Los personajes utilizados en este fanfic son propiedad de Rick Riordan.
Narración.
—Dialogo
—Aclaraciones—.
(Intervenciones en la narración).
"Pensamientos o frases que se dijeron".
Aclaraciones y Advertencias: Los personajes no me pertenecen. OC. OCC. Una historia random con sus debidos momentos serios.
Summary: Nico estaba teniendo una mañana relativamente normal hasta que Will vino diciendo que se iba a casa. Jamás se le pasó por la cabeza que terminaría viajando con él a California para ser su soporte emocional y, ¿quizá algo más? Lo cierto es que Lou y Cecil no iban a pasar la oportunidad de hacer de celestinos y ganarles unas cuantas dracmas a medio campamento.
Nico I
El amor te hace parecer imbécil, como salir a la calle sin pantalones.
Al igual que muchas personas en el mundo, Nico di Angelo no era fanático de las mañanas, ni de la luz solar, ni de madrugar en sí; pero él las odiaba quizá un poquitito más que el resto de la gente. Will decía que estaba relacionado con su tipo de sangre y presión arterial, aunque el hijo de Hades no necesitaba una justificación médica para su mal humor crónico. El caso es que eran las seis de la mañana, ¡las seis! Ni siquiera hora de desayunar, pero alguien ya había venido a joderle el día a la Cabaña 13.
Tenía opciones, por supuesto: a) ignorarlo y volver a dormir, b) enviar una horda de zombis para espantar al intruso, o c) salir a plantarle cara a quien quiera que fuese lo suficientemente suicida para arriesgarse a fastidiarlo a esas horas.
Dado que el golpeteo era tan molesto como un pájaro carpintero y entre Solace y Grace lo tenían vigilado/amenazado para que no hiciera 'cosas del inframundo' ―no es que Nico les tuviera miedo, pero unidos en una causa común podían ser más odiosos que por separado―, decidió que sería la tercera.
Se desenredó de las sábanas a regañadientes y se encaminó hacia la puerta ―ventajas de dormir con la playera puesta― a pasos agigantados, refunfuñando algo que sonaba como «Esto no pasaría en Érebo. Fuck it all. Así cualquiera extraña a Deméter y Perséfone». Abrió la puerta.
Era Will. ¿Por qué no le sorprendía?
―¿Hay alguna diosa primordial que deba ser exterminada? ¿Algún titán con ansias de destruir a los dioses? ¿Se restauraron los poderes del Oráculo de Delfos y Rachel escupió otra profecía que indica el fin del mundo? ¿Un asunto de vital importancia que requiera la intervención de un hijo de los Tres Grandes?
―Eh, no. No, no y no.
―¿Entonces por qué mierda has venido a levantarme a las seis de la mañana, Solace? ―gruñó, resistiendo el deseo de bufar como un gato ante la luz del sol que acabó por terminar de despertarlo.
Despertado por el sol… era irónico en más de un sentido.
La mirada azul se estrechó.
―¿No te has tomado los suplementos que te mandé, verdad?
―Al grano, Will ―dijo, aunque con cierto nerviosismo que por suerte su voz no sacó a colación. La verdad se le había olvidado lo de los dichosos suplementos―. ¿Qué quieres?
El líder de la cabaña 7 puso sus brazos en jarras, su pose universalmente conocida para proferir charlas de salud, exigencias y sermones generalmente titulados «Razones por las que Di Angelo es un imbécil».
―¡No cambies el tema, Di Angelo! ―lo regañó―. Todavía no te recuperas y tu cuerpo aún tiene las secuelas del Tártaro y esos días que pasaste en coma-granada y el coma-sombra ―a veces quería matar a Reyna y Jason por ventilarle esos detalles al sanador y decirles dónde podían meterse la maldita preocupación por su salud, en serio―. ¡Por Apolo! ―continuó su ataque de mamá gallina―. Honestamente, a estas alturas deberías saber mejor que nadie cuánto te conviene alimentarte bien y tomar vitaminas, ¿por qué eres tan descuidado? Estás hecho polvo, tus defensas son patéticas y tú insistes en que no te pasa nada. ¡Los dolores te azotarán cuando seas viejo y tengas osteoporosis, insuficiencia hepática, artrosis y quién sabe qué más! ―dijo―. No me extraña haberte diagnosticado anemia y…
―¡Solace! ―Nico interrumpió que siguieran echándole en cara su posible historial médico, pues no necesitaba que alguien le recordara lo jodido que estaba. Además, la lista de sus males era más larga de lo que le gustaría admitir― ¡Cállate y dime por qué demonios me has levantado tan temprano!
―Me voy a casa.
El italiano lo miró como si acabara de anunciarle que se pasó dormido toda la Tercera Guerra Mundial.
―¡¿Perdón?!
