¡ADVERTENCIA! Contiene violación sexual a menor de edad, trastorno de identidad disociativa. Si usted es sensible, recomiendo NO LEER ESTO.

Ahora, mi lengua materna es Ingles, por lo que pido una disculpa si hay tantos errores, lo mejorare, lo prometo.

Frozen no me pertenece en absoluto. Solo he tomado prestados los personajes para esta historia.

Capítulo 1.

Anna no tiene una infancia como la de sus compañeros de clase.

Su madre no se levantó con el sol para preparar su desayuno y la llevara a la escuela, deseando un buen día mientras besaba su frente con cariño.

Su madre era distante, diferente. Mayormente ocupada en su trabajo y su nuevo compañero de oficina, el hombre alto, de cabello negro y ojos castaños. Aquel con el cual salía cada noche a cenar por reuniones de trabajo, aquel que siempre la recibió con un abrazo demasiado largo cuando se encontraron en la puerta principal y sus manos se deslizaban a su cintura con demasiada familiaridad, la acercaba a su propio cuerpo, de la misma manera que hizo su padre en ocasiones y luego besaba su mejilla con afecto.

Abecés ella no llegaba a casa hasta la mañana siguiente. Abecés ella no llegaba a casa por dos o tres días.

Su padre siempre estaba ahí.

Era su padre quien pasaba más tiempo con ella. Siempre encontrando tiempo para sentarse junto a ella y mirar un programa de televisión, siempre y cuando haya terminado sus deberes.

El hombre amoroso que cada domingo viajaban juntos al parque y la veía jugar entre los otros niños, siempre con ojos vigilantes, siempre alerta cada vez que un extraño se acercó demasiado a su hija.

El hombre que se aseguró de comprar un helado cada vez que fue a recogerla a la escuela.

Él siempre sonreía de esa forma amable cada vez que Anna subió al auto. Deslizando su mano en el pequeño muslo de Anna, apretando lentamente mientras preguntaba cómo fue su día y si alguien habló con ella. Se aseguraba de poner el cinturón a su alrededor y esperar a que Anna asintiera cuando estaba lista para marcharse.

Su padre siempre estaba ahí. Tal vez demasiado…

Anna siempre se estremeció en el tacto. Su pequeño cuerpo congelado en el miedo y el terror, negando lentamente mientras sentía como la mano de su padre daba un apretón más fuerte mientras subía demasiado alto entre su muslo.

Él conduciría al parque, deteniéndose para comprar un helado mientras se sentaban y miraban a los pocos niños que corrían de un lado a otro y los adultos paseando a sus perros.

"...Quiero un perro" había murmurado Anna en voz pequeña y tímida. No levantó su rostro para encontrar la mirada de su padre. Se preocupaba al levantar la mirada y ver la reacción de su padre. Era más fácil mirar el cono de galleta entre su pequeña mano, que para su disgusto, lentamente se derretía en su mano. El helado de vainilla se deslizó por el cono de galleta, deslizando entre sus dedos. Su cuerpo se llenó de repugnancia, se estremeció ante la vista y en un impulso por alejarlo de ella, abrió su mano y dejó caer el helado al suelo como todas las veces que su padre compró uno.

La vista simplemente la hace enferma.

"Solo tienes que sujetarlo y lamerlo como un helado. Es fácil."

La respuesta de su padre era inmediata. Lo escuchó gruñir junto a ella y en voz fuerte y demandante la reprendió.

"Anna, porque eres tan torpe!" Su voz se volvió tensa, se negaba a gritar en público, y Anna no necesita ver los ojos de su padre para saber que están brillando con ira.

"...Lo siento" se disculpa, estremeciéndose cuando los ecos de la voz de su padre chocan en sus oídos y su pequeño cuerpo frágil. La voz de su padre siempre le recordó al océano. La mayor parte del tiempo era tranquilo y manso. Hablando en voz baja que casi se convertía en un arguyo para Anna, y cuando su padre habló de esa manera, Anna siempre imaginó las pequeñas olas que se deslizaron en la playa, besando los pies y ofreciendo pequeños obsequios de caracoles y conchas de bonitos colores.

