Capitulo 1

Isabella swan una niña de ocho años aparentemente muy feliz hasta que Phil llegaba a casa su padrastro le hacía la vida imposible, ella no sabía por que no la quería y la primera oportunidad que tubo para deshacerse de ella la tomo comprometiéndola en matrimonio con el Príncipe Edward. Claro su madre intento oponerse pero como era de esperarse su esposo la convenció que era lo mejor el dote que daría el rey Carlisle Cullen, tendrían comida hasta por décadas y Isabella sería princesa solo tenía que abrir las piernas, y cerrarlas cuando todo acabara y la madre de ella solo veía el signo peso después de eso.

En otra parte específicamente en el castillo un niño de quince años estaba furioso como lo podían comprometer con una niña de ocho años, acaso su padre e había vuelto loco, más encima la boda sería en una semana más no tenía sentido, despotricaba delante de su hermano menor Emmet que lo miraba sin entender mucho.

—Te vas a casar Edward eso es asqueroso, tener a una niña en el palacio

—Lo se Emmet y no se como lo voy a solucionar

—no tendrás que solucionar nada, Emmet, sal del cuarto quiero hablar con tu hermano.

El pequeño Emmet salio del cuarto dándole una ultima mirada a su hermano el cual no estaba muy contento.

— se que estas enojado, pero hay una razón por que estoy haciendo esto

—me la puedes explicar por que estoy siendo prometido a una niña que prácticamente es un bebe.

El rey se sentó en la cama de Edward ven siéntate conmigo, el adolescente se sentó en la cama junto al rey.

— Edward la palabra de un rey es lo más importante, un rey jamás da su palabra si no la cumplirá, eso debes entender cuando seas un rey y yo di mi palabra de rey que tu te casarías con la hija de Charlie Swan, normalmente hubiese esperado que ella estuviera más grande, pero las circunstancias apremian que Isabella sea retirada de ese hogar lo más rápido posible y la única forma es en matrimonio.

—¿porque? Pregunto Edward

—por que el padre de ella te salvo la vida y te prometí a su hija, y ahora ella esta en peligro su padrastro no la quiere. Temo que la deshonre antes que llegue a ti tiene conductas inapropiadas a la niña. Solo veras a la niña cuando te cases con ella, llegaran a un acuerdo y no la volverás a ver hasta dentro de unos años te iras al internado a estudiar y a prepararte para gobernar.

—Tan pronto padre

—ya tienes quince años es la edad apropiada para eso, muchos reyes han tenido esa edad para gobernar y quiero que eso no te pase a ti, cuando llegue el momento quiero que estés listo, arriba ese animo que no cambiara nada hasta dentro de muchos años.

Después de esa conversación el rey dejo solo a su hijo para que pensara las cosas, sabía que estaba cometiendo una locura pero por su amigo Charlie rescataría a Isabella de ese hogar, despreciaba a la madre de ella fue tan fácil que la dejara representaban un peligro para esa niña.

Al contrario de lo que pensaba Renee, Isabella no se negó al matrimonio de hecho estaba contenta y feliz por que por fin sería una princesa. Se acordaba cuando su papá como lo extrañaba pensaba Isabella, le dijo que sería princesa y quizás reinas su esposo era un príncipe, tenía el cabello cobrizo y los ojos verdes. Y todas las noches soñaba que la venía a buscar y la salvaba de este infierno por fin podría irse sin volver, no le importaba dejar a su madre total ella había traído ese hombre a la casa, que vivía tocándola y haciéndola trabajar. Phill entro a la casa sonriendo, paso por la cocina vio a Isabella agachada y tiro un vaso al piso. Haciendo la saltar del susto.

—Renee, Isabella rompió un vaso, necesita un castigo sonrío con maldad.

—No seas muy duro con ella, hoy el rey la viene a buscar y debe estar en perfectas condiciones. Le grito.

Las lagrimas de Isabella corrían por su rostro, mientras era tomada por Phil a uno de los cuarto, Renee ni se inmutaba por el llanto de Isabella cuando paso por su lado, llego a la cama y la coloco en sus rodillas, subiéndole la falda y bajándole las calzas. Antes de golpear las acaricio y apretó sus glúteos antes el llanto de Isabella. Le dio una nalgada que no fue fuerte solo para hacerla saltar en su falda.

—tienes suerte te quería para mi, pero despertaste la atención del rey, quizás algún día pueda hacerlo, pero nadie va impedir que te toque. Hermosa Isabella.

—no, por favor.

Las manos de Phil recorrían el cuerpo de la pequeña Isabella, ella trataba de moverse pero se pegaba cada vez más a Phil con cada unos de sus movimientos.

