Hola *w* lo primero de todo es avisar que este fanfic forma parte de una idea que se nos ocurrió en el grupo de Whatsapp "¡OKIKAGU LOVE! ❤" con la temática de cuentos así que este es mi aporte :) aunque creo que será una historia larga lo cual no estoy muy acostumbrada pero daré lo mejor de mi ^^ el fanfic tendrá como parejas okikagu y sakamutsu así que dicho esto os dejo leer tranquilos ~
Gintama no me pertenece porque no soy ningún gorila (?)
Perlas del mar
Primer capítulo: El principio de todo
En un reino muy lejano o mejor dicho en las profundidades del océano, habitaban unos seres místicos al que los humanos nombraron como sirenas. Entre ellos había un rey que era adorado por todos. Él tenía tres hijos y mientras que el hijo varón era conocido por meterse en peleas y salir a escondidas por las noches, las dos hijas mujeres eran unas bellezas y todos las admiraban por su elegancia, cortesía, buenas maneras y modales.
- ¿Acaso quieres que te pateé el trasero maldito imbécil? - gritó la joven sirena de cabellos naranjas y aleta del mismo color
Bueno puede que quizás no fueran muy educadas ni un modelo a seguir pero tenían un buen corazón y eso es lo que realmente importa.
- ¿Que ocurre Kagura? - preguntó la hija mayor que poseía una aleta de un color azul brillante
- Mucchi, este imbécil intentó propasarse conmigo así que debo darle una lección - explicó Kagura mientras hacía sonar sus nudillos
- Solo te invité a beber algo, no es como si planeara algo pervertido - se defendió el chico temiendo por su vida
La mirada que le dedicó la menor le prometió una muerte lenta y dolorosa si no se alejaba nadando lo mas rápido que pudiera de ahí, por lo que sin dudarlo el chico emprendió la huida.
- Yo solo quería divertirme y este idiota viene a molestar - se quejó Kagura
- ¿Que te parece si hacemos una escapada a los arrecifes de la llanura? - propuso Mutsu con una sonrisa
Los ojos de Kagura se iluminaron ante la idea. Cuando eran pequeñas un día se perdieron y descubrieron aquel lugar por pura casualidad, nadie visitaba aquel arrecife porque las corrientes marinas eran muy fuertes pero las jóvenes sirenas eran bastante fuertes y con sus aletas tardaban poco en llegar sin ningún problema, pero además de la tranquilidad de que nadie las encontraba allí, lo que mas les gustaba era que había algunas piedras que parecían muy normales hasta que algún rayo de luz las alcanzaba y entonces cambiaban de color. Las hermanas las encontraban hermosas así que de vez en cuando las recogían para decorar su habitación y cuando se encontraban deprimidas solo les hacia falta ver los hermosos colores que producían.
- Me encantaría - dijo la menor feliz
- Pero primero debemos buscar una escusa para nuestra ausencia o Umibozu se volverá loco buscándonos - explicó Mutsu
- Déjame eso a mi - añadió Kagura con una sonrisa que causaba escalofríos
La joven fue a la sala del trono donde se encontraba su padre hablando con un guardia y se acercó mientras intentaba poner su cara de niña buena, lo cual con la práctica lograba dominar a la perfección.
- ¿Papi puedo hablar contigo? - preguntó la chica mientras ponía ojos de cachorro
- Claro - dijo el hombre mientras le comunicaba al guardia que continuarían con su conversación mas tarde - ¿Hay algo que te preocupe? -
- Yo escuche rumores de que Kamui esta actuando como un casanova de nuevo, que destruyó medio reino vecino e intento matar al rey - dijo la chica mientras algunas lágrimas de cocodrilo se acumulaban en sus ojos - Yo no quiero que le pase nada malo -
Umibozu sintió la sangre hervir, su hijo mayor solo le daba problemas y su pequeña e inocente hija se preocupaba por ello así que traería a su hijo a rastras si hacia falta.
