Todos los personajes son propiedad intelectual de J.K Rowling.

Esta serie de pequeños fics están basados –cronológicamente– en una canción escrita e interpretada por Nacho Vegas, llamada efectivamente, "El cazador". Así como mi perspectiva de la vida del que es mi personaje favorito de la saga.

Espero que les guste:

o—o El cazador o—o

Escrita por: LatexoHPo

Logré nacer un mes de enero, tarde ya para el calor. Me convertí invierno a invierno en un torpe cazador.

Lo tenía en sus brazos, cubierto con una mantita verde: ojitos negros, como la más profunda penumbra de la noche; rosado como todos los bebés, contrastando con la pálida piel que le acariciaba una mejilla. Los deditos regordetes aferrándose a su mano, boquita inexperta y ávida de leche.

Su bebé, su pequeño regalo del cielo. Una inmensa luz contrastando con la oscuridad de su vida. Era el único consuelo para Eileen, algo suyo, sólo suyo.

¿¡Podrías dejar tranquilo a ese crío por un segundo y atenderme!?

Eileen cerró los ojos con impotencia. Otra incongruencia: en sus brazos tenía a un pequeño que la necesitaba. A su lado un hombre que la atormentaba.

Y se sintió culpable, no necesitaba ser adivina para saber que su pequeño estaba en peligro con un hombre como su marido: Tobías, todo un mezquino, todo un idiota… del que se había enamorado febrilmente.

Y se odió, porque ella pertenecía a un mundo donde semejante monstruo podría quedar reducido a cenizas. Se odió, por ser tan débil, por ser tan estúpida. Podría haber hecho algo para librarse de Tobías, lo sabía. Sin embargo, ahora, que tenía un pequeño ser a su cargo, que tenía algo por lo que vivir; en pocas palabras: una familia completa.

A Eileen le enseñaron que la familia era importante, y ella inocentemente había pensado que la llegada de Severus a sus vidas, cambiaría la forma de ser de Tobías. Pero se había vuelto a equivocar.

¡Maldita mujer! ¿Tengo que traerte a rastras para que me des algo de comer?

Eileen respiró profundamente, depositó al bebé sobre la cama, le brindó una tierna caricia en la suave mejilla. Trató de sonreír y fue a atender a su marido.

Severus se removió intranquilo entre la mantita, no sentía el reconfortante calor de mamá; protestó de la única forma en que los bebés lo hacen: un fuerte berrido escapó de sus labios.

¡O lo callas o lo callo!

Sí, pensó Eileen, algún día, el único que se callaría era él, Tobías. Cuando su hijo mostrará cualidades de las que ella se enorgullecía. Cuando Severus entrará a su mundo, cuando descubriera que la magia sí existía. Y ese día, Eileen dejaría de sufrir.

o—o—o

Como verán son muy cortos, ya saben que pueden dejar sus comentarios con cualquier contenido.

¡Saludos!