Pero abecés, la voz de su padre era fuerte. Estruendosa y áspera. La voz de un océano furioso. Golpeando sus olas contra las costas y los cascos de los botes que descansaban en los muelles. Chocando con violencia y con la promesa de arrastrarlos a sus entrañas turbulentas con cada ola de blanca espuma.

En esas ocasiones Anna siempre se asustó. Su padre sonaba molesto, irritado y sin un gramo de paciencia en su ser.

Su padre era un océano y ella temía quedar atrapada entre sus aguas engañosamente azules y hermosas.

"Está bien" respondió. Lo escuchó suspirar de forma profunda, recuperando la compostura y volviendo sus aguas tranquilas una vez más. Extendiendo su mano libre para acariciar el cabello rojo de su hija. Anna se encoge en el tacto. Deseando que su cuerpo se volviera más pequeño del cual ahora posia con cuatro años. La mano de su padre era tan pesada sobre su cabeza, que sentía que se hundiría en cualquier momento. "Podemos compartir el mío" ofreció, acercando su helado al rostro de Anna.

"Quiero un perro" Interrumpe Anna, porque no quiere compartir un helado con su padre y ella realmente quiere un perro.

"Un perro?" Su padre parece incrédulo, ella finalmente levanta la cabeza y ve al hombre junto a ella. Es demasiado alto y su alta figura tiene una gran sombra sobre ella. Una sombra que la hace sentir pequeña y fría. Tiene que entrecerrar los ojos para poder distinguir el rostro de su padre cuando oculta el sol detrás de él. Las pesadas sombras que se asientan en su rostro resultan aterradoras con cada segundo que pasa, y es difícil saber si es su padre o simplemente un extraño al azar.

"Eres demasiado joven para tener un perro. Una mascota es mucha responsabilidad, Anna. Tienes que alimentarlo, bañarlo y cuidar de el para que no enferme" numera, y con cada palabra que su padre dice, el corazón de Anna se marchita.

"Pero" Continua, y Anna lo mira con esperanza, porque quizás este hombre no sea tan malo "Si eres una buena chica... tal vez pueda darte uno para tu cumpleaños" el estómago de Anna se hunde, porque aún falta mucho para su cumpleaños, y ella quiere un perro justo ahora.

-x-x-x-x-

Su padre la sostiene de la mano cuando bajan del auto, en su mano libre, sostiene la mochila rosa de Anna con dibujos animados. Él saludó a sus vecinos con una alegre sonrisa y agita la cabeza en un gesto amistoso, deseando un buen día para ellos como cada día.

El baja la mochila mientras busca la llave correcta, quita el cerrojo y abre la puerta, todo el tiempo sin soltar la pequeña mano de Anna. Él recoge la mochila y la lleva dentro cerrando la puerta, haciendo que un frío aterrador se hunda en los huesos de Anna cuando el audible clic del cerrojo resuene por toda la casa vacía y silenciosa.

Su padre la lleva a la cocina y con un amable pero firme "Siéntate" el comienza a preparar un aperitivo. El presenta un simple sándwich frente a ella, el pan es demasiado seco para ella, y es desagradable. Hace que se pega en la parte superior de su paladar, y todos aquellos trozos de trigo pican en su garganta cuando lo desliza por su garganta.

Ella no quiere comerlo. Es desagradable. Tiene un sabor extraño y el pan parece absorber toda la saliva de su boca dejándola completamente seca.

"Termínalo" Anna frunció los labios. Bajó sus manos lentamente a su regazo, mirando el sándwich en su plato estéril. "Anna…" Advirtió su padre.

"Pero no me gusta." Murmuró en voz ligeramente petulante.

"Debes comer para estar saludable. Ahora, termínalo" Anna no se movió enseguida. Ella no quería comerlo. Era como si comiera espuma y arena. Acumulándose en su estómago en una bola desagradable.

"ANNA!" La niña saltó y gimió en voz alta cuando su padre golpeó ambas manos sobre el mostrador con un ruido ensordecedor que retumbó en la cocina. Su voz era fuerte, estridente y retumbante como un trueno en la tormenta. "Eh dicho que lo comas!" Se encogió en sí misma, levantando sus manos lentamente para tomar el sándwich del plato, todo el tiempo bajo la mirada vigilante y pesada de su padre.

