Sinopsis:

Jane Rizzoli y Maura Isles dejaron su relación sentimental hace tres meses -después de dos años juntas- pero siguen teniendo buena relación de amistad. ¿Podrán aguantar las ganas de besarse, tocarse y tener sexo después de tantas provocaciones mutuas a lo largo del día dentro y fuera del trabajo? (Fic Rizzles +18)

No soy creadora ni dueña de ninguno de los personajes que aparecerán a lo largo de este fic, sí lo soy de las historias que leeréis a continuación. El fic está considerado "M" por su contenido de escenas sexuales. También por su vocabulario soez en algunos capítulos.

Datos de interés, NO son spoilers:

»Aparte de ser pareja, trabajaban en el mismo lugar y tantas horas juntas fueron el único motivo del fin como pareja ente la médico forense y la detective. Rizzles se conocieron en el trabajo hace cinco años.

»Subiré dos capítulos por semana y si tengo bastante material escrito adelantado, subiré algún capítulo más entre semana.


Capítulo: 01

"Provocaciones tentadoras"

— ¿Recuerdas que ya no somos pareja? —bajó la mirada cuando se dio cuenta de que Jane se mordía el labio inferior.

— ¿Lo recuerdas tú Maura? —estaban a menos de treinta centímetros de distancia.

—Sí —se humedeció los labios con la lengua.

—Entonces no juegues...

—Eres tú la que te muerdes el labio frente a mí —pegó aún más su cara a la de ella, sus labios casi podían rozarse al hablar.

—Y tú la que muy cerca de mi juegas con tu lengua.

—Eso es porque no puedo hacerlo con la tuya... —susurró a la altura de su oreja.

—Detente —pidió con dificultad mientras su respiración se descontrolaba. Olía su perfume, desde que la conoció había pasado a ser su preferido.

—El ritmo de tu respiración indica lo contrario a tus palabras... —sonrió divertida. Echó la cabeza hacia atrás para encontrarse con su mirada— Solías hacer lo mismo cuando estábamos a solas en la intimidad y no podías más... Decías cosas como: "No lo hagas ahora, no te detengas ahora Maura…" —en esta ocasión fue ella quien se mordió el labio, deseaba besarla al recordar aquellos momentos.

—Cállate… —Sus labios en silencio pedían juntarse. Jane hizo una breve pausa para recobrar el aliento y acto seguido continuar— Además, el ritmo de mi respiración es el correcto —intentó sonar lo más creíble. En esta ocasión el sonido de su teléfono la salvaba, una llamada reclamaba de sus servicios—. Detective Rizzoli —Contestó y aprovechó para separarse un poco más. Al colgar la miró—. Tengo un caso, luego vuelvo por los resultados.

—Vale, yo tengo que seguir aquí. ¿Almorzamos juntas? —Preguntó sin más, como si nada de lo anterior hubiese pasado.

—De acuerdo.


—Maura ¿por qué no has venido a la cafetería? —Se adelantó hasta la forense quien estaba esperando frente a las puertas del ascensor— Te estaba esperando para comer, habíamos quedado.

—Sí he ido —Ni si quiera la miraba. Pulsaba seguidamente el botón del ascensor, deseaba que las puertas se abriesen de golpe y perder de vista a la detective.

— ¿Qué? Yo he estado ahí todo el tiempo, no te he visto.

—Sera porque el detective Grey te tenía bastante entretenida... —Por escasos segundos giró la cabeza para fulminarla con la mirada. Volvió a mirar al frente.

— ¿De que estas hablando? —Preguntó extrañada. No obtuvo respuesta y decidió no insistir— Toma —Le ofreció una bolsa que contenía la comida en un recipiente de plástico—. Al ver que tardabas, y finalmente no llegabas, pedí tu comida para llevar.

—No tengo hambre pero gracias —Estaba molesta pero ante todo era educada. Entró en el ascensor y pulsó el botón para bajar a la otra planta pero se vio obligada a romper el silencio—. No Jane —Puso una mano a la altura de su estómago impidiéndole el paso y obligándola a retroceder—. Vete en el otro ascensor, tengo prisa —volvió a pulsar el botón dejando de mirarla.

— ¿Perdón? —frunció el ceño ante aquel comportamiento. Decidió entrar a pesar del desacuerdo de la forense. Se colocó a su derecha y la miró— ¿Se puede saber qué te pasa?

