Holi! Esto es… demasiado random y sé que casi nadie los shippea pero necesitaba publicarlo (?
Disclaimer: Pokémon no me pertenece.
Gary, please!
Capítulo único
By Megumi Kurosaki
— Por favor, por favor – suplicaba una coordinadora de cabellos azules, la cual se encontraba acostada en el césped.
— Ya te dije que no – sentenció un joven castaño que estaba a unos pocos metros de la chica, pero sentado.
— Pero prometiste que… -
— Yo no prometí nada – interrumpió. La chica infló sus mejillas y se acercó rápidamente a él.
— Sí que lo prometiste – achinó sus ojos, un claro gesto de molestia. Mientras tanto, el chico ni se inmutó en verla ni nada. Solo se quedó mirando hacia otra dirección.
— No empieces, Dawn – esta vez sí la miró, inclusive le acarició la cabeza. – Y creo que ya estas grande para hacer pucheritos.
Creyó que ella se había detenido ahí y que lo dejaría en paz por, al menos, el resto del día.
— Gary, por favor.
No, creyó mal. Bastante mal.
— ¿Puedes? ¿Puedes? – para el investigador, este tormento era habitual, ya que ella siempre insistía en lo mismo pero esta vez en verdad lo estaba desesperando. – Ga... – la voz de Dawn se detuvo por completo y no por decisión suya. Alguien la había callado de una forma especial. Alguien la había besado. Si, besado. Besado con dulzura y sencillez.
Dawn todavía no reaccionaba. Gary Oak la estaba besando, ¡y en los labios!
Después de esto, ambos se miraron sonrojados. Él, con el ceño fruncido y ella, con brillos en sus ojitos azules.
¿Qué seguía? La coordinadora no podía ni hablar, por suerte respiraba pero nada más. El investigador, por su parte, se encontraba orgulloso del hecho. Eso sí, no por el hecho de besarla.
Si no por el hecho de callarla.
Rio por sus adentros y le sonrió a la joven hipnotizada mientras éste se echaba en el césped a descansar de su voz. Suspiró con cansancio y alivio.
La peliazul, poco a poco, comenzaba a salir de lo que parecía un eterno trance. Tragó duro y respiró con pesadez un par de veces antes de hablar.
— ¿Entonces…? – dijo, casi en un susurro. Gary supuso a lo que quería referirse: al beso, por supuesto, aunque se reservaba el derecho a la duda. Solo por si acaso.
— ¿Entonces qué? – estaba preparado para charlar sobre lo ocurrido cuando…
— ¿Me vas a recitar un poema o no?
Para Gary Oak no hay duda alguna.
— Esta bien, esta bien.
Dawn es única.
FIN
