Hola lectores, lectoras y lector anónimo, hoy les traigo un pequeño Three-Shot como parte de mi participacion de un reto en el foro favorito de toda la familia :D
También debo agregar que, este Three-Shot es parte de un reto aparte con la actora Ryuunoko, la cual es una excelente autora y espero puedan ir a su cuenta a ver sus fics, son muy buenos :D, desde aca te mando un saludo y te deseo toda la suerte del mundo.

Bueno, espero que esta historia les guste tanto como a mi me esta gustando escribirla, un saludo y nada, nos leemos en la siguiente oportunidad :D, paz.

Disclaimer: Pokémon no me pertenece, los personajes aquí expuestos son propiedad de Satoshi Tajiri

Advertencias: Three-Shot ButtShipping (GoldxBlue) WildSideShipping (GoldxSapphire) y GoldxLyra

Nota: Este fic participa en el reto "Agosto de Innovación" del foro "DexHolders del prof. Oak".


Megalómana

Capítulo I: El forastero

—¡Las tribus y gente de Hoenn se ha levantado contra Luminalia y lo han traicionado. El pueblo de Luminalia ha ordenado que haya guerra contra Hoenn, y estando el senado de acuerdo, yo, junto con el pueblo luminalio, declaramos la guerra contra el venerable pueblo de Hoenn ¡Y yo la comienzo!

En una turbia noche de invierno, el joven emperador del mayor imperio del mundo antiguo, X, declaró formalmente la guerra al imperio de Hoenn en el senado, disparando una lanza con punta mojada de sangre a la pared del recinto.

El imperio de Luminalia fue uno de los más poderosos imperios que ha existido jamás. Un imperio que estaba destinado al éxito y cuyos dominios iban más allá de Kalos, extendiéndose por todo el sur de Sinnoh, el suroeste de Johto y el norte de Hoenn. Luminalia tenía bajo su control a prácticamente todo el mundo conocido.

El centro de Hoenn era el único pueblo que se rehusaba a ser completamente dominado por Luminalia. Sus relaciones con el imperio eran alianzas para evitar el control por parte del imperio, alianzas orquestadas por la reina del pueblo de Hoenn, Blue.

—Parece que el senado ya tomó su decisión. —Un joven de ropas negras se alejó de los senadores luminalios —La guerra ha comenzado.

El joven salió del senado directo a una habitación aislada del hermoso recinto blanco, una habitación probablemente destinada a visitas especiales debido a sus impecables muebles. El joven se despojó de sus ropas negras, dejando ver sus extraños pantalones cortos de color dorado, camisa color rojo y un extraño collar con una esfera en su centro.

—Hoopa, te invocó ahora amigo —elevando sus manos en señal de respeto.

Detrás del chico, un aro de oro se materializó y de él emergió el Pokémon con una sonrisa de alegría al poder ver a su amigo, mientras disfrutaba de un pan que seguramente había robado.

—Espero que hayas disfrutado de los placeres de Luminalia amigo, ahora tenemos que ir con la reina para conseguir ese barco de oro —el chico de cabello azabache le guiñó un ojo al Pokémon.

El Pokémon lanzó uno de los aros que tenía por pulsera para abrir un portal a donde residía la reina de Hoenn, Ciudad Canal.

Tanto el chico como el Pokémon atravesaron el portal para encontrarse con los pasillos del palacio del emperador Green; pisos de cuarzo completamente deslumbrantes, pilares de hormigón típicos de la arquitectura de Luminalia, cuadros de diversas deidades luminalias y puertas de abedul con hermosos tallados, era lo que podían ver el extranjero y su Pokémon.

Los dos decidieron entrar a una habitación vacía y ahí pasar la noche. Hoopa pondría un portal en la puerta que conectaba con un lugar muy lejos del mundo conocido, así ambos podrían descansar sin ser interrumpidos. Mañana tendrían un día realmente agitado.

