Cuando ya se estaban perdiendo todas las esperanzas de que volviera, aparezco con la continuación de mi fic (?
Hola, aquí Crow con la secuela de "Las etapas antes del amor". Antes que nada, tengo que agradecer a todas las personas que estuvieron de acuerdo con la secuela. ¡Muchísimas gracias! n.n
Este fic va a ser un poco más... oscuro que el anterior, pero prometo no dejar de lado el humor y, lo más importante, el romance.
Bien, sin nada más productivo o interesante que decir, pasemos al fic. ¡Disfrútenlo!
Advertencia: este fic sigue una línea argumental un tanto diferente a la de los libros, por lo que es un semi-AU. También, y por obvio que parezca, este fic es sobre la pareja Snarry, por lo que a quien no le guste no está obligado a leer.
Este fic es una continuación de mi fanfic anterior, pero no es tan necesario el leerlo para entender la historia.
Disclaimer: Nop, Harry Potter no es mío. En caso contrario, Sirius, Remus, Fred, Tonks y Severus no hubieran muerto. Todavía no me decido si hubiera matado a Dumbledore, pero lo más seguro que sí.
En todo caso, la obra le pertenece a J.K. Rowling y la historia que están leyendo, a mí.
Cómo conquistar a un Gryffindor y vivir para contarlo
Capítulo 1: Las ideas del vejete no siempre son tan buenas
Los días de junio pasaban rápidamente. Estaban solo a dos días de acabar el año escolar, y era algo que Severus esperaba con ansias. Necesitaba ordenar sus ideas y (más que nada) sus sentimientos.
Pero, antes de obtener su merecido descanso, debía ver lo que precisaba Dumbledore de él.
- ¿Quería verme, señor?- pregunto cuando entró al despacho del director, sintiendo una especie de dejá-vu ante la situación.
- ¡Ah, Severus!, pasa. Debemos hablar de un tema muy importante- dijo Dumbledore con su usual tono y sonrisa cálida. Aun así, una alarma en la mente del Slytherin le dejo en claro que algo iba a pasar.
Tomó asiento, fingiendo una calma que no sentía. La alarma en su mente le advertía que no recibiría su tan merecido descanso.
- Tengo entendido que la relación entre Harry y tú ha mejorado notablemente estas semanas- comento con tono casi aprobatorio.
Snape soltó un bufido. ¿Solo por eso lo había citado? ¿Para hablar de la mejoría en su relación?
En verdad, la relación entre él y Harry había mejorado bastante desde que él se dio cuenta de que estaba enamorado del ojiverde, y dejado de comportarse como un bastardo en consecuencia. Incluso había llegado a revelarle al muchacho la razón de por qué se había convertido al bando de la luz (lo había confesado con nerviosismo, casi convencido de que después de decirle ello el joven ya no querría hablarle y lo odiaría mucho más que antes; pero él lo había tomado con relativa calma e incluso le había agradecido el habérselo dicho).
Aun así, algo le decía que este no era el único motivo por el cual había sido llamado.
- Sí, la relación entre ambos se ha vuelto... menos tensa, por así decirlo- respondió, intentando no sonar tan complacido por ello.
Por la sonrisa que el anciano director le dirigió supo que había fallado en su intento.
- Entonces, no te importará que te asigne una pequeña misión para estas vacaciones- comento el director.
Severus suspiro, frustrado. Allí iba su tiempo de paz y reflexión.
- ¿Qué debo hacer?- pregunto con tono seco.
- ¡Alegra esa cara, Severus! ¡Estoy seguro que esta misión te gustara!- declaro Dumbledore. Snape se permitió hacer una mueca de desacuerdo-. Veras, este año he pensado enviar a Harry directamente a Grimmauld Place por su seguridad, por lo que me harías un gran favor si te convirtieras en su guardián- le explicó.
El pelinegro se quedó en silencio durante unos segundos. La idea no le desagradaba del todo, pero se olía que había gato encerrado.
- ¿Por qué no lo hacen Black o Lupin?- cuestionó entrecerrando los ojos con sospecha.
- Ambos tienen asignadas misiones muy importantes- respondió el director sin entrar en detalles.
Snape gruño por lo bajo. Había olvidado que Black había sido absuelto de todos sus cargos tras la captura de los mortifagos en el Departamento de Misterios, en donde se logró demostrar que no era un seguidor del Señor Tenebroso y que no había asesinado a Pettigrew.
Suponía que éste había estado ansioso por cualquier misión que demostrara su valía, pero se le hacía difícil creer que no se hubiera ofrecido a una misión que demostraría las dos cosas que tanto le importaban: que podía cuidar de su ahijado y que era alguien útil para la Orden.
Definitivamente, ahí había gato encerrado.
