Es mi primera historia, solo pido una oportunidad. El tema no es muy común o popular, así que lo he visto interesante.

Dejad todos los comentarios que queráis, hacedme críticas, buenas, malas o constructivas. Darle fav si os gusta... Y por último, intentaré publicar lo antes posible, sobretodo si tiene buena acogida por vosotros los lectores; a mí me basta con que a una persona le guste.

CAPÍTULO 1. NI UN MÍSERO GRACIAS?

Eran las 3 de la madrugada, la noche inundaba la ciudad con su oscuridad y solo las farolas lograban hacerle frente iluminando, con su fría luz, pequeños recovecos de las calles que la dividían.

Nuestra historia comienza aquí, una noche de invierno cualquiera en pleno Noviembre. Una chica de tez morena, cabello negro como el azabache y unos ojos del más intenso chocolate caminaba por en medio de la carretera, algo habitual para ella desde hacía ya tres siglos. Es cuando más tranquilo estaba el ambiente, y cuando podía caminar sin el temor de arder en cualquier momento. Concretamente hoy, la luna llena brillaba con más intensidad, y es que, la noche favorita de nuestra protagonista no es otra que aquella que ocurre cada 29 noches. Y es que, ¿qué hay mejor para una vampiro que salir de caza el día más peligroso para su especie y tal vez, también para la especie humana? Cuando la adrenalina te devora por dentro por esa sensación tan placentera que te proporciona el peligro…

¿La razón? Otra especie. Una más brusca, más animal, más salvaje y tal vez más peligrosa que los vampiros, al menos en luna llena, sí, hablo de los hombres, y mujeres lobo.

Caminaba con precisión, con todos los sentidos atentos a cada movimiento, respiración y sombra, cuando se encontró con tres de esos seres que ansiaban la fría carne de ella. Tenía hambre y no iba a permitir que le privaran de darse aquella noche un buen banquete, no nos vamos a engañar, no tenía miramientos a la hora de cazar, le excitaba el miedo en los ojos de sus presas, el olor de esa substancia caliente que resbalaba por los cuerpos que acorralaba sin el más mínimo esfuerzo. Qué decir: su encanto, su apariencia, su aroma, todo era tan embriagador que nadie, ni hombre ni mujer, podía resistírsele. Bastaban un par de miradas, y una sonrisa de las suyas, sexy y hambrienta, para que cualquiera se le rindiera a los pies. No podemos darle todo el mérito a ella, su propia especie es propensa a estos encantos para facilitar su supervivencia, pero ella…mmm…ella era demasiado.

Así pues, arrogante se dirigió a ellos.

Señores…o señoras… Qué agradable sorpresa encontrarme con vosotros, llevaba ya un tiempo necesitando arrancar unas cuantas cabezas, ¿me permitís?

Justo en ese momento uno de ellos se le abalanzó encima, Regina forcejeaba con el animal. Ambas fuerzas igualadas, pero una desventaja era evidente, eran tres, y ella solo una. De un golpe, envió a la bestia contra el poste que quedó partido en dos. En esos segundos otro caía sobre ella esta vez más fuerte, mientras que el más grande se aproximaba sin ser percibido por detrás. La morena se deshizo de este en el instante en que rodeó su cuello y lo partió. El más grande sonreía mostrando así su inmensa dentadura, cuyos colmillos se divisaban aún con sangre. Ella tardó un segundo en abalanzársele, pero él era más rápido y más fuerte. La cogió dispuesto a hincarle los dientes, cuando sin previo aviso un bate de béisbol aterrizo sobre su cabeza, sorprendiéndole, dando a nuestra protagonista el tiempo justo para zafarse, coger a la chica que le había salvado la vida y huir de aquél lugar.

La chica era rubia, con unos ojos azules como el reflejo del cielo en el mar; vestía una chaqueta roja como la sangre y unos vaqueros con unas botas negras que le llegaban hasta la rodilla.

Lo único que sintió fue como tiraban de ella en un rápido movimiento sacándola de allí, perdiendo de vista a ese gran hombre lobo.

- Qué ha sido eso? – preguntó dubitativa la rubia.

- ¿M?

- ¿Cómo que m?, hace un momento estábamos en frente de esa bestia. ¿Qué coño ha pasado? ¿Dónde estamos?

- Tranquilícese señorita… - esperando el nombre de su compañera

- Swan, Emma Swan. – contestó a la morena algo temblorosa, no sabía qué pero la forma en que la miraba la hacía temblar.

- Señorita Swan, bien. No sé si se ha dado un golpe o qué pero le recuerdo que salimos de allí corriendo. De todas formas, si no te importa, he de irme.

- ¿Perdona? – preguntó incrédula la rubia.

- ¿Qué? – respondió de forma arrogante la morena

- Te he salvado la vida, me hablas como si fuera estúpida diciéndome que salimos corriendo y te vas sin un mísero "gracias". ¿Te parece normal?

- Para tu información, señorita Swan, lo tenía todo controlado, no necesitaba tu ayuda, ergo no pienso no darte las gracias por algo que no pedí.

Y así sin más, despareció. Dejando a Emma completamente confusa, indignada y cabreada.

¿Quién coño se cree esa que es? Le salvo la vida y se va sin más. ¿Se puede ser más arrogante, desagradecida e…e… intimidante? Dios, como detesto a esa mujer que encima no me ha dicho ni su nombre, ¿cómo la voy a encontrar? Un momento…si no quiero ni buscarla, no me traería más que problemas…Pero... ¡me merezco un "gracias" al menos joder! Además esos ojos tienen algo que no es normal, es imposible que una mirada intimide tanto ¿no?… (Pensaba para sus adentros mordiéndose el labio inferior) ya estoy divagando, será verdad que me he dado un golpe…

Fue lo último que pensó antes de abrir la puerta de su casa. Menudo día, mejor dicho, noche había tenido, le tocaba descansar y mañana sería otro día, la cuestión era, ¿será aún más intenso que este?

Regina por otro lado buscaba saciarse con cualquiera que se encontrara, después del susto de antes se sentía exhausta y más hambrienta que nunca, no sabía por qué pero desde luego había tenido que controlarse demasiado para no hincarle el diente a esa rubia entrometida. Fue de hecho su forma de dar las gracias.

¿Qué me pasa? (Se preguntaba la morena mientras acababa con su cuarta presa de la noche) Todo me sabe a poco, y llevo cuatro, cuatro en una noche…y me gusta matar pero estoy ya cansada, cansada y sigo con hambre. Lo mejor será marcharme a casa…debería haber disfrutado de la rubia, tenía algo...mmm…olía diferente a cualquier otro ser humano, su sangre…de echo su corazón palpitaba tan rápido, que apostaría que si la hubiera seguido mirando por cinco segundos más se le hubiera salido del pecho…No la culpo tenía delante a la Reina, pero mmmm no habrá una segunda oportunidad, no te daré una segunda oportunidad Emma, la próxima vez Swan, la próxima vez, serás mía.

Fue lo último que pensó antes de cerrar todas las cortinas, y sumirse bajo la oscuridad de su apartamento, dispuesta a ver una película de humor, esa sobre vampiros que brillan. Total eran las ocho de la mañana y le quedaba un largo rato hasta que le entrara el sueño.