No me pregunten qué es esto, porque no lo sé :p

En esta situación Akito tendría unos nueve años de edad, así que Haru tendría 5 y Yuki 6.

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-¿Me pasas el lápiz rojo, Haru-chan?- preguntó Akito, sentada en el suelo de madera y dibujando concentradamente.

El niño hizo lo pedido, y siguió trabajando en su dibujo.

-Listo- anunció Akito, levantando el papel del suelo y admirándolo. Sonrió -¿No te encanta, Haru?

-No- replicó el pequeño, de a penas 5 años -¿Qué es?

Akito lo miró torcido -Es un perro, Hatsuharu.

-¿Un perro?- repitió el de cabellos grises, sin dejar de colorear con el lápiz negro -¿Es Gure-nii, Akito?

Un ligero ruborcito recorrió las mejillas de la niña -No, tonto.

-Ah.

-¿Y tu qué pintas tanto?- cuestionó bruscamente, aún algo ofendida.

Haru le mostró el dibujo.

-Es Rin- replicó con obviedad. Efectivamente, el retrato era de una niña de pelo y ojos negros.

Los ojos de Akito se abrieron de par en par. Luego, esa inexplicable ira característica en ella comenzó a salir a flote. Ni Akito misma sabía por qué se enojaba.

-Dame eso- le quitó los lápices y el dibujo a Haru -No me gusta tu pintura.

-¿Por qué no?

-¡Porque no, y punto!- finalizó secamente -Si quieres dibujar,- le tendió otra hoja -dibuja otra cosa que no sea esa niña.

-Esta bien- aceptó Haru -¿Por qué Akito se enojó con Hatsuharu?

-Tú qué sabes- resopló la aludida, dejando su dibujo a un lado.

-Akito- llamó una vocecita. Los oídos del Buey y la Diosa se agudizaron. -Akito...¿Puedo salir ya a jugar?

Akito dirigó su vista a la pared que tenía detrás, la cual separaba el lugar donde se encontraban con la habitación donde se encontraba Yuki.

-¡No!- replicó, tajante.

-¿P-por qué no?- la voz de la Rata se hizo frágil -¿Está Haru contigo¿No puedo jugar yo también?

-No, Rata tonta, no puedes- espetó Akito, harta -Te dije que te quedes ahí y que no molestes.

-¿Por qué Yuki no puede jugar con nosotros?- inquriió Haru, molesto.

-¿Quién eres tu para cuestionarme?- Akito le echó una mirada ofensiva -Yuki no vendrá, y ese es el final de la discusión.

Dicho esto, Haru volvió a su trabajo, tratando de ignorar los gemiditos angustiados de la habitación que tenían al lado.

-Mira¿este sí te gusta?- Akito se sonrió. La nueva versión de Shigure había quedado mejor que la anterior.

-Yo también hice un dibujo nuevo- Haru le tendió su hoja de papel.

Akito miró el papel, confundida.

-Ese eres tú- explicó Haru, con cara neutral -Y yo estoy aquí, del otro lado de la hoja.

-Ah- asintió Akito, aún dudosa.

-Te quedaste solo porque te portaste mal- finalizó Haru, levantándose -Me tengo que ir. Adiós.

Y Akito se quedó allí, con cara aturdida.