Aloh, bueno, antes de empezar, no creo que esta "historia" sea buena ni nada, pero de todas formas quería probar el editor. También quiero decirles que no es recomendable para las personas sensibles a la muerte, para las que les parece algo trágico, o que simplemente les es algo indiferente
Muerte a la luz de la Luna.
Mi corazón late rápidamente, aún no puedo creer lo que he hecho. Su cuerpo aún está tibio, y la sangre que emana de su pecho se dibuja en finos hilos escarlata sobre su piel desnuda, cayendo finalmente sobre mi ropa, tiñiéndola del vino con que tanto amé embriagarme.
No siento culpa ni remordimiento, sólo puedo mirar su figura inerte sobre el pasto y disfrutar de su patética hermosura.
Si tan sólo me hubiera escuchado. ¿Por qué me obligo a hacer esto? No quería matarlo, pero verlo ahí, con ella... No pude soportarlo, simplemente dejé que mis instintos me llevaran.
No mentiré, escuchar sus súplicas empañadas por el dolor me hacían ser más cruel, disfrutar cada vez más con su sufrimiento. Lo hice suplicar, gritar mi nombre en su agonía hasta que finalmente su voz se extinguió bajo el frío metal de la daga, y sólo quedó el ruido del viento a través de los árboles para acompañarme.
Lo amé, siempre lo hice, pero él me traicionó, me engañó, me usó... y nadie le hace eso a un Malfoy sin pagar el precio.
Su cabello aún guarda su esencia: el delicioso aroma de la lujuria. Sus labios aún están rojos. Que lástima que fruta tan delicada no vuelva a ser profanada de nuevo. Y porque le di mi amor, quería hacerlo mío, que sintiera lo mismo que yo sentía, y siempre lo he querido, por eso también lo maté: por ese amor. Tenía que sentir el mismo dolor que yo cuando lo encontré a solas con ésa; que sintiera el dolor que causa el filo de la traición, de esa misma que cortó mi pecho y desangró mi corazón, dejando destilar la poca piedad que había en mí. Aunque debía hacer la gélida agonía más real, mucho más real.
Y claro que no iba a dejar que muriera con la marca de alguien más que la mía, y lo tomé. No como lo hice antes, sino como me mandaba aquel demonio furioso que me poseía: con un terrible sadismo, y lo hice mi víctima.
No menos de lo que se merecía...
Ahora lo veo, tan inocentemente dormido sobre el pasto húmedo, cubierto bajo la luna de plata que tantas veces fue nuestro testigo. El viento canta su nombre en mis oídos, con una melodía macabra acorde a la muerte de mi pobre ángel, a quien siempre recordaré con algo más que la simple memoria.
Y lo amo más que nunca, porque ahora es mío y nunca nadie podrá quitármelo de nuevo ...
N/A: Si alguien tiene algún comentario... ya sabe, hágame pedazos.
