Jotaro y Kakyoin se habían graduado con honores a los 25, habiendo empezado a salir a los 21 se ayudaban mutuamente mucho mas que cuando eran solo amigos, su convivencia en la universidad había mejorado exponencialmente en tanto empezaron a salir y eso se vio reflejado en sus notas. Al salir de la universidad ambos ya tenían trabajos prometidos, Jotaro como biólogo con la ayuda de su abuelo en la fundación Speed Wagon y Kakyoin en un laboratorio de gran prestigio al que había conseguido entrar por sus propios medios, Jojo estaba orgulloso de que su novio fuera tan listo.

Tan pronto abandonaron la universidad intentaron vivir separados con sus padres en sus respectivas casas de nuevo, pero no podían soportarlo, no después de tantos años de estar juntos, así que después de 3 meses de estar separados ambos alquilaron un departamento barato, con la promesa de poder ahorrar para poder comprar una casa el día que se casaran, después de todo estaban seguros de poder llegar al ritmo que iban, entre los 2 tenían un muy buen sueldo.

A Kakyoin le hacía mucha gracia con 4 años de relación pensar en casarse, pero se le hacía sumamente lindo.

Y pasaron unos 2 años hasta que Jotaro le propuso matrimonio en medio de una puesta en escena donde lo ayudaron amigos suyos e incluso su familia, al pelirojo le podría haber dado un paro cardiaco ahí mismo de la pena y la emoción, luego incluso se había puesto a llorar así que ahí estaba Holly consolándolo diciéndole que lo entendía perfectamente y que algo parecido le había pasado cuando Sadao se le propuso, eso había sido un triunfante desastre para Jotaro.

Fue una boda discreta, después de todo no podían permitirse gastar el dinero de su futura casa en una boda lujosa aún si las familias de ambos se ofrecían a pagar, para ellos estaba bien una fiesta pequeña, preferían gastar el 50% de ese dinero en unas bonitas vacaciones y así lo hicieron, fueron a Florida durante 15 días y fue perfecto y hermoso y no solo por su enamoramiento post boda si no por que ambos revivían los sentimientos de lo que era enamorarse uno del otro en vacaciones y eso los hacía sentirse más unidos.

No tardaron en comprar una casa a muy buen precio, el pelirojo sospechaba que fue por las influencias de Jotaro pero era una casa preciosa muy clásica por fuera y moderna por dentro, Kakyoin se sentía flotar cuando cruzaba el caminito con lagos de peces koi hasta la puerta y dentro estaba Jotaro leyendo o preparándole la cena.

El pelirojo vivía en una nube de amor donde en su trabajo podía ver las fotos que le sacaba a Jotaro sin que se diera cuenta en su celular y amaba muchísimo esas fotos, no importaba en que momento lo capturara su esposo era la cosa mas bella del mundo para el.

Sin darse cuenta y sin querer Jotaro se quedaba mirándolo a los ojos antes de abrazarlo para irse a dormir, aún si despertaban separados por el calor o la misma incomodidad o que alguno se moviera dormido pero adoraba su pelo haciéndole cosquillas en el mentón o sus manos tironeando de su camisa para acomodarse contra su pecho.

Durante unos 3 años estuvo todo perfecto, vacaciones, salida, comidas en pareja o simplemente leer libros juntos en el sofa, pero entonces Jotaro empezó a ser mas requerido en su trabajo o el mismo empezaba a tomar viajes y turnos mas largos por que se había apasionado muchísimo con la idea de ir a expediciones y…

Kakyoin empezó a quedarse solo.

Y el odiaba la soledad, le recordaba lo mucho que le costaba a la gente quedarse a su lado antes de Jotaro.