Nico quiso patearse por sonar tan alterado, pero tenía muy buenas razones para ello. ¿Cómo que Will se iba? ¿Adónde? ¿No se supone que los líderes de cabaña viven todo el año en el Campamento Mestizo? ¿Significa que ahora solamente se verían durante el verano? ¿Por qué carajo estaba tan decepcionado?
―Recibí, eh, una llamada de mi madre ―siguió diciendo Will, como si no notara que al italiano le estaba dando un aneurisma en su cara―. Voy a tener una hermanita y quiere que esté presente en su nacimiento, ya sabes, para que la conozca ―Nico en serio trataba de procesar lo que estaba diciendo, pero todavía no salía del trance «Will se va»―. Y estoy asustado, no he visto a mi madre desde que me gradué de la primaria y… ―el hijo de Apolo frunció el ceño, lo que lo hacía ver estúpidamente adorable y sensual. Di Angelo temió que al fin se percatara que apenas le puso atención, o que tuviera de repente poderes telepáticos―. ¿Sabes qué? Al diablo, quería saber si vendrías conmigo. No quiero pasar por esto solo ―confesó.
―¡Sí! ―¿Pudo Nico sonar más desesperado, entusiasmado u estúpidamente obvio? Sabrán las Moiras, pero él no quería averiguar. Solamente sabía que Will no se iba para siempre y eso le provocaba un enorme alivio. Se odió a sí mismo por reaccionar así―. Quiero decir… claro, hombre ―intentó disimular al notar como se le había quedado mirando el rubio―. Sé cómo te sientes. Vengo de la Segunda Guerra Mundial y todo eso ―Frank no era el único que había aprendido a hablar abiertamente de sus problemas de vez en cuando―. Entiendo como es volver a casa y sentirse completamente fuera de lugar ―el hijo de Hades se obligó a cerrar la boca antes de seguir farfullando incoherencias. Maldijo en griego antiguo en el fondo de su mente, debía lucir realmente estúpido.
Solace le sonrió de todas formas, lo que no lo hacía sentir menos idiota porque las piernas le temblaron y tuvo el tonto impulso de suspirar. Nico no necesitaba que alguien le hiciera notar que Will le gustaba, porque ya lo sabía. Oh, claro que sabía. Había pasado años enamorado de Percy Jackson como para reconocer cuándo demonios estaba atraído fuertemente por una persona, pero ni siquiera con el hijo de Poseidón se había comportado tan obvio; por algo fue el secreto mejor guardado de toda su vida hasta el incidente con el maldito de Cupido.
―Sabía que podía contar contigo, Di Angelo.
Asintió, pues no quería decir algo incómodo como: «para eso están los, eh, ¿tío segundos?»
―¿Cuándo nos vamos? ―se las arregló para preguntar.
―A la hora del desayuno ―contestó rápidamente el sanador―. Quirón ya lo sabe, pero mi cabaña no. Tengo que decirles antes de irme, de lo contrario harán cualquier cosa para que me quede.
Nico sabía que la oración estaba inconclusa; si el rubio estaba tan asustado como decía estar, seguramente se quedaría si sus hermanos le pedían que lo hiciera. Pero Di Angelo no iba a dejarlo escapar. Si algo sabía de sobra es que huir solamente volvía las cosas peores, además de que negarse a reencontrarse con su madre se volvería el «what if» más grande en la vida de Solace.
Nico prácticamente tenía masterados y doctorados en eso para asegurarlo.
―Entiendo ―el hijo de Hades quiso comentar algo para aligerar el ambiente, tipo «Ahora tengo una excusa para faltar a las actividades de la bromandad de Jason» pero decidió mejor quedarse callado. Aparte de que no era su estilo, dudaba que hiciera gracia.
―Nos vemos en el árbol de Thalía antes de las ocho ―se dio la vuelta―. Y, ¿Nico?
―¿Sí? ―inquirió.
―¡Bonitos calzoncillos!
Sin más dilaciones, Will se marchó corriendo directo a la Cabaña 7 mientras el italiano maldecía en voz alta no haberse puesto un par de pantalones.
Continuará
Nota de la autora:
Oh god, es mi primer fic en este fandom. Y Solangelo (como debe ser, lol). En fin… decidí arriesgarme un poco y heme aquí subiendo algo al fandom de Percy Jackson. Originalmente iba a esperar un tiempo más para subir un fic (igualmente Solangelo) ambientado al final de BoO, pero entonces tuve esta idea y antes de darme cuenta estaba en el word. Me dije, ¿why not? Y heme aquí.
| Aclaraciones |
Al ser hijo de Zeus, Apolo es sobrino de Hades y Poseidón, por consiguiente Nico es el primo ―ya que tienen los mismos abuelos― de Apolo. Por lo tanto, como el hijo de un primo es un sobrino segundo; Nico sería el tío segundo de Will y éste su sobrino segundo por el lado divino.
Críticas constructivas, tomatazos y reviews se aceptan.
See ya.