Ella lo terminó.

Su padre se inclina sobre el mostrador, apoyando la barbilla en su puño cerrado mientras la mira comer en completo silencio. Solo las voces de los vecinos fuera de su ventana retumban en las paredes silenciosas de la casa. Cuando Anna se encuentra con la mirada de su padre, el solo asiente al resto del sándwich, incitando a que termine todo.

Cuando termina, él limpia el mostrador, secando sus manos en la pequeña toalla cuando finalmente había terminado de lavar el plato. La cocina estaba limpia y ordenada cuando él dice; "Porque no vamos a tomar un baño?"

Su padre extendió su mano, espera a que Anna la aceptara.

Pero ella no quiere, porque su padre siempre la mira con demasiada atención cuando ella comienza a desnudarse bajo su mando, él siempre la sienta frente a él en la tina llena de agua tibia y comienza a lavar su cuerpo y toca lugares que no deben ser tocados por maños extrañas y menos la de un padre.

Y entonces su padre comienza hacer sonidos extraños y el dolor siempre viene a continuación.

"Anna" su padre dice su nombre en voz firme, sus labios se han vuelto delgados y su mirada dura, con el ceño marcado en ira que poco a poco se acumula en su interior. Pero ella no quiere ir ahí, porque su padre entonces la lleva al dormitorio y simplemente se vuelve peor.

"Es una orden, Anna." Manda con una ola del océano enfadado "No me hagas enfadar!" Y ella se estremece, porque la voz de su padre ahora es alta y enojada, no demasiada para que los vecinos escuchen, pero sigue siendo demasiado fuerte para sus oídos sensibles.

Vacila. Mira entre la mano de su padre y su rostro y finalmente, ella toma la mano de su padre con demasiada lentitud. Ella no quiere hacerlo enfadar, porque recuerda que cuando su padre se enfada, solo se vuelve más brusco con ella. Y si se comporta, puede llegar a ser amable y termina pronto.

Su padre sonríe, todo rastro de ira olvidado como si nunca existió en su rostro, él la guía por las escaleras al segundo piso "Debes aprender a comportarte, cariño" dice "No quieres hacerme enfadar, verdad?" Y ella niega sin levantar la mirada de las escaleras mientras suben, porque ella realmente no quiere hacerlo enfadar.

"Entonces solo tienes que obedecerme. Es así de simple. A Papá no le gustan las niñas malas, tú eres una buena niña, y por eso te amo. Tú lo sabes, verdad?" Anna asintió ligeramente y en silencio, subiendo los últimos escalones del segundo piso. "Ahora… vamos a jugar un juego que ambos conocemos…" Anna frunció los labios, siguiendo a su padre hasta el baño, permaneció quieta cuando su padre soltó su mano y cerró la puerta detrás de ellos.

-x-x-x-x-

El sonido de la puerta abriéndose en la planta de abajo alerta a Anna de la llegada de su madre. No es de mañana, sigue siendo el mismo día y es extraño que ella regrese a casa tan pronto de una reunión con su compañero de trabajo. Pero no importa, porque ella está aquí, está en casa.

Su padre también la escucha, su cuerpo se congela enzima de ella, las mantas que cubren su cuerpo dejan de resbalar y ellos simplemente escuchan y esperan.

Ambos por distintas razones.

El corazón de Anna corre en su pecho, los pasos de su madre resuenan en sus oídos con fuerza mientras ella sube las escaleras a la segunda planta y se dirige a al dormitorio.

Anna quiere gritar, Se retuerce debajo de su padre, pero el simplemente la presiona con más fuerza en el colchón y sube las sabanas sobre su espalda y lleva su gran mano sobre su boca para evitar que grite.

Ambos miran como la perilla gira lentamente y su padre deja de respirar sobre ella. La puerta se abre y su madre aparece en la puerta.

