PELIGROSAS RELACIONES
Holas!! n-n
Que emoción el primer fic q subo ------- ya iba siendo hora n.nU, y todo se lo debo a la infinita paciencia d mi onee chan Annshail y mi nee chan Sango Luna n.nU y mi otra nee chan quien en 1er lugar me obligo a publicar xDU
Bien n-n lo van a ver algo extraño al principio, pero ténganme paciencia n.nU ok?
y…si tienen tiempo y si son amables o si les gusto la historia, quejas, dudas, criticas U todo eso, no importa, los escucho n.nU, no mas dejan un rr, ok? n.n
y ni mas los dejo con la historia n-n
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-Aún estando muerta… luces bien.-
Mascullé simplemente y en voz baja. Era inapropiado, pero eso fue lo único que me inspiró a decir, luego de presenciarlo por indefinidos segundos, ese rostro tan conocido y familiar.
Mechones rubios que caían con delicadeza sobre ese rostro pálido, cuyos únicos colores se debían al maquillaje caro que solía usar.
-Seguramente decir 'descansa en paz' es muy drástico, ¿no? -
Suspiré. Estar frente a ella me causaba un raro sentimiento. No era tristeza exactamente, nostalgia, o cualquiera de esas emociones que se experimentan en un funeral.
- Tal vez verte en un féretro y presenciar tu funeral es una ironía cruelmente macabra… -
Ese pensamiento me provocó una inapropiada risita que traté de disimular bajo el papel de un sollozo inconsolable. Y, aún estando de espaldas a los deudos, sentí sus incómodas y confundidas miradas clavándose en mi cuerpo. No era para menos. Simplemente era la sorpresa de observar como una total desconocida se despedía con gran sentimiento de su bien apreciada rubia. Pude notar como Hao se deshacía en impotencia por no saber mi identidad, sin embargo, se mantenía firme; apretando el borde inferior de su saco.
Agradecí la cordura y buen juicio que se presentaba por ocasión de mi muerte.
No era mi culpa no sentir algo 'normal' como se diría. En verdad ni siquiera sabía qué era lo que se sentía en esos momentos de los que mi mente se encargó para que fuesen más largos de lo usual.
Un viento helado movió con ligereza mi velo negro y transparente mientras mi diestra jugueteaba con el objeto que me salvo la vida debajo del sacón. Ya era hora de irme.
Realicé una leve inclinación antes de volver a verla. Recordaré mandarle mis saludos y reconocimiento a "Madame Tussauds" por tan increíble y realista trabajo, ya que, si no estuviese segura de que aún formo parte del mundo de los vivos, juraría que la que se encuentra en esa caja de muerte soy yo en vez de un muñeco de cera. Un muñeco, dicho sea de paso, muy bello y real. Tanto que raspa lo morboso.
Y me alejé de ahí llevando conmigo las miradas de todos y cada uno de los presentes siguiéndome hasta que me perdí en las sombras.
Llovía. Era una de esas lluvias sorpresivas que se aparecían sin motivo aparente y en consecuencia del calentamiento global, pero aunque ese era un tema de importancia, mis pensamientos superficiales apuntaban a que fue una decisión prudente la de colocar una carpa antes del entierro.
Y como si fuese algo sacado de una predicción cabalística concordante con lo terrible del clima, apareció frente a mí una 'muy grata' sorpresa. Caminaba con ese porte de hombre importante y soberbio que finge ser buena gente.
- Maldito falso mal nacido. ¡Qué falta de respeto la de aparecerte en mi funeral! -
Mi mirada se clavó sobre ese despreciable ser intentando complacer a algún deseo oscuro en algún rincón de mi mente, dondeera posible apuñalar con la sola mirada… como devolviéndole el 'favor'.
Era muy valiente de su parte el presentarse. Más que eso: era una falta de respeto adrede, una burla y humillación hacia mi memoria.