—No me pasa nada —Las puertas del ascensor se cerraron. No llevaban ni cinco segundos dentro y a Maura se le hacía eterna la espera para poder salir.

— ¿Y por qué te comportas así conmigo? No has ido a comer y por tu tono de voz, acompañado de esas caras, me dejas claro que algo pasa —Suspiró con frustración ante su comportamiento, su ex novia seguía sin mediar palabra—. Te estoy hablando Maura —finalmente obtuvo una mirada un tanto seria.

—Quedamos para almorzar pero en ningún momento nombramos que iba a estar presente "don perfecto el detective Grey"

— ¿Todo esto es por Grey?

—Te veías muy a gusto charlando de a saber qué con él.

—Vamos... ¿en serio? —Sonrió ante los celos de la encantadora rubia— Llegué a la cafetería, no estabas y pedí algo de tomar para hacer tiempo. Grey estaba solo y me invitó a sentarme a su lado mientras mi "acompañante de almuerzo" llegaba. Eso es todo —Maura volvió a retirar la mirada cuando Jane terminó de hablar.

—Me da igual, ahora tengo que trabajar —Había metido la pata, las apariencias engañan y esta vez los celos que sintió al verla con aquel detective la impulsaron a molestarse y darle plantón sin motivo alguno.

—Bien, pero antes tienes que almorzar algo —volvió a ofrecerle la bolsa donde llevaba su comida. Se preocupaba por ella—. Todavía te quedan diez minutos libres para comer.

— ¿Comer? —La miró alzando una ceja y señaló a la bolsa— ¿Son las sobras o el segundo plato...? —Ambas sabían que en este preciso momento no se refería a la comida. La fulminó con la mirada y se dispuso a salir pero Jane la detuvo.

—No hemos terminado doctora... —Agarrándola del brazo pulsó el botón para que las puertas se cerrasen con ambas dentro. A continuación pulsó otro botón, el que detenía el ascensor. Había entendido a la perfección la ironía de su último comentario— ¿De verdad te has molestado? solo esperaba por ti hablando con él. Sabes perfectamente que tú eres siempre mi primer plato —Esas palabras habían golpeado para bien el corazón de Maura, pero ésta no estaba dispuesta a dejar su orgullo a un lado en estos momentos.

—Voy a darle al botón para reanudar el ascensor, por tu bien será mejor que no se haya quedado bloqueado —Llevó su dedo hasta uno de los botones pero la morena se lo impidió. Jane agarró su mano para acto seguido pegarla contra su cuerpo y acorralarla contra la pared. Consiguió lo que buscaba, quedar a pocos centímetros de su boca y de su cuerpo.

— ¿Entiendes que estas molesta conmigo sin motivos? —sin dejar de acorralarla le rodeó la cintura con una mano.

—Por favor, sepárate un poco —clavó su mirada en los labios de Jane, si la miraba a los ojos estaba perdida.

— ¿Por qué no me miras? mis ojos están más arriba —sonrió divertida.

—Ya lo estoy haciendo —logró decir con dificultad después de levantar la mirada. No quería parecer débil pero eso le costaba el doble de trabajo al sentir la respiración de ella contra su rostro—. ¿Puedes hacer el favor de separarte? —Insistió intentando ser dura pero de poco le sirvió. Su mirada volvió a caer hasta sus labios pero esta vez para besarla. Puso una mano en la nunca de ella para atraer su boca un poco más contra sí y volver a besarla sin control.

Jane no dudó en corresponderla de igual forma, no era el primer beso que se daban después de ser ex pareja. El buen momento duró poco más de siete segundos viéndose obligadas a separarse de golpe después de que las luces del ascensor se apagaran quedando a oscuras por escasos segundos. Finalmente la luz de emergencia se encendió.

—No puede ser... — Pulsó el botón para reanudar el ascensor pero no logró nada— ¡Se ha bloqueado Maura!

—Estas bromeando, ¿¡verdad!? —Se detuvo frente al panel de botones y después de pulsar varios la miró. Las miradas no matan y esa era la única razón por la cual Jane seguía viva— ¿¡Por qué has tenido que pulsar el botón!?

— ¡No sabía que pudiese bloquearse! —Pulsó varias veces más el botón de la alarma, botón que las pondría en contacto con el técnico de la comisaria— ¡Mierda!

