Capítulo I: El mundo pies arriba.

-¡¿Qué vas a hacer qué?!

-A aceptar la invitación de Martín de salir...- contestó muy segura una joven pelirroja, que era el centro de atención entre varias jovencitas.

Jenny no sabía qué le ocurría, pero de un día para otro, todo lo que Martín hacía le parecía de lo más entretenido, incluido la estúpida obsesión que tenía con lo paranormal... aunque bueno, quizás era eso mismo lo que le daba su encanto.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión respecto a Martín?- le preguntó Aisslyn, una compañera nueva de la Academia, y que había quedado en los mismos cursos que ella –porque que recuerde, tú lo odiabas.

-Nunca lo he odiado... sólo me caía un poco mal, nada más- replicó Jenny. Buscó a una persona con su mirada, y al verla, le sonrió ampliamente -¿no me dirás nada, Diana? ¿no te parece genial que tu hermano por fin me convenciera?

Diana miró unos momentos a su amiga. Dentro de ella, sentía que algo extraño ocurría, de pronto, sintió un vacío dentro de ella al escuchar las palabras dichas por Jenny. No quería creer que eran ciertas.

-Parece que Diana está realmente sorprendida- dijo divertida otra de sus compañeras -¡pero Jenny! Aun no entiendo cómo fue que Martín por fin te convenció a que salieras con él, ¿acaso te regaló algo?

-No exactamente...

No todos notaron la mirada que Aisslyn y Jenny cruzaron, sólo Diana, que miraba de manera un poco perdida a su amiga.

-Ahm... me parece extraño que hayas cambiado de parecer de un día a otro...- dijo la muchacha Lombard, que aún se sentía un poco perturbada por la noticia.

-Sí, tienes razón en parte- contestó Jenny, sin quitar la sonrisa –pero creo que podríamos llegar bien lejos si es que ambos nos lo proponemos...

Diana bajó su mirada, tratando de entender por qué se sentía de esa manera tan extraña, dolorosa... nunca se habría imaginado que su amiga Jenny aceptara a salir con Martín, y ahora... el cambio fue extremadamente rápido.

Para la suerte de Diana, en esos momentos llegó el profesor de historia, junto con otros de sus compañeros que entraron antes que él. Entre ellos, estaba Martín Mystery.

Le sonrió cuando pasó a su lado, pero Diana no fue capaz de corresponder el gesto. Se sentía engañada, traicionada...

Extremadamente sola...

-Bien, muchachos, comencemos con el control que quedó pendiente la clase anterior...

Diana trató de separar sus problemas. Martín no tenía nada que ver con su control, por lo que no podía permitir que le afectara en lo más mínimo... aunque sentía que a cada momento volvía a su cabeza las palabras de Jenny.

"¡Adivinen, chichas!" les había dicho a todas, mientras esperaban que el profesor llegara a hacer la clase "lo he estado pensando muy bien y... creo que voy a aceptar la invitación de Martín, ¿qué les parece?"

Después del control (en el que a Diana le costó mucho concentrarse), vino una aburrida clase de historia. Por lo general le agradaba bastante la clase, pero ese día no tenía nada de normal y lo único que deseaba era estar tranquila y poder pensar un poco.

-Bien, muchachos, para la próxima clase, quiero un ensayo sobre lo que hemos estudiado en la clase...

Se escuchó una queja general por parte del alumnado al final de la clase, pero bien poco que le importó al profesor. Tomó sus libros y salió del salón, divertido por las caras que tenían los muchachos por la tarea.

-¡Hola Di!- Martín se acercó animadamente a la muchacha, que juntaba sus cosas para salir de ahí.

-Hola...

-Hola Martín...

La voz de Jenny atrajo inmediatamente la atención de Martín, volviéndose hacia ella y olvidándose un poco de Diana, lo que la hizo sentirse un tanto mal.

-¡Hola Jenny! ¿qué tal te va?

-Muy bien, gracias- se podía notar a kilómetros la coquetería por parte de la amiga de Diana –te quería hacer una pregunta, Martín...

-¿Si?

-Oye... ¿aun está en pie la invitación a salir?

Los que estaban presentes miraron sorprendidos a Jenny. Muchas de las chicas que estaban hablando con ella no creían que hablaba en serio por sus intenciones de salir con Martín Mystery, pero al escucharla hablar, las cosas cambiaban.

-¿Hablas en serio?- le preguntó él, emocionado.