- No te preocupes Kagura, traeré al idiota de tu hermano de vuelta ahora mismo - explicó el hombre mientras le pidió a un par de guardias que lo acompañaran - Volveré lo antes posible -
Mientras se alejaban nadando Kagura empezó a reír con malicia al lograr su objetivo y fue en busca de Mutsu para poder partir.
El arrecife estaba un poco alejado del castillo pero las chicas nadaron a toda velocidad para llegar lo antes posible, una vez allí charlaron de todo tipo de temas sin temer que alguien las escuchara y recogieron sus piedras favoritas hasta que una extraña corriente de agua les llamó la atención.
- Parece que papi esta enfadado - dijo la menor imaginándose la escena y el enfado de su hermano
- Y Kamui lo estará aún más - añadió Mutsu pensando que después tendría que ser ella la que mediara entre ellos - ¿Quieres subir a la superficie? Siempre que la corriente cambia es divertido nadar en las olas -
- La última es un alga - dijo Kagura sonriendo
Mutsu no tardó en nadar tras la chica e intentar alcanzarla aunque al final ambas llegaron a la superficie al mismo tiempo.
- Otra vez fue un empate, nunca hay un ganador - se quejó Kagura
- No te preocupes que a la próxima ganaré yo - dijo Mutsu con una sonrisa
Kagura quiso responder algo pero en medio de la tormenta vio un objeto en el horizonte que llamó su atención. Un barco estaba sufriendo la violenta ira de las olas e intentando resistir a ellas.
- ¿Ves lo mismo que yo? - preguntó Kagura sorprendida
Mutsu solo pudo asentir, no es la primera vez que veían un barco, después de todo había cientos de ellos en el fondo del mar pero era la primera vez que veían uno que no estaba hundido, al menos por ahora.
- Necesito verlo de cerca - dijo la menor mientras nadaba a toda velocidad hacia el barco
- ¡Kagura no! - gritó Mutsu pero la chica la ignoró así que fue tras ella para evitar que saliera herida
La marea dificultaba el llegar hasta el barco mientras que la luz de la luna iluminaba la superficie pero no lo suficiente para distinguir todo entre los nervios y los ruidos que provenían del barco. Kagura se agarró de la madera que sobresalía y asomó la cabeza por una pequeña apertura, nadie le prestaría atención pues estaban mas preocupados por salvar sus propias vidas, Mutsu se le unió unos segundos mas tarde pero intentaba hacerla entrar en razón de volver al agua.
En la cubierta se podía observar el ir y venir de pies cubiertos por botas mientras que sus brazos cargaban cubos metálicos para echar el agua por la borda. En el centro de todo aquel caos se encontraba un joven de cabellos marrones y ojos rojos como la sangre que llevaba un traje negro con bordados en dorado y parecía estar dando ordenes a la tripulación. Kagura se quedo embobada ante lo que acababa de ver, ese humano provocó una sensación extraña en su interior y no tenía tiempo para decidir si era bueno o malo así que saltó al agua de nuevo para intentar hacer algo para ayudar desde abajo de la nave.
Mutsu no comprendía lo que pasaba por la cabeza de su hermana así que se dispuso a seguirla pero notó una presencia cerca de ella y no quería llamar la atención al moverse. Con cuidado miró hacia aquella persona para encontrarse un par de ojos azules que brillaban como el mar y una cara muy seria que miraba hacia el horizonte, la chica no pudo evitar pensar si esa era la expresión de una persona que aceptaba su destino y una muerte inminente pero al ver como el joven comenzaba a vomitar se dio cuenta de que solo era un idiota así que se preparó para saltar pero el barco chocó con una roca en ese momento y todos los tripulantes cayeron al mar incluida Mutsu. En la oscuridad del océano las únicas que realmente podían ver algo eran las chicas que se miraban sin saber que hacer.
