Notas: Escrito para el kinkmeme de judeyconstancelj. El prompt era: "UST. Chuck enseña a fumar a Jenny".
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Jenny desapareció del colegio unos cuantos meses, y Chuck no se dio cuenta de cuanto le gustaba su sonrisa inocente y sus largas piernas hasta que dejó de verlas a diario en las escaleras del Met. Por mucho que hubiera cambiado su pelo y su ropa y sus amistades, aquella niña seguía siendo la misma que fue con sus sandalias de tiras atadas hasta la rodilla a la fiesta del Beso en los Labios.
Cuando volvió a verla ya no quedaba nada de eso. Ahora Jenny Humphrey era un horrible peinado y unos vestidos que hasta para Chuck Bass eran escandalosos. Ya no era fresca, no era una niña, ya estaba mancillada por el Upper East Side. Por el lado más sucio del Upper East Side. Pero eso no significaba que fuera menos divertido jugar con ella.
Era media mañana, un día cualquiera entre semana, un lugar cualquiera de Manhattan. Unas gafas de sol montadas sobre altísimos tacones buscaban en su bolso un mechero con el que encender su cigarrillo. Chuck sacó su encendedor automático antes de descubrir la cara que se ocultaba tras el flequillo y las gafas.
-La pequeña Jenny Humphrey.
Aunque de pequeña ya no tenía nada. Chuck prefería pensar que eran los zapatos, pero Jenny ya era más alta que él.
-Ugh, Chuck.
-¿Eso significa que no me has echado de menos?
Jenny acercó la punta de su cigarrillo a la llama y lo encendió con una fuerte calada.
-Dejar Constance ha sido lo mejor que he hecho nunca, aunque solo fuera por perderte de vista.
-Te has convertido en una jovencita muy irrespetuosa. Me gusta.
Jenny fumaba como las modelos. Tratando de parecer dura sin conseguirlo, sin tragar el humo, porque decían que fumar daba cáncer. A Chuck le parecía realmente hilarante, como ver fumar a una pequeña ardilla.
-Estoy esperando a alguien, así que estaría bien que te marcharas –le espetó, sentándose en el pequeño escalón de la acera-. Gracias por el fuego. Adiós.
-¿No me vas a conceder ni lo que dura un cigarro? Por los viejos tiempos.
Chuck se sentó junto a ella, aún a riesgo de echar a perder sus pantalones. Le agarró de la muñeca, con tanta fuerza que pudo notar la sangre bombeando por sus venas, y le robó el cigarrillo de entre los dedos.
Chuck fumaba como si parara el mundo en el momento en el que inhalaba y no volviera a ponerlo en marcha hasta que soltaba el humo. Fumaba con intensidad, porque él no era de los que dejaban las cosas a medias.
-Jenny –y el nombre salió de sus labios puntuado con las últimas volutas de humo-, no te queda bien el rollo de adolescente torturada.
No tenía respuesta para eso, así que se zafó de la mano de Chuck y trató de levantarse, pero él la retuvo con una mano en su mulso desnudo. Eso le pasaba por llevar las faldas tan cortas, por tener las piernas tan largas.
-¿No lo quieres de vuelta? –se burló él, jugueteando con el cigarro entre los dedos.
-Puedes quedártelo.
-Oh, lástima. Eres tan graciosa cuando fumas.
Dio otra calada, deliberadamente lento y, a su pesar, Jenny no pudo dejar de mirarle. La manera en la que sus labios envolvían el filtro, sus ojos entornándose involuntariamente durante medio segundo al tiempo que aspiraba el humo; y se sintió parte de ese aire denso y gris entrando en sus pulmones y volviendo a salir por su boca húmeda y caliente, curvada en media sonrisa.
-Deberías marcharte.
-Por supuesto -Chuck aplastó descuidadamente el cigarro apenas empezado contra el asfalto, y se levantó-. Nos veremos, J.
La mala obra del día estaba hecha, y Little J debería andarse con ojo, porque Chuck nunca dejaba las cosas a medias.