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Las mañana llegó finalmente, con una trágica noticia traída desde Luminalia. El emperador X, había declarado la guerra a Hoenn y lo peor era que la reina de Hoenn estaba en territorio de Luminalia, cosa que preocupó sobradamente a Blue.

—¿Estáis seguros de lo que esta información es verídica? —con rostro de preocupación, la reina comenzó a sudar frio.

—Así es mi señora, X, ha mandado una flota de 200 barcos para bloquear las salidas del mar —el mensajero real le mostró la carta que le habían mandado desde la capital.

—Debí habérmelo esperado, ese infeliz sólo esperó a que mi marido muriera para quitarme a mi pueblo. —Enojada, lanzó la carta al suelo —Llama a los centuriones para planear cómo salir de esta trampa.

El mensajero salió de la habitación real, dejando a una Blue completamente rabiosa por la noticia. Desde que su marido murió a traición en el senado, las relaciones con el emperador eran muy malas y no lograban acuerdos significativos. X, tenía un sólo ideal para el imperio, luminizar todo el mundo, y eso involucraba conquistar Hoenn por completo.

Entre la desesperación de la reina y estando al punto del colapso nervioso, el joven forastero finalmente hizo acto de presencia, siendo rápidamente detenido por las afiladas lanzas de los guardias.

—Oigan tranquilos grandulones, sólo vengo a salvar sus vidas —tragando el último pedazo de pan que había robado de la cocina.

La reina no se vio interesada en el joven hasta que mencionó lo de "salvar sus vidas", por lo que le pidió a sus guardias que dejaran pasar al extraño extranjero.

—Buenos días reina de Hoenn, debo admitir que se ve mucho más hermosa lo que dicen en Luminalia —con un gesto burlón se presentó.

—En cualquier otro momento aceptaría tu cumplido, pero estoy en momentos críticos, así que sé rápido con lo que sea que quieras decirme.

—Tranquila su majestad —el chico se acercó a la mujer mientras su Hoopa apareció detrás de él —vengo a hacerle una oferta que no podrá negar.

Blue se sintió desconcertada al ver a Hoopa. Jamás en su vida había visto ese Pokémon, pero su atención se centró más en el collar que el joven traía puesto. Sentía como si lo hubiese visto en otra parte.

—¿Qué clase de oferta tienes, forastero?

—Verás, allá afuera hay una flota de 200 barcos luminalios listos para atacar cualquier barco hoenniano, por lo que sus posibilidades de escapar son muy limitadas. —Sentándose en una de las sillas reales cercanas —Te ofrezco la oportunidad de salir de Ciudad Canal sin ninguna baja.

Blue no puedo evitar sacar una leve carcajada ¿cómo rayos un simple forastero destruiría a 200 navíos? Era muy irrisorio —Perdona que me ría ¿cómo se supone que nos sacarías de aquí?

El forastero sonrió confiado y salto de su asiento para llamar a Hoopa, el cual lanzo uno de sus aros encima de la mano del azabache para abrir un portal, el cual dejó caer una esfera de color azul con un el símbolo alfa. Blue sabía lo que era ese objeto, lo que la hizo asustarse y retroceder.

—¿Por qué un forastero como tú tiene el amuleto de la diosa Anuket? —la bella reina se puso firme.

—No soy un simple forastero, el amuleto de Anuket, Poseidón, Neptuno o como lo llamen, ha estado en mi poder desde hace mucho tiempo y con él puedo invocar a la deidad en cuestión —el chico metió su esfera en el bolsillo.

La castaña estaba demasiado sorprendida por todos los acontecimientos que estaban pasando en tan corto tiempo; la guerra con X, los barcos y ahora un forastero con un objeto místico. Pero sabía que no podría desaprovechar la oportunidad de salir ilesa, aunque eso involucrara confiar en un extraño, de todas formas no tenía muchas opciones.

—Tu plan de ayuda suena tentador, pero no me has dicho que quieres a cambio —cambiando su tono de voz a uno más calmado.

