En el infierno aparece Kaio Shin, bastante agitado, y con parte de su ropa destrozada.

Izbet: ¿Qué te pasó?

Kaio Shin: Necesito su ayuda, una de las Góngora, Medusa, apareció en un planeta donde vive un amigo mío, logro pedirme ayuda antes que lo convirtiera en piedra. Fuimos con Kibito, pensé que podría vencerla sin ayuda, me cubrí los ojos pero rompió la venda... él se puso delante de mí para salvarme... el mirarla a los ojos convierte en piedra a las personas... tuve que escapar... entonces me acorde de usted.

Izbet: ¿Quieres que la mate?

Kaio Shin: Sólo al cortándole la cabeza, quienes convirtió en estatuas volverán a la vida.

Piccolo: ¿Cómo con Dabura y Braca?

Kaio Shin: Exacto, Dabura era primo de Medusa. Como usted hasta hace poco era ciega, lucha bien sin ver. Es mi última esperanza.

Izbet: ¿Tienes espadas?

Kaio Shin: Estas cortas.

Izbet: las toma sopesándolas - me servirán.

Piccolo: ¿Vas a ir con él?

Izbet: Por supuesto. A Kaio Shin le debo mucho, no lo voy a dejar solo en este problema.

Piccolo: Los acompañaré.

Izbet: Mejor quédate - para no darle tiempo a decir nada mas - vamos Kaio Shin - pero cuando se teletransportan el namekuseijin alcanza a tomarle la mano a la mujer.

Izbet: cuando llegan al planeta - Te dije que vendría sola.

Piccolo: No dije que me quedaría.

Kaio Shin: Cuidado, nos puede escuchar Medusa - se ocultan en un edificio.

Piccolo: Mantén los ojos cerrados siempre.

Izbet: Eso haré, prométeme que pase lo que pase no saldrás de acá, tampoco tú, Kaio Shin. Volveré pronto - se despide con un beso de Piccolo.

Sale a terreno despejado, e incrementa su ki para llamar la atención de Medusa.

Medusa: Así que todavía queda alguien vivo ¿Sólo cierras los ojos? No te servirá de nada, no podrás luchar sin ver.

Izbet: ¿Eso crees? - sonrisa diabólica - mejor cuida tu cabeza.

La pelea va pareja, pero la mujer inconscientemente trata de llevarla lejos de donde están los demás ocultos, Medusa se da cuenta y se dirige al suelo para ver que está protegiendo. Izbet se pone demasiado cerca para detenerla, y algunas serpientes de la cabeza de su contrincante le sujetan las manos, la Góngora aprovecha para tratar de abrirle los ojos. Piccolo al ver lo que pasa, sale de su escondite para distraer a Medusa y darle tiempo a su mujer para que pueda soltarse, cubre su cara con su capa, pero lamentablemente en un descuido la mira a los ojos, y es convertido en piedra.

Izbet: ¡NOOOOO!

Medusa: Ahora es tu turno.

Izbet: Pensaba matarte rápido, AHORA TE HARE SUFRIR - un halo oscuro aparece alrededor de su cuerpo.

La mantiene a raya golpeándola con sus piernas, mientras con las espadas corta uno a uno los réptiles de su cabello, al ver su derrota cerca Medusa trata de escapar volando, Izbet se pone adelante, cruza las espadas y le cercena la cabeza, ahora el cuerpo de la Góngora es de piedra, y los que eran estatuas vuelven a la vida, desde los primeros que fueron convertidos al último. Pero el cuerpo va a caer sobre Piccolo, la mujer abre los ojos y se da cuenta lo que va a pasar, y que no alcanzará a cambiar a tiempo, así que vuela lo más rápido que puede hacia él, lo único que repite es DEBO SALVAR LA CABEZA, DEBO SALVAR LA CABEZA. Recordó que cuando Dabura transformó a Krilin y Piccolo, Goten y Trunks rompieron la estatua que era el namekuseijin, pero se salvó intacta la cabeza, por lo que luego pudo regenerar todo su cuerpo. Alcanza a llegar justo para cubrir la parte superior de Piccolo con su propio cuerpo, y recibe todo el golpe en la cabeza, la estatua que ahora es el namekuseijin pierde sólo parte de las piernas y los brazos, cuando por fin vuelve a ser normal, genera estas partes y su ropa. Izbet está inconsciente en los brazos del dios.

