Aunque no especifico dentro de la lectura, esta historia la hice pensando en Itachi y Sasuke.
Los personajes no me pertenecen, hago esto sin fines lucrativos.
Morir por un instante
Y otra vez estamos aquí, en la oscuridad acogedora de tu habitación. Otra vez con la luz que se cuela traviesa por entre las cortinas de la ventana —porque es de día, pero queremos [quiero] hacer como si fuera de noche para ocultarnos [ocultarme] entre las sombras.
Me acercó con apremiante necesidad, y me envuelves con tus brazos en cuanto me tienes lo bastante cerca, te aferras a mi cuello y yo me embriago con tu adorable aroma mientras te rodeo por la cintura y nos sentamos en tu cama, único testigo del delirio del que somos [soy] victima.
Nuestros labios se unen en un instante, y nos perdemos en un beso húmedo y cálido de fascinantes sensaciones, nuestros cuerpos se juntan irremediablemente, me acaricias la espalda y yo bajo las manos imprudente para tocar tus glúteos. No lo impides, no te molesta [¿por qué?] que mis intenciones sean más carnales y menos puras que las tuyas, en cambio tu cuerpo se estremece complacido por el tacto y profundizas más ese beso que me roba lo poco que me queda de aliento.
Te recuesto sobre la cama y continuamos con nuestro ritual de besos y caricias, que poco a poco pierde todo lo tierno y romántico que alguna vez tuvo [¿lo tuvo?] para convertirse en un intercambio de lascivos y deliciosos roces, que arrancan inaudibles gemidos de nuestro labios. Pronto la ropa comienza a sobrar y desaparece de forma lenta e inevitable. Nuestra piel se toca con libertad, el calor aumenta, y el ruido se eleva y la erección en mis pantalones es prueba fehaciente de que necesito tomarte.
Tu cuerpo también ha reaccionado y me implora que lo haga mío justo como yo deseo.
Quiero estar dentro de ti [¿quieres que esté dentro de ti?].
Y otra vez estamos ahí [estoy ahí] hundiéndome de nuevo en tu carne mientras oculto mi mirada de la tuya, y gritas mi nombre como una imprecación que recalca nuestro errores [los míos] pero que de todos modos sabe a gloria porque es miel pura la que escoa de tus labios.
Grito a tu lado, en una sinfonía de blasfemias que nunca debieron haberse escuchado sobre la tierra, me retuerzo junto contigo en el pecaminoso placer de nuestro amor.
Y me odio, me odio por arrancarte esos suspiros que no deberían ser míos, me oído por lastimarte, por hundirme en tu interior y romperte en mil pedazos, por resquebrajar tu piel con el manoseo sucio de mis manos. Porque te hago daño, te lastimo, me lastimo, y deberías odiarme por quererte, y deberías negarte a complacer mis enfermas vejaciones, pero estás ahí, rugiendo conmigo mientras el orgasmo se siente cerca.
Y me obligas a mirarte, me obligas a mirar tus ojos negros, oscuros, profundos…¡Y tan iguales a los míos! ¡¿Por qué no me odias? ¡¿Por qué no me alejas? ¡¿Por qué dejas que tu estúpido, estúpido hermano mayor te profane de tal modo?
Y el mundo se desmorona al observarte, pero me sonríes [¡¿Por qué?] y pronuncias de nuevo mi nombre cuando el orgasmo nos golpea a ambos…
Es ahí cuando mi espíritu descansa [no lo merezco], es en ese instante en que me permito perderme en tu bella mirada sin sentirme un depravado pecador, en ese momento en que mi cuerpo y el tuyo se relajan en perfecta sincronía, disfrutando del placer que nos recorre de arriba abajo.
Ahí en esos segundos en que nada existe, en que dejo de pensar y dejas de ser mi hermano menor: Ahí donde todo acaba, ahí donde nada está mal, ahí donde muero por instante.
Espero hayan disfrutado al leerlo tanto como yo al escribirlo. Se aprecian sus comentarios.