Delphine esta radiante y hermosa como siempre. Parece feliz, con una sonrisa grande y brillante en sus labios cuando entró a la habitación, pero cuando mira a la cama sus ojos verdes viajan de su marido a su hija y de regreso, su sonrisa se borró lentamente de los labios, su boca se abre y cierra un par de veces, intentado encontrar las palabras para explicar lo que ve. Anna llora en silencio, suplicando con la mirada para que su madre la arranque de las garras de este hombre que la está lastimando.

El rostro de Delphine se vuelve frio por una fracción de segundos, los pliegues de su frente se relajan y solo dejan un rostro inexpresivo cuando finalmente entiende lo qué está sucediendo.

"Qué demonios estás haciendo!?" Grita con incredulidad unos segundos más tarde. Cerró la puerta detrás de ella con una fuerza que no parecía tener en ella, estremeció los cristales de las ventanas, y parecía golpear físicamente los dos cuerpos en la cama. Los ojos de su padre son tan amplios como los propios de Anna, su madre cubre la boca y camina al interior de la habitación, se dirige al armario y su padre comienza a retorcerse sobre ella. Su madre surge del armario unos segundos más tarde, sosteniendo una maleta que ha estado preparada durante semanas ahí dentro.

"Eres repugnante, Alex!" Gritó. "Una niña? Tu propia hija!?" Susurró esta vez." Su padre se enderezó. Cubriendo sus cuerpos con las mantas. Levantó su mano libre intentando tranquilizar a su esposa, pero ella simplemente arrugó el rostro con disgusto, mirando la escena frente a ella "Al menos ten la decencia de hacerlo en la habitación de invitados!, ¡por amor a dios!" Gruñó con disgusto, apartando la mirada cuando se volvió demasiado incómodo y perturbador de ver a su marido medio cubierto con las sabanas y su hija debajo de él.

"Eres repugnante! Tú y tus extraños gustos" Su madre toma un par de cosas del tocador, lanzando una última mirada de disgusto en dirección a su marido, "Deshazte de esas sabanas!" Grita antes de cerrar la puerta del dormitorio detrás de ella.

Sus pasos resuenan por el pasillo y las escaleras, alejándose cada vez más y con cada paso que suena en la casa, se alejan la esperanza de Anna. Finalmente, escucha la puerta principal cerrarse.

El silencio que sigue es sepulcral y algo dentro de Anna se rompe. Algo en ella muere y algo nuevo y extraño toma su lugar.

"Bueno..." Finalmente dice su padre, con aquella sonrisa jovial en su rostro "Eso fue inesperado" y Anna solo puede quedarse ahí con lágrimas silenciosas en sus mejillas rojas y ver como su padre se acomoda sobre ella y continúan 'donde lo dejaron'.

-x-x-x-x-

"Siento que algo ha cambiado en Anna, Mr. Arendelle. Ella era tan dulce, pero ahora se ha vuelto distante y callada. Ella agrede físicamente a sus compañeros de clase, mordió el dedo de uno de sus compañeros de clase, y si no fuera por su maestra -que apareció en la escena-, estoy segura que terminaría arrancándolo fuera de su mano…"

"...Hay problemas en casa... que puedan afectarla?"

Su padre guardó silencio, pensando. Espera un momento antes de responder, tratando de recordar algo fuera de lo normal, pero todo es tan jodido que no debe tener problemas para recordar algo con facilidad.

"No, directora, todo está bien. Tal vez..." El rostro de su padre parece llenarse con tristeza por un momento, jugando con sus manos mientras mira lejos de la mujer mayor frente a él "Su madre está fuera por negocios, estará fuera por un par de semanas, pienso que tal vez sea eso. Hablare con Anna sobre su comportamiento. Intentaré animarla y descubrir que está pasando por su cabeza" la Directora asiente con simpatía, ofreciendo una amable sonrisa a su padre.

"Gracias"

Ese día su padre conduce como de costumbre al parque, pero esta vez Anna se niega a tomar el helado ofrecido por su padre. Él resopla en voz alta, antes de agradecer al hombre y alejarse en dirección al auto.

