Los juegos del hambre y sus personajes pertenecen a Suzanne Collins. Marmalade Boy pertenece a Wataru Yoshizumi. Esta es una obra adaptada


Prim y yo estábamos en la mesa del comedor terminando nuestro postre, una tarta de chocolate que mamá había comprado en la pastelería del centro. Era algo que no solía hacer, comprar un postre tan caro. Ellos se tomaban su café y e intercambiaban cotilleos. Ella los que le habían contado en el supermercado, él los del trabajo. Estaban extrañamente animados y no podía adivinar el por qué aunque tampoco me interesaba mucho. Mis padres a veces podían ser algo impredecibles.

- ¿Primrose, Katniss? Tenemos que decirles algo.

Nuestros padres nos miraban sonrientes. Mi cucharada de pastel se quedó a medio camino, congelada en el aire. Prim y yo nos mirábamos, preguntándonos con la mirada qué era lo que nuestros padres iban a decirnos. Seguro que sería alguna tontería.

- Por favor... no se sorprendan -dice mamá- esto que les vamos a decir puede que les tome desprevenidas.

- Pero nos gustaría que nos escuchen y comprendan -agrega papá.

- Bueno, ya basta de hacerse los interesantes -protesto-. ¿Qué es?

- ¡Nos vamos a divorciar! -dicen a la vez.

Escucho a Prim ahogar un grito. La cuchara se resbala de mi mano y choca contra el plato armando escándalo. Trato de hablar pero de mi garganta solo sale un sonido gutural. Mis padres que siempre se han llevado bien. Mis padres que nunca han discutido en la vida... ¿Se van a divorciar?

- ¿¡Q-QUÉ!? ¿¡DE QUÉ DEMONIOS ESTÁN HABLANDO?! -digo poniéndome en pie.

- ¿Es... una broma? -pregunta Prim tímidamente.

Ambos niegan con la cabeza sonriendo y a mí me dan ganas de matarlos a ambos. Sentí como si mi vida perfecta se cayera a pedazos.

¿Por qué yo?


Al día siguiente...

- ¡¿Qué?! ¿Estás de broma Katniss? -dice Madge cuyo tenedor cae al plato de la sorpresa.

- ¡NO, NO LO ESTOY! Ojalá lo estuviera.

Desde que mis padres anunciaron su divorcio no he podido calmarme. He pateado todo lo pateable y maldecido todo lo maldecible. Empezando por ellos dos.

- Tus padres siempre se llevaron tan bien... no puedo creerlo.

- ¡Ya somos dos! -contesto dando un bocado furioso a mi emparedado.

- ¿Y dices que mientras les daban la noticia no paraban de sonreír?

- No paraban de reir como dos adolescentes. ¡Están locos! Ya me pareció raro que mamá comprase pastel de chocolate para el postre. ¡Debí haberlo supuesto!

Doy un puñetazo a la mesa y varios chicos en el comedor se giran hacia mí.

- No puedo creerlo -repite Madge-. Incluso se fueron de vacaciones al Distrito 4 los dos juntos hace un mes. Me daban tanta envidia, se veían tan felices...

- Pues esto va a ser más duro de creer aún. Todo empezó en realidad con ese estúpido viaje al Distrito 4.

- ¿Y eso? Cuéntame.

- Bien. Pues agárrate a la silla, porque esto va a ser fuerte.


Por su parte Prim...

- No se lo digas a nadie. ¿De acuerdo, Rory?

- De acuerdo. Pero aún estoy sorprendido. ¿Tus padres se van a divorciar, intercambiar pareja con otro matrimonio y casarse de nuevo?

- Así parece. Y cuando eso pase nos mudaremos a una casa más grande. Quieren que vivamos todos juntos. Ellos también tienen un hijo.

Rory se entristeció.

- ¿Y seguirás viniendo a la misma escuela?

- ¡Claro! No dejaría que me llevasen lejos de mi mejor amigo.

Ese comentario hizo que Rory se tranquilizase.

- Si lo piensas bien, vas a tener cuatro papás y un nuevo hermano. Suena divertido. ¿Los has conocido ya?

Prim niega con la cabeza.

- Esta noche vamos a ir todos a un restaurante a conocernos por primera vez.

- ¿Y qué edad tiene ese chico? -preguntó Rory, preocupado.

- Es de la misma edad que Katniss... o un año mayor, no lo recuerdo. Mamá dice que es muy guapo.

- Oh... menos mal. Si tiene la edad de Katniss entonces está bien.

- ¿Por qué dices eso?

- ¡Por nada! -contestó Rory.


Espero que les haya gustado. ¿Y la otra familia quién será? Peeta o Finnick. ¿Quién le gustaría que fuera? Hagan sus apuestas.