—Hay muchas cosas que podría pedirle a una reina de tu clase, pero me limitaré con un barco lleno de oro —el azabache observó todos los objetos preciados que tenía la reina —me darás un barco tuyo con todo el oro que se encuentra en este palacio, o almenos hasta la mitad del barco, y en Hoenn terminarás de llenarlo y estaremos a mano.

Blue lo pensó sólo un momento y aceptó la grandiosa oferta, el tesoro de Hoenn tenía las suficientes reliquias para rellenar su barco, y el saber que podría salir de Canal sin problemas fueron motivo suficiente para aceptar. —Además de sensual, es usted una muy buena negociante —agregó Gold tomando la mano de la reina.

Los centuriones llegaron, y junto con el forastero y Blue, planearon la forma de volver a Hoenn.

A pesar de la desconfianza con el azabache, y las pequeñas peleas entre los centuriones y él, finalmente acordaron el plan. Todos los barcos se posicionarían a unos 100 metros de la orilla y a 200 del bloqueo luminalio, el chico se movería para estar a 100 metros del bloqueo y los distraería mientras los navíos hoennianos entrarían al inmenso portal que Hoopa crearía para ellos y los llevaría al mar del norte de Hoenn.

Aunque el plan les parecía absurdo a los centuriones por el hecho del portal, Hoopa les mostró que si podía crear portales haciéndoles una demostración, la cual consistió en robar un trozo de pastelillo de canela típico del centro de Sinnoh, por lo que aceptaron el plan y el chico salió directo al puerto para esperar su barco.

—Forastero, creo que sería una buena ocasión para que nos dieras tu nombre —confesó intrigada la reina.

—Tengo el nombre del metal que más me representa, elegante, indestructible y hermoso, llámame Gold —saliendo con la frente en alto de la sala de estrategias.

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La suave brisa del mar de Sinnoh era tranquilizadora para todos los habitantes, pero para Blue y su ejército de 100 navíos sólo podía traer tensión y pánico. Finalmente las tropas se habían puesto en posición, a 100 metros de la costa como era lo acordado, mientras que el barco de Gold comenzó a la dirigirse a la enorme barricada que se podía apreciar a la distancia. Blue no estaba confiada y tenía miedo de que algo saliera mal, por lo que con sus labios humedecidos por el agua de mar, comenzó a rezarle a Upuat, dios de la guerra, para que todo saliera como lo esperado.

Una vez que Gold estuvo lo suficientemente cerca, le pidió a Hoopa que creara un portal lo más cercano posible de los barcos. Hoopa aceptó. Creó el portal por el cual el azabache metió medio cuerpo para poder hablar con la flota del imperio, los cuales lo miraron sorprendidos e impactados.

—Qué hay chicos, lindo día para crear un bloqueo naval —riendo sarcásticamente —seré directo, la reina y yo queremos salir de aquí, así que esta es su última oportunidad para salir de aquí tranquilamente y que nadie salga herido.

Hubo un breve silencio que fue seguido por algunas risas de los tripulantes que alcanzaron a escuchar al chico, era irrisorio pensar que ellos perderían y por eso se mofaron del chico, Gold simplemente suspiró y salió del portal, ordenándole a Hoopa que hiciera lo que tenía contemplado, por lo que éste lanzó su pulsera lo más fuerte que pudo hacia los barcos, el cual se dilató y dejó salir al arma secreta que sorprendió a todo el mundo.

El cielo comenzó a nublarse y la lluvia se hizo presente, el agua comenzó a agitarse e incluso algunos Pokémon comenzaron a desplazarse a la orilla. Los dos bandos se vieron completamente sorprendidos ante aquella gran bestia que se presentaba ante sus ojos; Kyogre, el dios del mar.

