Las guerreras mágicas regresan a Céfiro... otra vez.
Todos los personajes pertenecen a CLAMP, excepto Devon que es mío, yo solamente los uso para esta historia.
Capítulo 1:
Han pasado cinco años desde la pelea contra Debhoner, Lucy, Marina y Anaís aun siguen viéndose todos los sábados en la torre de Tokio donde conversan de todo un poco y recuerdan sus aventuras en Céfiro.
Es sábado y las chicas quedaron en encontrarse a las dos de la tarde en la cafetería de la torre.
A las doce del mediodía en casa de Marina. Su padre acaba de llegar para almorzar como todos los días. Marina se sentó y comió en silencio, después que terminó de almorzar se levantó de la mesa y fue a su habitación, allí sobre su mesita de luz hay una foto de ella junto a Lucy y Anaís. Marina tomó la fotografía y la observa haciendo regresar su mente cinco años atrás, cuando conoció a sus amigas y juntas fueron llevadas a Céfiro, recordando todos los momentos gratos y también los difíciles que vivieron allí, así como también a todas las personas que conocieron en ese lugar. Especialmente a alguien a quien extraña mucho, la persona que le robó el corazón.
-Ojalá pudiéramos volver...- suspiró melancólica volviendo a dejar la foto en su lugar.
Marina tomó su abrigo, bajó las escaleras y ya en el comedor le dijo a su mamá:
-Mamá, ya me voy.-
-¿Hoy también vas a la torre hija?.- preguntó la señora Ryuuzaki.
-Si mamá nos vamos a juntar a las dos de la tarde con Lucy y Anaís.-
-¿Qué es lo tan especial que tiene esa torre?.- preguntó el padre de Marina dejando de lado su periódico.
-Es que fue allí donde nos vimos por primera vez y nos hicimos amigas.- explicó la joven.
-Aun no entiendo como se hicieron tan amigas en solo una hora.- expresó el señor Ryuuzaki pensativo.
-Es algo difícil de explicar papá.- respondió Marina esquivando la mirada de sus padres.
-Solo espero que todo esto sea cierto y no sea que vas a encontrarte con algún muchacho en vez de tus amigas.- bromeó el señor Ryuuzaki.
-Querido no la molestes.- lo retó su esposa con una sonrisa.
-¿Otra vez con eso papá?.-
-Era una broma cariño, por supuesto que te creo.- dijo el padre de Marina dándole un abrazo a su pequeña.
-Gracias, ya me voy o llegare tarde.- dijo la muchacha soltándose gentilmente del abrazo de su padre.
-Adiós hija, ¡cuídate!.- dijo su madre.
-Claro mamá.- respondió la muchacha saludándolos a ambos con un beso en la mejilla.
También al mediodía en casa de Anaís, ésta conversa con su hermana Lulú.
-Esta mañana temprano me cruce a Marina en el campus, me preguntó si ibas a ir a la torre.- dice Lulú sentándose en la cama de su hermana.
-¿Qué le dijiste?.- pregunta Anaís dejando de lado el libro que estaba leyendo.
-Que sí, ¿irás?.-
-Sí Lulú, tengo el presentimiento de que algo ocurrirá hoy.- dice la joven tomando una joya rosa de un cajón.
-¿Te la dio él, verdad?.- preguntó Lulú observando la joya que Anaís guarda con tanto recelo en un lugar privilegiado de su mesa de noche, para tenerla siempre cerca suyo.
-Sí, es un regalo del príncipe Paris.- responde Anaís mostrándole la joya a su hermana.
-De Céfiro.- murmura Lulú sosteniendo la joya entre sus manos un instante y devolviéndosela a su dueña.
-Es por eso que nos juntamos en la torre.-
-Sabes, me alegra mucho que me lo hayas contado todo la otra vez.- dijo Lulú.
-Ya no podía mantener el secreto, necesitaba hablar con alguien que no fueran ni Lucy, ni Marina, se ponen muy tristes cuando hablamos de Céfiro y yo no quiero verlas así.- se sinceró Anaís.
Lulú le dio un cariñoso abrazo a su hermana menor y le susurró: -Gracias por confiar en mi hermanita.-
Después de un pequeño silencio cómplice entre ambas hermanas, Lulú soltó a Anaís:
-Me encantaría poder visitar ese maravilloso mundo.- expresó Lulú con ojos soñadores.
-Es realmente hermoso -afirmó Anaís-, me gustaría regresar.-
-¿Para quedarte?.-
Anaís lo meditó por unos segundos -No lo sé Lulú, quizás si él me lo pide...-
-En verdad lo quieres.- afirmó Lulú.
-Sí mucho, aunque creo que no podría vivir lejos de mi familia.-
-No te preocupes Anaís estoy segura que ya veras como solucionarlo -afirmó con seguridad sonriéndole a su hermana-, ahora prepárate o llegaras tarde.-
-Gracias Lulú.-
-No es nada, cuídate.- dijo la muchacha saliendo de la habitación de su hermana pequeña. Ya en la puerta se detuvo.
-Casi lo olvidaba, recuerda traerme los dulces de la torre, ya sabes, mis favoritos.-
-Por supuesto Lulú, no te preocupes.- le sonrió a su hermana.
Anaís se cambió de ropa, tomó su cartera y finalmente salió de la casa con destino a la Torre de Tokio.
En casa de Lucy, ésta se encuentra peleando con dos de sus hermanos.
-Cameo, devuélveme eso.-exclama Lucy contrariada y saltando para intentar recuperar su pertenencia de las manos inescrupulosas de sus hermanos.
