¡Hello mundo! Aquí de nuevo, sé que fue hace unos días el cumpleaños de Usagi-san pero más vale tarde que nunca. Así que espero que les guste este pequeño detalle que escribí para el querido conejo que todas amamos, no tanto como un obstinado castaño que no es honesto consigo mismo. }
Ah y lamentablemente junjou romantica ni sus personajes me pertenecen u_U
:D Sin más lean.
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Me miré en el espejo, estaba usando uno de los trajes que Usagi compró para mi, no soy una persona de trajes pero era una salida especial, un día.. Especial. Nada más ni menos que el cumpleaños de mi arrogante casero y.. Novio.
Salí de mi cuarto, tal parecía que la razón de mis pensamientos todavía seguía en la ducha. Estaba cayendo la tarde, a pesar de que era un día especial apenas lo estaba celebrando, había sido un día muy tranquilo, esperaba que se la hubiera pasado bien, aunque sólo hubiera soportado sus acosos y cumplido sus caprichos. Suspire pesadamente, tomando mis brazos nervioso, esperaba que le gustara lo que compre, si que es difícil regalarle a un niño rico que puede comprar todo lo que desee.
Salió del baño con una toalla envolviendo su cintura y otra sobre sus hombros. Rodeado de vapor dispersándose por el pasillo. Con parsimonia camino hasta su cuarto.
—¿Ya estas listo?—Lanzó una mirada hacia donde me encontraba y soltó una sonrisa —No me tardo.
*latido*
Me enojaba que con sólo ese pequeño gesto mi corazón se sobresaltara.
¿Era por que estuve todo el día con él?
Resoplé sintiendo el típico ardor en mis mejillas ¿Cuando fui que caí por el gran Usami-sensei?
Por poco mi corazón se detiene cuando tocaron la puerta, recuperando el aliento me dirigí a contestar. Percibí el aroma a rosas justo cuando la abrí, eran una docena de rosas de un color rojo intenso a tal punto que parecían brillar.
—Tan elegantes..—Murmuré para mi tomándolo entre mis brazos.
—Firme aquí por favor—Asentí y cuando tomé la pluma me fue arrebatada de mis manos.
—¡Usagi-san!—Grité sin siquiera tener que voltear.
—¡¿De quien son?! ¿Quien demonios se atreve a mandarme flores a mi casa?
Lo miré frunciendo el ceño, Usagi siempre con su mala actitud, le quité la pluma y sin más volví con el repartidor y firme de recibido.
—No seas grosero Usagi-san.
—Tiralas—Dijo sin más.
—¡Claro que no!—Grité cerrando la puerta —No deberías tirar ningún regalo, son los sentimientos de quien te lo regalo después de todo.
—No me importa—Me giré mirandolo refunfuñar, a juzgar por su vestimenta parecia que habia salido a medio cambiar de su cuarto nada más escuchó la puerta, ahh él jamas cambiaba.
—¿Ni los mios?—Sonreí estirando el ramo de flores hacia su pecho, su sorpresa no se hizo esperar.
—¿Misaki..?—Tomó el ramo con cuidado.
—Feliz cumpleaños Usagi-san.
El cuarto se quedó en silencio, no sé por cuanto tiempo, sólo sabía que nuestras miradas se encontraban haciendo que mi corazón se sobresaltara y quisiera salirse de mi pecho. No tenía idea porque estaba tan nervioso, sonreí riéndome nerviosamente, no podía soportar ningún segundo más de ese silencio.
¿Por qué no dices nada?
—No es mucho...—Murmuré ocultando mi mirada debajo de mi cabello—Sólo quería una manera de expresar lo que siento—Mi cuerpo estaba temblando—No.. soy bueno con las palabras… Es por eso…
—Es perfecto—Me interrumpió—Gracias, Misaki—Posó su cabeza en mi hombro recargándose en mí —Me haces tan feliz, no se como logras siempre sorpenderme.
—No exageres, tonto—Me aferré a sus hombros, reprimiendo una sonrisa, realmente me gustaba verlo feliz.