"Estas en problemas" Comienza "Es la primera vez que tu escuela me llama, eres una niña dulce Anna. Sabes que no puedes ir por ahí agrediendo a tus compañeros, cierto?" Su padre se reúne con el silencio, el resopla en voz alta, mirando alrededor del parque mientras come su helado de una forma tan normal como cualquier otro padre haría. Él se mezcla entre el rebaño de ovejas, usando amables palabras y dulces sonrisas como una piel de cordero en su cuerpo de lobo.

Anna no cree que ese sea el comportamiento normal de un padre con su hija. Ella no ha visto a los padres de sus compañeros comportarse de esta forma con ellos. No los ha visto besar otra parte que no sea su frente y mejilla. Mientras que su padre, parece ser aficionado a besarla como lo hacía con su madre en el pasado…

Caminan el resto del trayecto en silencio. Su padre limpia las manos con la servilleta y lanza el papel húmedo a la basura, sonriendo con orgullo cuando este cae dentro, "Has visto eso? Fue un tiro perfecto" Se anima, pero Anna no lo mira. ¿Cómo puede actuar de tal manera?

Él se arrodilla frente a ella, poniendo sus grandes manos en los hombros pequeños de su hija, apretando un par de veces en una acción que su joven cerebro ha llegado a entender como el toque que su padre hace cuando desea tenerla para sí mismo, ella no conoce del todo bien la palabra, no sabe realmente su significado, pero la Tv ha dejado un par de indicios y ella solo puede encogerse en el tacto de su padre.

"A pesar de tu mal comportamiento... voy a recompensarte." Sus palabras son amables, y el anhelo inocente de Anna se anima ante las palabras de su padre, ella lo mira con cautela, estrechando sus ojos azules, gemelos de su padre. "Sé que estos días no son fácil, y has sido una buena chica en casa..." Ella se encoge.

"Sé que dije que tener una mascota es una gran responsabilidad y sé que dije que eres muy joven" con cada palabra que su padre dice, Anna se entusiasma, porque solo tiene cuatro años y su padre está siendo amable y ella solo está demasiado hambrienta del tacto inocente y palabras amables.

"Por qué no vamos por un pequeño cachorro?" La sonrisa estalla en su rostro, el malestar se apaga en su cuerpo y olvida el tacto de su padre en sus hombros, ella salta de entusiasmo y enreda sus brazos cortos en el cuello de su padre, y su fuerte impulso derriba a su padre sobre su trasero en la acera y atrae miradas de los transeúntes, y ellos ríen con amabilidad y arrullan aquel comportamiento cariñoso de un padre y su hija.

Porque ellos solo pueden ver la superficie y no la profundidad abismal de la situación.

Su padre la abraza, besa el cabello y la levanta del suelo con facilidad llevándolos al auto.

-x-x-x-x-

Los ladridos parecen ser molestos para los adultos, son estruendosos y constantes, y solo han abierto la puerta de refugio y su padre parece ligeramente irritado por ellos, pero Anna lo ignora y salta hasta el alto mostrador para ver a la mujer anciana que teclea lentamente en la vieja computadora blanca. Su cuerpo se encorva sobre la pequeña silla, su dedo índice golpeando constantemente en el teclado.

El refugio huele extraño. Huele a lo que Anna ha llegado a conocer como perro, humedad y alimento para perro. El último hace arrugar la nariz de Anna. A ella nunca le gustó ese aroma cuando pasaron por la sección de mascotas en el súper cuando iban de compras. Pero ahora que tendrá una mascota, debe acostumbrarse al aroma.

"Buenas tardes, estoy buscando un cachorro para mi hija" la mujer mira sobre sus antejos con molestia y notable aburrimiento. Anna se sostiene del mostrador, posando la punta de sus zapatos en el pequeño borde de madera que sobresale del mostrador, ella intenta ver el procedimiento que se lleva a cabo en una adopción de mascotas, ver con sus propios ojos que ella realmente tendrá un perro de una forma escrita para mostrar si es necesario.

"Muy bien" dijo la anciana. Su voz es extraña y rasposa. Quizás ella está resfriada?

Salen media hora más tarde con un cachorro Golden retriever tan excitado como Anna. Juntos corren por el aparcamiento, saltando entre ellos. El cachorro emocionado por correr libre y Anna por tener alguien con quien jugar "Tendrás que bañarlo si quieres que se mantenga dentro de casa."