-Claro que no- sonrió Jenny –después nos ponemos de acuerdo, ahora iré a almorzar...

Jenny dio media vuelta, y cada gesto lo hacía de forma coqueta, quizás para que Martín se diera cuenta que no era mentira.

-¡¡¿Viste Diana?!!- gritó, un poco emocionado -¡¡Jenny aceptó salir conmigo!!

-¿No te parece extraño?- preguntó Lombard –hasta ayer, Jenny no pensaba aceptar...

-Bueno, tienes que pensar que quizás se dio cuenta que sí me gusta de verdad, y por eso me invitó... ¡ah!, tengo que planearlo todo para que salga perfecto.

-Quizás no te resulta, como tus innumerables fiestas que has hecho- dijo Diana, con cara de sabelotodo.

-Gracias por los ánimos- dijo molesto el otro, irónico.

-Como quieras, mejor me iré a almorzar.

-Vamos, voy contigo.

Los dos salieron de la sala. Martín se veía feliz, radiante. Todo lo contrario de Diana, que andaba demasiado callada.

Recordó cuando fueron a Terrolandia, que Jenny se sintió atraída por las cosas que había hecho Martín. En esos momentos no se sintió para nada preocupada, al contrario... sabía que tarde o temprano se le quitaría a su amiga, y que todo volvería a ser como antes.

Pero en esta ocasión no era así, y eso la preocupaba. ¿Es que de verdad Jenny se estaba enamorando de Martín? Eso sonaba tan contradictorio...

-Ah... ¿se te ocurre algún lugar donde pueda llevar a Jenny?- le preguntó Martín, mientras caminaban al comedor –¡por más que pienso no se me ocurre!

-Hum... deberías preguntarle a ella- gruñó Diana. No le hacía gracia el tener que decirle justamente ella esas cosas.

-Es que tiene que ser una sorpresa, no debo arruinarlo- dijo Martín –por eso necesito tú ayuda, Di, ¡por favor!

Diana suspiró... ni siquiera sabía del todo bien por qué se negaba a ayudarlo...

¿De verdad no lo sabía?

"A ver, Diana, analiza" pensó, después de ignorar a Martín y sus ruegos "si te molesta que Jenny esté interesada en Martín, es porque él a ti te... gus... ta..."

-Ou...

Se detuvo, y miró a Martín, que no se dio cuenta del acto de la joven y continuó su camino, pensando a dónde podría llevar a Jenny a pasear, o a comer...

"No puede ser que te guste Martín" se dijo, apurando el paso y alcanzándolo, aunque sabía muy bien que, por dentro, no tenía ninguna seguridad.

"Es inmaduro, molestoso, burlesco, fantaseoso, cargante, antipático... ¿por qué habría de gustarte, Diana" continuaba pensando ella.

-Ah, no me di cuenta que te quedaste atrás... bueno, dejando un poco de lado el tema de Jenny, me pregunto qué habrá de comer.

Ella miró cómo Martín entraba al comedor, y se quedó un poco más atrás.

¿De verdad podía estar enamorada de él?, pero si siempre le dio la impresión de que lo odiaba... el cambio era muy brusco.

"Del amor al odio, un paso"

Bueno, si existía eso, en una de esas también se podía considerar a la inversa... es decir, que "del odio al amor, un paso"

Suspiró, mientras se acercaba a Jave y a Martín (el primero estaba sirviendo)

-Hola, Diana- la saludó Java, la otra sonrió.

-Hola, Java, ¿cómo estás?

-Java estar bien- contestó el cavernícola –Diana no parecer estarlo.

-Creo que te equivocas- dijo ella, intentando sonreír para disimular.

-¡Diana, ven a sentarte con nosotras!- la llamó Jenny, que estaba acompañada por Aisslyn, que le sonrió –te esperábamos.

-Gracias- Diana prefirió no mirar a Jenny, y volvió su vista hacia la otra chica.

Aisslyn había llegado hacía un mes, y los primeros días llamó bastante la atención, sobre todo por sus ojos y su cabello negros, tanto como la noche. Era una chica realmente simpática y muy buena gente.

-¿Te sientes bien?- le preguntó Aisslyn.

-Sí, no te preocupes.

-Hagamos que te creo.

Diana sonrió. Por la mirada que le dio la otra chica, se dio cuenta que pronto podría hablar con ella sobre lo que sentía, y de seguro se sentiría mejor.