Piccolo: ¿Qué le pasó? - la toma él en sus brazos.

Kaio Shin: Vio que Medusa convertida en piedra iba a caer sobre usted, y lo protegió con su cuerpo, el golpe fue brutal.

Los habitantes del lugar ya están con vida, el amigo del Kaio Shin va a agradecerles su ayuda, éste le cuenta lo sucedido así que llevan a Izbet a un Hospital.

Kaio Shin: En cualquier momento despertará.

Piccolo: Pero porque demora tanto - la mujer por fin empieza a abrir los ojos, al ver al namekuseijin grita del susto, y se abraza al cuello del Kaio Shin.

Izbet: ALÉJESE DE MI... ¿Dónde estoy? Me duele - se toma la cabeza...

Piccolo: Izbet...

Izbet: NO SE ME ACERQUE.

Kaio Shin: ¿Se siente bien, Izbet?

Izbet: ¿Quién es Izbet?

Kaio Shin: Es usted, no se acuerda...

Izbet: La verdad no me acuerdo de nada.

Kaio Shin: Recibió un golpe, debe ser eso.

Piccolo: Volvamos a casa para que descanses.

Izbet: Con usted ni a misa... ¿Por qué me trata con tanta familiaridad?

Piccolo: Eres mi mujer.

Izbet: ¿Su mujer...?

Kaio Shin: Es verdad.

Izbet: No lo recuerdo.

Piccolo: ¿Te sientes mejor? - al tratar de acercarse nuevamente es rechazado.

Izbet: Por favor, déjeme sola.

Kaio Shin: le dice a Piccolo - por favor, dejemos que descanse hasta mañana.

Piccolo: Esta bien.

En el planeta intentan que recupere la memoria sin resultados, los médicos aconsejan que vaya a un ambiente conocido, pero en el infierno tampoco logra recordar nada. Como le teme al namekuseijin, le pide a Kaio Shin que se quede con ellos, aunque de no muy buena gana Piccolo acepta. El dios, siguiendo los consejos de los especialistas del planeta que la revisan de nuevo, la lleva al paraíso a visitar a sus padres, y al otro día a donde su hijo, pero tampoco funciona.

Kaio Shin: En la Tierra Yun me dijo que con el tiempo puede recordar todo, tal vez una palabra, una imagen, un objeto, cualquier cosa de su pasado puede ser la clave para que vuelva a ser ella.

Piccolo: ¿Cuánto demorará?

Kaio Shin: Nadie lo sabe, sólo hay que esperar.

Piccolo: Tal vez nunca recuerde su vida anterior.

Kaio Shin: Su hijo sugirió que los lleve a los lugares donde estuvieron juntos en la Tierra, ya hable con Enma Daio, todo está arreglado.

Piccolo: ¿Todavía me teme?

Kaio Shin: Sí. Sólo acepto ir si yo los acompaño, espero no le moleste.

Piccolo: un poco fastidiado - Está bien.

Los tres se quedan en la cabaña. A la semana.

Kaio Shin: Segura que no recuerda nada.

Izbet: Sólo unas extrañas sensaciones, al ver meditar al que dice que soy su mujer tuve una visión, creo que estaba luchando contra él, tal vez éramos enemigos.

Kaio Shin: Nada de eso, lo que pasa es que ustedes entrenaban juntos.

Izbet: Todavía no creo que sepa luchar

Kaio Shin: Es una gran guerrera.

Izbet: No creo poder dar ni una patada.

Kaio Shin: Debería intentarlo, así puede estimular su memoria.

El dios empieza a practicar con Piccolo, y de a poco empieza a unirse Izbet, luego de unos días.

Kaio Shin: ¿Cómo ha estado?

Izbet: Muy bien, no hay mejor sensación que el cansancio luego de una buena pelea.

Kaio Shin: ¿Todavía le tiene miedo al Sr. Piccolo?

Izbet: Algo, la forma en que me mira me pone nerviosa, es como si quisiera leer mi mente.

Kaio Shin: mmm... voy a ir al Planeta Sagrado, quiero conversar con mi honorable antepasado a ver si puede ayudarme con alguna idea.