—No puedo exagerar si se trata de ti—Mi corazón se sobresaltó, ese tonto no paraba de decir cosas tan vergonsozas. Se separó unos centímetros y levantando mi barbilla unió nuestros labios—Te amo.
Resoplé, sintiendo como se incendiaba mi rostro.
Yo también… Tonto.
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—¿Ya estas listo?—Pregunté tratando de colocarme mi corbata—¿Usagi-san?—Al girarme lo vi, mirando con centellos en los ojos al ramo de flores colocado en un envase de vidrio en medio de la mesa. Desvíe la mirada, muchas personas prefieren los ramos compuestos, pero siempre me gusto la sencillez de un ramo simple—¿Usagi-san?—Cuando me acerque una de mis manos fue capturada, tensandome.
—Estoy listo—Dijo a mi lado con una sonrisa—Sólo que en serio estoy muy feliz—Fruncí el ceño mientras mis mejillas se coloreaban, sabía que replicar no serviría de nada.
—Vamos..—Musité, fue cuando escuché un click, característico. Mi casero le había tomado una foto al arreglo florar y me mostró el resultado orgulloso.
—Lo tendré para siempre—El agarre en su mano se reafirmó, poniéndome mas nervioso—Vamos.
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—Me hace sentir mal que pagues por tu cena de cumpleaños—Murmuré caminando detrás de la joven muchacha que nos guiaba el camino a nuestra mesa privada.
—No te preocupes, con sólo tenerte a mi lado es más que suficiente—Apreté mis puños, eso siempre lo decía, pero yo también quiero hacer cosas por él. Una mano fría se deslizó por mi muñeca hasta tocar mis dedos hechos puño y sin así quererlo mi mano se relajó lo suficiente para recibir la de él.
—Estamos en público—Murmuré.
—Es mi cumpleaños—Me respondió con una sonrisa cínica, suspiré pesadamente mirando hacia otro lado, tuve que aguantar cosas similares todo el día.
Abrió la puerta y dio una reverencia antes de irse. Como siempre Usagi consigue los lugares más caros, era una habitación amplia de color oscuro con velas a los costados, una solitaria mesa en el centro, y un sillón redondo que la cubría por completo, al costado del sillón había repisas con fruta y otra con una botella de vino y dos copas de cristal.
Que romantico..
Mis mejillas se incendiaron ¿En que estaba pensado? Era sólo una cena ¡Una cena!
—¿Te gusta?—Me preguntó mientras sus dedos entrelazaban los míos.
—No deberías estar pensando en mí en este momento, es tu cumpleaños después de todo—Escuché una risa y se adentró a la habitación llevándome con él.
—Siempre estoy pensando en ti—Se giró dejándonos frente a frente—Porque lo único que necesito es a Misaki.
Sus ojos destellaban por la luz de las velas, mirándome directamente lleno de seguridad en sus palabras, aquellos orbes violetas reflejaban tantas cosas, era como si pudiera transmitirme sus sentimientos. Traté de decir algo pero mis palabras se atascaban antes de si quiera formar algo entendible, cerré los ojos apenado.
¿Por qué Usagi-san se obstinaba tanto en perturbarme?
—Tonto, no.. no deberías depender tanto de mí—No quería decir eso, porque a pesar de todo, esos sentimientos me hacían muy feliz, no importaba lo egoístas que fueran, yo quería que Usagi-san sólo me quisiera a mí.
La mano que sostenía la mía me jaló suavemente, abrí los ojos, Usagi me llevaba con tranquilidad por la habitación con una sonrisa tranquila.
—No le veo el problema—Me lanzó una mirada de complicidad—Después de todo Misaki siempre estará a mi lado.
El agarre entre nuestras manos se hizo más fuerte, no sabiendo quién de los dos lo había hecho.
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—Usagi… deberíamos comer..—Murmuré separándome unos milímetros de sus labios—S..se va a enfriar—Estábamos sentados en sillón demasiado juntos, me mantenía a esa distancia por uno de sus brazos que me tomaba de la espalda y otra de sus manos se encontraba en mi pierna.