— ¡Tú has pulsado, entonces no te quejes! —se cruzó de brazos esperando a que el técnico respondiese.

—No me quejo. Solo que ahora va a caerme una bronca por llegar tarde, pero habrá valido la pena después de ese beso —sonrió contenta y un tanto burlona.

— ¿¡En serio tienes valentía para bromear en estos momentos!? —Le golpeó con la mano en el brazo pero no muy fuerte— ¡No vuelves a subirte conmigo en un ascensor!

—No estaba bromeando —le guiñó el ojo aguantando la risa. Maura le iba a contestar pero el técnico se puso en contacto tras el altavoz. Otra vez salvada «Pensó Jane».

—Sí, se ha bloqueado el de la izquierda —informó Maura.

— ¿Unos quince minutos? Bien, gracias señor —miró a Maura—. ¿Puedes avisar a Korsak? no he tengo aquí mi teléfono.

— ¿¡Y crees que yo sí!? Quiero matarte —Resopló—. En menos de cinco minutos tengo una reunión con los nuevos del laboratorio, soy su superior y ya llego tarde... ¿Crees que eso es dar buen ejemplo? —daba pequeños pasos por el ascensor.

—El sexo te relaja —Espetó—, y ya has escuchado al técnico, al menos quince minutos pasaremos entre estas cuatro paredes, tú y yo, solas... —se volvió a morder el labio para aguantando la risa— Tú ya me entiendes.

— ¡Jane...Jane! —advirtió en un tono serio.

—De acuerdo, ahora solo bromeaba. No volveré a pulsar ese botón, pero ahora en serio... ¿te ha quedado claro el tema que nos ha traído hasta aquí?

—Sí.

—Bien, entonces no vuelvas a pensar cosas que no son. Las apariencias engañan y a pesar de que me debes una disculpa por sacar conclusiones que no eran, no necesito que te disculpes por dejarme plantada —Maura simplemente se limitó a fulminarla con la mirada otra vez.

Minutos más tarde llegó el técnico, tardó un rato pero consiguió abrir las puertas y liberarlas.


La noche de ese mismo día, en casa de Maura.

—Míralo por el lado bueno, ya tenemos otra anécdota que recordar en el futuro.

—Reconozco que ahora si tiene gracia pero al mediodía podrías haber muerto. A partir de ahora voy a evitar montarme contigo en un ascensor. —Ambas sonrieron. El teléfono sonó y Maura se levantó para atenderlo—. Perdona, solo será un minuto —Fue hasta la isla de la cocina, sobre la encimera se encontraba el teléfono. Atenido la llamada.

—Adelante —Ojeó la revista que había encima frente a la mesa del sofá. No quería ser cotilla mientras Maura hablaba por teléfono así que se distrajo leyendo.

—De acuerdo Robin, no te preocupes si llegas más tarde. Estaré en casa toda la noche —Al finalizar la llamada, Maura dejó el teléfono sobre la mesa que estaba frente a ellas y volvió a colocarse de forma cómoda en el sofá—. Ya está —Dibujó una sonrisa que rápidamente se esfumó—. ¿Qué sucede? —Arrugó el entrecejo estando confundida después de ver el rostro de ella.

—Nada —Sonrió aparentando normalidad. Apoyó ambas manos en el sofá para levantarse—. Gracias por la cerveza y la pizza, me sentaron muy bien. Es hora de irme.

Robin era el ex de Maura y por eso a la detective le entró prisa por marcharse. No quería toparse con él y tener que fingir simpatía.

— ¿En serio? —Preguntó un tanto perpleja— ¿De verdad vas a irte por eso Jane?

— ¿Qué sentido tiene que me quede Maura? —preguntó después de ponerse de pie.

—Estamos hablando y pasando un momento agradable, ¿te parece un motivo con algún sentido? Porque para mí sí —Se creó un silenció siendo el protagonista absoluto.

—Lo siento, tengo que irme —Luchó con todas su fuerzas para no molestarse con Maura porque en realmente ella no le había hecho nada malo.

—Escucha, Robin va a venir porque… —Intentó explicar pero fue interrumpida.

—No es necesario, sabes que no quiero hablar de esto —Cogió el móvil y las llaves que aguardaban sobre la mesa frente al sofá. Ahora no podía pensar con tranquilidad y por eso quería marcharse lo antes posible.