Izbet: ¿Demorarás mucho en volver? - hay algo de temor en su voz.

Kaio Shin: No lo sé, pero tranquila, el Sr. Piccolo la cuidará bien, no debe temerle.

Izbet: Bueno, nos vemos.

En el Planeta Sagrado.

Anciano Kaio Shin: Por fin te dejas ver ¿Cómo está la mujer?

Kaio Shin: Todavía no recupera la memoria, no sé qué más hacer para ayudarla ¿Podría darme alguna idea?

Anciano Kaio Shin: Conquístala.

Kaio Shin: ¿Qué dice? Ella ama al Sr. Piccolo.

Anciano Kaio Shin: Corrección, lo amaba. Todos nos dimos cuenta desde que te conoció que te tiene un cariño especial, incluso ese tipo lo siente, por eso no le gusta que ustedes estén juntos.

Kaio Shin: No podría aprovecharme de su estado.

Anciano Kaio Shin: Eres un necio, ella podría llegar a amarte. Si la traes a vivir acá, no hay forma que pueda recordar su vida anterior.

Kaio Shin: por un momento se queda silencioso - no debo, si ella recupera la memoria me odiará.

Anciano Kaio Shin: ¿Y si nunca lo hace? Arriésgate, tal vez no seas el final de su hilo rojo, pero muchos que no lo son viven juntos, y hacen una vida plena.

Kaio Shin: ¿Y si nunca me ama como yo a ella?

Anciano Kaio Shin: Al principio no, pero quien sabe en el futuro, piénsalo.

Kibito: Con todo respeto, Señor, disculpe mi intromisión, yo sé cuánto la quiere, creo que él tiene razón, debería intentarlo.

Se queda unos días para meditar que debe hacer, su mente le dice que su antepasado tiene razón, pero su corazón insiste que no debe engañar a la mujer que ama.

Kaio Shin: Me voy a la Tierra.

Anciano Kaio Shin: ¿Tomaste una decisión?

Kaio Shin: Todavía no.

Kibito: ¿Lo acompaño Señor?

Kaio Shin: No, prefiero ir solo.

Kibito: Señor, no ha pensado que si decide enamorarla y ese tipo se da cuenta, puede reaccionar violentamente.

Kaio Shin: No se preocupen, estaré bien.

Vuelve a la Tierra, ahora ellos están en la casa frente al mar, cerca de Florida, cuando aparece ve que ambos están muy cerca, al parecer mirando fotografías, la mujer saluda algo nerviosa a Kaio Shin, y se va rápidamente a nadar, Piccolo se acomoda en posición de meditación en la terraza de la casa.

Piccolo: ¿Cómo te fue?

Kaio Shin: se sienta a su lado, abraza sus rodillas - mal, mi honorable antepasado no pudo ayudarme.

Piccolo: Es irónico que tuvo que perder la memoria para poder disfrutar así del mar, antes nunca hubiera nadado en la parte honda - ambos la miran por un rato, hasta que la mujer sale del mar riendo.

Izbet: El agua está deliciosa, vengan a nadar.

Piccolo: No, gracias.

Izbet: ¿Y tú Kaio Shin?

Kaio Shin: No tengo ropa adecuada.

Izbet: Ese no es problema, encontré varios trajes de baño de varón en la casa, alguno debe quedarte bueno, creo que eran de mi hijo.

Kaio Shin: En ese caso me cambio enseguida. Con su permiso, Sr. Piccolo - va a la casa.

En el mar la mujer y el dios nadan, compiten, conversan y se ríen, Piccolo está cada vez más molesto y celoso.

Kaio Shin: ¿Y cómo la pasó en el tiempo qué no estuve?

Izbet: Bien, nunca pensé que Piccolo fuera tan conversador, normalmente está muy callado, me mostró algunas fotografías, y me contó varias anécdotas, aunque todavía me molesta su manera de mirarme. Tenías razón, no debía temer nada de él. Quería pedirte que nos dejes solos por un tiempo ¿Se puede?

Kaio Shin: le duele el corazón al escuchar eso, pero igual dice - Por supuesto. Entonces me voy.

Izbet: ¿Podría ser mañana en la noche? Quisiera seguir nadando en compañía de alguien - señala al namekuseijin - no creo que él me acompañe cuando estemos solos.