- ¿Qué es lo que me oculta, Dumbledore?- exigió saber. Cualquier atisbo de sonrisa desapareció del rostro del anciano.
- Harry no será el único bajo tu protección, Severus- revelo-. También deberás proteger a sus amigos... y a Draco Malfoy.
- ¿QUÉ?- exclamo Snape, levantándose tan rápido de la silla que la tiró al suelo.
No lo malentiendan, quería mucho a su ahijado y, si por él fuera, lo mandaría lejos de toda esa locura y de la influencia de su padre y el Lord Oscuro; pero, ¿qué Dumbledore también buscara influenciarlo y mezclarlo en el asunto? Eso sí que no iba a tolerarlo.
- ¿Qué pretende, Dumbledore? ¿Qué es lo que quiere de Draco?- pregunto con tono peligroso.
- Mi querido Severus, te juro que yo solo quiero es que el joven Malfoy este seguro- respondió el anciano con total sinceridad.
El pocimista trató de encontrar alguna señal de engaño, mas al no hallarlo volvió a poner la silla en su lugar, y se sentó con los brazos cruzados.
- Explíquese- exigió sin dejar de ver al anciano de forma penetrante.
- El joven Malfoy es alguien confundido, mal influenciado por su padre, y está en nuestras manos el poder evitar que su destino vaya por senderos oscuros- declaró el director. El pelinegro soltó un gruñido para mostrarse de acuerdo-. Por eso, creo que es mejor protegerlo y mantenerlo apartado de Voldemort, en un lugar seguro. Y ese lugar, indudablemente, es donde tú te encuentres, a quien él le tiene respeto y, sobre todo, cariño y confianza- concluyó.
- ¿Y cómo cree que haré para convencerlo de que vaya conmigo a dónde sea?- cuestionó Severus.
- En eso, mi estimado amigo, no puedo ayudarte.
Y con esas palabras, el director dio por concluida la reunión.
Ya pasaba la medianoche cuando las llamas de la chimenea del despacho de Severus se transformaron en verdes. La visita que estaba esperando llegó, como él lo había previsto, de forma puntual.
- Me alegra que hayas podido venir- saludó a la figura encapuchada con un tono que parecía contradecir sus palabras, pero que su interlocutora no dio importancia.
- Dame una razón por lo que deba hacerte caso, y no desaparezca esta misma noche del país junto con Draco- exigió Narcisa Malfoy, quitándose la capucha que la cubría con un simple gesto y aferrando fuertemente su varita. Se veía como una madre serpiente defendiendo a su cría.
Severus supo entonces que sólo bastaba una palabra, correcta o incorrecta, para que ella se decidiera.
- Te ofrezco protección, Cissy. Protección para Draco, y para ti, si quieres tomarla- respondió Severus con calma.
- ¿Protección?- repitió la mujer entrecerrando los ojos-. ¿Qué protección podríamos recibir abandonando el lado del Señor Tenebroso y uniéndonos al de Dumbledore?, ¿qué protección habría para Draco entre aquellos que lo detestan y desconfiaran de él? Lo que nos ofreces, Severus, es cambiar una prisión por otra- soltó, furiosa.
- Puedes llamarlo así, si te apetece, pero no olvides que me tienes a mí para proteger a Draco- repuso Snape, conservando la calma-. Si te quedas del lado del Señor Tenebroso, Draco recibirá la Marca, y a partir de allí será poco y nada lo que podré hacer en su ayuda. Y si escapas, te arriesgas a que los encuentren tarde o temprano. Y sabes que el Lord no es compasivo con los disidentes- continuo.
Narcisa retrocedió ante las palabras del pocimista. Era cierto. Si seguía del lado del Innombrable, su pequeño dragón recibiría la Marca Tenebrosa, y su destino quedaría sellado para siempre. Si, por otro lado, huía del país, ¿qué le garantizaba que, más temprano que tarde, los encontraran? Y su amigo tenía razón: su Lord no tenía compasión con los desertores.
Dejando caer su máscara de furia, la mujer cayó de rodillas y comenzó a sollozar.
- No sé qué hacer, Severus, sólo deseo que este a salvo- sollozó. Snape se acercó a ella y puso su mano sobre su hombro de forma cariñosa.
- Confía en mí; sabes que quiero lo mejor para mi ahijado- pidió, y la mujer asintió, aferrándose a la túnica del único amigo que le quedaba-. Ahora, será mejor que te levantes y vuelvas a poner esa máscara impasible marca Black de la que tanto te enorgulleces. Falta alguien en esta reunión- advirtió, ayudándola a pararse mientras ella se secaba las lágrimas.
Apenás acababa de decir eso cuando alguien tocó la puerta.
Severus fue a abrir, esperando que la reunión que tenía planeada no terminara con alguien herido.