Jotaro se iba por 3 semanas, un mes, 2 meses…cuatro…y Kakyoin no lo soportaba, lo cansaba en demasía ver la cama vacía al lado suyo, los intervalos en los que Jotaro si estaba en casa no le eran suficientes como para remediar toda esa soledad. Estaba cansado y fastidiado pero aún así tenía que aprovechar a Jojo con una sonrisa el poco tiempo que estaba con el, no podía arruinarlo por que era como si no lo volvería a ver, una vez su enojo reprimido salió a flote por que el moreno rompió un vaso por accidente y luego se sintió mal por semanas por haber sido así de malo con el el poco tiempo que estaba en casa. Sin embargo sabía que a su esposo no le afectaba mucho, el estaba de lo más feliz en altamar sin pensar en el, llamándole una vez cada 2 semanas para ver si seguía vivo o lo seguía queriendo.

Más allá de todo es que Jotaro no lo notaba, amaba tanto su trabajo que no caía en cuenta de que sus ausencias podían perjudicar su matrimonio, pero para el era vida ir al océano y encontrar nuevos especímenes o interactuar con ellos, lo llenaba por dentro.

Aún así una vez que se fue por un par de meses se dio cuenta de que entre toda la diversión que tenía estaba extrañando a su esposo, así que lo invito con el a pasar un par de semanas en altamar, como si fueran vacaciones, el tenía el poder de hacerlo, ya era casi un jefe de expediciones y podía traer a quien se le diera la gana.

Kakyoin acepto intentando comprender un poco que era mas importante que el mismo o que llenaba mas a su esposo que el, y aunque fueron unas 2 semanas hermosas y super relajantes para ambos no lo termino de entender, no era lo suyo, aunque ver de nuevo a Jotaro en traje de baño o mismo en el agua con un traje de buzo lo hizo muy feliz.

Al volver y estar solo de nuevo el pelirojo decidió algo, no esperaría toda la vida por Jotaro, y si el le dedicaba todo su tiempo a su trabajo entonces el lo haría también más allá del laboratorio. Entonces ahí fue donde hizo un pequeño cuarto de prácticas en el sótano que su tamaño era así por que el pelirojo era sumamente organizado, si no sería mucho mas grandes.

Jotaro no podía terminar de contar cuantos frasquitos y materiales había ahí abajo, pero no le molestaba lo que hacía la verdad.

Una tarde el moreno había salido de bañarse, no paso mucho tiempo antes de que inesperadamente Kakyoin se colgara de su espalda, dándole un beso en esta, jugando con el borde de la toalla en su cintura.

-Deberíamos ir a cenar, encontré un buen lugar –el ojiazul sonrió y le tomo la mano, estaría bien, hacía un tiempo que no hacían nada.

-Esta bien…hueles a acido? –el sótano entero olía a cosas raras.

-eh? –el químico se separó confundido y se olió el hombro, echándose atrás de la fuerte esencia –tienes razón…voy a bañarme, debe haber sido la explosión de antes…

-Explosion!? –dijo Jotaro preocupado.

-No te preocupes, tengo todo controlado, no voy a demoler la casa –susurro con una risita abriendo la puerta del baño.

-No es por eso, no quiero que te lastimes, en que momento fue? –confiaba plenamente en las ideas y en la cordura de Noriaki pero sabía que la química a veces era peligrosa.

-Tal vez no la oiste por que te estabas bañando, no te preocupes –con una sonrisa juguetona le dio unas pequeñas cachetadas y se encerró en el baño, dejando a su esposo confundido.

El moreno volvió a irse pero a Kakyoin no le importaba, tenía su mente concentrada en otra cosa ahora mismo, en sus propias y fabulosas investigaciones, parecía magia como todo explotaba, brillaba, saltaba e iluminaba, se divertía muchísimo y entre todo eso presento uno de sus proyectos en el trabajo, donde le vino una oferta de trabajo que ciertamente era…asombrosa.

Tal vez Jotaro en altamar incomunicado de la vida no sabía, que Kakyoin hizo un juguete para niños de mucho éxito que le trajo mucho dinero y contratos de otras fábricas y laboratorios.

