Prólogo

Zulheina, el legendario reino del desierto, pertenecía a Edward por derecho

propio, y él era un hombre apegado a las cosas que le pertenecían. Por eso

también tenía que intentar recuperar a la mujer que le había roto el corazón hacía

años en Nueva Zelanda y, cuando llegara a tan lejanas tierras, tenía la intención

de convertir a esa mujer en su esposa para siempre...

Pero Bella Swan no era tan fácil de dominar, más bien parecía que esa

mezcla de inocencia y sensualidad conseguiría hacer que el altivo jeque se

doblegara.