Kaio Shin: Bueno - sonrisa forzada.

Al anochecer salen del mar y hacen una fogata, todavía Piccolo sigue en la misma posición, ahora con los ojos cerrados, como creen que está meditando o durmiendo, no le hablan para no molestarlo. Pero en realidad él está recordando cada momento de los días que estuvieron solos con Izbet; una noche conversaron a la luz de la luna hasta muy tarde, ella se quedó dormida afirmada en él, así que la fue a dejar a su habitación, por un momento el namekuseijin recordó lo que vivieron entre esas paredes y estuvo tentado de quedarse a su lado en la cama, pero cómo todavía ella no recuerda lo que sentía por él prefirió irse. Al otro día mientras miraban las fotografías, estuvieron tan cerca, sintió su suave aroma, estuvieron en silencio un rato, luego se miraron a los ojos, estuvieron tan cerca de besarse, pero para su mala suerte justo en ese momento llegó Kaio Shin. Pasa la noche allí mientras el dios y la mujer van a sus respectivas habitaciones a dormir. En la mañana temprano ven que todavía está en la misma posición que la noche anterior, así que deciden no molestarlo. Se ponen de nuevo trajes de baño y entran al mar, al medio día salen conversando y riendo, Piccolo estuvo meditando lo que le dijo Kaio Shin que podrían ayudarle a recuperar la memoria a Izbet, cuando ella pasa a su lado se levanta, le toma el rostro con las manos, y la besa, al principio ella se resiste, para quedar totalmente quieta, el namekuseijin piensa que es porque recuperó la memoria, pero cuando se separa y abre los ojos tiene el tiempo justo para detener una patada en la entrepierna, pero no logra evitar una cachetada, los ojos de ella están negros, y despliega sus alas por primera vez desde que tiene amnesia.

Izbet: furiosa - ¿Quién te has creído qué eres? Nadie me besa sin mi consentimiento ¿Ahora tengo alas negras?

Piccolo: Es porque estás furiosa.

Izbet: ¿Y cómo quieres qué esté? Eres un sinvergüenza.

Piccolo: Quería que recordarás lo que sentías por mí.

Kaio Shin: Disculpe, pero esa no era la manera.

Piccolo: lo mira furioso - no te metas en esto... a pesar de lo que sientes por ella, debes entender Izbet fue y siempre será sólo mía.

Kaio Shin: ¿Pero qué dice?

Izbet: de brazos cruzados - en qué momento me convertí en un mueble, para que le pertenezca a alguien.

Piccolo: Ya no puedo seguir viéndolos juntos todo el día, tú eres MI mujer, no de él.

Izbet: ERA tu mujer, ahora sólo eres alguien que me cuenta de mi pasado, a quien no recuerdo, como a todos los demás. No sé cómo pude estar contigo, eres un loco celoso... ayer los invite a ambos a nadar, tú no quisiste, él sí... y pensar que le pedí a Kaio Shin que nos dej... no sé si antes aceptaba o no esa manera de ser tuya, pero ahora me enfurece que me celes de esta manera... Kaio Shin, puedes llevarme lejos, no quiero verlo.

Kaio Shin: Esperen...

Piccolo: No soy ciego... andas para todos lados con él, incluso en vez de venir solos los dos, le pediste que nos acompañará...

Izbet: se acerca y le da otra cachetada - eso no te da derecho a que me trates de esta manera, no te entra en la cabeza que no recuerdo nada, ustedes fueron los primeros que vi cuando desperté, y que saben quién soy... o fui... él fue amable conmigo desde el primer momento, por eso me siento cómoda a su lado, en cambio tú siempre con esos gestos posesivos hacía mí, me dabas miedo, pero ya no. Por favor Kaio Shin, quiero irme.

Piccolo: No te preocupes, soy yo quien está sobrando, me voy al infierno de donde nunca debí salir.

Izbet: Adiós.

Antes de irse con el dios, el namekuseijin le devuelve el anillo que ella le había dado hace tiempo atrás, al llegar al infierno Piccolo no le dice nada a Kaio Shin, sólo se pierde en el paisaje oscuro. Pasado unos días, el dios todavía se siente culpable por todo lo ocurrido... si no hubiera ido por ella para que le ayudará... siempre sintió que el namekuseijin tenía celos de él, pero nunca pensó que llegarán a tanto. Esa tarde Izbet nada en el mar, él prefiere quedarse en un roquerío meditando.