- No podemos dejar que mueran - dijo Kagura mientras nadaba en busca del joven de ojos rojos
No era una buena idea, de eso estaba segura pero eso no impidió que Mutsu también buscara al joven que minutos antes se encontraba vaciando el contenido de su estómago de forma poco elegante. Pudieron ver como el resto de personas salían a flote por si mismos y se sujetaban de pedazos del barco que los mantenían en la superficie así que no tenían que preocuparse de ellos. La menor agarró al chico de un pie y comenzó a nadar hacia las profundidades.
- Kagura espera, los humanos no pueden respirar bajo el agua y si lo sujetas del pie aunque estés en la superficie se ahogara - explicó Mutsu
- Y si lo agarras por el cuello tampoco podrá respirar Mutsu - añadió la menor mientras señalaba al joven que llevaba su hermana
- Mejor subamos a la superficie y agarrémoslos por el torso - dijo la morena suspirando
Si Umibozu se enteraba de eso las mataría, no tenían ninguna duda pero algo les decía que debían salvar a los jóvenes. Se pasaron toda la noche nadando hasta la costa mas cercana y cuando llegaron allí los tumbaron en la arena.
- ¿Como sabemos si están vivos? - preguntó Kagura con curiosidad
- Lo primero de todo es que le des la vuelta o si no morirá por tragar arena - explicó Mutsu mientras observaba que el chico estaba tumbado boca abajo en la arena
- Pequeños detalles sin importancia - añadió la joven mientras giraba al chico - ¿Y ahora? -
- No lo se, quizás debemos hacer que escupan el agua que tragaron de alguna manera o- dijo la chica pero fue interrumpida por las acciones de Kagura
La menor no tenía ganas de seguir escuchando e hizo lo primero que se le pasó por la cabeza: abofetear al chico que estaba inconsciente. Después de repetir la acción varias veces obtuvo un quejido del chico que comenzó a abrir los ojos de a poco.
- ¿Una ballena? - preguntó el joven que todavía veía borroso
Y si el golpe que le dio la chica no lo mató entonces quedo inconsciente.
Por otro lado la morena meditaba si debía hacer lo mismo que Kagura para despertar al moreno pero este le evitó el problema cuando comenzó a reír como idiota al mismo tiempo que soltó un ronquido.
- Creo que este se quedó idiota por el golpe - dijo Mutsu mientras miraba como el extraño chico seguía durmiendo
Kagura no dijo nada y solo se quedó mirando el rostro del chico, se veía bastante guapo pero el muy idiota la llamó ballena, a una bella y delicada sirena y eso la molestaba pero aun así tenía tantas preguntas sobre su cultura y todo su mundo por lo que no quería separarse.
- ¿No podemos quedarnos hasta que despierten? Les salvamos la vida así que nos deben una y podemos extorsionarlos - preguntó Kagura
- ¿Debo recordarte que somos mitad pez? Todos saben como son los humanos, seres despiadados que no dudan en empezar guerras sin sentido y esclavizar a otros - explicó la mayor
Todos conocían aquellas leyendas donde las sirenas se mostraban a los humanos y estos las atacaban como a monstruos así que conocían perfectamente el resultado además de que su padre había impuesto una ley que dictaba que si una sirena se mostraba ante un humano sería desterrada y ninguna quería que eso ocurriera.
- Volvamos a casa - propuso Mutsu
Kagura no dijo nada pues era obvio que no quería irse, pero no les quedaba otra alternativa así que volvió al océano sin mediar palabra. Las jóvenes volvieron al castillo sin ningún problema y por suerte su padre aun no había regresado por lo que no se dio cuenta de su ausencia.
En las semanas siguientes las chicas evitaron hablar de lo sucedido aquel día pero eso no evitaba que pensaran en ello.
Continuará
Y hasta aquí llega el primer capítulo *w* espero que os gustara ^^ yo intentare actualizar una vez por semana así que os pido que esperéis pacientemente :) dicho esto nos vemos en el próximo capítulo ~~