Gold subió arriba del poderoso Pokémon gracias a otro portal de Hoopa, sacó la esfera de su bolsillo y se dirigió al Pokémon —Oh grande Kyogre, tengo aquí la piedra que te devuelve el poder que solías tener antes incluso que los humanos existiéramos, te pido en nombre del creador de todo, que me ayudes a vencer a estas tropas —terminó lanzando la esfera a la aleta de Kyogre y éste la absorbió

Kyogre entonces comenzó su regresión primigenia, obteniendo más poder y una nueva apariencia que provocó una fuerte tormenta eléctrica. Con la esfera del collar de Gold iluminada, pudo empezar el plan que dejó horrorizados a los soldados luminalios.

—Oh Kyogre, te ordeno usar tu más poderoso Surf —el chico tocó su collar el cual se iluminó más.

El enorme Pokémon obedeció las órdenes del chico y ejecutó el ataque, levantando una gran ola que se llevó a más de la mitad de los navíos. Por el otro lado, Hoopa abrió un súper portal por donde los barcos hoennianos comenzaron a entrar en medio de la agitada tormenta. Blue estaba completamente atónita con lo que sus ojos le mostraban, el extraño forastero tenía el poder de contactar con los mismos dioses. Sea quien fuere ese chico, no era alguien de origen humano.

—Aún no ha sido suficiente para estos mortales que subestiman tu poder, Kyogre usa Pulso Primogenio para acabar de una vez con estos navíos —ordenó Gold volviendo a tomar su collar.

Kyogre volvió a obedecer lanzando su poderoso ataque a los últimos navíos que quedaban, destruyendo a todos de un sólo disparo que dejó al mar profundamente agitado, las enormes olas golpeaban con fuerza las rocas, dejando cadáveres sin vida de guerreros luminalios y algunos otros arrastrándose o nadando de las turbulentas aguas.

Todo estaba hecho, no había ningún navío en pie y todos los barcos hoennianos habían logrado pasar sanos y salvos gracias a la protección del portal y de Hoopa. Gold entonces apretó con fuerzas su collar una vez más —Gran Kyogre, dios de los mares, te agradezco infinitamente el favor que has hecho a mí y al pueblo de Hoenn, con el poder que me confiere el creador, te pido que vuelvas a tu letargo hasta que volvamos a necesitar tu intervención.

Aunque la mirada del Pokémon se veía bastante enojada, el Pokémon expulsó la esfera y cayó en manos del azabache. Kyogre volvió a entrar por el portal de Hoopa mientras que Gold volvió a su barco y con las aguas tranquilas, pasó el portal junto con su amigo hacia las tibias aguas de Hoenn.

Gold entró de manera triunfante junto a las embarcaciones de la reina, los cuales gritaban emocionados y felices por haber vencido.

Blue estaba sorprendida e intrigada. El extraño chico había sido capaz de invocar y controlar un dios, una proeza de esa índole no la pudo haber realizado un mortal cualquiera. Gold debía ser algo más que un simple chico, y si lograba tenerlo de su lado, su hegemonía y poder podría expandirse más allá de lo que Luminalia podría soñar. Tenía que convencerlo para que fueran aliados.

—¿Qué tal le quedó el ojo, reina? —de manera fanfarrona, Gold pasó con su barco cerca del de la reina.

—Eres una chico muy especial Gold —sonriendo de una manera muy pícara —¿te parecería pasar la noche en mi palacio mientras tu barco se llena de oro y celebramos esta victoria?

—No tengo nada mejor en mi agenda, espero la comida de Hoenn sea excelente

Aceptada la oferta, Blue tenía parte de su plan recién elaborado hecho, esa misma noche, se celebraría la mayor fiesta que Hoenn haya podido apreciar.

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El emperador X esperaba a sus tropas en su pequeña base en Pueblo Boceto. Estaba completamente confiado de que sus barcos lograrían aplastar la armada hoenniana y le traería a Blue en una jaula (como él lo había ordenado) para exhibirla en Luminalia y después matarla.

Mientras comenzaba a planear cómo se organizaría las tierras de Hoenn, un Swanna trajo a uno de los pocos supervivientes del cataclismo sucedido en Canal, el cual entró muy debilitado y le informó que toda la flota había caído y que sólo sobrevivieron 10 guerreros.