—Jane, por favor... —Sentada le impidió el paso. Le pidió una vez más que se quedase. Agarró delicadamente su mano y la miró a los ojos. No quería que fuese. Sabía que Robin no era de su agrado pero todavía quedaban al menos dos horas para que él llegase a casa.

—Te quiero, mañana nos vemos —se inclinó hacia adelante dándole un beso en la cabeza. Caminó hacia la salida.

—Yo también te quiero. Hasta mañana... —Con frustración aceptó su elección. Cerró los ojos y suspiró al mismo tiempo que negaba repetidamente con la cabeza. No estaba de acuerdo con su decisión pero tenía que respetarla.

Jane estaba dividida en cuanto a sentimientos se trataba. Por una parte le sentó muy mal escuchar como Maura hablaba con su ex pareja –y enterarse de que iban a verse en un rato– pero por otra parte sabía que no podía enfadarse con ella por el simple hecho de que ambas ya no eran novias. Maura lamentó aquella llamada telefónica porque llegaba en un momento inoportuno. Más tarde se vería con su ex pero no para lo quizás Jane pudo haberse imaginado. Robin vendría a quedarse unos días en casa de la forense por motivos de trabajo.


Al día siguiente. Jane llegó a la comisaria, todavía le quedaban unos minutos libres para que su horario comenzara pero decidió ponerse a trabajar lo antes posible. Necesitaba despejarse.

Con dos cafés en la mano y después de buscar a Jane en la planta de la comisaria, Maura regresó a la morgue. Con un poco de suerte la encontraría allí. Parecía estar de enhorabuena -o eso pensó la forense- al entrar en la morgue y ver que Jane la esperaba. Se encontraba de pie y de espalda a la puerta, observaba a uno de los cadáveres.

—Buenos días Jane, ¿cómo estás? —Sabía que probablemente podía no estar de buen humor después de lo que sucedió anoche en su casa así que prefirió depositar el café sobre una mesa— Esto es para ti, todavía está caliente.

—Buenos días —Dijo cortantemente—. No me apetece pero gracias —Levantó la mirada cuando Maura se puso frente a ella. El cadáver al que anteriormente observaba era lo único que las separaba—. Korsak me dijo que los resultados de la víctima `L92´ ya estaban listos. Vine a por ellos —Su tonó de voz no resultó enfadado pero sí serio. Ayer se marchó de su casa sin estar enfadada con Maura pero la situación esta mañana era otra bien distinta. En realidad estaba enfada consigo misma.

—Sí, ya están listos, pero... ¿vamos a mi despacho y hablamos? Tengo una explicación —Sus sospechas eran ciertas, Jane no estaba especialmente simpática está mañana. Quiso explicarle la conversación de Robin.

—Creo recordar que anoche te dije que no quería escucharlo —Informó para acto seguido cambiar radicalmente el tema de conversación—. ¿Puedes facilitarme los resultados de las autopsias?, los necesito.

—Por favor Jane, sólo será un minuto, vamos a mi despacho —Insistió.

—Te he dicho que no. Estamos en el trabajo, ¿cierto? Pues hablemos de trabajo. ¿Puedo llevarme los resultados ya?

—Robin sólo es un ex novio que se va a quedar una semana en mi casa —Explicó finalmente.

Jane recibió ese `golpe´ como buenamente pudo. Se moría de ganas por preguntarle el motivo por el cual lo acogía en su casa pero no podía –o no estaba preparada para escucharlo– así que intentó terminar la conversación lo más rápido posible.

—Maura, tú y yo ya no somos pareja. No tienes que darme explicaciones de a quien metes o no en tu casa...o en tu cama. —Se dispuso a salir pero Maura se lo impidió agarrándola delicadamente del brazo.

—Te estoy diciendo la verdad y no, no tengo intención de meterlo en mi cama —Le acariciaba tiernamente el ante brazo por el que le sujetaba.

Jane guardó silencio unos segundos. Aún que quisiera, no podía evitar seguir teniendo sentimientos por la que hasta hace unos meses era su pareja. En estos momentos prefería hacerse la dura o al menos intentarlo. Actuaba así cuando estaba molesta.

—Cuando quieras hablar de trabajo sabes dónde encontrarme.