Pronto, mis pasos se desligaron de mi voluntad, mí mirada cambió del odio a la indagación fría y calculadora. Sujetos como ese han de tener motivos ocultos más que el simple deseo enfermo de presenciar el entierro de una gran enemiga y amante suya.
Un traje negro costoso, lentes oscuros y un gorila con afro extravagante muy familiar, que caminaba a su costado sosteniéndole un paraguas azul profundo. Su rostro se mantenía serio, raspando lo hierático. Era asquerosamente solemne. Lo que contrastaba enormemente con el mórbido júbilo, una expresión torcida en esos ojos gatunos drogados en soberbia, que resaltó detrás de lo oscuro de esos lentes.
Era una pequeña auto-demostración de victoria. Todo sea para alimentar ese, de por si, muy inflado ego.
Apresuré el paso, llegando al primer árbol del cual robaría algo de protección. Pese a la ira y la repugnancia que ese ser me inspiraba, la curiosidad de verlo 'actuar inocentemente' frente a mis deudos, me atrapó.
Lo vi dándole el pésame al viudo, quien increíblemente para mí, reaccionó con una sumisión espantosa e impropia en él; dejando a su furia actuar sólo a través de sus oscuros ojos negros.
Era increíble. Hao siempre preferiría más a sus socios que a su propia sangre a pesar de que ambas partes lo traicionaron por igual…
Golpe bajo… para mí.
Nada de esto hubiese sucedido si, en un principio, yo no lo hubiera traicionado en primer lugar…
Luego siguió Mari, mi hermana menor, que poseía un rostro perturbado y una mirada que dejaba entrever su ausencia pese a su presencia física en aquel lugar.
Continuó con mi hermano mayor, quien se negó a estrecharse en un abrazo o gesto alguno; provocando una ligera irritación en ese rostro que se podría jurar, era inconmovible.
Así continuó con el resto de los presentes; pasando por Pilika, quien soltó un gritito al ser tomada por sorpresa en el abrazo del 'Judas'.
Hasta que llegó hasta él… Yoh. A él le susurró con disimulo palabras que provocaron una reacción instantánea y violenta contra el sonriente burlón, quien aparentaba sentirse ofendido por las palabras del castaño menor.
No tardó mucho en formarse una escaramuza. Dos contra uno. Injusto para él, pero un detalle insignificante para ellos.
No me sorprendí de sus reacciones, sobretodo de la de Hao, aunque no fuese justo con su hermano, debía ceder ante su principal socio, quien al fin de cuentas, también le jugó sucio.
Suspire por última vez…
- ¿Lista? – Preguntó una voz que apareciendo tras de mí, sacándome de mis cavilaciones. Se apresuró a mi costado con el único fin de observar mis gestos.
Aquella peliverde era muy arriesgada o sencillamente estaba muy loca para no entender la magnitud del problema al cual nos habíamos arrojado. Pero sea cual sea el motivo, mi agradecimiento para con ella compensaba cualquier razón y además, era la única que sabia la verdad detrás de mi falsa muerte y en parte la causante de que siguiera con vida. Aquella que se atrevió a traicionar a los suyos para salvarlos… aquella a la cual tanto odie antes y ahora no podía continuar sin su preciada ayuda.
- Mira Anna-chan. – Me avisó. Volví la mirada hacia donde ella indicada, puesto que su tono era serio como para empezar a reñirle por el apodo cariñoso que me daba.
Unos gritos desgarradores provocados por mi hermana y Pilika comenzaron a irrumpir en aquel campo santo, silente y húmedo. Yoh, mi hermano y Lyserg estaban cerca de ellas; derramando lágrimas amargas, impotentes, mientras apretaban llenos de frustración sus manos; formando puños blanqueados por la presión ejercida. Los largos cabellos de Hao nublaban su vista, sin poder evitar que las lágrimas se escaparan y se lucieran frente a los demás.