Izbet: piensa; Piccolo fue tan caballero conmigo mientras estuvimos solos, incluso esa noche que me dormí cuando conversábamos me llevó al cuarto, respeto que no recordaba nada, y me dejo sola, ahora que conviví más con él, me siento tan atraída, tan segura a su lado... quería quedarme sola con él... ¿Y si nos hubiéramos alcanzado a besar, se hubiera sentido con más derechos sobre mí? No puedo aceptar que me trate así... no soy un objeto... pero debo reconocer que he pasado mucho tiempo con Kaio Shin, pensándolo fríamente estoy comprendiendo porque se puso así... desde que se fue hay un gran vacío en mi corazón... lo extraño tanto... Kaio Shin ¿Me ama? - mira hacia las rocas donde está - Es muy buena persona, me divierto mucho a su lado... le tengo un gran cariño... pero no es amor, es muy distinto a lo que sentí ahora cuando estaba cerca de Piccolo... su corazón es tan cálido... esa forma de mostrarse seguro y frío, pero en el fondo es una persona muy dulce... porque tuvo que arruinarlo todo montando esa escena de celos... soy muy impulsiva... si no le hubiera dado esas cachetadas... ¿Si le pido disculpas...? No creo que me perdone, estaba furioso... ¿Por qué me dolió tanto cuando me pasó ese anillo? Por fuera estaba seria, pero por dentro sentí que mi alma se partía... estuve a punto de rogarle que se quedará... me siento incompleta...

Cuando anochece, ella va a sentarse al lado del dios a contemplar la puesta de sol, en un momento que ambos están en silencio, él la mira a los ojos, se le acerca lentamente, cada vez sus labios están más cerca, entrecerrando los ojos, la besa lenta y dulcemente.

Kaio Shin: mirándola a los ojos - la amo.

Izbet: sonrojada - yo... te quiero mucho.

Kaio Shin: ¿Le gustó el beso?

Izbet: Sí, estuvo... bien.

Kaio Shin: en los ojos de ella no hay esa chispa que le veía cuando besaba a Piccolo antes de perder la memoria, incluso ve que aferra con una mano el anillo que él le devolvió, que está colgado de una cadena en su cuello - Esto no está bien.

Izbet: Disculpa, no quiero que te sientas mal, has sido tan bueno conmigo en este tiempo... no quise entristecerte con mi respuesta.

Kaio Shin: Debo aceptar que con recuerdos o sin ellos usted siempre amará sólo al Sr. Piccolo.

Izbet: Y aunque sea así, lamentablemente todo terminó, fue muy duro conmigo ese día, y mi reacción... lo humille demasiado - se miran.

Kaio Shin: Debe reconocer que hemos estado muy cercanos este tiempo, eso lo hizo reaccionar así.

Izbet: A pesar de eso, no debió hacerme esa escena de celos, ni menos tratarme como un objeto... debería entender que estoy tratando de recordar toda mi vida, y él con su forma de actuar no me ayuda en nada, me da la impresión que cree que yo no quiero recuperar la memoria. Esas son las cosas que me molestan de él, es orgulloso, llevado de sus ideas - se enoja a cada momento más - no entiende que fue duro para mí cuando le regale está argolla, era el único recuerdo de mis padres que tenía, pero se lo di porque quería que entendiera lo importante que es para mí.

Kaio Shin: ¿Eso se lo contó él?

Izbet: ¿Qué cosa?

Kaio Shin: La historia del anillo.

Izbet: No lo recuerdo - se toca la cabeza.

Kaio Shin: por fin toma una decisión - vamos al infierno, debe conversar con él.

Izbet: le toma las manos a Kaio Shin - No va a querer hablarme, no me obligues... mejor llévame contigo al Planeta Sagrado.

Kaio Shin: Prometo que luego que conversen, si todavía quiere la llevaré al Planeta Sagrado conmigo.

Izbet: Lo intentaré ¿Puedes esperarme mientras trató de conversar con él?