—¿¡Cómo es posible que nuestra armada fuera derrumbada!? —gritó X enojado al enterarse del fracaso del bloqueo.

—Uno de sus soldados... invocó al gran Neptuno gracias a una especie de aro y destruyó nuestras tropas —jadeando y al borde del colapso.

X rió sarcásticamente al igual que los demás soldados y le pidió una explicación más creíble, pero el soldado le insistió en que decía la verdad, que incluso el extraño chico tenía el orbe de Neptuno y logró darle más poder.

—¿Cómo es posible que el poderoso Neptuno acceda a apoyar a la ramera de Blue? —X rió por última vez mientras miró con más enfado —has tomado mucha agua marina, descansa un rato y después me dirás exactamente lo que pasó.

—Le digo la verdad mi señor... también, la guerrera Sapphire logró infiltrarse en la flota hoenniana.

Los guerreros y el emperador se quedaron sorprendidos por la información del soldado. Sapphire era una mujer altamente rebelde que se metió al ejército de manera prácticamente ilegal, pero no la arrestaron ya que pensaron que moriría en su primera misión.

—Este hombre está demente mi señor. —Intervino uno de los guardias —Primero nos dice que Neptuno ayudó a la ramera y ahora que una mujer logró tal hazaña, seguramente el agua de mar le carcomió el cerebro.

—Es suficiente —X se enfadó ante las palabras del superviviente —Me acompañarás a Luminalia y le dirás al senado que los navíos fueron destruidos por una tormenta y que sólo unos cuantos sobrevivieron.

Aunque el soldado no estaba de acuerdo, aceptó para salvar su pellejo y el de sus hombres.

A pesar del pensamiento de todos los soldados, X sí creía que Sapphire había logrado infiltrarse, después de todo, una mujer del norte de Sinnoh es de armas de tomar, son conocidas por matar a sus maridos por perder en combate. Con ella en territorio enemigo, la victoria se podía garantizar.

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La fiesta dio inicio al esconderse el Sol, justo en el palacio más representativo del desierto de Hoenn, donde todos los ciudadanos se reunieron para celebrar la victoria.

Se ofreció un gran banquete y mucho, pero mucho vino. Algunas personas bailaban y gozaban al ritmo de la típica música hoenniana, mientras algunos Littlen y Meowth veían la fiesta desde los altos pilares del palacio. Las mujeres dejaban sus senos al descubierto y les ofrecían vino a los invitados, mientras algunos aprovechaban para tocarlas sin ser castigados.

Gold se encontraba justo en el centro de la fiesta, mientras bebía vino y fumaba opio al tiempo que hermosas bailarinas le ofrecían un sensual espectáculo. A pesar de estar muy complacido y divertido, pareciese como si lo le pareciese la gran cosa, como si hubiera estado en fiestas aún mejores. Pero todo cambió, cuando vio la entrada triunfal de Blue.

La joven reina de Hoenn portaba una hermosa ropa parecida a la de la diosa Venus; una bella corona con gigantescas gemas rosas en forma de rombo adornándola, unos aretes de la misma gema rosa y de la misma forma, un brazier blanco con un velo de seda que cubría hasta la entrepierna y algunas gemas extras que cubrían su parte intimida y algunas otras partes del cuerpo. Blue se había lucido para sorprender a Gold, el cual se paró levemente sonrojado al ver a semejante mujer tan despampanante.

—Vaya, usted sí que sabe el organizar una fiesta —guiñando un ojo, el chico bebió un poco más de su vino.

—Tengo todo lo necesario para complacer a un héroe como tú —acercándosele de manera provocativa —¿Quieres seguir la fiesta a solas?

—Por supuesto, se denota que sabes tratar a tus invitados.

Sin perder prisa y embobado por la sublime belleza de la reina, ambos fueron directamente a la habitación real; una sala completamente blanca con objetos de oro, grabados en las paredes acerca de la familia real y finalmente, una hermosa cama de seda bellamente ordenada.