—Está bien—Dijo antes de volver a mis labios, cerré los ojos cuando se adentro a mi cavidad, su lengua estaba tan caliente, me quemaba, siempre fue un misterio él como lograba sumergirme en sus deseos, como un simple beso se volvía una batalla por dominancia. Y aunque no lo quisiera admitir, los dos sabíamos quién sería el victorioso.
Me separé cuando mi aliento no dio para más, él también se miraba agitado, desvié la mirada al ver como su pecho se movía agitadamente de arriba abajo, como las ligeras gotas de sudor comenzaban a formarse en su frente todo aunado a esa sonrisa complacida que cargaba, todo era demasiado erótico.
Con mi manga limpié los rastros de saliva que aún tenía en mis labios. Pensé que iba a estar a salvo de Usagi-san mientras comíamos pero a como estábamos sentados sabía que era imposible. Le di unos cuantos bocados a mi comida, sabía muy bien, él siempre sabía que pedirme cuando veníamos a lugares donde la comida tiene nombres tan extraños.
Usagi sirvió mi copa de vino, a lo que le di una mirada de desconfianza.
—¿Qué?—Me devolvió una sonrisa divertida.
—Me quieres embriagar..—Le respondí pasando de lado la copa de vino para mi vaso con agua—No caeré en tu juego.
—¿Oh?—Respondió sin cambiar su expresión—¿Y por qué quisiera embriagarte?
—No te hagas el inocente.
—Dime, realmente no lo sé—Rió tomando de su copa de vino, esté tipo sólo sabía cómo hacerme enfadar.
—Pues..—Mis mejillas enrojecieron—Como.. las anteriores veces…—Desvié la mirada tensándome—Para.. aprovecharte de mí.
Se rió enrojeciéndome todavía más, me giré hacia él bruscamente.
—¡Cállat..!—Me interrumpió tomándome de los hombros acercándome bruscamente a su pecho, sus labios pasaron por mi frente y se deslizaron rozando mi piel hasta llegar a mi oído, estaba completamente paralizado con el corazón en la mano.
—No ocupo del alcohol..—Susurró seductoramente—Para aprovecharme de ti..—Concluyó con una risita que más que molestarme me excito sobremanera.
¿Qué pasa conmigo? ¡Compórtate Misaki!
Lo separé con mis dos manos mirándolo retadoramente.
—No me subestimes, ¡Yo p..po..podría aprovecharme de ti cuando sea!—Resopló—¡Es verdad!
—Seguro, seguro..
Mi sangre hirvió, le demostraría que se equivocaba.
—¡Ya verás!
—¿Qué veré?—Se acercó todavía más al punto de rosar nuestro cuerpo con el otro, traté de alejarme pero fue inútil, lo único que conseguí fue quedar casi acostados en el sofá que compartíamos—No te fuerces Misaki, todavía.. no puedes estar tan cerca de mí.. sin temblar.
¿Estaba temblando?
—Eso.. es.. porque..—Ah.. su aliento dejaba mi mente en blanco—No tienes.. vergüenza.. Simplemente.. no me dejas… moverme.. No me dejas… ni siquiera intentarlo—Cerré los ojos avergonzado.
—¿Hum? ¿Es.. mi culpa entonces?—Murmuró, era mi imaginación o cada palabra la decía aterciopelada, tan caliente y sensual, soltó una risita—¿Qué te gustaría intentar?
Tragué saliva, mi voluntad estaba flaqueando, abrí los ojos pero me rehusé al ver al ser tan imponente que me tenía acorralado. Ocupaba aire fresco o iba a enloquecer.
—Yo.. Quería—Dios.. sentía como su mirada me atravesaba— etto… con.. mi.. boca…—Cerré los ojos ¿¡Cómo se supone que iba a decir eso!?
—¿Con tu boca..? ¿Qué cosa?
Negué con la cabeza, era imposible que esas palabras salieran de mis labios.
—Si no puedes decirlo.. ¿Cómo quieres hacerlo?