Kaio Shin: Bueno.

Al llegar al infierno el dios se queda lejos para permitirles hablar tranquilos. Piccolo está sentado en posición de meditación mirando las fotografías de ambos, no siente que ella se le acerca por la espalda.

Piccolo: JAJAJA - se ríe de una manera extraña, ella se detiene, él empieza a hablar en voz alta, con sí mismo, sin sentir la presencia de la mujer - debí saber que a un ser como yo nadie lo podría amar para siempre... ya no recuerdas lo que sentías por mí, ni tu promesa de estar juntos por la eternidad... me siento incompleto sin ti... soy celoso, es algo que nunca he podido controlar totalmente... eres especial en todos los sentidos... en cambio los humanos huyen al verme, incluso tú ahora que despertaste sin memoria me tuviste miedo.

Durante los días que no estuvo Kaio Shin te sentí cómoda a mi lado, estuvimos a centímetros de besarnos... por eso creí que si lo hacía podrías recordar todo, pero no sólo era juntar los labios, era el ambiente en lo que debí pensar... si hubiera esperado a que Kaio Shin estuviera durmiendo.

En ninguna batalla sentí un dolor tan grande como cuando te devolví el anillo, pero si no estamos juntos no tiene sentido que lo conserve.

Desde que te conocí Izbet, cambiaste mi vida para siempre - saca de sus ropas un libro de poemas de Mario Benedetti - ahora entiendo cómo te sentías cuando me amabas sin esperanza que yo te correspondiera, esas frases que marcaste en el libro que me regalaste ahora me hacen tanto sentido:

"A la ausencia no hay quien se acostumbre. Otro sol no es tu sol aunque te alumbre..."

"Sé que soy un idiota al esperarte, pues sé que no vendrás..."

"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón..."

"No te rindas, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento".

No te rendiste y acabaste entrando en mi alma... trate de destruir las fotografías... pero no pude... ahora sólo los recuerdos de lo vivido me queda - toma una de ella disfrazada de bailarina de Charleston.

Recuerdo

Izbet: Este fin de semana que viene no vendré.

Piccolo: Recién van dos semanas que volviste a tu vida normal y ya vas a dejar de entrenar.

Izbet: Sólo será por ese día, hay una fiesta para celebrar Halloween, y que regrese de mi año sabático a la empresa, estaré todo el día ocupada... quería invitarte, será de disfraces con máscaras... ¿Me acompañas...?

Piccolo: No, gracias.

Izbet: No tienes que ponerte nada más que tu ropa normal, te buscaré un antifaz sencillo...

Piccolo: NO.

Izbet: Entonces nos vemos en dos semanas... Mr. Popó, Dende ¿Quieren ir?

Mr. Popó y Dende: No, gracias.

Ese sábado Izbet usa un traje de bailarina de Charleston, la fiesta se desarrolla normal, ya cansada se sienta cerca de un balcón, un hombre vestido de príncipe se acerca a conversar con ella, todo es normal hasta que él le pone una mano en la rodilla, le dice algunas cosas al oído y la mira con lujuria.

Izbet: No me interesa su ofrecimiento, por favor retire su mano.

Desconocido: Vamos, la pasaremos bien. No te arrepentirás linda, tengo contactos, si quieres un mejor trabajo, o dinero sólo dime cuánto.

Izbet: No insista o me veré en la necesidad...

Desconocido: ¿De armar un escándalo...? No es de una dama.

Izbet: No necesito llegar a eso - toma con los dedos pulgar y anular la muñeca del tipo y aprieta un poco, retira la mano.

Desconocido: Quien se cree que es, no sabe con quién está tratando, tengo influencias, como cree que entre a esta actividad sin ser un invitado.

Izbet: Es usted quien no sabe con quién habla, como bien dice esta fiesta es sólo para empleados del Conglomerado Heaven y sus familiares... - se quita la máscara, y deja ver sus ojos blancos - mi empresa... - inmediatamente el hombre desaparece entre las personas, la mujer busca a su amiga - Jenny, por favor llévame donde el Jefe de Seguridad - al llegar con él - Sr. Madariaga - le cuenta todo lo que pasó - quiero que revise los videos y averigüe quién es ese tipo, y cómo entró a este evento privado. No quiero que algo así vuelva a pasar en las siguientes actividades de la empresa.