Incluso cuando volvió a su casa no supo notar todas las muestras y productos que el mismo había fabricado con todas sus firmas. Y Noriaki no iba a decirle, quería que lo notara el y que lo felicitara por su esfuerzo y todo lo que logro pero…

Se deprimió mucho al ver que Jotaro no le prestaba la debida atención, había vuelto a irse y definitivamente no había notado sus éxitos, ni siquiera debía saber cuándo dinero tenía ahora en su cuenta bancaria.

Jotaro no lo hacía de malo, simplemente era cosas que no notaba o su mente estaba muy enfocada en otros asuntos como para ver bien a su alrededor, además no podía saberlo, no había manera, Kakyoin le dedicaba todo su tiempo y atención cuando estaba en casa, no hacía nada para el ni de sus mismos proyectos cuando podía estar con su esposo, aprovechaba los momentos en que salía de casa a comprar o estaba bañándose o tomando una siesta.

Pero Kakyoin era total y absolutamente de Jotaro, un muy despistado Jotaro que hacía su corazón crujir por sus faltas de atención, masomenos llevaban 2 años así.

-Tienes los ojos negros…-susurro el moreno con preocupación posando sus dedos en sus ojeras, había estado muy emocionado con su investigación pero siempre tendría tiempo para ir a buscar a su esposo al aeropuerto y recibirlo con un beso.

-Tu crees? No lo he notado –ambos se abrazaron con fuerza, Kakyoin tironeando de sus ropas intentando quedarse con algo de el, intentando arrebatarlo y que fuera solo de su propiedad.

Esa misma noche masomenos a las 6 de la mañana el moreno se despertó de un susto totalmente alarmado, sus manos buscaron a Kakyoin en la cama pero estaba totalmente vacía, el ruido que lo había despertado había sido muy fuerte y estruendoso, le preocupaba no ver al pelirojo.

Otro ruido mas, era una explosión, y otra, y otra, todas venían de la parte de debajo de la casa, acaso estaban haciendo reacción todos los químicos del pelirojo? Se puso sus pantuflas y salió corriendo al sótano, casualmente ahí estaba el extintor de incendios, buen trabajo con eso Jojo, poniéndolo en la parte más inaccesible de la casa en caso de emergencia, ahora mismo lo subiría. Definitivamente el laboratorio de Kakyoin era un peligro, la casa se iba a venir abajo.

Al abrir la puerta se encontró con la gran sorpresa de que las luces estaban prendidas y que Kakyoin se encontraba ahí, con sus tubos de ensayo y con un gotero en la mano, el chico de ojos violetas lo miro nervioso y se rió ligeramente.

-Me desperté con una buena idea y…no podía dejarla pasar

-Todo esta explotando, estas bien? –de cierta manera tenía miedo de entrar a la habitación, aunque quería ver en que estado estaba su esposo.

-Ah no, son explosiones ruidosas nomas, no pasa nada –Jotaro lo miro con duda- mira –no tenía idea de que sustancia tenía el gotero, pero en cuanto su contenido hizo contacto con el frasco Kakyoin puso la mano en mano de estos, iba a darle un paro cardíaco hasta que empezó a dispersar el humo con su otra mano, no había pasado nada, suspiro un poco agobiado y otra vez lo reprendió con la mirada.

-No te lastimes

-No te preocupes, se como cuidarme –por supuesto que Jotaro confiaba en sus métodos de seguridad y en la confianza que el tenía sobre si mismo pero no podía evitar pensar en explosiones y un mal resultado. El pelirojo le tiro un beso y Jojo lo agarro jugando, dispuesto a volver a la cama.

-Intenta hacer menos ruido si?

En una de esas semanas ambos habían salido a hacer ejercicio los 2 juntos, correr era sumamente relajante, además le gustaba verse con buena contextura física, le encantaba estar bueno y sexy para su precioso marido, entretanto que lo miraba tropezó con una grieta en el suelo y se callo, alarmando a Jotaro que se abalanzo a su lado.