—Usagi.. san.. Tonto…—Me dejé caer en el sofá cubriendo mis ojos con mis brazos—¡Por eso digo que no me dejas hacer nada! Esas cosas no se pueden decir en un lugar como este ¡Tonto! ¡Estúpido!—Solté calmándome, sin duda esos centímetros que obtuve me dieron el aire que necesitaba.
—¿Cómo puedes ser tan lindo?—Quité mis brazos para encararlo, pero su sonrisa me detuvo, depositó un beso en mi frente—Comprendo lo que trataste decir—El sonrojó volvió—Sí realmente quieres intentarlo… Puedo ayudarte.
Demonios…
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Continuamos la cena, trataba de comentar todo lo posible para que se olvidara aquella idea, hasta intenté que tomara más alcohol de la cuenta, pero bien sabía que sería imposible, si alguien tenía resistencia de todos los que conocía, ese era el gran Usami-sensei.
En cambio a mí con unas pocas copas me estaba afectando, aunque quizás no era tan mala idea, si en verdad… Lo iba a hacer. Pasó un escalofrío por mi cuerpo ¿Lo iba a hacer? Ya lo había dicho ¿Por qué tuve que sugerirlo?
Estaba recostado en el pecho de mi casero, ya habíamos terminado de comer, sólo esperábamos a se terminara su última copa de vino. Sobre la ropa, sentía su fuerte pecho, mentiría si dijera que su cuerpo no me… gustaba. Bajé la mirada, llevándola a su entrepierna, cerré los ojos de inmediato avergonzado.
¿Puedo hacerlo?
En anteriores ocasiones lo había tocado, estaba tan caliente.. y palpitaba. Usagi todo el tiempo me lo hace… Por eso, tenía curiosidad, porque él no sólo lo hace por mí… Sino que lo disfruta y.. no lo entiendo.
Y no es como si pudiera preguntarle.
—Misaki…
—¿Hum? ¿Qué pasa?
—Nada, sólo te quedaste callado de repente—Su mano se metió entre mi cabello y comenzó a acariciarme, con sólo esa sensación podía adormecerme.
—Ah.. no me di cuenta—Me reí nerviosamente—Usagi-san..
—Dime.
—¿Te la pasaste bien.. en tu cumpleaños?
—Pero que tonterías dices—Dejó la taza vacía sobre la mesa—¿Cómo podría pasármela mal si estás a mi lado?
Me hundí en su pecho—Pero…En todo el día no hicimos nada..
—Claro que si, probé tu comida, te bese, abracé y te hice de to..—Coloqué mis manos sobre su boca, afiló su mirada y me quitó la mano, dejando ver su sonrisa lasciva—Además no hables como si el día hubiera acabado.
Me cohibí.
—¡Ah! ¿De qué hablas?
—No te olvides…—Tomó mi mano y lamió todos mis dedos—Que me debes un regalo.
—Ah.. sobre eso..
—¿No puedes?
—¡Claro que si!—¿Qué estoy diciendo?—Sólo… no.. sé.. hacerlo.
¡Deja de cavar más profundo tu tumba!
—Yo te ayudaré—Esa sonrisa no me agradaba.
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El aire era tan caliente juraría que los vidrios se encontraban empañados, si tuviera un poco de cordura pudiera verificarlo, estábamos en el asiento trasero del auto de Usagi, tan sólo cuando nos acercamos al carro me empujó besándome con fuerza, no sé si fue el alcohol lo que me hizo corresponder ese acto en un sitio tan público pero fue lo que me condenó, puso una de sus piernas entre las mías rozando mi erección, pasé los brazos alrededor de su cuello, sus besos siempre eran tan apasionados y deliciosos, el calor intenso de su cuerpo me incitaba, un pequeño jalón de su corbata para acercarlo más, lo desato la lujuria de mi casero, abrió la puerta del asiento trasero y me empujó sin piedad, con el susodicho acorralándome bajo su cuerpo, entre mis piernas. Eso me llevaba a ese momento donde se encontraba abrazándome posesivamente, con nuestros labios unidos desesperadamente, mi ansiedad de hace unos minutos quedó olvidada al sentir la suavidad de sus labios.
