Sesenta Segundos de Fama

Scourge encontraba decepcionante que, incluso con la popularidad actual del "entretenimiento" barato -como Moebius Tiene Talento, y el resto de espectáculos de televisión que permitían a los imbéciles habitantes de su reino mostrarse ante el mundo-, aún fuera tan difícil conseguir voluntarios para su propio acto.

Caminó por el estudio, bañado en las poderosas luces de los reflectores, y sacudió la cabeza en silenciosa burla, a la par que dos de sus 'guardias' más grandes tuvieron que arrastrar, literalmente, un voluntario de la multitud de participantes aterrados. Las demás excusas de estrellas no hicieron intento alguno para ayudar a la chica; las armas en las manos de sus hombres manteniéndolos petrificados.

Su no-tan-entusiasmada voluntaria era una pata; joven, con maltratadas plumas amarillas, y horrible piel, gracias a una dieta de alcohol y comida rápida, escondida inadecuadamente por una pesada capa de maquillaje.

Scourge tomó a la chica por el brazo, y la impulsó para pararla frente a él, leyendo el nombre en la tarjeta laminada pegada a su playera. "¡Denle un fuerte aplauso a Cindy!"

Hubo algunos aplausos nerviosos del público, pero una mirada firme, seguida por un disparo de advertencia al techo, pronto trajo una gran ronda de emoción.

"Ahora, Cindy, temo decir que no tenemos tiempo para escuchar la historia mal-hecha que inventaste sobre el divorcio de tus padres, el alto costo de tu universidad, o los años que pasaste siendo una niñita gorda con braques."

Colocando su mano en su hombro, sintió a la chica temblar cuando él volteó a verla con una sonrisa falsamente cálida.

"Probablemente tengas algún número de Whitney Houston al cual asesinar, así que seré breve."

Ignorando la confusión en el rostro de Cindy, él le dio la espalda y se dirigió a la audiencia, indicando con una mano al grupo de participantes.

"Todos ustedes pelean con garras y dientes para poder entrar a un show como éste, con la esperanza de ganar sus quince minutos de fama. Pero, saben, con el paso veloz de la vida moderna, quince minutos es demasiado tiempo para que ustedes, plebeyos, tomen el escenario. Así que decidí que sería mucho mejor si solo tienen un minuto, cada uno; así terminaremos con esta estupidez más rápido."

Scourge empujó a Cindy al centro del escenario. Ella estaba de pie, temblando, mirando alrededor en pánico.

"Para hacer las cosas completamente justas, traje un cronómetro y este revólver." Oprimió el botón del cronómetro con una sonrisa que mostraba sus afilados dientes. "Cindy, tienes sesenta segundos. Después viene el mocoso con el chao bailarín."


N/A: No me gustan los reality shows, por si no se dieron cuenta, y no los veo más que por accidente, ¡así que disculpen los errores!

Es divertido escribir a Scourge; no me sorprendería si llegara a hacer algo similar… En fin, apreciaría mucho si pudieran dejar un comentario con su opinión; ¡gracias por leer!