—Phill el rey viene en camino le gritaron desde abajo

—demonios, ni una palabra de esto a nadie Isabella.

Dejo a la niña para que se arreglara, en el cuarto mientras el iba a mojarse el cabello, y ponerse presentable para el rey. El rey venía con todo su estandarte y una comitiva como si se estuviese yendo a la guerra. Renee estaba vistiendo a Isabella con un vestido que le compro con el dinero que le entrego el rey para que estuviera presentable para él. Para ella deseaba poder largarse pronto de ese lugar el rey estaba cerca y la salvaría, de caer en las manos de ese tipo tan asqueroso.

La puerta de la pequeña chosa, sonó Renee con su mejor cara fue abrir junto con Phil como si fueran los padres más amorosos del mundo, el rey estaba con la comitiva esperando a Bella le desagradaban esos sujetos, la avaricia reflejada en sus rostros.

—¿Esta lista la muchacha? Pregunto el rey

—si su majestad aquí esta Isabella.

Una pequeña niña que miraba el suelo se presento ante el rey, la reina y su hijo Edward, la pequeña llevaba un vestido rosado, y su melena larga cayéndole por los hombros se veía adorable jamás levanto la vista.

—buenas tardes majestades, dijo con voz infantil.

—¿que te dijo tu padre Isabella? Pregunto la reina con una suave voz

—que vendría a buscarme, pero no pensé que sería tan pronto me alivia que haya venido antes por mi.

—puedes mirarnos pequeña ahora eres parte de la realeza, le dijo el rey.

La mirada de Isabella fue hacia las tres personas que estaban frente a ella y los guardias que estaban custodiándolos, y luego sus ojos se enfocaron en el muchacho que estaba al costado de ellos, un ángel pensó Isabella como alguien podía ser tan hermoso y brillar junto con el sol. De inmediato supo que el sería su esposo, tenía el cabello cobrizo y los ojos verdes, seguro el jugaría con ella al te sería genial tenerlo en la mesita del te.

—Vamos Isabella, más bien princesa Isabella la invito el rey Carlisle

—si su majestad, le regalo una sonrisa y se fue junto con la caravana,

Frente a ella estaban los reyes y a su lado el príncipe Edward ,evitaba a toda costa mirarlo era un falta de respeto y opto por la ventana, donde estaban todos esos guardias vestidos con sus trajes de guerra los miraba fascinada si hubiese sido hombre sería un guerrero del rey estaba segura. Muchos de los aldeanos, se paraban y hacían reverencia cuando pasaba la caravana del rey Carlisle, e intrigado de quien era esa niña no se enteraron de que el rey hubiese tenido una princesa.

La pequeña Isabela entro al palacio maravillada, lo había contemplado dese lejos veía su majestuosidad, pero ahora lo tenía enfrente era maravilloso. Sus paredes fortificadas y los estandartes del rey, se escuchaba los caballo cuando se abrió la entrada al castillo, era hermoso ante la mirada intrigante de las personas que trabajaban a caso siempre laminarían así probablemente así sea. Pero no importaba ella sería feliz y una gran princesa solo necesitaba una oportunidad. El príncipe Edward no le había dirigido la palabra y lo entendía, seguro el quería casarse con alguien de su edad y una princesa de verdad pero ella haría que se sintiera orgulloso de ella.

Los reyes le dijeron a una mujer que sería su criada por lo que le habían informado y la llevo a una de las habitaciones, era enorme, una cama con un doncel que la cubría entera, una gran chimenea en uno de los costados, unos muebles presumía para la ropa.

—Princesa la vendré a buscar para la cena, más tarde vendrá el príncipe conversar con usted.

—Si señora le respondió con timidez.

Cuando su criada se fue, lo primero que hizo fue rodar en la cama ya se había olvidado lo que era dormir en cama, Phil le quito su cama para añadirla a la cama de la señora que le dio la vida por que había dejado de ser su madre, y retocaba dormir en el suelo cubierta con una colcha roñosa.

El pequeño Emmet estaba ansioso por conocer a su cuñada, pues a la edad de ocho años era un niño curioso, y no lo habían dejado ir a buscarla aun estaba enojado con sus padres por no dejarlo lo encontraba tan injusto que solo Edward fuera. Su hermano no estaba con el mejor de los ánimos del mundo era un dolor en el culo cuando se ponía así aunque no sabia que era ese dolor. Como príncipe que era nadie jamás en al vida lo había tocado era pecado mortal tocar a un príncipe, y el hacia lo que quería no era el heredero pero igual era de sangre azul aunque una vez se había cortado y la sangre era roja, así es que tampoco entendía por que su padre le decía que tenía la sangre azul.