—Jane... —Suspiró resignándose después de ver como se iba de la morgue.

Ella también sentía cosas muy especiales por Jane y en ningún momento quiso molestarla con decisiones como las de meter a su ex pareja en casa. Realmente Maura no sentía nada hacia él, sólo iba a hospedar por unos días en casa al que hace mucho tiempo fue su novio.


Mientras, en la planta de la comisaria…

—Ey Jane —Se detuvo frente a su escritorio de trabajo—. Esta noche viene la tía Martina a cenar a casa. Sabes el cariño que tiene por Maura...

—No, ni hablar —Negó una y otra vez con la cabeza y se limitó a continuar escribiendo en los informes de un caso.

— ¡Pero Jane! ¿Se puede saber por qué no? —Suspiró perdiendo la paciencia— ¿¡Quieres dejar de negar con la cabeza e ir a preguntarle si le apetece venir!?

—No —Frunció el ceño—, ¿y de verdad estamos teniendo esta conversación? Maura es y tiene su vida independiente a la mía. Va siendo hora de que tú y el resto lo entendáis ¿de acuerdo?

— ¿Y? ¿Qué tiene eso que ver? —Espetó sin más—, No es la primera vez que Maura viene a comer en familia con nosotros después de que os hayáis separado. Además, ella también le tiene afecto a Martina, ¿por qué no la invitas?

Ma, ¿escuchas cuando te hablo? ¿Qué parte de: "Maura es independiente a mí", no has entendido?

— ¿Todo esto es porque su ex está de vuelta? —Jane frunció el ceño preguntándose en silencio por que todo el mundo sabía de aquella información— Vamos, no puedes estar enfadad por el hecho de que él viva unos días en su casa. Sabes perfectamente que no se quieren, además, Maura solo es una buena mujer que brinda ayuda a los demás.

— ¡De acuerdo! —Intervino para no tener que escucharla más— Quieres invitar a Maura, ¿no? Pues hazlo, pero hazlo tú y no me metas a mí.

— ¿Eso quiere decir que no te molesta si la invito y acepta? ¿No estarás incómoda ni molesta ni...? —es interrumpida.

—No, no estaré molesta, ni enfadada ni nada, pero por favor, deja de hablar. Tengo mucho trabajo —Señaló a las más de cuatro carpetas de informes que tenía que rellenar.

—De acuerdo cariño. Byeee cariño —En realidad había ido a buscarla para saber en qué grado de enfado se encontraba con Maura porque Ángela ya la había invitado antes de decírselo a Jane y quería asegurarse de que no tendría que soportar un sermón de su hija cuando esta noche se encontrase a Maura en la cena.


Pasaban diez minutos de las cuatro de la tarde. Hora en la que, por hoy, finalizaba la jornada de trabajo para Jane. Recogió sus cosas y montó en el ascensor.

— ¿Maura? —Después de dar varios golpes suaves a la puerta abierta del despacho, Jane se inclinó apoyada en la pared para asomar la cabeza hacia dentro y buscarla con la mirada—, solo quiero que sepas que no me molesta que vayas.

— ¿Perdón?— dijo un tanto confusa. No entendía a qué se refería Jane.

—Me estaba refiriendo a la cena —Se enderechó y dio varios pasos entrando en su despacho—. Me consta el afecto mutuo que os tenéis tú y mi tía Martina, por eso quería decirte que sigue en pie la invitación de mi madre para ir a la cena.

— ¿En serio? ¿No te molesta que vaya? —Preguntó con bastante sorpresa. Se puso de pie frente a ella para estar medianamente a su altura.

—Te apetece ir y además te llevas perfectamente con todos los que estarán en la cena. No veo el por qué no debes acudir.

—Pero es tu familia, después de todo entendería que no quisieras que yo acuda —Las dos sabían que "después de todo" significaba el tema Robin.

—También es tu familia porque créeme que te los has ganado desde hace muchos años —Dibujó media sonrisa—. Si tú quieres espero verte esta noche porque a todos —recalcó las palabras"a todos"— nos apetece que estés presente.

—De acuerdo, entonces allí estaré —Sonrió aliviada.

Por fin las cosas entre ambas parecían estar en calma. No indagaron en el tema Robin porque ninguna quiso arriesgarse a hacerlo y arruinarlo todo.