NOTA: El mundo de Harry Potter no es mío, todo es de J.K. Rowling. Sólo la trama es mía.
*Llegó Hermione exaltada a su oficina, como otro día más de rutina*
Ya habían pasado dos años desde que Hermione había salido de Hogwarts, estaba sentada en su escritorio pensando en lo difícil que estaba resultando su relación con Ron, él quería que ella se comportara como una ama de casa, como una sustituta a la Sra. Weasley, ella simplemente tenía sus propias visiones de su vida y estaba muy alejado de lo que Ron imaginaba.
Mientras Hermione estaba consumida en sus pensamientos sobre su relación, no se había percatado que en su ventana una lechuza picoteaba buscando su atención, pero ante un ruido en la parte de afuera de su oficina volvió en sí, fue a la ventana a retirarle el paquete a la lechuza y vio el remitente, otro regalo de Ron buscando que ella olvidara las peleas diarias, otro libro que ella ya se había leído seguramente. Sin percatarse las horas pasaron mientras trabajaba, su secretaria Megara al ver que Hermione no salía de la oficina decidió hablar con ella y sin pedir permiso abrió la puerta y se quedó mirando la forma en como se mordía su labio inferior mientras se concentraba en escribir alguna nueva ley beneficiosa para las criaturas mágicas.
-¿Sabias que no me siento cómoda cuando te me quedas mirando así? ¿Cierto?- Dijo Hermione con una sonrisa burlona en sus labios, y soltando finalmente su pluma.
Megara se sonroja y sonriendole le dijo
- Disculpa Herms, quería avisarte que ya es la hora de salida, ya yo recogí todo afuera-.
Hermione se fijo en su reloj y se sorprendió de lo tarde que era, y le dijo a Megara que se podía retirar, mientras ella arreglaba algunos papeles de la nueva ley.
-No pretendas que voy a creer que no vas a tardar más, si quieres me quedo un rato más para ayudarte, aunque no debes sobrecargarte de trabajo- Respondió Megara mientras leía algunos papeles.
-Este es mi trabajo, Megara no necesito tu ayuda, puedes retirarte mañana comenzamos temprano, gracias. – Dijo Hermione algo disgustada, ya había aprendido a ser autosuficiente en Hogwarts y ella estaba acostumbrada a siempre ayudar a Ronald, obligando a Megara finalmente a marcharse.
Cogió su pluma molesta y comenzó a escribir, no quería volver a casa, no quería otra queja más, no quería que Ron insistiera en una boda y que dejara el trabajo para enfocarse en la casa, en eso por la fuerza ejercida sobre la pluma debido a su molestia al pensar en todo esta se le rompe. Hermione llegó a su punto límite y decidió que así no podría continuar, recogió sus cosas y las metió distraídamente en su bolso, mientras salía del ministerio se limitó a abrir el regalo de Ron confirmando sus sospechas, otro libro que ya había leído en Hogwarts, lo miró con algo de molestia y lo guardó, hasta que sintió que alguien la detallaba con la mirada.
Hermione cogió fuertemente su varita y comenzó a observar a su alrededor detalladamente, la batalla había dejado rastros en ella, y nunca bajaba la guardia hasta verificar que todo estaba bien.
Hermione no vio nada a su alrededor, algunos restaurantes estaban llenos de parejas, y obviamente nadie reparo en ella caminando sola.
- Te estás volviendo neurótica, Hermione.- Se dijo así misma, y para no dejar de ser precavida decidió aparecer directamente en su casa. Al tantear la zona y verificar que era su casa se fijo que Ronald yacía dormido en el sofá, por su disgusto durante todo el día lanzo el bolso sobre la mesa causando un estruendo que despertó a Ron, con una leve sonrisa en sus labios Hermione le dijo
-Buenas noches-. Y antes de que pudiera retirarse a su habitación, Ronald le habló preguntándole.
-¿Cómo te fue en tu día? ¿Te ha gustado el libro que te mande?-.
Hermione se volteo y mirandole a los ojos respondió
-Me fue bien, y por cierto el libro ya lo había leído en Hogwarts pero gracias por un nuevo intento fallido-.
Ron se puso rojo, tanto que no se distinguia su piel de su cabello y le dijo-
- ¿Vamos a comenzar, Hermione? ¿Cuándo vamos a pasar un día sin pelear? ¿Cuándo me vas a responder lo que te propuse en la Madriguera? Mi madre no deja de preguntar y yo también quiero saber la respuesta. ¿Te vas a casar conmigo Hermione o voy a seguir perdiendo el tiempo?-.
-Te responderé en el mismo orden así que te agradezco que me prestes atención Ronald, primero no estoy comenzando, no pretendas de por haberme regalado un libro olvidé la discusión de esta mañana sobre tus intentos de convertirme en tu madre al no querer que vaya al trabajo, segundo si te dignaras finalmente a conocerme no pelearíamos tan constantemente y por último, si crees que estás perdiendo el tiempo, no sigas insistiendo, tengo mis metas Ronald Weasley, quiero hacer muchos cambios, quiero que todas las criaturas sean valoradas, no puedo precipitarme, tenemos todo el tiempo del mundo, y a veces no sé si quieres una esposa, o que sustituya el papel de tu madre, sin menos preciar a Molly ya que ella es excelente mujer, me ayudó a encontrar a mis padres y le quiero casi tanto como a mi madre, somos jóvenes Ronald, nos queda todo el tiempo del mundo, comprenderás que estoy cansada por el día de hoy, me retiro a descansar un poco ya que mañana tengo que llegar temprano al trabajo-.