Harry bajaba por las escaleras que llevaban a las mazmorras, vigilando que nadie se acercará por el Mapa del Merodeador. Decir que estaba sorprendido porque Severus lo hubiera citado a esa hora en su despacho era poco.
Si bien su relación había mejorado demasiado esas semanas tras haberlo ayudado con el asunto de su padrino, Harry todavía no sabía cómo actuar con él. Seguía siendo el mismo hombre antipático, sarcástico e inexpresivo que conocía, pero a su vez había comenzado a verlo con otra luz al cese de las hostilidades. ¡Si hasta se había disculpado con él!
De todas formas, lo que más lo había sorprendido fue la confesión que le hizo respecto a la profecía, y a su papel determinante para que esta llegara a odios de Voldemort. Le había relatado la historia completa, sin censuras, desde el amor que había sentido por su madre hasta la razón de su cambio de bando. Y Harry no pudo hacer nada menos que perdonarlo. No se había enojado ni muchos menos le culpó por lo que pasó. Simplemente, pensó que ya había pagado con creces su error, y le agradeció su sinceridad.
La pequeña y tímida sonrisa que recibió de parte de su profesor fue lo que le indicó que había hecho lo correcto.
Pero ahora, volviendo al presente, se sentía confundido ante el llamado a su despacho a esas horas. Confundido y nervioso, aunque no sabría decir por qué sentía lo último.
Armándose de valor, tocó la puerta del despacho y aguardo unos segundos antes de que esta se abriera.
- Entra- pidió Severus, sabiendo que era él aun antes de quitarse la capa.
Harry no tardo en obedecer, retirando su capa y pasando la mirada por el despacho del profesor antes de darse cuenta de que no eran los únicos reunidos allí.
- ¡Usted!- exclamo entre pasmado y furioso al ver a Narcisa-. ¿Qué hace ella aquí?- le pregunto a Snape, quien se había apresurado a retener su brazo incluso antes de que pudiera sacar su varita.
- Resulta, Potter, que nuestro querido Severus tiene una propuesta interesante para los dos- respondió la rubia con un gesto sarcástico en su rostro. El maestro de Pociones ya estaba arrepintiéndose de haberlos reunidos en la misma habitación.
- ¿Es verdad?- consultó Harry a su profesor, quien asintió levemente. El muchacho se calmó un poco ante esto, sorprendiendo al mayor al notar el grado de confianza que había conseguido del ojiverde en tan poco tiempo.
- Ya que ambos están aquí, les contaré la idea que ha tenido Dumbledore- anunció el pocimista, procediendo a relatar la reunión que tuvo horas antes con el director.
- No entiendo por qué me citaste, Severus. La decisión ya ha sido tomada- dijo Harry una vez que el mayor terminó de hablar.
- Me pareció... apropiado comentarte la idea de Dumbledore, ya que tú podrías ayudar a proteger a Draco- aclaró Snape.
- ¡Él! ¿Cómo podría él ayudar a proteger a mi hijo?- inquirió Narcisa con ironía, y Harry no pudo evitar mostrarse de acuerdo.
- Confió en que... Potter pueda ayudarnos a evitar confrontaciones entre Draco y el resto de los miembros de la Orden y sus amigos- respondió el pocimista-. Si hubiera una confrontación en el momento en que yo no este (y sabemos que es posible que pase), tú no podrás hacer mucho, Cissy. En cambio, Potter podrá evitar que esto suceda- explicó.
- ¿Y cómo puedes estar seguro que él intervendrá a favor de Draco?- cuestionó Narcisa, recelosa.
Severus se limitó a posar su mirada en los ojos de Harry, que sintió como se sobrecogía. Sentía la súplica oculta en los ojos negros de su profesor y, por alguna razón, no podía dejar que este sufriera.
- Lo haré- prometió sin despegar la vista de Severus para que este viera que era sincero.
- Gracias- susurro el ojinegro para luego voltear a ver a la mujer-. Sera mejor que te prepares, Cissy. Tendrás que reencontrarte con personas de tu pasado.
Y ese ha sido el primer capítulo. ¿Gusto, no gusto? Me encantaría saber tu opinión y, por suerte, hay una manera sencilla y que solo toma unos segundos para hacerlo: dejar un review.
Ahora, ya puesto eso, unas cositas para aclarar: Harry todavía no está enamorado de Severus. Se podría decir que siente "algo", pero esto es más cercano a la amistad que al romance.
Por otro lado, Severus ya sabe que está enamorado de él, pero está en la etapa de "¿y qué hago con esto?", o sea, no sabe qué hacer con sus sentimientos y confesarse es algo que ni ha pasado por su cabeza.
Por suerte, siempre habrá alguien *cofDumbledorecof* dispuesto a ayudarlo J.
Ahora sí, sin nada más que decir, me despido cordialmente hasta el siguiente capítulo. Bye, Bye!