Gemí de gusto cuando sentí su lengua explorando dentro de mi boca, posteriormente suspire al sentirme erecto.
Qué vergüenza.
Siempre me pasaba igual, a pesar que Usagi sea mi pareja y que hubiéramos hecho cientos de veces. Una mano pasó por mi cabello y me acercó todavía más, nuestros labios se movían al unísono así como nuestras ansiosas lenguas buscando más.
—Ahm..—Gemí cuando comenzó a bajarme el pantalón.
La insinuación era obvia, la situación era obvia y a pesar de eso..
—U..Usagi..—Me separé, por poco me vengo al mirarlo, agitado, con su cabello mojado en sudor pegado a su rostro con su mirada profunda llena de deseo.
Me besó mi oreja y bajo hasta mi cuello.
—Dime—Susurro sensualmente, y yo.. ¿Qué iba a decir? Ah.. Si.
—N..no deberíamos..—Musité.
—No deberíamos pero aún así lo hacemos—Soltó una risita y continuó repartiendo besos en mi cuello. Sus manos comenzaron a deslizar mi pantalón por mis piernas, me queje cuando mi erección fue liberada, de nuevo esa vergüenza al verme descubierto. Una vez estaba sin ropa interior nos incorporamos en el asiento y así fue como con toda la facilidad posible me quito mi saco y mi camisa, así como le ayude tembloroso a quitarse sus prendas.
No era la primera vez que lo miraba desnudo pero... Siempre verlo era impresionante. Me acercó hacia él para besarme y para juntar nuestros miembros y acariciarlos, gemí y sin así quererlo movía mis caderas. Más que su mano me enloquecía sentir su caliente miembro sobre el mío. Mordí mi labio inferior y saqué algunos gemidos intentando bajar la voz, lo menos que quería era que alguien en la calle nos escuchara.
Se separó unos centímetros de mí, mirándome con esa sonrisa complacida.
—Dijiste que querías intentarlo—Susurró enrojeciéndome por completo, mi sonrojo no se hizo esperar, debí haberlo supuesto—No te presionaré —Me volvió a besar, sentándose y llevándome consigo, podía sentir su miembro, tampoco era la primera vez que lo sentía, después de todo llevaba con Usagi-san cuatro años como amante.
Entonces ¿Por qué era tan difícil?
—Si.. D..dame… algo de tiempo—Titubeé nervioso. Jadee al ver su cuerpo tan de cerca, como podía ese cuerpo tan perfecto... Completamente esculpido.
—¿Te gusta lo que ves?—me preguntó divertido.
—Cla..claro que no ¡T..tonto!—Grité sin sonar muy convencido.
¿Realmente lo voy a hacer?
Puse mis manos en sus muslos, me tensé incluso más que Usagi al sentirme. Miré su miembro tan erecto y palpitante. Gemí la excitación me estaba matando, bajé hasta tocar con mis labios sus abdominales, su piel estaba tan caliente, saqué mi lengua probando su abdomen esculpido, mi aliento se hacia más profundo cada centímetro que bajaba, mi pene palpitaba en excitación, gemí al sentir su cabeza rozar mi cuello, suspiré y lo tomé con una de mis manos, bombeándolo mientras me acercaba, finalmente llegué, parecía que tenía su propio calor, con mi lengua toqué la base jadeando, cerré los ojos, no podía ver lo que estaba haciendo.
Saqué mi lengua por completo para probarlo, tenía un sabor salado y amargo, bastante extraño, nunca me lo hubiera imaginado, lo recorrí por completo con mi lengua, cuando escuche el primer suspiro de mi casero me endurecí más de ser posible.
Una de sus manos pasó por mi cabello, lo que me dio pauta a introducir su miembro en mi boca.