Rápidamente, Gold tomó por la cintura a la reina y comenzó a besarla como solo él podía, mientras la reina igualmente lo abrazó fuertemente y después lo empujó hacia la cama, para posteriormente quitarse su brazier y volver a besar de manera desenfrenada al joven azabache quien disfrutaba de los grande dotes de la reina, subiendo cada vez más los humos y culminando en una serie de múltiples orgasmos que ambos experimentaron esa noche, sin duda alguna, ninguno de los dos se esperaba la pasión que el otro ponía en la cama.

Cuando la noche de pasión terminó con los dos tremendamente agitados y extasiados, Gold comenzó a fumar opio de nueva cuenta y Blue aprovechó el momento.

—Además de ser un excelente héroe, como amante eres una maravilla —la castaña acariciaba el pecho descubierto del chico.

—Tengo más cualidades de las que puedes creer —exhalando el humo de su droga.

—Me lo imagino. Sabes ¿no te gustaría quedarte aquí? —preguntando de manera coqueta.

—¿Para qué? Perder mi libertad de viajar por el mundo no es algo que venga conmigo.

—Pero, podrías quedarte a gobernar Hoenn junto conmigo, toda la región sería para ti, e impondrías tu poder sobre los habitantes.

—La megalomanía no es algo que me agrade ¿sabes? —girando su cabeza para verla.

—Pero, tendrías todo el oro que quisieras, la mejor comida, las mejores ropas, el mejor palacio, y lo mejor... a mí.

Gold sabía que era a lo que quería, después de todo, su misión estaba muy ligada con los megalómanos, por lo que rió y aceptó su generosa oferta. Él se quedaría en Hoenn disfrutando de los beneficios del país y disfrutando del mejor sexo que pudo haber tenido en su vida, a cambio de la protección de Hoenn, por lo que se podría considerar al azabache como el gran guardián, el cual no intervendría en nada relacionado con el poder de la reina, detestaba a los megalómanos.

Cerrando el trato, Gold decidió salir del castillo para tomar un poco de aire del gigantesco desierto de Hoenn; se puso su ropa y llamo al dormilón de Hoopa para dar un paseo por el desierto.

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El desierto de Hoenn era colosal —mucho mayor que el actual —saliendo de la ciudad, las hermosas dunas y el suave pero frío viento helado era lo primero que se hacía presente a los viajeros. Gold ama ver los cielos descubiertos y sentir la arena en sus pies. Sentándose en una duna, comenzó a mirar con asombro el hermoso cielo nocturno.

—Sólo somos una insignificante forma de vida más en la gran creación de Arceus... y todavía algunos creen tener el poder sobre todo —suspiró y cerró sus ojos.

Su Pokémon se acercó a él y tambien contempló el hermoso firmamento, una hermosa pantalla negra plagada de estrellas e incluso galaxias, un ambiente único y relajante, donde hasta el más fiero de los reyes, podría tener un momento de relajación casi total.

Aunque Gold parecía estar completamente perdido en sus pensamientos, sintió el rápido cambio en la brisa, como si alguien o algo se acercara rápidamente hacia su cabeza, cuando se quiso dar cuenta, una lanza pasó justo a un lado de su cabeza.

Se levantó para tratar de ver al responsable, encontrándose con una joven que portaba la clásica ropa de los guerreros luminalios, portando con ella una lanza de aspecto espectral de color azul.

—Me sorprende que hayas venido hasta este lugar sin que me diera cuenta. —Afirmó el chico mientras su Pokémon le daba un escudo morado sacado de un portal —¿Cuál es tu nombre, guerrera desconocida?

—Tu hundiste a mis compañeros y aplastaste nuestro honor .—levantando la cara con orgullo para mirar a su oponente —Mi nombre es Sapphire Birch, y mi destino, es llevar tu cabeza a Luminalia.