-Ven a buscarlo.- dice Cameo balanceando un extraño medallón fuera del alcance de su pequeña hermana.
-Pásamelo hermano.- pide Maciel.
-Ahí te va.- dice Cameo esquivando a Lucy y arrojándole el medallón a Maciel.
-Basta chicos lo van a romper.- se queja Lucy preocupada.
-No te preocupes, si lo rompemos, te compraremos otro.- afirma Maciel.
-Es que no creo que encuentren otro, es único, además no sería lo mismo.- dice Lucy.
-¿Por qué es tan especial?.- la interroga Cameo deteniendo sus movimientos.
-Si, ¿quién te lo dio?.- se suma Maciel.
-Un amigo.- responde Lucy con rapidez aunque con un ligero toque de rubor en sus mejillas.
-¿Un amigo?.- repitió Cameo.
-¿Cómo se llama?.- inquirió Maciel.
-Se llama Latiz.- respondió la pelirroja.
-Que nombre extraño.- rió Maciel.
-Sí, es muy chistoso.- lo secundó Cameo.
-Oigan no se rían, a mi me parece un nombre muy bonito.- exclamó Lucy.
-¿No será tu novio, no?.- preguntó Cameo.
-¡Claro que no!- dice la joven ruborizándose- dejen de decir tonterías.-
-¡Lucy tiene novio!, ¡Lucy tiene novio!.- corearon infantilmente sus hermanos.
En ese momento entró Saturno quien se asombró al oír eso:
-¿Es cierto lo que dicen, Lucy?.- preguntó Saturno.
-¡No!, ¿cómo piensas hermano?.- responde la muchacha.
-No me molestaría si así fuera, solo que avísame, me gustaría conocerlo ¿sabes?.- dice Saturno.
-Así lo haré, gracias Saturno.-
-Hoy irás a la Torre, ¿verdad?.-
-Es cierto, lo había olvidado, ¿qué hora es?.-
-Pues, una cuarenta y cinco.- le informó su hermano mayor.
-¡¿Qué?!, se me hizo tarde, denme eso, adiós.-
Lucy salió corriendo después de arrebatarles el medallón a sus hermanos.
Ya en la Torre, Marina y Anaís están esperándola.
Lucy lleva puesto un pantalón pescador, una musculosa roja, un par de zapatillas y el pelo suelto, Marina trae un pantalón bastante suelto con bolsillos grandes color beige, una remera de mangas tres cuartos celeste, un par de botitas negras y el pelo atado en una colita alta, Anaís por su parte tiene una camisa verde pastel, un pantalón de vestir y unos zapatos.
-Hola chicas, perdón por hacerlas esperar.-dice Lucy con dificultad aun agitada por la carrera.
-Hola Lucy, te ves agitada, ¿qué te ocurrió?.- le preguntó Marina preocupada.
-Solo mis hermanos, me quitaron el medallón que Latiz me regaló y no querían regresármelo.- informó la pelirroja.
-¿Estás lista Lucy?, tengo el presentimiento de que hoy lo lograremos.- expresó confiada Anaís.
-Sí, estoy lista, hagámoslo.-
Las tres se toman de las manos formando un círculo y dijeron:
-¡Queremos volver a Céfiro!.-
Una luz blanca las cubrió y aparecieron flotando en cielo Cefiriano, Marina es la primera en abrir los ojos.
-¡Chicas miren!, ¡regresamos! -exclamó feliz Marina- Céfiro está más lindo que nunca.-
Lucy y Anaís también abrieron los ojos y miraron asombradas el hermoso paisaje, hasta que Anaís dice: Chicas, no quiero ser aguafiestas, pero estamos flotando y no podemos bajar.-
-Llamen a sus genios.- dice Lucy.
-Eso haría si tuviera mi guante.- responde Marina.
-Es cierto Lucy ya no tenemos nuestros poderes, ¿qué vamos a hacer?.- pregunta Anaís.
-No lo sé,..., esperen aún tenemos nuestra fuerza de voluntad, quizás podamos hacer algo.- exclama Lucy.
-Podría servir, hagámoslo.- dice Marina.
Las tres cierran los ojos y se concentran, logrando así bajar suavemente al suelo.
-¡Lo logramos!.- grita Lucy.
-No es mi intención arruinar tu felicidad, pero estamos perdidas Lucy.- le informa Marina.
-¿Dónde estamos?.- se pregunta Anaís.
-Parece el bosque del silencio.- opina Lucy.
-Tienes razón, y si es así deberíamos buscar la casa de Presea, ella podrá ayudarnos.- afirma Marina.
-No creo que la casa de Presea siga en el mismo lugar que hace cinco años atrás.- opina Anaís.
-Puede ser, pero creo que no perdemos nada con intentarlo.- dice Marina.
-Es verdad, ¡vamos!.- expresa Lucy al tiempo que comienza a correr junto a Marina, y Anaís las sigue más atrás.
Notas de la autora:
Bueno este es el primer capítulo, espero que les haya gustado, esta historia fue la primera que publique hace algunos años en una página exclusivamente de guerreras mágicas, en esa época no pude terminarla y espero poder hacerlo ahora. Mi modo de escritura ha cambiado un poco con los años, así que probablemente se den cuenta cuando se me acaben los capítulos viejos que ya tengo terminados, los he modificado pero muy poco, solo lo suficiente para que el formato coincida con mi formato de escritura actual. ¡Ojalá les guste y espero impaciente sus reviews!
Yuzurika