-Orgulloso… - Fueron mis palabras liberadas casi inconcientemente ante el intento fallido del que fuera una vez mi marido, por ocultar sus sentimientos.
Los abuelos, simplemente eran observadores. Sus rostros sombríos transmitían inconformidad y sospecha. Para ellos algo no andaba bien.
-Tuviste suegros muy perceptivos – Intervino con un tono burlón, pero elegante al notar que mi atención se dirigía justo hacia ellos.
-No lo dudo. Estoy segura de que nos serán de mucha ayuda. –Afirmé con la seguridad característica en mí.
Y finalmente mi vista se 'recreó' viendo al invitado especial. Sonriente; viendo con satisfacción como bajaban el ataúd cuatro metros bajo tierra, mientras que él se encontraba muchos kilómetros allá arriba en su nube.
-No te daré el lujo de disfrutar mi muerte una segunda vez, Tao. Ya que para la próxima, seré yo la que presencia tu muerte y esta vez ¡SERÁ REAL!-
-¡Santo Cielo!– Exclamó la peliverde.
Y note con horror el motivo de su sorpresa y preocupación.
Justo cuando empezaban a 'enterrarme', Mari sufrió un desvanecimiento.
-¡Mari no…! – Dejé escapar un casi grito, el cual no fue escuchado debido a que todos estaban ocupados atendiéndola. Un arrepentimiento llegó en forma de punzada, directo hacia mi corazón. Mari era prácticamente una niña, tenía una salud muy inestable y para colmo había tenido la desgracia de presenciar la muerte de mi padre, de mi madre y ahora la mía. Si algo le pasaba, sería directamente mi responsabilidad y eso no me lo perdonaría jamás.
Vi con lágrimas como mi hermano mayor la levantaba en brazos; corriendo desesperadamente hacia el carro de Tao, quien amablemente se ofreció a prestarlo para conducirla hasta el hospital.
-Maldito infame, pero oportuno… por esta vez. – Levantándome, traté de recuperar la normalidad de mi agitada respiración. Jun seguía con la vista en el carro que se perdía por el horizonte.
-Pobre niña. Ha sufrido mucho y este es un duro golpe. –Comentó inocentemente; entendiendo a que se refería en verdad.
-Aún así no me voy a echar para atrás. Tú conoces mis motivos, Jun.- A pesar de la preocupación de la cual era presa, mis motivos seguían firmes.
Recibí de Jun una sonrisa y un suspiro cansado.
-Me duele verla así a ella y a todos, pero es lo mejor. Que ninguno sepa la verdad, sólo así estarán a salvo.-
Su respuesta volvió a ser una sonrisa, aún mucho más sincera.
Caminamos hasta la salida del cementerio en donde aguardaba un carro negro de lunas polarizadas.
-¿Sabes dónde está?- Lancé la pregunta que estaba esperando. Se encogió de hombros y habló con tranquilidad.
-Supe que pasó por Aomori antes de ocultarse en Europa.-
-Así que Aomori…- Su respuesta no hizo más que incrementar mi interés. Esto cada vez se volvía más parecido al juego del gato y el ratón, salvo que no era un juego y si no atrapaba a esa rata pelirrosada, la cual tenía el secreto para refundir al patán de Tao en la cárcel, mi 'muerte' en verdad sería en vano.
Pronto me embarcaría en un tren hacia Aomori; viajando hacia el pasado que tanto daño me causó. La soledad, la tristeza, mezcladas en un lugar helado como lo era mi corazón.
-Al hospital, Lee. – Ordenó Jun. Mi mirada se clavó en la suya y al unísono, sonreímos. Si yo no lo supiera, realmente creería que utiliza el Reishi conmigo.
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Bien, hasta aquí n-n el primer capi, u.u a poco pensaron q mataría a Anna? Xq? Ella es la prota ---- y la admiro xDU
Cuídense y no se olviden d dejar rr n.n ok?