En el salón real se encontraba Edward sentado en su trono al costado del de su padre, existían tres tronos, el del rey, la reina y el del príncipe heredero.

—Pero yo tengo que ir a hablar con ella por que no va usted padre, usted la conoce mejor que yo, de hecho yo no la conozco de nada.

—Es por eso que tienes que ir tu, para que la conozcas, es un buena niña y pronto crecerá Edward y será una joven hermosa solo tienes que tener paciencia nada más.

—Si no hay más remedio dijo resignado. Y con una mirada triste.

La reina se estremeció cuando vio la tristeza en los ojos de su hijo, no entendía por que estaba así, pero empezó a pensar que estaba mal obligarlo a casarse nunca lo habían obligado a hacer algo que no quisiera y ahora disponían de su vida, pero Carlisle no estaba por dar su brazo a toser y las decisiones finales las tomaba él. Edward estaba furioso con todo el mundo y sobre todo con esa niñita que había arruinado sus planes como le iba a explicar a su novia que ya no se cazaría con ella si no con otra, y una niña que ni siquiera podía coger, recitaba tirarse a Jessica a penas se librara de la enana.

Entro al cuarto de la niñas con claras intenciones de hacerla llorar y hacer que pasara un poco de lo que el estaba sintiendo. Pero cuando la vio durmiendo en esa cama tan grande la vio tan indefensa ella no tenía la culpa de que a su padre lo ofreciera, como recompensar por la vida, la estuvo contemplando y definitivamente sería hermosa cuando creciera, pero el necesitaba mujeres ahora no dentro de unos años más pero las podría tener hasta que su esposa le pudiera cumplir con sus deberes si definitivamente podría esperar pensaba el príncipe Edward.

—Despierta le dijo sin rodeos. Edward

Prácticamente se callo de la cama producto del susto que dio, y miro algo desorientada la habitación y su mirada se enfoco en él.

— Príncipe Edward, le dijo en un susurro sentándose en la cama. —Lo siento me quede dormida.

—Así veo, Isabella, necesitamos conversar

—Lo se y lo siento mucho que estés estancado conmigo yo se que esto es mas enredado que pelea de pulgas, lo normal es que te quieras casar con alguien de tu edad, pero yo no me podía negar de verdad no podía.

—Por que no podías Isabella.

—Mi padrastro me iba a terminar matando o haciéndome dios sabe que tenia una extraña obsesión con tocarme si no me iba sabe dios que cosas mala me haría.

—tranquila Isabella no te volverá a tocar, la boda será mañana y no me volverás a ver dentro de muchos, años me iré a estudiar a Francia un internado para príncipes, cuando regreses haremos el matrimonio como debe de ser no lo podemos consumar eres una niña, pero mientras tanto Isabella yo me divertiré con otras mujeres soy un hombre y tengo necesidades.

—entiendo —aunque en realidad no entendía nada, lo de consumar el matrimonio, lo de otras mujeres, lo bueno que la parte de irse a estudiar si la entendió ojala alguien le explicara que era eso de consumar el matrimonio.

La conversación entre ambos duro un poco más, cuando el príncipe se retiro Isabella comenzó a pensar en cada una de las palabras del príncipe. El estaría con otras mujeres mientras ella no pudiera cumplir era aceptable eso, si quería tener más amigas quien era ella para impedirlo, de igual forma estaría lejos, pero tendría todo el palacio para jugar. Cuando el príncipe salio unos minutos después alguien toco el cuarto de Isabella.

—Pase le indico desde el suelo de la cama donde se encontraba.

Una cabellera castaña y unos ojos de color avellana se asomaron por la puerta entrando con toda la propiedad del mundo. Ella miro al niño que entraba y se sentaba en su gigantesca cama de con doncel.

—¿Quién eres?_ Le pregunto Isabella

—Soy el príncipe Emmet, hermano menor de Edward.

—Hola su majestad, ¿como esta?

—llámame Emmet, es divertido lo de la majestad, pero eso es mi padre y eventualmente mi hermano, seremos amigos y jugaremos.

—por supuesto así no me sentiré sola en este enorme lugar.

La mesa era enorme de cabecera estaban el rey y la reina, al costado derecho del Rey estaba el heredero el príncipe Edward, al costado izquierdo estaba el príncipe Emmet y al lado de el Isabella. Como Isabella había sido educada por su padre sabía utilizar muy bien los cubiertos aunque rara vez podía practicar, la cena era en abundancia y no hablaba ni una palabra solo escuchaba a sus majestades conversar.