—Misaki..—Gimió mi nombre, solo pude cerrar los ojos en vergüenza. Comencé un vaivén lento intentando no ahogarme, aun no concebía como ese gran y poderoso miembro cabía en mi interior—Justo así, tómalo de la base con tus manos—Me ordenó, luego baje más mi cabeza, estaba tan caliente que me quemaba, era una sensación que conocía tan bien al sentirlo dentro de mí, cuando me penetraba sin piedad, recordaba ese ritmo desenfrenante. Gemí recordándolo, ese placer, que provenía de ese miembro. Imité el ritmo con mi boca con mis manos en su base masajeándolo, mis caderas se movían, sentía que me penetraban lo que me hacia gemir en medio de mi trabajo.
Era delicioso.
Fue cuando me percate que los dedos de mi casero estaban entre mis glúteos.
—Misaki.. lo haces muy bien..—Murmuró adentrando más sus dedos, sus caderas se empezaron a mover, jadeé, nunca había visto algo más erótico. Tuve que contenerme para no venirme en el acto. Chupaba, succionaba y me movía, era completamente adictivo, no podía detenerme, fue cuando Usagi me sacó, la saliva se escurrió por mi barbilla hasta llegar al asiento, no me había percatado del desastre que había hecho. Un enorme sonrojo cruzó mi rostro.
—L..lo siento—Murmuré apenado.
—¿Hum?—Me miró confundido antes de acercarse para tomar mis labios—¿Lo sientes? ¿Por qué?
—El..el asiento.
—Ah.. No importa, de igual manera lo dejaremos todavía más sucio—Se río acostándome en el asiento poniéndose sobre mí, me estremecí al sentir su piel junto a la mía—Lo hiciste muy bien, para ser tu primera vez, me impresionas Takahashi-kun—Sonrió haciendo presión sobre mí, tomando mis piernas y separándolas un poco más, cerré los ojos avergonzado—Pero ya no aguantaba, si te pudieras mirar en este momento—Gruñó en mi oído—Te ves completamente violable, que ya no puedo resistirlo.
Mi corazón se quiso salir, mis hormonas me estaban quemando, sin darme cuenta estaba clavando mis uñas en su espalda, esperando con ansias como su miembro se adentraba en mi entrada.
Gemí de placer puro, arquee mi espalda y jadee su nombre. Oh dios.. ¿Cómo podía sentirse tan bien?
Tomó mis piernas y comenzaron las embestidas, tan suaves y profundas, me había olvidado de bajar la voz, se sentía tan bien como se enterraba en mí, el aliento me faltaba, solo podía pensar en Usagi.
—Misaki..—Dijo mi nombre antes de adentrarse profundo—Te amo tanto, gracias por estar.. conmigo.
—N..no ocupas.. Agradecer, tonto..
Usagi se río y bajó para besarme mientras continuaban las suaves y acompasadas embestidas.
Eran escalofríos uno tras otro, en el toque de nuestras lenguas, el cómo violaba mi entrada, el agarre en mis piernas, su mirada atenta a mis expresiones.
—Usagi..—Volviendo a contenerme, cada vez era más difícil.
—No te contengas.. Vente—Me murmuró antes de volver a tomar mis labios, aunque me dijera eso…
Mordí su labio cuando tocó mi próstata, y lo bese con más intensidad, oh.. Como me podría venir sintiéndome así de bien.
Me tomo una de mis mejillas y me siguió el beso, creo que lo encendí más con aquella mordida, con frenesí me embistió, duro y profundo, al ritmo del aquel beso desenfrenado.
—Usagi-san..—Gemí—Duele..
No me espere que me hiciera caso si quiera, pero dichas mis palabras salió de mi por completo y me giro en el asiento dejándome en 4, dándole la espalda, sin esperar más volvió a penetrarme al mismo ritmo sin embargo podía entrar con mayor facilidad.
—¿Así está mejor?—Me preguntó, tomando mis caderas con sus manos llevando el ritmo.
Una oleada de vergüenza lleno de nuevo pero me limite a contestar.
—Si—Murmure entre suspiros.
