa contrastaba con la túnica negra del colegio. Sus ojos azules brillaban de emoción, al parecer a causa del reciente Extraordinario que obtuvo en Pociones. Guardó sus pertenencias en su mochila y siguió a sus amigos fuera del aula.
Transformaciones era posiblemente la materia en la que peor le iba, y más si tenía que formar grupo con sus desinteresados compañeros. Por eso agradeció su buena suerte y dejó que la profesora asignase nuevos grupos para el trabajo del día: transformar un lápiz en una flor.
-Potter y Zabini- la profesora Mcgonagall llamaba los nuevos grupos- Nott y Thomas, Longbottom y Goyle- él escribía despreocupadamente mientras esperaba su apellido- Y por último, Weasley y Malfoy.
El mundo se detuvo. Su corazón igual. Frunció el ceño y fue incapaz de moverse ¿De todas las personas le tenía que tocar con ella? Ignorando las risas de Zabini se levantó apresuradamente y tomó asiento al lado de la chica quien desinteresadamente trazaba líneas sobre un pergamino.
-Weasley- la saludó intentando sonar amable- supongo que somos un equipo…
-Malfoy- respondió ella sin levantar la cabeza. La tenía casi pegada a la mesa y esperó que le diga algo más, pero no lo hizo.
-Bien, ahora que están en parejas, les explicaré cómo va - la profesora sostenía un lápiz mientras lo apuntaba con la varita. Giró su muñeca dos veces hacía la derecha y delicadamente tocó con la punta de la varita el lápiz, convirtiéndolo en un tulipán amarillo.- Los examinaré mientras trabajan juntos. Y señor Finnigan, por favor no haga que el salón explote en lo que queda de hora.
Apretó los labios mientras observaba fijamente el lápiz que debían convertir. No tenía idea de que hacer ¿Servía de algo en la vida convertir un maldito lápiz en una flor? No le veía sentido a eso, tan solo deberían enseñarles lo que era útil para sobrevivir en el mundo mágico. Su compañera seguía rasgando el pergamino hasta partirlo en dos, en un gesto que demostraba aburrimiento o desinterés tiró la pluma que utilizaba en su mochila y se puso a jugar con uno de los rizos que caían en sus hombros.
Nunca había notado que tal vez era la única Weasley con el pelo rizado y con más volumen, sabía de antemano que su prima Lily también era pelirroja, pero lo tenía liso y de un color más naranja. Sin embargo el de Rose era sin dudas la cabellera más rara y más llamativa de ellos, de un color rojo más oscuro, con rulos por todos lados, que ella arreglaba todas las mañanas para que el encrespado no se le notase. La observó mientras se desprendía el broche del cabello y sacaba su varita de debajo de su mesa. Le arrebató en dos segundos el lápiz que tenía en la mano.
-No me gusta perder el tiempo- le dijo a la par que movía su muñeca en círculos y tocaba la punta del lápiz- es más fácil si se hace pensando en la flor que más te gusta.- y de repente el lápiz que sostenía justo en frente de sus ojos, se convirtió en una rosa roja.
La miró asombrado por su habilidad, en dos segundos había logrado lo que él trataba desde hace cinco minutos. Ella le ofreció la rosa que acababa de convertir y sin poder mover sus manos y agarrar la misma, le hizo un asentimiento, como para que ella se quedase con la flor. Esbozó una sonrisa ladeada mientras la profesora los felicitaba por su trabajo y los dejaba libres, buscó la mirada de Rose, alcanzó a ver cuando se ponía la rosa roja en su largo y rizado cabello y recogía sus cosas, dispuesta a abandonar la sala.
Un aroma a rosas le invadió al pasar por su lado. Sonrió imperceptiblemente y salió tras ella, quien casi trotaba alejándose, haciendo que su pelo rojo saltase a la par.
Esa noche, en las mazmorras, convocó un lápiz, y haciendo movimientos con su varita la convirtió en su favorita desde ahora: una rosa. Tal vez el Amortentia no estaba tan equivocado. Las rosas siempre le recordarían a Rose Weasley y su precioso cabello rojo.
¿Les gustó?
¡Reviews! lol