Dando por finalizada la discusión, Hermione subió al cuarto, se puso cómoda y se dispuso a dormir, agotada por el largo día.
A Ron se le humedecieron los ojos por la impotencia y tristeza que sentía tras las palabras que Hermione, sentía que estaba perdiendo a su novia, pero más importante es que estaba perdiendo a su mejor amiga. Las palabras resonaban en la cabeza del pelirrojo, hasta que finalmente se quedó dormido en el mueble.
-.-.-.-.-.-
El día siguiente Hermione se despertó viendo la hora se sorprendió al saber que era apenas las 3 de la mañana, seguía sintiéndose cansada, no logró descansar en toda la noche, se puso a pensar sobre la discusión con Ronald, fijó su mirada en la ventana y vio un pequeño destello de luz, se paró emocionada por saber que ya salía el sol se dispuso a vestirse para ir al trabajo, al bajar noto que el desayuno estaba servido en la mesa, pensó otro intento de Ron y notó que se encontraba sola, decidió agarrar una tostada y dirigirse al trabajo. Hermione se sintió algo aliviada al saber que esa mañana no había discutido con Ronald pensó que capas ese día sería diferente, no sabia lo muy diferente que iba hacer su día en el trabajo.
-Buenos días Megara, ¿que tengo para hoy?-. Dijo Hermione sonriendo, lo cual notó Megara aliviada de que después de tanto tiempo, Hermione estuviera de buen humor
- Hoy es un día muy poco ajetreado de hecho si nos ponemos a trabajar desde ahora, podremos salir en el almuerzo, en la mesa tienes unas cuantas cartas, y antes de pasarlas por alto, te aviso que Harry te escribió-. Respondió Megara, organizando su escritorio.
Hermione se metió a su oficina y rebuscó entre las cartas hasta que encontró la de Harry.
"Herms, quería encontrarme contigo hoy para tomarnos una cerveza de mantequilla, como los viejos tiempos, tengo un tiempo libre y estar con Ron trabajando sin ti hace que te extrañe más cada día. Extraño cuando éramos el trío dorado. Te veo en Las Tres Escobas, deja de preocuparte por el trabajo Herms, te espero a las tres.
Harry Potter."
Hermione suspiró y le confirmó a Harry que asistiría, luego llamó a Megara para avisarle de sus planes de salida, y que movilizara todo para poder salir ambas antes de las tres. El día pasó rápidamente, de hecho salió un poco antes debido al poco trabajo que Megara advirtió que había, Hermione se fue alistando para encontrarse con Harry, se despidió de Megara y salió rápidamente, decidió encaminarse hasta las Tres Escobas, pero antes se dispondría a caminar por Hogsmeade, ya que todavía era temprano y Harry es el ser menos puntual de todo el mundo mágico, obviando a Ron por supuesto.
Inevitablemente entró en la librería, se puso a ver unos cuantos libros cuando uno le llamó la atención, pero de nuevo se sintió observada como la otra noche, y tras rebuscar con la mirada se encontró con un par de témpanos de hielo observandola y una sonrisa socarrona.
-¿Qué pasó comelibros?, ¿No te bastó tragarte todos los libros en Hogwarts?. Veo que estas sola ¿qué paso con la comadreja, o mejor dicho tu querido esposo? -Draco esbozó una sonrisa de medio lado, y concluyó diciendo.
-Si es verdad que aun no se casan, ¿Qué pasa con la boda Granger?, ¿Dónde está la valentía Gryffindor que tanto te enorgullece?.
Hermione reaccionó luego de quedarse contemplando los ojos de Draco, y se enrojeció
- ¿Eso que te importa Hurón? ¿Acaso mis asuntos son muy importantes para ti? ¿O se te pegó lo cotilla de tus compañeras serpientes?.
Draco levantando la ceja y acercándose a ella, sin despegar la mirada de su cuello se fijo sin querer en el pequeño lunar que ella poseía en la clavícula que lo desconcentró totalmente.
Hermione sintiéndose intimidada por su mirada, se sonrojó completamente y evitando que Draco se acercara más, puso una mano en su pecho por instinto. Draco inmediatamente le apartó lo mano.
-No te atrevas a tocarme de nuevo, impura. No me importan tus asuntos, y deberías temerle más a las serpientes que te refieres.- Le dijo Draco, mientras pensaba que le encantaba verla molesta.
-Ya veo que no haz cambiado en nada, sigues siendo el mismo imbécil de cuando estábamos en Hogwarts, ilusa yo al pensar que cambiarías en algo.-Respondió Hermione, pensando que sí que había cambiado, no podría ser tan apuesto y tras tocarlo sabía que estaba bien formado.
Draco se enfureció completamente, ya que ella se refería a su pasado, aquel que tanto ha intentado dejar atrás, y que todos se han antojado en recordarselo en cada momento. Se acercó más a ella bruscamente, ella intentó alejarse de el caminando hacia atrás y eso hizo que tropezara y cayera, haciendo que su falda se recoja mostrando sus esculpidos muslos de porcelana. Draco no perdió tiempo en detallarle sus muslos con la mirada desnudandola mentalmente.
-Para ser una rata de biblioteca no estás nada mal, ya entiendo porque la comadreja esa continua al lado tuyo. - Le dijo Draco, impactando a Hermione, él se recriminó mentalmente el estar haciéndole un halago, no debería ser tan estúpido.