Madariaga: Lamento lo sucedido. Le doy mi palabra que no volverá a ocurrir.

Izbet: Eso espero. Por su bien.

El lunes siguiente el hombre va a la empresa a disculparse con Izbet.

Fin del Recuerdo

Piccolo: Cuando te pregunte, sólo me contaste las anécdotas simpática, ni por asomo me dijiste lo que pasó con esa persona, siempre pensaste que fue por lo que hicieron los de seguridad que él te pidió disculpas, nunca te dije que cuando iba a buscar su automóvil luego de huir de la fiesta yo conversé con él - sonríe al recordar la cara de terror del tipo al verlo salir de las sombras del estacionamiento - Cuando me contabas de tus actividades yo iba a esos lugares oculto en las penumbras, siempre cuide de ti, desde que te conocí me convertí en tu protector... luego me diste lo único que pensé no tener nunca, una familia propia... ahora soy... - baja la cabeza - fui... el guardián de...

Ella repite - guardián de mi c... - se toma la cabeza y se desmaya, recién en ese momento Piccolo la percibe, antes que golpee en el suelo la toma en sus brazos, el dios se acerca también.

Kaio Shin: ¿Qué pasó?

Piccolo: No sé, no me di cuenta que estaba atrás mío ¿Qué hacen en el infierno? Ella no quería verme nunca más.

Kaio Shin: Yo le pedí que viniera a conversar con usted, hoy mientras hablábamos se molestó e inconscientemente dijo cosas del pasado, creo que su memoria está volviendo.

Piccolo: dice molesto - Pero si estás interesado en ella para que la trajiste.

Kaio Shin: Eso no es verdad - en el momento que decidió llevarla al infierno enterró en el fondo de su corazón su amor por ella - la quiero como una amiga - le sostiene la mirada - el día de la pelea, yo iba a volver al Planeta Sagrado porque ella se sentía tan cómoda con usted que quería que pasarán tiempo a solas - el namekuseijin lo mira asombrado.

La mujer empieza a despertar, al ver a Piccolo se alegra, lo besa y abraza.

Izbet: Estás bien, pensé que te romperías con el peso de Medusa - mira a su alrededor - ¿Estamos de vuelta en el infierno?

Piccolo: ¿Medusa...?

Izbet: ¿Qué es lo último que recuerda?

Izbet: Maté a la Góngora y cuando se convirtió en piedra iba a caer sobre ti, volé para cubrirte... me duele la cabeza, supongo que me golpeó allí, lo bueno es que la tengo muy dura jajajaja, me alegra que estés bien, amor.

El namekuseijin y el dios intercambian una mirada de complicidad.

Kaio Shin: Ya que se recuperó me retiró, iré a la Tierra y al paraíso a avisar la buena noticia.

Izbet: ¿Mis padres y Yun supieron que estaba inconsciente? Tanto tiempo pasó...

Piccolo: Demasiado - antes que se vaya Kaio Shin - Gracias, y disculpa por todo.

Kaio Shin: No se preocupe, lo entiendo - les sonríe - me alegro que estén bien, ambos - en su mente y corazón sabe que hizo lo correcto, los ojos de ella volvieron a tener ese brillo que le encanta - adiós - se va.

Piccolo e Izbet empiezan a ordenar las fotografías, a ella le extraña que estén allí, pero él le dice que se habían quedado botadas cuando fueron donde Medusa, en eso la mujer nota que tiene el anillo colgado del cuello, mira al namekuseijin.

Piccolo: ¿Qué pasa ahora?

Izbet: ¿Por qué tengo la argolla de nuevo conmigo?

Piccolo: Cuando ibas a pelear con Medusa te la devolví para que te diera suerte.

Izbet: Eres tan tierno conmigo... la verdad no me acuerdo de eso... ese golpe fue muy fuerte... - de nuevo le pone el anillo en el dedo al namekuseijin, cuando sigue ordenando encuentra el libro de poemas - no sabía que lo habías traído. Cuando empezamos nuestra relación te lo regale, con él lloré mucho creyendo que nunca me amarías como yo a ti - lo besa - soy tan feliz a tu lado, Guardián de mi Corazón.

FIN