Y Anna es feliz.

Su padre sugiere llamarlo Max, pero ese nombre es demasiado común, y el perro de los vecinos de entere se llama Max y cuando su padre dijo el hombre en voz alta, las orejas del gran pastor alemán se animaron y su cabeza giró a la izquierda demasiado adorable para un perro de su gran tamaño.

Anna declina la oferta, y decide llamarlo Nun, porque el nombre es tan genial y su perro también es genial! Y su maestra dijo un día que su significado era 'cielo y morada de los dioses' y Anna le gusta.

Los días siguen siendo malos, pero ahora, al final del día tiene a su fiel compañero, Nun. El cachorro ha encontrado su lugar favorito en la cama de Anna.

"Vamos a tomamos un baño" Dice su poder, y las manos de Anna dejan de acariciar el suave pelaje de su cachorro. Su padre apaga el televisor y mira a su hija sentada en la alfombra con el cachorro durmiendo en su regazo.

"No quiero" dice Anna. Su voz es apenas un susurro, no sabe si es por temor a despertar a Nun o miedo a que su padre se enfade. El cuero del sillón rechina cuando su padre se levanta, sus pasos son silenciosos en la alfombra cuando se acerca detrás de ella, Anna ve la sombra de su padre cubrirla por completo y siente frío y el único calor que siente, es en el regazo donde duerme Nun ajeno a lo que está por venir.

"No quieres?" Pregunta con incredulidad. Y Anna asiente, con manos temblorosas, continúa acariciando a su cachorro. "No te estoy preguntando si quieres, Anna" Y cuando ella solo se encoge y no responde, su padre se inclina y arrebata a Nun de su regazo, sujetándolo con fuerza de su pelaje en el cuello, el cachorro grita sobresaltado y así lo hace Anna.

"Lo estás lastimando, papá" Solloza cuando su cachorro sigue gritando y retorciéndose del agarre de su padre, el la ignora, caminando hasta el sótano con paso decidido, Anna lo sigue detrás de él, caminando tan rápido como sus cortas piernas lo permiten. Su padre abre la puerta y lanza al pequeño cachorro dentro del sótano sin detenerse a pensar que podría golpear las escaleras al caer.

Los gritos de Nun son suficientes pruebas para hacer realidad los temores de Anna.

Su padre cerró la puerta con fuerza, haciendo que los gritos del cachorro parecieran más distantes.

"Será mejor que te comportes Anna" Grita su padre. Anna lo ignora y trata de rodear el cuerpo de su padre para llegar a la puerta, pero él la empuja.

"Cállate, ahora!" Ladra cuando Anna solo solloza con más fuerza. Su padre la recoge con fuerza, apretando sus brazos y haciendo doler su tierna carne. Subiendo al piso de arriba y cerrar la puerta detrás de ellos.

Su padre es brusco y aprieta su gran mano sobre la boca de Anna para callar todo grito de protesta. Y cuando ella lo muerde, su padre estrella su mano sobre su mejilla con una fuerza que la marea y vuelve su visión oscura.

"Te gusta que te lastime!?" gruñó, enredando su mano sobre su garganta, la presionó hacia abajo sobre el colchón. Inmovilizándola ahí. Su agarre firme hacia difícil de respirar, sentía como si estuviera debajo del agua, su visión se volvió borrosa con cada segundo que pasaba. Y sin importar cuanto forcejeara, su padre no la soltó.

Al terminar, la lleva su dormitorio, porque su cuerpo es demasiado adolorido para caminar por su propia cuenta, cierra la puerta detrás de él y no permite ver a su cachorro durante dos semanas como un castigo por su mal comportamiento.

-x-x-x-x-

Don semanas más tarde, su padre surge desde el sótano, cubriendo su boca y nariz con el antebrazo protegiéndose del aroma putrefacto, en su mano enguantada sostiene una bolsa negra del cual emana aquel repugnante aroma y Anna llora en silencio cuando su padre sale por la puerta trasera y cava un hoyo profundo fuera de la vista de los vecinos curiosos.

Y la casa es terriblemente silenciosa. No hay más ladridos de Nun.