En esa posición podía penetrarme mejor y más rápido. Di un sobresalto cuando su mano capturo mi miembro y gemí alto, esa sensación volvió a mi estomago y esta vez se sentía arder.
—Si que estas choreando el asiento—Murmuró bombeándolo como siempre con su maestría en ello.
—L..lo siento, n..no puedo… evitarlo..
Lo siguió masajeando haciéndome apretar el asiento con mis uñas.
—Está bien—Gimió apretando mis muslos—No esperaría menos—Soltó una leve risa y me empujó con fuerza dejándome caer en el asiento, Usagi-san era tan dominante, jadee tratando de seguir su ritmo, dejándome llevar por la mano en mi miembro—Oh.. Misaki, eres tan sexy.
¿Sexy?
Jadeaba y gemía, Usagi entro profundamente arqueándome, aquella piscina hirviendo se esparció en mi abdomen y se concentró en mi miembro, como si lo supiera Usagi me masturbó con más fuerza, tire la cabeza para atrás, y como en cámara lenta cada fibra de mi cuerpo se contrajo, mis ojos se voltearon, apreté el asiento y mi pezón entre mis dedos. Y en un estremecimiento deje salir toda mi esencia en el asiento.
Unos gruñidos justo después de liberarme Usagi se dejo venir dentro de mí, llenándome por completo.
Fue cuando me di cuenta de mi agitado de lo agitado que estaba, apenas tenía aire. Usagi salió de mí y me jaló a su pecho, dejándonos caer en el asiento trasero acomodándonos cómo podíamos, me acaricio mi cabello y abrió solo un poco la ventana dejando salir todo ese aire caliente que nos rodeaba, pero así mismo dejo entrar el aire frío del cual nos protegían las ventanas.
Usagi me jaló todavía más y nos tapó con su saco. Suspiré apoyándome en su hombro, no quería pensar en el trayecto a casa, en el desastre en el asiento, ni siquiera quería pensar en lo que acabamos de hacer. Solo deseaba seguir acostado en él y que me arrullara con sus caricias, pero aún no podía.
—Usagi..
—¿Hm?—Estaba con los ojos cerrados apoyado en mi cabello.
Sin moverme mucho alcancé el sacó de mi traje y de una de las bolsas saqué un pequeño regalo.
—Toma.
Abrió los ojos y me quitó el regalo de mis manos.
—¿Otro más?
—¿Otro?..
—Las flores, la fela..—Le volví a tapar la boca, sólo sabía decir cosas vergonzosas.
—Cállate y ábrelo—Le ordené desviando la mirada enojado. Nervioso esperé a que terminara de romper el papel y quitar el moño—No tengo tanto dinero—Me excusé antes de que dijera algo—Dándole la espalda.
Me sobresalté al escucharlo reír, el rubor cubrió toda mi cara, yo sabía que no era un buen regalo. Me abrazó recargando su barbilla en mi hombro.
—Me gusta..
—Mentiroso.
—En serio me gusta.
Bajé mi mirada donde tenía la pequeña caja abierta, era un pisacorbatas de plata.
—Entonces ¿Por qué nunca usaste uno?
—Nunca se me ocurrió—Me abrazó con más fuerza llevándome consigo en el asiento—Me gusta, pero me hubiera gustado más que en vez del grabado de "Usami Akihiko" dijera "Takahashi Misaki"
—Eso no hubiera tenido sentido—Lo miré enojado.
—Claro que si, todos hubieran sabido que soy tuyo—Apreté mis puños en mi regazo, ese tipo…—Pero me gusta el pequeño oso que esta al final.
—Fue muy vergonzoso pedir ese grabado ¡D..de..debes valorarlo!
—Lo hago, gracias Misaki, tendré que compensarte por ello—Sus manos pasaron por mi abdomen.
—¿EH? No ¡Mejor vamos al departamento!
—Para que esperar.
Ah… como siempre no puedo escapar de las garras del gran Usami sensei, sobre todo porque mientras que él sea feliz si estoy en sus garras no puedo resistirme a adentrarme en ellas.