-Noriaki! –el pelirojo tenía la cara llena de muecas de dolor, había sido un golpe duro, el moreno lo agarro por los hombros y lo levanto, llevándolo lo mas posible hasta una banca para sentarlo ahí y ponerse a examinarlo, tenía raspones por todos lados –presta mas atención por favor…

-Lo siento…-al intentar levantarse un fuerte dolor en la rodilla lo hizo retroceder para atrás y tirarse.

-No te esfuerzes mucho, quieres que te lleve a casa? –Noriaki le asintió y fue tomado de los hombros, iban a tomar un taxi esta vez.

Entonces Jotaro comenzó a irse largos periodos de nuevo, 2 meses y 4 mas también, y el corazón del chico de ojos violetas no podía soportarlo, le dolía no estar al lado suyo y no poder recriminarle nada a miedo de quedar como un patán que no respetaba sus cosas.

Totalmente cansado de llorar al encontrarse solo en la cama y no tener ni una llamada de Jotaro quiso olvidarse todavía mas de el, alquilando una pequeña y discreta casa donde podía llevar a cabo sus experimentos, en parte por que su sotano le quedaba pequeño y en parte por que…quería olvidarse de esa casa en la que siempre estaba solo, al menos ese lugar no le daba malos recuerdos. La caída que había tenido aquella tarde corriendo le estaba empezando a afectar, era algo un poquito mas grave que un dolor pasajero…

Los meses empezaron a pasar y Jotaro ya llevaba 4 meses fuera, Kakyoin ya llevaba 2 meses fuera de su casa en aquella casa alquilada y era el solo con sus experimentos, y su trabajo y los viajes de negocios que tenía que hacer, Jojo lo llamaba muy cada tanto y ya nisqiuiera quería oírlo, esas llamadas eran dolorosas, le recordaba que no estaba ahí y esa no era la vida que tenían que tener, intentaba colgar las llamadas lo más rápido posible pero quería escucharlo y fingir que estaba ahí con el, contándole de su día de trabajo o saliendo juntos a algún lado como hacían al principio.

Al quinto mes el moreno llego a su casa, extrañándose de que Kakyoin no lo hubiera venido a recibir tan pronto vio las luces del taxi y la puerta abriéndose, había olvidado avisarle que volvería por que se había quedado dormido en el viaje, al entrar su sorpresa fue que no solo el pelirojo no estaba ahí, si no que la casa lucía sumamente polvorienta como si hace tiempo que no hubiera nadie ahí, la luz estaba cortada de igual manera. El corazón empezó a latirle a mil mientras buscaba con la mirada al pelirojo en cada habitación, incluso en el sótano, donde veía que su equipo de laboratorio no estaba.

-Noriaki? –pregunto en un susurro, activando las térmicas para prender la luz.

Donde había ido su esposo? Le había pasado algo? Estuvo muchos meses fuera pero en sus llamadas podía decir que estaba bien incluso si hablaban muy poco…estaba preocupado, dejo sus cosas en la habitación y vio que también faltaba ropa suya ahí…se sentó en la cama agarrándose la cara intentando tranquilizarse a el y los fuertes latidos en su corazón, no quería pensar que lo había abandonado, saco su teléfono con las manos casi temblándole pero después de el tortuoso tono del aparato no recibió respuesta alguna.

Se hecho en la cama intentando pensar la situación, agarrando las sabanas con sus dedos con mucha fuerza.

Noriaki siempre le contestaba bien, nunca lo había visto descontento a su lado, jamás le había dicho que salía o que pensaba irse de vacaciones, ni mismo que se iba a mudar, ni mucho menos que lo iba a dejar o algo, había muchas de sus cosas pero faltaban las camisas que el más usaba o sus consolas. Nunca había notado que podrir ir a dejarlo o…no quería pensar en eso, quería oírlo directamente de sus labios, no sabía si mismo no lo habían secuestrado o que podría haberle pasado, tendría que investigar.

Por que no le contestaba el teléfono!?